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Sevilla FC 3 – Levante 1. Eliminatoria cómoda

Creía que iba a ser una eliminatoria más ajustada, más disputada, pero la realidad ha sido que el Sevilla ha sido muy superior al Levante, de manera que podría haber quedado sentenciada incluso en la primera parte. Pero sorprendentemente, esta primera mitad acabó en empate a uno, debido a las innumerables ocasiones falladas por el Sevilla y a que el Levante aprovechó la única ocasión que tuvo, en una falta muy mal defendida.

El 1-0 fue un golazo de Fernando Reges, que robó el balón y tras una pared, pisó el balón y lo ajustó al poste. El brasileño hizo muy buen partido, pero se ganó una tarjeta amarilla por una absurda mano que bien podría haber costado cara, porque quedaba aún mucho partido por delante.

La segunda parte siguió por los mismos derroteros, con dominio total sevillista. Empezó de la mejor manera posible, con el 2-1, obra de Ocampos, de nuevo tras regalo del Levante, con un buen disparo desde la frontal.

El Levante llegaba poco, pero cuando lo hacía, transmitía mucha sensación de peligro. De hecho, pudo lograr el empate hasta en dos ocasiones: en un córner donde no se cubrió bien el primer palo y en una ocasión clarísima que salvó Vaclík, tras una de esas típicas pérdidas de Banega en zona peligrosa que tanto me desesperan.

Menos mal que no hubo que lamentar más goles encajados, ya que nos podrían haber llevado a una prórroga que ningún sevillista quería. Había que buscar el tercero, para tener tranquilidad en la recta final, y llegó en una jugada que debió ser anulada, por fuera de juego –ajustado, pero fuera de juego- de De Jong, que pasó a Óliver Torres, ajustando el ex del Oporto perfectamente su remate con el interior del pie.

En mi opinión, el mejor del partido fue Óliver Torres. Hizo un partidazo, lleno de entrega, repartiendo juego a placer y coronándolo con un buen gol.

El Sevilla estará en el bombo, que es lo importante. Nos hemos quitado de en medio a un Primera, que ha sido el primer rival importante de la competición.

Próximo objetivo, Granada. Tres puntos vitales que no podemos dejar escapar. Hay que conseguir que el Ramón Sánchez Pizjuán sea un fortín en esta segunda vuelta, ya que han volado más puntos de los deseados, y si queremos estar en Champions la próxima temporada, hay que corregir esto lo antes posible.

El Sevilla, eliminado de la Copa del Rey. Era un partido para los mejores

Bueno, pues se acabó lo que se daba. Esta temporada hemos llegado hasta Cuartos de Final solamente. Como era de esperar, no hemos podido eliminar al Barcelona, que aunque no nos guste, está a años luz del Sevilla, como se ha podido ver en el resultado.

Sin embargo, de haberse hecho las cosas medio bien, probablemente habríamos puesto en apuros al Barcelona. Para empezar, habríamos tenido más posibilidades de haber puesto sobre el tapete a nuestros mejores jugadores. Gran parte de la culpa de que estemos en puestos Champions la tiene Vaclík, que para mucho y bien, y Ben Yedder, que es nuestra principal baza ofensiva. Pues los dos en el banquillo. Y lo que es peor, con el electrónico mostrando un contundente 4-0, los cambios no llegaban. Parecía que el resultado nos servía para la clasificación. Pasaron, nada más y nada menos, 23 minutos hasta que Machín se dignó hacer un doble cambio, dando entrada a Vázquez y Ben Yedder. Yo es que no me lo explico. Que conste que creo que Machín es un buen entrenador y pienso que está haciendo una gran labor, pero hoy se ha equivocado gravísimamente, siendo él, a mi modo de ver, el principal responsable de la derrota y la eliminación.

Aparte de eso, también es verdad que no nos ha acompañado la suerte –vaya el postecito– ni el árbitro –ya esperado–, pues el 1-0, el que abría la lata y gol sicológico, llegó en un penalti inexistente.

Por supuesto, también es cierto que, en una eliminatoria ante un rival tan potente, tienes que tener una alta eficacia de cara a gol. Y tampoco fue así. Banega falló, de manera penosa, un penalti y, en el segundo tiempo, André Silva erró en un cabezazo a placer.

Lo único que me gustó del partido es que el Sevilla asustó a los culés durante el último cuarto de hora y lo intentó hasta el final, aunque ello conllevara que nos lleváramos un set. El Barcelona, con Messi y con espacios, simplemente, te machaca.

Ahora toca recuperarse y pensar, exclusivamente, en el Celta de Vigo. Porque los tres puntos son importantísimos. Y enfrente no tendremos un rival tan potente como este Barcelona de Messi, con lo que deberíamos traernos los puntos para Sevilla. Si hacemos las cosas medio bien y Machín no hace más tonterías, evidentemente.

Sevilla FC 1 Villanovense 0. A octavos de final, con más apuros de los previstos

No ha sido una eliminatoria de coser y cantar, como casi todo el mundo esperaba. Al menos, yo creía que el Sevilla iba a pasearse en ambos partidos, y no ha sido así. El Villanovense ha dado problemas hasta el final. No ha sido el típico equipo acomplejado, que sale a encerrarse para que no le caiga un saco de goles, sino que ha intentado estirarse, a veces con buen trato de balón, aunque con las limitaciones propias de un equipo tan humilde, pero estando lejos de lo que hacen muchos equipos de Primera, que es meterse atrás, con un planteamiento ultradefensivo, con las líneas muy juntas y perder tiempo desde el minuto uno.

Sin embargo, los apuros no han venido porque el Villlanovense haya tenido muchas ocasiones de gol. De hecho, Soriano ha sido, prácticamente, un espectador más. Pero gracias al valor doble de los goles visitantes en caso de empate, la incertidumbre se ha mantenido hasta el final. Un error defensivo, una falta, córner, un error arbitral, un rebote… cualquier cosa podía pasar si no se cerraba el partido con el segundo gol… Ese segundo gol que nunca llegó. Menos mal que la portería de Soriano quedó inmaculada, porque caer a las primeras de cambio, y ante un rival de Segunda B, habría sido un fracaso absoluto.

Lógicamente, el Sevilla ha sido muy superior. El partido podría incluso haber acabado en goleada, pero entre la buena actuación del guardameta visitante, al que casi hacemos internacional, y la nula eficacia de nuestros jugadores, nos ha costado más de la cuenta pasar la eliminatoria.

Se han  fallado muchas ocasiones de gol. Las más claras por parte de Muriel, que estrelló un balón en el poste, de impresionante trallazo en una falta muy lejana. También André Silva falló lo suyo. Incluso el gol, de penalti, lo hizo tras rechace del portero. Este clase de goles pueden quedar pronto en el pasado, de aprobarse una norma que está estudiando la International Board, por la cual, de parar el lanzamiento el portero, no habría posibilidad de rechace y se sacaría de puerta.

Me ha gustado el partido de Amadou y Promes, que se postula como una seria alternativa para sustituir a Navas. No obstante, un fallo suyo provocó una de las ocasiones más claras del Villanovense. Soriano, que debutaba en el Ramón Sánchez Pizjuán, se mostró muy seguro en todo momento, sacando con nota su primer partido ante los suyos.

Nolito y Muriel han estado por encima de su nivel habitual, lo cual es bastante fácil, dicho sea de paso.

La eliminatoria debió quedar sentenciada en el partido de ida, pero el terreno de juego estaba impracticable, dado que el césped no estaba asentado, de manera que los jugadores, en muchas ocasiones, cuando intentaban golpear el balón, resbalaban. O el bote irregular hacía casi imposible controlar el balón. El empate a cero de la ida provocaba que este partido fuera bastante peligroso. Afortunadamente, los jugadores del Sevilla nunca se confiaron y respetaron al rival en todo momento. De no haber sido así, a estas horas estariamos fuera de la competición.

Lo importante es que estamos en octavos de final y que lo hemos hecho reservando a gran parte de los titulares, con lo que estarán descansados para afrontar el dificilísimo partido del sábado en Mestalla. Porque el Valencia, aunque haya tenido un comienzo de temporada desastroso, tiene jugadores de mucha calidad y está llamado a estar luchando por los puestos que dan derecho a jugar la próxima Liga de Campeones.

Sevilla FC 0 – Barcelona 5. Faltó todo

El partido de esta noche no es un partido para olvidar, sino para recordar. Es para tenerlo muy presente porque en él se reflejan todos los defectos de este Sevilla que es el más goleado de la historia. Jamás antes había recibido tantas goleadas en una misma temporada. A pesar de eso, no descenderemos, pero será harto complicado jugar en Europa la próxima temporada.

La goleada de hoy es lógica, porque, en primer lugar, el Barcelona es inmensamente superior al Sevilla, pero, en segundo lugar, y sobre todo, porque al Sevilla no creyó en ningún momento en la victoria y falló en muchas cosas:

1.- El planteamiento. Me pareció un suicidio que el equipo jugara con la defensa tan adelantada. Yo creo que es lo soñado por los jugadores del Barcelona, que tienen tanta calidad que les basta unos metros para dar un pase medido al hueco. En el primer gol, la defensa está tan adelantada que todos los jugadores del Sevilla estaban en campo contrario, con lo que era imposible que existiera fuera de juego. Para colmo, un segundo error de David Soria, que se queda clavado en lugar de salir a despejar, y un tercer error de Mercado (totalmente despistado en la jugada) posibilitaron el gol que abrió el marcador y que es importantísimo en toda final.

2.- Faltó intensidad. El Sevilla apenas presionaba y cuando lo hacía, lo hacía mal, y eso sólo sirve para cansarse. Por otro lado, llamaba la atención lo estáticos que estaban los jugadores en defensa. Si enfrente tienes rivales que dan pases medidos y en su justo momento, como Messi, Coutinho, Rakitic, Luís Suárez…, disfrutando de un gran espacio, por la defensa tan adelantada, no tenían el más mínimo problema para romper en velocidad, como, por ejemplo, en el gol de Iniesta o el del penalti.

3. – Falta de calidad, tanto en defensa como en ataque. Es difícil encontrar un equipo que defienda tan mal como el Sevilla (ni siquiera en algunos equipos de la parte baja de la tabla). También el equipo se mostró incapaz de dar dos o tres pases seguidos. Y las pocas ocasiones de gol que tuvo, un par de ellas muy claras, las falló estrepitosamente, como suele ser habitual. Nuestros mejores jugadores, como son Banega y Nzonzi estuvieron muy desacertados, prácticamente desaparecidos.

A todos nos habría gustado que el equipo que es uno de los más goleados de la Liga y al que le cuesta un mundo hacer gol, hubiera vencido al que es el líder indiscutible, el más goleador (83 goles a favor, más del doble que el Sevilla) y que sólo ha encajado 19 goles. A todos nos habría gustado que el equipo que apenas tiene defectos fuera superado por el que tiene muchísimos, hasta para dar y regalar. Pero, lamentablemente, eso en fútbol ocurre muy poquitas veces.

El 5-0 duele, pero cuando se juega tan rematadamente mal, en todos los aspectos del fútbol, y además tienes enfrente a los mejores jugadores del mundo, es hasta normal la goleada. Es más, pudo ser incluso peor

Es tiempo de planificar el nuevo Sevilla, porque este no gusta a nadie. Debe ser un Sevilla que tenga un portero de calidad y contrastado, que defienda bien, que en el centro del campo sepa destruir y construir, y que en la delantera no necesite diez ocasiones para hacer un gol. Y por supuesto, deberá ser dirigido por un nuevo técnico (yo al menos considero que Montella no tiene nivel) Y también será necesario buscar un reemplazo a Oscar Arias, ya que no ha tenido mucho acierto, a pesar de la gran inversión en fichajes.

En otras palabras, volver a empezar. Como la película.

Sevilla FC 2 – Leganés 0. Una nueva final, probablemente ante el Barcelona

El Sevilla no se dejó sorprender ante un combativo Leganés y estará en una nueva final de Copa del Rey. Y lo estará con todo merecimiento, pues fue superior a su rival en los dos partidos.

No fue nada fácil el partido de ayer, ya que la posibilidad de prórroga estuvo rondando durante todo el partido, hasta el minuto 89, hasta que el Mudo Vázquez puso el colofón perfecto a su gran partido, colocando el balón en la escuadra de la portería defendida por Champagne.

En general el Sevilla no tuvo problemas para dominar el encuentro, y evitó algo que habría puesto la eliminatoria bastante complicada: que el Leganés se adelantara en el marcador. Esto bien pudo ocurrir en un remate de cabeza de Beauvue, desde bastante cerca, que, afortunadamente,  se fue por encima del larguero.

El 1-0, de Correa, a pase de Muriel –otro buen partido del colombiano–, dio mucha tranquilidad, pero faltaba el segundo gol para evitar disgustos, y éste tardó en llegar, en parte por la ansiedad de los jugadores del Sevilla, y en parte porque el Sevilla falló alguna que otra ocasión bastante clara, como la de Banega que sacaron bajo palos. El argentino tenía todo el tiempo del mundo para controlar y colocar el balón, pero se precipitó y tiró raso y no muy fuerte.

Al final de la primera parte, el Sevilla tuvo unos minutos de desconcierto, donde perdía continuamente el balón en el centro del campo, con bastante rapidez. Pero quitando esos minutos tontos, que suele tener en todos los partidos, el partido estuvo bastante controlado. Para ello fue básico la intensidad y concentración que emplearon los jugadores del Sevilla, que hicieron un gran partido en todas las líneas. La defensa estuvo magnífica, tanto los centrales como los laterales, destacando especialmente el partidazo que hizo Navas, que secó a Amrabat. Por cierto, el holandés sufrió un espectacular caño del Mudo que espero no le haya dejado secuelas.

En la línea media, quien desentonó fue Pablo Sarabia. No fue su día, aunque siempre da lo máximo. Gran partido de N’Zonzi y Ever Banega, que se tuvo que retirar lesionado.

Sergio Rico apenas tuvo trabajo. Se mostró inseguro en un par de balones aéreos. Ya ni intenta agarrar el balón, sino que despeja de puños para evitar problemas.

En la delantera tuvo minutos el recién llegado Sandro, quien participó en la jugada del 2-0. No me gustó que no tuviera minutos Ben Yedder, quien, a pesar de sus buenos números, con el resurgir de Muriel y la llegada de Sandro, no está jugando nada. Ayer, sin embargo, parecía más lógico que entrara Sandro, más veloz que el franco-tunecino.

Tenía ganas de ver a Ben Yedder en un 4-4-2, pero entre que Franco Vázquez ocupa una de esas posiciones y hay una fuerte competencia por la otra plaza, me da la impresión de que tendré que seguir esperando.

Muy importante, fundamental, que no vieran tarjeta los tres jugadores que tenía apercibidos el Sevilla y que corrían riesgo de perderse la final: Vázquez, Lenglet y Mercado. Sobre todo, me preocupaban los centrales, porque son los máximos responsables de que defendamos decentemente. El equipo pierde mucho cuando uno de ellos es sustituido.

Tiene muchisimo mérito lo del Leganés. Es un club que está haciendo bien las cosas, con humildad, y que está logrando consolidarse en Primera División.

Estoy seguro de que no habríamos alcanzado la final de haber continuado Berizzo de entrenador. No me imagino ganando el Sevilla los dos partidos contra el Atlético de Madrid, con el planteamiento que hizo en Liga, sin Mercado de central, sin N’Zonzi, y con los anticuados marcajes al hombre.

Esperaremos pacientemente al rival de la final de la Copa del Rey, que se decidirá esta noche. Supongo que será el Barcelona, que tiene un buen resultado de la ida (1-0). Lo más normal es que el Barcelona, que reservó a Messi en Liga, marque, al menos, un gol, lo que obligaría al Valencia a hacer tres.

Ojalá sea el Valencia el finalista. Aunque también es un gran equipo, es más factible vencer al equipo ché que al todopoderoso Barcelona. Lo único bueno de enfrentarnos a los azulgranas, es que, prácticamente, nos aseguraría también disputar la Supercopa de España.

Y si jugamos con el Barcelona, al menos que no pueda jugar Messi. Porque tener al argentino en el once es como jugar con doce. Para mí, sin ninguna duda, es el mejor jugador del mundo. Sin Messi, el Barcelona, a pesar de la grandísima plantilla que tiene, no da esa desesperante sensación de invencibilidad, como dejó claro el Español hace unos días en Liga.

Sevilla-Leganés. Partido para sufrir o disfrutar. Partido de gran éxito o de gran fracaso

Mañana tenemos otro partidazo en la bombonera de Nervión. Al final del partido, sea el resultado que sea, será un gran éxito o un gran fracaso. No cabe el término medio. Si pasa el Sevilla la eliminatoria, se habrá conseguido el siempre complicado objetivo de disputar una final. Por contra, si es el Leganés el que se lleva el gato al agua, no hay más remedio que hablar de fracaso, porque el Leganés es un equipo inferior técnicamente, y además significaría que hemos desaprovechado la ventaja de haber marcado fuera de casa y poder decidir la eliminatoria en nuestro estadio.

Ojalá me equivoque, pero creo que, si pasamos, lo haremos sufriendo. Me baso en que el Leganés es uno de los equipos que mejor defiende y en que el Sevilla, como se pudo comprobar en la ida, y en infinidad de partidos, tiene serios problemas para sentenciar los partidos.

También creo que será un partido de tener mucha paciencia, pues el Leganés hará lo mismo que hacen casi todos los equipos que nos visitan: encerrarse atrás, con todos los jugadores por detrás del balón, para intentar sorprender al contragolpe o a balón parado.

El resultado de la ida es engañoso, ya que el Sevilla debe hacer un mínimo de dos goles para evitar posibles sobresaltos. Si el Leganés marca, ya estaríamos con el corazón encogido, por la posibilidad de la prórroga y porque se les pondría la eliminatoria de cara, por el valor doble de los goles en campo contrario. También habría que ver, sobre todo si se adelanta el Leganés en el marcador,  cómo reaccionaría la afición, aún muy dolida con el enésimo bochorno de la temporada, en esta ocasión con el Eibar. Y, verdaderamente, también se está comprobando que, por cuestiones propias o ajenas, nos está costando muchísimo mantener la puerta a cero está temporada.

A tener en cuenta que están apercibidos de sanción Vázquez, Mercado y Lenglet. El primero es sustituible, pero miedo me da, más bien pavor, tener que disputar una final, sea ante Valencia o Barcelona, con Kjaer, Pareja o Geis de central.

Montella podrá alinear al equipo de gala, a ése que ya nos estamos aprendiendo de memoria, aunque parece ser que Mudo Vázquez es duda.

Mañana, partido para disfrutar –por ambiente y por la importancia de lo mucho que está en juego– y para sufrir –por la incertidumbre del resultado–.

La eliminatoria podría haber estado muy encarrilada, de haber estado más acertado el Sevilla o el árbitro en la ida. Increíble la expulsión que le perdonaron a Brasanac, hasta en dos ocasiones, y la nueva falta al portero que no señalaron. Está claro que si disputamos la final, no será porque nos hayan regalado algo.

Mañana debería estar el Ramón Sánchez Pizjuán hasta la bandera. La ocasión lo merece, a pesar del horario tardío y la baja temperatura que se espera. Mañana veremos un partido histórico, tanto para el Leganés, como para el Sevilla. Y esperemos que lo sea más para el Sevilla.

Leganés-Sevilla. A dejar la eliminatoria encarrilada ante un rival durísimo

Es evidente que tuvimos suerte en el sorteo, ya que nos tocó el rival teóricamente más débil, o al menos eso dice la clasificación, pero eso no quita que vaya a ser un rival fácil. Más bien, al contrario. Yo espero un equipo muy duro de batir. Tan duro que ya ha eliminado a dos equipos que nos preceden en la tabla: Villarreal y Real Madrid.

Por tanto, bien haríamos en no caer en el pecado mortal que sería la suficiencia o el exceso de confianza, porque de ser así, podríamos recibir un buen varapalo esta noche.

La tabla clasificatoria también nos dice que no hay mucha diferencia entre Sevilla y Leganés, porque sólo nos distancian cinco puntos, y que el equipo madrileño defiende bastante mejor que el Sevilla, puesto que es el cuarto equipo que menos goles ha encajado (21, por los 29 del Sevilla), sólo superándoles en la faceta defensiva el Barcelona, Real Madrid y Atlético de Madrid.

El Leganés no es un equipo con grandes estrellas, aunque yo me traía para el Sevilla, sin pensarlo, al brasileño Gabriel Pires, jugador que aún no me explico que continúe en el Leganés tras haberse consolidado en Primera División. En la parte ofensiva cuentan con dos o tres jugadores que con capaces de lo mejor y de lo peor –espero que hoy sean de lo peor–, como son Amrabat, Beauvue y El Zhar. Uno de sus jugadores más destacados, el argentino Szymanowski, será baja hoy.

No obstante, lo que sobresale en el Leganés es su juego como equipo, con presión constante. Así que tendremos que tener mucho cuidado con las habituales pérdidas absurdas que tenemos en la zona media.

Ojito con el Leganés, porque su mejor arma será la ilusión. Y ya sabemos que es un arma muy poderosa.

Por contra, espero que noten su falta de experiencia en partidos como el de hoy, donde es fundamental mantener a raya los nervios y la puerta a cero, siendo conscientes de que aún queda un partido de vuelta.

Con ganas de que llegue ya la hora del partido, que presupongo que será muy disputado e igualado. Probablemente, la eliminatoria se decidirá en un Ramón Sánchez Pizjuán que vestiría, una vez más, sus mejores galas.

Sevilla FC 3 – At. de Madrid 1. De nuevo en semifinales, superando al Atlético en los dos partidos

Muy buena eliminatoria la realizada por el Sevilla, ante uno de los equipos de más calidad y competitivos de España. Todo el mundo daba por clasificado al Atlético cuando se conoció el resultado del sorteo, pero por entonces aún estaba por resurgir el Sevilla de Montella, que ha hecho cambios sustanciales, tanto tácticos –los más importantes– como de jugadores.

Lo cierto es que el Sevilla ha eliminado al Atlético con aparente facilidad, ya que el global de la eliminatoria ha sido de 5-2, pero ni mucho menos ha sido una labor de coser y cantar.

Desde mi punto de vista, han habido dos momentos claves. El primero en el Wanda, cuando con 1-0 en la recta final, el Sevilla consigue, en dos zarpazos, dar la vuelta al marcador, lo que deja muy tocado al Atlético y al Sevilla en inmejorable posición para dar el toque de gracia en su propio estadio, el cual, como era de esperar, estaba hasta la bandera.

Y el segundo momento clave es el gol de Escudero en el primer minuto del partido de ayer. Golazo más bien, porque la jugada fue muy completa.

En el Sevilla, a pesar del resultado de la ida, se era muy consciente de que había que estar al máximo nivel para pasar la eliminatoria. Y ese gol de Escudero nos daba mucha tranquilidad. De haber sido al revés, de haberse adelantado el Atlético, posiblemente habrían entrado nervios, tanto en la grada como en el césped.

El ambiente se enfrió, como es lógido, tras el golazo de Griezmann. Creo que el gol no es achacable a Sergio Rico –ayer tuvo una intervención decisiva, evitando el 1-2–, puesto que estaba situado donde debía estar: unos metros adelantado, para tener opciones de llegar a un posible pase en profundidad. Lo que no era previsible fue el gran control de Griezmann y la perfecta volea que se sacó de la chistera el francés. Vaya delantera que va a tener el Barcelona la próxima temporada con Messi, Luis Suárez y Griezmann. Para echarse a temblar.

Cuando verdaderamente se pone la eliminatoria de cara es en el inicio de la segunda parte, a raíz de un penalti tan claro como absurdo, cometido sobre Correa y transformado por Banega. Entonces es cuando Simeone tiene que arriesgar, luchando contra el cronómetro, y opta por ir a por todo, con tres delanteros. El Sevilla, no obstante, siguió defendiendo bien, con una alta presión y las líneas muy juntas, y sentenció en una de las contras que tuvo. Fue Sarabia quien tuvo el honor de dar la puntilla, a pase de Vázquez.

Todo el Sevilla hizo un gran partido y gran esfuerzo físico. Si hubiera que destacar a alguien, me decantaría por Navas, que salió airoso de la difícil papeleta que se encontró al tener que sustituir la lesión de última hora de Corchia. Cumplió en defensa y se incorporó con mucho peligro al ataque.

La Copa del Rey es la única opción que tiene el Sevilla esta temporada para ganar algún título. Es complicadísimo, porque, casi con toda seguridad, tanto Barcelona como Real Madrid estarán el viernes en el bombo. Pero, al menos, estamos ahí, en semifinales, y con esperanzas de estar en la final. Y también, por qué no decirlo, siempre es un gustazo eliminar a un equipo como el Atlético de Madrid, que nos resulta de lo más antipático y que nos «roba» nuestros mejores jugadores.

At. de Madrid 1 – Sevilla FC 2. Necesitábamos un partido así

Bocanada de esperanza la que recibimos los sevillistas ayer. Teníamos los ánimos… no ya por el suelo, sino por el subsuelo. Pero ayer vimos a un equipo capaz de competir, y ante uno de los rivales más fuertes de la Liga. Precisamente, ante el rival, en teoría, menos propicio, pues destaca por su intensidad, por la calidad de algunos de sus jugadores, y por su compenetración como equipo. Es decir, un fuerte contraste con el Sevilla que hemos visto arrastrarse en muchos estadios, como visitante, esta temporada.

Por el temprano horario, no pude ver la primera parte, pero el Sevilla me causó una buena impresión en la segunda. Era un Sevilla intenso, con las líneas juntas, defendiendo bien, triangulando en el centro del campo, e intentando sorprender a la contra. Y algo muy importante: fue capaz de sobreponerse al mazazo que supuso el gol de Diego Costa (minuto 79), a pesar del poco tiempo que quedaba.

El gol del Atlético llegó por una mezcla de errores defensivos y de mala suerte. Una mano involuntaria dio lugar a una falta. Nzonzi despejó mal, justo a la frontal del área, el remate de un jugador atlético rebotó en la defensa y se lo encontró Diego Costa, que estaba totalmente solo –increíble error de marcaje– y éste marcó de tiro fuerte, raso y cruzado, ante el que poco pudo hacer Sergio Rico.

En sólo ocho minutos, el Sevilla le dio la vuelta al marcador. Primero con un gol donde estuvimos bastante afortunados. Un centro de Jesús Navas, que acababa de entrar, fue desviado por un defensa y después palmeado por Moyá hacia dentro. El segundo llegó al cabecear Ben Yedder un balón largo, dejando con ventaja a Correa, que la aprovechó para plantearse solo ante Moyá y batirle de tiro cruzado.

En mi opinión, para lograr esta victoria ha sido básico que hayan jugado los dos mejores centrales que tenemos: Mercado y Lenglet –que casi marca en propia meta, despejando al poste– . Kjaer, visto el nivel que está dando hasta ahora, mejor que no juegue, a no ser que no haya más remedio. Para mí, el danés es la mayor decepción de los nuevos fichajes, junto con Muriel. Precisamente, ocupan las dos posiciones donde era vital acertar y donde más necesitábamos mejorar.

Me parece muy importante que Montella se esté dando cuenta ya de quiénes son los mejores jugadores e imprescindibles, y las posiciones que deben ocupar. Berizzo ya lo sabía, pero no le dio la gana de hacer un conjunto, empeñado en hacer continuas y numerosas rotaciones.

El 1-2 es un muy buen resultado, que ni el más optimista esperaba, pero no deja la eliminatoria sentenciada. De eso tendrá que encargarse un Ramón Sánchez Pizjuán que espero que muestre sus mejores galas. Y es que tenemos, nada más y nada menos, unas semifinales de Copa a la vuelta de la esquina.

Pero ahora toca aparcar esta competición que se nos está dando realmente bien en los últimos años y pensar en el Español. Hay que recobrar el pulso en Liga y poner fin a esta nefasta y larga racha que está a punto de sacarnos de la zona europea.

 

 

Sevilla FC 2 – Cádiz 1. Pasamos a cuartos de final, pero con jugadores “sentenciados”

Tal y como se esperaba, no hubo ningún problema para eliminar al Cádiz y el Sevilla estará en el bombo de esta mañana para conocer a su nuevo rival en los Cuartos de Final de la Copa del Rey.

La eliminatoria, que ya estaba muy de cara, prácticamente quedó sentenciada con el gol de Ben Yedder, que incrementa su cuenta goleadora, llevando a estas alturas dieciséis goles, entre todas las competiciones. Una cifra nada desdeñable. El segundo gol llegó de perfecto cabezazo de Correa, al saque de un córner.

Hasta ahí, lo normal. Pero durante el partido ocurrieron un par de cosas que me dejaron bastante preocupado.

La primera es que el Sevilla sigue defendiendo rematadamente mal. El Cádiz, sin hacer nada del otro mundo, se encontró con dos o tres ocasiones clarísimas para adelantarse en el marcador. Y es que, con la defensa muy adelantada, perdía el balón en el centro del campo, en zonas muy comprometidas, dejando muchos espacios, con lo que los jugadores cadistas podían montar los contragolpes a placer. Alguna de esas pérdidas fue de lo más absurda, como la que tuvo Geis, que regaló el balón a un rival, acabando el balón estrellado en la cruceta de la portería defendida por Sergio Rico.

La segunda es que, a falta de quince minutos para el final del partido, a parte de la afición le dio por tomarla con varios jugadores: Muriel, Franco Vázquez, Nzonzi y Sergio Rico. Correa se libró de la quema, probablemente por su gol y porque estuvo muy participativo, pero muchos también lo tienen enfilado.

La verdad, no entiendo a esos aficionados que silban a jugadores que están defendiendo la camiseta de su equipo. ¿Esperan acaso que su juego mejore? Más bien lo contrario, pues se verán más presionados y nerviosos. No ayuda en absoluto.

Es evidente que los cuatro jugadores que fueron blanco de las iras de esos aficionados no están pasando por su mejor momento:

                Muriel no está para nada. Los 23 millones de su coste es una losa muy pesada, y ni por asomo está rindiendo como se espera de un jugador internacional por Colombia, al que se le presupone cierta calidad. También hay que tener en cuenta que está jugando en una posición que es nueva para él.

                Franco Vázquez  me está decepcionando bastante esta temporada. Esperaba que, al ser su segundo año, iba a mejorar su rendimiento, pero lo ha bajado. No es un jugador rápido ni fuerte físicamente. En mi opinión, por lo visto hasta ahora, no es un jugador que marque diferencias, por lo que si llegara una buena oferta por él, lo traspasaría. Cuando Monchi lo fichó, lo ponía por las nubes, y puede que, por ese motivo, todos esperáramos más de él.

                Nzonzi. Ayer no hizo un buen partido y está lejos del Nzonzi al que estamos acostumbrados a ver. Pero las protestas contra él fueron más que nada por su actitud irrespetuosa hacia el club que le paga, Berizzo y compañeros. Debería ser traspasado a final de temporada, siempre que llegue una oferta cercana a su cláusula de rescisión, porque de nada sirve tener a un jugador a disgusto.

             Sergio Rico. Para mí es el caso más sangrante, porque me parece tremendamente injusto cómo se le está tratando. Después queremos que jueguen más canteranos, pero a la mínima nos tiramos al cuello y no les dejamos pasar ni una. Si Sergio Rico hubiera costado una millonada y fuera extranjero, seguro que el trato sería muy distinto.

Es cierto que Sergio Rico está atravesando una mala racha, encajando bastantes goles donde puede hacer más. Desde mi punto de vista, le ha perjudicado muchísimo que Berizzo lo rotara continuamente con David Soria. Esa falta de continuidad no le ha venido nada bien en el aspecto anímico y le ha puesto casi imposible el ir al Mundial de Rusia. Desde el principio no ha encajado con buena parte de la afición, que considera que no tiene calidad para defender la portería del Sevilla.

En el partido de ayer Sergio Rico volvió a mostrarse inseguro y cometió varios fallos. Uno de ellos acabó en gol, al calcular mal una salida. Pero vuelvo a lo de antes. ¿De qué sirve silbarle? Además, en el caso de Serio Rico la crítica es más cruel, porque es uno de los pocos jugadores de la plantilla que sienten verdaderamente el escudo del Sevilla. Estoy seguro de que le habrá dolido muchísimo los pitidos de su propia afición.

Con la presión que tiene que soportar Sergio Rico será difícil que haga buenos partidos, al menos ante su gente. También ha tenido grandes actuaciones  donde ha salvado puntos, pero eso no parece tenerlo en cuenta sus detractores. Es triste, pero seguramente Sergio Rico sería más valorado en otro club, como ya le ha ocurrido a infinidad de canteranos.

Dadas las circunstancia actuales, y siendo el puesto de guardameta uno de los más importantes de la plantilla, si no el que más, vería bien la contratación de un portero para la próxima temporada, ya que considero que la presión que tiene que soportar Sergio Rico es casi imposible de llevar. Ahora bien, encontrar un guardameta de primer nivel no es nada fácil, ni barato. Ojalá encontráramos un Palop, pero encontrar ese tipo de porteros, de gran calidad, es muy complicado.

Y en cuanto David Soria, me parece que está por debajo de Sergio Rico. Y pienso que se ha demostrado cuando ha jugado. Pero hay quien piensa que debería ser titular.

Del partido me quedo con lo más importante, y es que logramos pasar a Cuartos de Final, aunque no hayamos dado una buena imagen. Montella tiene mucho trabajo por delante. Mucho trabajo y muy poquito tiempo, que es lo peor.

Ante el Cádiz, sin confianzas y con madurez

No puedo estar más en desacuerdo con el artículo que publica Jesús Alba en el Diario de Sevilla, titulado «Cuando la bronca está asegurada«. Yo pienso que está muy equivocado, y que los pocos que vayamos a ir al estadio hoy –eliminatoria muy de cara, ante un Segunda División, a las siete y media de la tarde de un día laboral y con bajas temperaturas– vamos a tener más que olvidado el derbi. Si no fuera así, la afición demostraría una inmadurez preocupante.

Al derbi no hay que darle más importancia de la que tiene. Y me refiero a todos los casos, tanto cuando se nos da bien –la inmensa mayoría de las veces, afortunadamente– como cuando se nos da mal. Lo peor del derbi fue que perdimos tres puntos, y eso es algo que ya nos pudo ocurrir perfectamente contra el Celta o contra el Levante, pero tuvimos la suerte de que estos equipos perdonaron ocasiones clarísimas de gol. Y ese fue el motivo por el que perdimos el derbi, y no otro. El Betis únicamente nos superó en lo único que importa: el acierto de cara a gol. Si no recuerdo mal, tiraron seis veces a puerta, logrando cinco goles y un tiro al palo. Les salió todo. Supieron aguantar el chaparrón y enfriar el partido con el llamado «otro fútbol» –sí, ése que es de todo menos fútbol–, logrando un resultado engañoso y abultado, en la última jugada del partido, cuando el Sevilla se volcó a la desesperada, sin orden, y con todo, para lograr el empate.

Siempre sienta mal perder un partido, sobre todo cuando es en casa y ante un rival inferior, pero lo más importante ahora es corregir errores y sentar las bases para que podamos volver a la senda del triunfo. Porque ahora mismo el Sevilla da la sensación de no poder ganar a nadie. Y eso pasa, en primer lugar, por arreglar el desaguisado en defensa, donde, como es lógico, se está echando mucho de menos a los centrales llamados a ser titulares, como son Pareja y Carrriço, que llevan ya, y se dice pronto, tres meses en el dique seco.

Mucho me temo que el Sevilla no fichará a ningún central en el mercado invernal. Ojalá fuera cierto lo que he leído de que hay interés en Musacchio, del Milán, porque es justo el tipo de jugador que necesitamos. Pero supongo que sólo llegaremos a fichar un lateral derecho, con el fin de que Mercado pase a jugar de central.

Eso es precisamente una de las cosas que espero ver en el partido de hoy: ver a Mercado jugando de central. Teniendo en cuenta el nivel mostrado por Kjaer –la mayor decepción de los fichajes de este año, junto con Muriel–, parece totalmente necesario probar con Mercado. Es algo que ya esperaba que hiciera Berizzo, pero, por motivos que se me escapan, no lo llegó a hacer nunca.

El partido de hoy, ante el Cádiz, será una buena oportunidad para ver a los menos habituales y para hacer probaturas, ya que Montella, por ahora, tiene que encontrar soluciones con lo que hay, con el importante hándicap de que aún no conoce a su plantilla.

A pesar de que el Cádiz es equipo de Segunda División, no espero un partido fácil. Nunca lo espero, porque cualquier equipo te puede poner en problemas, máxime cuando el equipo se está mostrando tan frágil atrás. Por supuesto, confío en la victoria, pero si el Cádiz, por lo que fuera, se adelantara en el marcador, espero que la afición reaccione bien y esté con el equipo. Porque lo único importante hoy, aparte de que no haya más lesiones, es lograr que el Sevilla esté en el bombo el viernes. Y para eso será imprescindible que no haya confianzas por la teórica inferioridad del rival y por el claro resultado a favor de la ida.

Una vez en el bombo, que esperemos que así sea, será momento de pensar en el fundamental partido contra el Alavés. Porque ya no podemos perder más puntos ante equipos de la parte media-baja de la tabla. Y no lo digo pensando en los puestos que dan acceso a la Champions –a los que ya doy por perdidos, salvo que Arias acierte de lleno en el mercado invernal y Montella saque el máximo rendimiento a los buenos jugadores de los que dispone–, sino en los puestos de Europa League, ya que hemos dejado escapar tantos puntos en las últimas jornadas que hasta estamos poniendo en peligro lo que ya parecía casi asegurado: estar en Europa una temporada más.

A Sergio Ramos le habríamos perdonado hasta que hubiera dicho lo del tren

Sergio Ramos se quitó la careta ayer, en el Ramón Sánchez Pizjuán. Ya no engañará a nadie más.

Hay aficionados y periodistas, normalmente de fuera de Sevilla, que se  se extrañan del recibimiento de Sergio Ramos cada vez que juega con el Sevilla, club que le formó y donde dejó la nada despreciable cifra de 27 millones de euros. A mí, sin embargo, me parece de lo más normal que se le pite y se le abuchee. ¿El motivo? Sergio Ramos engañó a la que era su afición. Recuerdo que se hartaba de decir que no se iría al Madrid, pero en realidad estaba negociando con el equipo de Florentino, presionó siguiendo las instrucciones de éste, y cuando ya se cerraba el plazo, poco antes de las 12 de la noche, depositó la cláusula en la sede de la LFP.

A la gente no le gusta que le engañen. Podría haber dicho la verdad: que se iba al Madrid porque iba a ganar mucho más dinero, o porque iba a ser más famoso y aparecería en televisión cada dos por tres, o porque iba a tener muchas más posibilidades de ganar la Liga –bien fácil, porque el Madrid sólo tiene un rival– o la Champions, o multitud de títulos. O incluso podría haber dicho las frases hechas que utilizan muchos: «No podía dejar pasar el tren», o como ha dicho Lenglet cuando ha dejado el Nancy: «era una oportunidad que no podía desaprovechar». O incluso alguna de esas pamplinas de «me voy pero siempre llevaré al Sevilla en el corazón». Pero no, el escogió salir por la puerta de atrás.

Otros jugadores, como Rakitic, Alves también se fueron a equipos poderosos, dejando muchos millones, pero dejando también muestras de cariño por el que fue su club. Aunque también hay que recordar que Rakitic también engañó al Sevilla. No paraba de decir que renovaría, pero, a la hora de la verdad, dabas continuas largas porque estaba en negociaciones con el Barcelona.

Tanto Rakitic como Alves son foráneos y no se jactan de ser sevillistas. Sergio Ramos sí, pero no lo demuestra. Una prueba de ello la tenemos aún reciente, en esa Supercopa de Europa que perdimos estúpidamente por no saber retener el balón en un córner. Maradona, o cualquier otro jugador con algo de calidad técnica y picardía, se habría llevado media hora pegado al banderín de córner. Pues en esa Supercopa fue Sergio Ramos quien marcó el gol que daría lugar a la prórroga,  en el descuento. Entiendo que es un profesional y que se debe al club que le paga. No va a tirar el balón fuera, pero lo que no puede hacer, si en verdad se considera sevillista, es celebrar el gol como lo hizo. Yo creo que ni el más bético de los béticos lo habría celebrado tanto. Sevillista no creo que sea, pero no tengo la más mínima duda de que es muy madridista. Soy incapaz de imaginarme a ilustres sevillistas como, por ejemplo, Jesús Navas o a Kanouté, celebrando un gol así ante el Sevilla.

Sin embargo, curiosamente, Sergio Ramos tenía a la afición dividida. Supongo que sus continuas alusiones al que fue su amigo, Antonio Puerta, habrían suavizado la actitud de parte de la afición hacia él, o también habrá gente que no le dé importancia a las formas y opine que hizo bien en irse. Pero ayer, cuando marcó el penalti a lo Panenka, miró desafiante a la grada y remató la niñería con gestos chulescos, consiguió poner a todo el estadio en su contra. El chivato de la LFP podría poner en su informe, sin miedo a equivocarse, que «todo el estadio cantó al unísono y de forma coral: «Sergio Ramos, hijo de puta»». Y el que no lo dijo, lo pensó, como fue mi caso.

Por supuesto, Sergio Ramos no será sancionado por provocar a la grada, aunque podría, según el Código Disciplinario de la Real Federación Española de Fútbol. En el apartado de «Infracciones graves y sus sanciones», el artículo 93 recoge las provocaciones al público. Dice, textualmente: «Provocar la animosidad del público obteniendo tal propósito, salvo que, por producirse, como consecuencia de ello, incidentes graves, la infracción fuere constitutiva de mayor entidad, se sancionará con suspensión de cuatro a doce partidos».

Por si fuera poco, parece que Sergio Ramos ha perdido el norte definitivamente. Ayer, por lo visto, se permitió el lujo de decir que el Presidente del Sevilla debía tomar medidas para que la afición «no quedara manchada». ¿Pero quién se cree que es? ¿La afición del Sevilla va a quedar manchada porque no reciba bien a un jugador? Es comprensible que no le guste que le insulten, pero si le afecta tanto como para provocar al público, quizás debería dedicarse a otra profesión. Raro es el futbolista que no recibe insultos, normalmente de aficiones ajenas, pero algunos incluso de la propia.

En fin, ya no hay vuelta atrás. Ya puede considerarse, sin ninguna duda, de que Sergio Ramos es persona non grata entre el sevillismo.

 

Sevilla FC – Real Madrid. El partido importante es el jueves

Gracias a Mateu Lahoz, no podremos disfrutar del partido de esta noche como nos hubiera gustado. De haber acabado 1-0 el partido de ida –Mateu regaló dos goles–, hoy estaríamos hablando de «partidazo» y con bastantes posibilidades de pasar a Cuartos de Final, aun cuando un 1-0 no se puede decir que sea un buen resultado precisamente. Podríamos incluso alinear el mejor once posible, ya que en el próximo partido liguero repetimos rival, y el desgaste sería igual para ambos conjuntos. Pero una ventaja de tres goles da la posibilidad al Madrid de reservar jugadores para el partido de Liga, y el Sevilla, si quiere tener posibilidades el domingo, está prácticamente obligado a hacer lo mismo.

Se puede decir, sin poco riesgo a equivocarse, que la eliminatoria está sentenciada, no ya porque hacer tres o más goles al Madrid es muy difícil, sino porque también es harto complicado que un equipo con tan buenos jugadores no haga ninguno. En este supuesto, habría que marcar, nada más y nada menos, que cinco goles.

No obstante, a pesar de las mínimas posibilidades de clasificación, el Sevilla debe saltar al campo con un equipo competitivo, pero, al mismo tiempo, teniendo clarísimo que el partido importante no es el de esta noche, sino el del domingo, donde nos jugamos recortar distancias con el líder. Aunque esto sea más bien circunstancial –es casi imposible disputar la Liga con Madrid y Barcelona, por varios motivos–, lo fundamental es mantener la buena racha de victorias y aumentar la distancia con el cuarto clasificado.

Pero, ¿se puede remontar la eliminatoria esta noche? La respuesta es que sí, aunque, como ya he dicho antes, las posibilidades son remotas. Desde luego, el primer paso es creer que se puede remontar. Si no se cree, es imposible. Y después, habrá que hacer un gran partido, donde la efectividad de cara a puerta será más fundamental que nunca. Como fallemos goles cantados como en el Bernabéu, tampoco habrá nada que hacer. Y en tercer lugar, y no menos importante, como ya comprobamos en el partido de ida, será necesario que el árbitro de turno, Undiano Mallenco, nos respete. No digo que nos beneficie –alto también casi imposible con el rival de hoy–, sino que no nos perjudique. Simplemente con eso, ya los sevillistas damos saltos de alegría.

Dadas las circunstancias, la machada ya sería que obligáramos a Valdano, o a quien le sustituya, a bajar de nuevo, en el descanso, al vestuario arbitral para amenazar a los colegiados. Hace ya una década de esa vergonzosa actuación, y parece que al señor Valdano se le ha olvidado. Pero todos los sevillistas lo recordamos perfectamente, porque surtió efecto y el árbitro tardó muy poco en nivelar el encuentro.

Si no remontamos, al menos que les metamos el miedo en el cuerpo.

El primer partido del año en el Ramón Sánchez Pizjuán también tendrá como aliciente el ver en acción a los dos nuevos fichajes: Lenglet y Jovetic, aunque parece que el segundo estará inicialmente en el banquillo. A Lenglet no le he visto jugar. Jovetic me parece un grandísimo jugador, aunque no sé si nos convendría más un delantero centro de área, poderoso por arriba y más goleador. La idea que yo tengo de Jovetic es que es un jugador muy técnico, con gol, con pase, pero más apropiado para jugar de media punta, por detrás del delantero. A ver qué planes tiene Sampaoli para el Montenegrino, pero me parecería un error que este fichaje fuera en detrimento de Ben Yedder, quien, para mí, y más teniendo en cuenta el partido que hizo en San Sebastián, deber ser uno de los titulares indiscutibles de este ilusionante Sevilla.

Madrid 3 – Sevilla FC 0. Sin ambición, sin delanteros, sin gol, sin intensidad, sin efectividad, sin árbitro… sin posibilidades para la vuelta

Decepcionante partido el que hizo el Sevilla en el Bernabéu. Como todo el sevillismo, esperaba mucho más del equipo, pues nos jugábamos continuar en la lucha por el título que es más fácil de ganar esta temporada: La Copa del Rey.

El partido se podría resumir con todo lo que faltó ayer sobre el césped:

Sin ambición

La falta de ambición pudo verse desde la alineación inicial. Esperaba que Sampaoli no se atreviera a saltar al terreno de juego sin delanteros, como ya hizo ante otros rivales poderosos, donde se acabó sin perforar la portería contraria. Y, efectivamente, allá fue Sampaoli, dejando a todos los delanteros en el banquillo, y únicamente cuando el marcador iba 3-0, dio entrada a Ben Yedder. Un 0-0 en liga era un buen resultado, pero en Copa es malo. Si se busca un empate ante un rival tan fuerte, es casi imposible conseguir un resultado positivo.

Pero esto no fue lo peor. En mi opinión, lo peor fue que Sampaoli renunció a su estilo. El técnico argentino se harta de decir que el Sevilla debe dominar a cualquier rival y que debe hacerlo desde la convicción de un estilo de juego. Pero cuando llega la hora de la verdad, renuncia al estilo que le iba bien y con el que había brillado hacía poco: tres centrales y dos delanteros. Y eso que tenía prácticamente a toda la plantilla disponible o, al menos, a los jugadores más importantes.

No entendí la alineación de Ganso. Para un partido tan exigente era necesario más garra y velocidad. Sarabia, Ben Yedder, Vietto, Kiyotake… A priori, había mejores opciones.

Tampoco entendí que Pareja fuera suplente, a no ser que no estuviera físicamente al cien por cien.

Sin delanteros, sin efectividad y sin gol

Obviamente, si no cuentas con los especialistas del gol, es mucho más difícil crear ocasiones y marcar goles. Era de vital importancia marcar, al menos, un gol, por lo que no logro entender por qué Sampaoli no contó con ninguno. Para colmo, desperdiciamos las pocas ocasiones que tuvimos, todas clarísimas. Es increíble lo que falla Correa, pero más aún lo es que Iborra no sea capaz de enganchar el rechace, a puerta vacía. Tampoco Vitolo fue capaz de batir a Casilla cuando éste incluso cubrió mal la portería en su salida. Si perdonas esas ocasiones ante un rival como el Madrid, apaga y vámonos. Con efectividad nula no se llega a ningún sitio. No se gana ningún partido, ni ninguna competición

Sin intensidad

Cuando tienes enfrente a un equipo superior, tienes que estar acertado en todas las zonas del campo y, sobre todo, ganarles en anticipación, en intensidad, en casta… Pero si resulta que es al contrario, que el que te gana en todo eso encima tiene más calidad que tú, es fácil que llegue la goleada.

Sin árbitro

Hasta ayer consideraba a Mateu Lahoz el peor árbitro de Primera División. Ya es que ni siquiera lo considero árbitro. Me hace dudar hasta que se haya leído el reglamento. Y si lo ha leído, pasa totalmente de aplicarlo, lo que es incluso peor. Porque me niego a creer que no vio el clarísimo penalti de Marcelo a Iborra. Y no me vale la chorrada esa que dicen algunos comentaristas de «hay agarrón, pero no parece suficiente como para pitar penalti». Agarrar es falta, y si es dentro del área es penalti. No existe un medidor para saber si es suficiente o no para derribar a alguien, pero desde luego, a mí me dio la impresión de que sí.  Y si no te da la gana de pitarlo, por lo menos no tengas la poca vergüenza de enseñar tarjeta amarilla por la lógica protesta. Ni siquiera se dignó en avisar a Iborra, sino que le enseñó la amarilla a la velocidad que Billy «El Niño» desenfundaba.

En cualquier caso, ni aunque Marcelo hubiera derribado a Iborra con la patada de la grulla de Karate Kid, lo habría señalado.

patada-grulla

Tampoco quiso aplicar el reglamento en el clarísimo empujón de Morata que precedió al córner que dio lugar al 2-0. Empujón que vio todo el estadio, incluido Mateu Lahoz, por supuesto. Fue tan claro que hasta Valdano lo reconoció. Con eso está dicho todo.

El córner, dicho sea de paso, fue lamentablemente defendido, hasta el punto de que Varane no tuvo el más mínimo problema en rematar a placer para batir a Sergio Rico.

Pero el show de Mateu Lahoz no acabó ahí. Como guinda, se inventó un penalti que sólo vio él, cuando debió pitar falta a favor del Sevilla. Fue el colofón perfecto para dejar claro –por si alguien lo dudaba– que había tomado partido por el poderoso y que él solito estaba dispuesto a apuntillar al Sevilla, dejando en bandeja el 3-0 antes del descanso.

Sin posibilidades para la vuelta

El 3-0 es un resultado contundente y que casi no deja opción a la remontada. El Madrid fue superior y el partido del Sevilla fue penoso: mal planteamiento, falto de intensidad, sin juego y sin efectividad. Todo ello fue motivado porque el nivel de los mejores jugadores del Sevilla fue paupérrimo. Nasri, N’Zonzi y Vitolo estuvieron desaparecidos. Pero la eliminatoria la dejó sentenciada Mateu Lahoz, pues dos de los tres goles del partido jamás debieron subir al marcador. Además, nos ha privado de ver un gran partido de vuelta, ya que, evidentemente, no es lo mismo remontar un 1-0, que es difícil pero factible, que un 3-0, que sería una hazaña increíble.

En realidad, sí hay posibilidades de remontar, pero éstas son tan remotas que es equiparable a ganar la lotería de Navidad. Habría que hacer todo lo que no se hizo en el Bernabéu, y sería imprescindible también que hubiera un árbitro sobre el césped.

Por cierto, los que quieren desprestigiar al Sevilla diciendo que perdió contra los suplentes del Madrid… En primer lugar, eso no es cierto. No sigo al Madrid, pero creo que jugadores como Marcelo, Kroos o Modric no son suplentes. Y en segundo lugar, las enormes diferencias económicas del Madrid con respecto al Sevilla le permiten tener suplentes de lujo, como son Isco, Casemiro, Morata o James, todos ellos internacionales con sus selecciones y que muy probablemente serían titulares en cualquier otro equipo del mundo.

Otra cosa que jamás comprenderé es que veo que la afición del Sevilla se está acostumbrando a los atracos arbitrales. Yo creo que nunca me acostumbraré, a pesar de que llevo sufriéndolo unos cuarenta años. Me sigo indignando como el primer día, o incluso más.  Ayer había sevillistas en las redes sociales que criticaban a los que nos quejábamos de la actuación arbitral –si aceptamos a Mateu como árbitro– diciendo cosas como «a llorar al parque» o el típico «quejarse de los árbitros es de perdedores». Entiendo que quejarse no sirve absolutamente para nada, pero es lo único que nos queda: el derecho al pataleo. Ya quisiera yo que nuestros dirigentes o nuestros jugadores, al menos se quejaran ante tropelías como las de ayer, pero no lo hacen. Supongo que por temor a posibles represalias del colectivo arbitral –otra cosa no, pero no se les puede acusar de no estar unidos– o porque, en realidad, como digo, no sirve para nada.

En cualquier caso, más vale que olvidemos todos la indignación que nos corroe y nos centremos ya en el dificilísimo encuentro de San Sebastián, donde nos espera un equipo en racha, con jugadores de mucha calidad, que presionan bien y que es un rival directo. Directísimo, si nos ganan.

 

 

Formentera 1 – Sevilla FC 5. El Sevilla estará en octavos de final

Dicen que no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo, pero es evidente que la eliminatoria ha quedado más que sentenciada. No ya por el resultado de la ida, que también, sino porque entre el Sevilla y el Formentera hay una diferencia abismal. Tan abismal como lógica, porque el Formentera es el único equipo de Tercera División. Es decir, que está tres divisiones por debajo. El Formentera es un equipo tan humilde que sólo unos cuantos jugadores son profesionales, y algunos de ellos están pluriempleados como técnicos.

En este partido «light», donde los no habituales tuvieron una buena oportunidad para demostrar su valía, destacó Joaquín Correa, haciendo tres goles y provocando dos penatis, los cuáles fueron transformados por Ben Yedder. A pesar de esos dos goles del franco-tunecino, no se puede decir que estuviera muy acertado.

El Sevilla fue superior desde el minuto 1, cuando llegó el primer gol, aunque en la segunda parte el Sevilla bajó el pistón descaradamente, no queriendo hacer más sangre innecesariamente. Y es que se prevé que la temporada sea larga y repleta de partidos –sobre todo, si tenemos la desgracia de caer eliminados en Champions League–  y tampoco es cuestión de forzar la maquinaria cuando no existe riesgo de traspié.

Lamentablemente, todo no salió bien, ya que Carriço tuvo que retirarse lesionado. Al parecer, fue solo por precaución, pero parece que Carriço, una pieza importante de la plantilla, no acaba de arrancar. No consigue tener continuidad, debido a las lesiones, y eso es un serio hándicap, porque Sampaoli basa su juego defensivo en los centrales, y, ante la baja forma de Carriço, se ve obligado a recurrir más de la cuenta a Pareja, Rami y Mercado, que lo están jugando prácticamente todo.

Tampoco me gustó que, llevando hasta cinco jugadores del filial, sólo jugaran de inicio Diego González y David Carmona, siendo sustituido uno de ellos por Borja Lasso, quien apenas disfrutó de diez minutos de juego. Pienso que deberían haber jugado como titulares los cinco. No hay que olvidar que nuestro primer filial, el Sevilla Atlético, está dos categorías por encima del Formentera.

El Sevilla deberá promocionar la asistencia al Ramón Sánchez Pizjuán para el partido de vuelta. Un 21 de diciembre, con casi nada en juego, ante un débil rival, y a las siete de la tarde, no parecen los mejores ingredientes para que haya un lleno.

Ahora toda el Granada. A priori, es un rival propicio: colista más que merecido, pues sólo ha conseguido cinco puntos después de trece partidos disputados. Temo que Sampaoli, debido a que el rival es el más débil de Primera, haga cambios y reserve a titulares pensando en el Lyon. Pienso que sería un error. Confianzas, ninguna.