A finales de diciembre de 2018, dada la ventaja que tenía el Sevilla sobre sus más inmediatos perseguidores, todos pensábamos que muy mal se tenían que hacer las cosas para no estar en Champions la próxima temporada. Y efectivamente, así ha sido. Todo ha salido verdaderamente mal, con lo que el Sevilla tendrá que mejorar mucho en lo que le queda de este desastroso 2019. El nivel mostrado por el Sevilla ha sido tan ínfimo que se ha dejado arrebatar la plaza Champions por el Getafe. Y no sólo eso, sino que, de seguir así, será complicado que no se escapen también las plazas de Europa League.
Una vez esfumada la ventaja, es como si empezáramos el próximo sábado una nueva competición, una pequeña liga donde partimos con el pequeño privilegio de tener algún punto, o algunos puntos de ventaja, según el caso, sobre la mayoría de los rivales. Y también deberíamos beneficiarnos del hecho de que siete partidos tendrán lugar en nuestro feudo y seis fuera.
Los teóricos rivales directos, que disminuirán según vayan pasando las jornadas, serán los siguientes:
Getafe, Alavés, Betis, R. Sociedad, Valencia y Athletic Club.
El Ramón Sánchez Pizjuán decidirá gran parte de nuestro destino, pues aún nos queda por enfrentarnos a estos seis rivales, y cinco de ellos lo harán en nuestra bombonera. El único “rival directo” al que visitaremos será el Getafe, en la jornada 33.
Es importante destacar que en la penúltima jornada visitaremos al Atlético de Madrid. Aunque, muy probablemente, ya a esas alturas no tendrá ninguna opción a conseguir el título de Liga, los madrileños siempre son un rival complicado. El Atlético está a siete puntos del Barcelona, que se dejarán muy poquitos puntos en el camino, y además los colchoneros aún tienen que visitar el Nou Camp.
Por otro lado, el Sevilla exceptuando esta penúltima jornada, contra el Atlético de Madrid, ya ha jugado todos los partidos contra los tres primeros rivales de la Liga. Lo cual es un alivio.
La miniliga empieza este sábado, en El Alcoraz, ante el farolillo rojo. Una nueva derrota creo que incluso pondría en juego la continuidad de Machín. Ningún entrenador –si exceptuamos a Tevenet la pasada temporada con el Sevilla Atlético—es capaz de sobrevivir a los malos resultados. Y si no somos capaces de ganar al último clasificado, ¿a quién vamos a ganar? Una nueva derrota significaría que Machín es incapaz de encontrar soluciones a estos dos meses en caída libre. Porque es evidente que la plantilla, aunque haya tenido muchos lesionados y un calendario muy cargado de partidos, no debe, bajo ningún concepto, dar los bochornosos espectáculos de Balaídos o el Estadio de la Cerámica, por poner algunos ejemplos.
El tiempo se acaba. Hay que reaccionar ya. Y aunque, por ahora, quede en la recámara la opción de ganar la Europa League para clasificarnos para la Champions, mejor hacerlo por la vía teóricamente más fácil: la Liga.