Valencia 0 – Sevilla FC 0. Sin ambición y sin entrenador

Una vez más, el Sevilla de Sampaoli saltó al campo, en su papel de visitante, sin ambición alguna. Es vergonzoso que en El Calderón o el Nou Camp se juegue sin delanteros en el once inicial, pero ya que se haga en Mestalla, es que no sé cómo calificarlo. Incluso equipos que están por debajo del Sevilla en la clasificación juegan con delanteros en estadios complicados. El caso más reciente, el de la Real Sociedad, que esta jornada hizo sufrir al Barcelona hasta el último minuto, jugando con dos delanteros.

Por suerte –si se puede llamar suerte que se te lesione un jugador nada más empezar el partido–, la lesión de Vitolo provocó que Sampaoli se viera obligado a meter a un delantero, Jovetic, y cambiar a un esquema algo más ofensivo. De no haber ocurrido esto, probablemente el partido habría consistido en soportar las embestidas del Valencia hasta que mordiéramos el polvo.

El partido no fue gran cosa. Fútbol hubo bien poco y se contaron muy pocas ocasiones por parte de ambos equipos. La más clara del Valencia fue una que sacó Mariano de la misma línea de gol, con Sergio Rico ya batido. Por cierto, nuestro guardameta volvió a salvarnos con un par de intervenciones soberbias. Por lo demás, al Valencia le costó muchísimo superar a Iborra y N’Zonzi en el centro del campo, quienes facilitaban mucho el trabajo a los centrales, que apenas tuvieron trabajo.

Por parte del Sevilla, más o menos las mismas aproximaciones. Cuando más cerca tuvimos el gol fue en un disparo de Jovetic al poste, poco después de entrar por Vitolo. Ya en la segunda parte, el mismo Jovetic no llegó a empujar un buen pase de Escudero, por muy poco. Y también en un tiro lejano, de falta, del mismo Escudero. Y no hubo más. Y así, en ese plan, es verdaderamente complicado ganar un partido.

Me pareció alarmante la falta de ambición del Sevilla, que hizo una exhibición de «centrocuentismo», es decir, tocar y tocar en el centro del campo, pero principalmente con pases horizontales y sin buscar el área. Parece como si el único motivo fuera tener al final del partido la estadística de la posesión a favor, algo que me parece absurdo. También me pareció llamativo que Sampaoli no hiciera el tercer cambio, como si se conformara con el empate, cuando cualquiera que tuviera una mentalidad mínimamente ganadora pedía a gritos la entrada de Ben Yedder. Tuve la sensación, durante todo el partido, que a poco que el Sevilla fuera a por el partido, se lo llevaría sin problemas. Pero para ganar, lo primero y básico es tener intención de ganar.

Después del partido de ayer, creo que nos hemos quedado sin entrenador, quien ya tiene la mente más puesta en la selección de Argentina que en el Sevilla. En este sentido, me parece lamentable, en primer lugar, que negocie a espaldas del club, con contrato en vigor, y, en segudo lugar, que mienta, descaradamente, en la rueda de prensa, diciendo que desconocía la reunión de su abogado con el presidente de la AFA. Es más, el propio Sampaoli ya habla de que le vinculan con el Sevilla seis partidos.

Especialmente penosa me pareció la rueda de prensa previa al partido de Sampaoli, que fingió indignación por su presunta negociación con la AFA cuando en Argentina es un clamor y los medios deportivos no hablan de otra cosa.

Pero cuando digo que nos hemos quedado sin entrenador, no sólo me refiero a que se irá, sino a que parece que nos lo han cambiado. ¿Donde quedó lo de someter al rival, sin tener en cuenta cuál sea? ¿Y lo de la recuperación tras pérdida? ¿Y la intensidad, que ha brillado por su ausencia en muchos partidos? ¿Y la ambición? Si conseguimos la cuarta plaza, será a pesar de Sampaoli.

En cuanto al arbitraje, como viene siendo habitual desde que estamos en lucha con el Atlético de Madrid por la tercera plaza, fue otro hándicap más. En esta ocasión fue González González. Sólo tuvo un error –más bien, doble error–, pero fue gravísimo. Permitió que el portero valencianista despejara con las manos fuera del área –claramente fuera del área–, arrollando de paso a N’Zonzi, quien se le había anticipado en el remate. No señaló ninguna de las dos acciones, con lo que perdonó la expulsión o, en el mejor de los casos, falta peligrosa y amarilla.

En fin, en Valencia sumamos un punto más, que quizás nos sirva para lograr la cuarta plaza, pero es claramente suficiente para luchar por la tercera. Habrá que estar pendiente de lo que haga hoy el Villarreal ante un Alavés que ya tiene conseguida la permanencia, a falta de siete jornadas.

El punto de ayer lo doy por bueno, por la sencilla razón de que no se salió a ganar, y cuando eso ocurre, lo mejor que se puede esperar es un empate.

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