Tenía muy malas sensaciones para este partido. Hacía menos de 72 horas, el Sevilla había disputado un intenso partido ante el Manchester United, y el Villarreal no había jugado entre semana, con lo cual estaba mucho más descansado. Además, viendo el once inicial, como es lógico, Mendilíbar había decidido que era momento para hacer rotaciones. Miraba a la defensa y daba miedo: el inexperto Nianzou y en los laterales dos jugadores (Montiel y Telles) faltos de intensidad y calidad, aunque sean internacionales por sus países, lo cual es un misterio para mí. Siendo conscientes, por supuesto de que el Villarreal tiene un grandísimo equipo.
El inicio fue muy extraño, con el Villarreal tonteando en las inmediaciones de su área, lo que provocó que el Sevilla dispusiera de numerosas ocasiones de gol en estos minutos iniciales. Todas las ocasiones falladas. Esto no hizo nada más que aumentar mi malas sensaciones, ya que no es buena señal perdonar al rival, y mucho menos si éste tiene jugadores de calidad.
Parecía que el Villarreal había saltado al campo «amamonado». Y fue en una pérdida totalmente absurda de los visitantes donde se gestó el 1-0. Suso asistió a Rafa Mir, quien la puso en la escuadra. Rafa Mir deja mucho que desear en casi todos los aspectos. En lo único en que sobresale es en su disparo: fuerte y seco. En cualquier caso, creo que tuvo bastante culpa Reina, que debió cubrir mejor su palo.,
El primer tiempo habría sido redondo si un centro de Suso, que no pudo rematar Bryan Gil, no se hubiera estrellado en el poste. Un 2-0 al descanso habría estado de lujo.
En la segunda parte el Villarreal pisó el acelerador, y se veía venir el empate. El centro del campo amarillo se encargaba de dominar el partido. El Sevilla apenas podía hacer frente a la calidad y verticalidad de Yeremi Pino, Lo Celso y Parejo, y la velocidad de Chukweze. De manera que el Villarreal puso cerco al área sevillista, hasta que llegó el tan temido empate. El gol visitante fue polémico, con fuera de juego posicional, y tras revisión del VAR.
En ese mismo momento habría firmado el empate, pues veía al Villarreal muy superior y, después de todo, un empate en nuestra situación no era mal resultado. Sin embargo, el equipo resurgió tras los cambios, puesto que Mendilíbar puso toda la carne en el asador, dando juego a jugadores titularísimos, como En-Nesyri, Navas y Ocampos. Y vaya si se notó. Aunque yo seguía con el miedo en el cuerpo, y más teniendo en cuenta que entrábamos en los minutos finales, donde un error llevaría prácticamente a la derrota, afortunadamente, hubo final feliz, gracias a un córner sensacionalmente botado por Rakitic y perfectamente rematado por En-Nesyri. El marroquí volvió a superar a los defensores en uno de esos saltos que parecen sobrenaturales, ajustando el balón al poste, dejando a Reina sin opciones de atajarlo.
Quedaban un par de minutos, que fueron suficientes para que el Villarreal nos diera un buen susto, porque no llegó el 2-2 de milagro, por muy poquito, en la última jugada del partido.
Estos tres puntos parecen asegurar la categoría. Aunque no matemáticamente, nos quedan varios partidos ante conjuntos de la parte baja de la tabla, y otro con el Betis, al que casi siempre ganamos.
Próximo partido ante el Athletic Club, en Bilbao. De nuevo, un partido muy difícil, pero con Mendilíbar uno tiene la sensación de que, juegue quien juegue, el equipo competirá. Y eso es mucho.