Increíble punto el conseguido por el Sevilla en la noche de hoy, cuando parecía que estaba todo perdido.
El partido del Sevilla fue nefasto durante casi los noventa minutos de partido, en parte porque el Eibar hizo un gran partido y planteamiento, y en parte porque en el Sevilla hay varios jugadores que están a un nivel paupérrimo, pero a pesar de ello siguen gozando de la titularidad. Me refiero a jugadores como Banega, Sarabia, Escudero o André Silva.
No se puede decir que el Eibar sorprendiera, porque hizo lo que siempre se espera: presión asfixiante, juego raso y corto, y, a la menor ocasión, centrar al área o tirar a puerta. Ese juego lo llevaron a la perfección, encerrando al Sevilla en su campo, hasta que lograron el 0-1, tras una jugada con algo de fortuna, de uno de sus mejores jugadores: Orellana. Recortó bien, se llevó el balón en un rebote que le permitió plantarse solo ante Vaclík. Creo que Vaclík debió salir a tapar hueco como fuera. No lo hizo y Orellana no tuvo ningún problema en batirle.
El principal inconveniente que tenía el Sevilla es que el centro del campo no funcionaba, con lo que apenas se creaban ocasiones de gol, y las pocas que se tenían se desaprovechaban. Se nota una barbaridad la baja forma alarmante de Banega y Sarabia, en especial la del argentino, que además se buscó de manera absurda e innecesaria la segunda amarilla, cuando finalizaba el partido. No creo que le echemos mucho en falta, dado el nivel que está dando en los últimos partidos.
Tampoco ayuda el que Escudero, últimamente, no da una. Nunca desborda por su banda y, además, de vez en cuando también falla en defensa.
En la segunda parte llegó el mazazo del segundo gol. En jugada ensayada, en un córner –donde nosotros nunca creamos peligro–, perfectamente sacado al segundo palo, donde Arbilla centró atrás, al punto de penalti, rematando a placer Charles, imponiéndose a los centrales. El brasileño demostró que domina el juego aéreo a la perfección, para nuestra desgracia.
Minutos antes ocurrió algo importante: se lesionó Ramis. En mi opinión, era uno de los responsables de la firmeza atrás del Eibar, y esa pérdida fue importante para la remontada del Sevilla.
Cuando parecía que el partido estaba sentenciado, con un jugador menos, y con 0-2 en el marcador, llegó lo que estábamos esperando: el primer gol. Obra del de siempre, Ben Yedder. Y sólo seis minutos después el de Sarabia. Se lograba lo impensable: empatar un partido donde no se había jugado bien y, además, no salía nada de lo que se intentaba.
Sarabia arregló su mal partido en los minutos finales. Desesperante, pero al final dio una asistencia y marcó el gol del empate.
A decir verdad, el empate a mí me supo a poco, ya que el Sevilla pudo llevarse el partido en dos ataques. Uno donde un defensa sacó un tiro cruzado de Bryan Gil, y otro donde André Silva no fue capaz de controlar un balón que le habría dejado solo ante el portero.
Por cierto, mientras más veo a André Silva, más convencido estoy de que no vale la barbaridad de millones que piden por él. Veremos a ver qué pasa a final de temporada, pero creo que en el mercado habrá jugadores que aporte mucho más que él, y a mejor precio.
Se suma algo, un puntito. Ya se verá a final de temporada la importancia que tiene.
Ahora, a pensar en la Europa League.