Aún no ha acabado esta decepcionante y calamitosa temporada, y ya estamos temiendo la próxima. Y cada día que pasa, con más razón.
Llevamos dos temporadas jugando con fuego. La pasada temporada fue un aviso. Esta temporada ha sido un aviso aún más serio, puesto que hemos empeorado las cifras y únicamente nos hemos salvado porque hay un puñado de equipos que son bastante peores, sobre todo los «hermanos andaluces», es decir, Cádiz, Granada y Almería. Y la próxima temporada, a día de hoy, es para echarse a temblar, por los siguientes motivos:
1º.- El club está arruinado, tras una política económica absurda y muy arriesgada, la cual ha llevado al Sevilla a la más absoluta ruina, a pesar de haber jugado la Champions varias temporadas consecutivas. Esto conllevará que tengamos que vender a los mejores y más valiosos jugadores y, a la hora de fichar, apenas tengamos dinerito en la caja. Por si fuera poco, al no jugar competiciones europeas, tampoco tendremos mucho poder de atracción para convencer a los posibles objetivos en el mercado.
Esta desastrosa gestión es la prueba más evidente del segundo motivo de preocupación.
2º.- El club está en manos de unos incompetentes, que además sólo miran por su beneficio personal y no por el club. Hoy han ofrecido una muestra más, al no ser capaces de renovar a Jesús Navas, comunicando éste que abandonará el club de su vida a final de temporada.
Jesús Navas es una leyenda viva, no sólo del Sevilla FC, sino del fútbol español. Es nuestro canterano más laureado, siendo el único jugador español en alzarse con un Mundial, una Eurocopa y una Liga de las Naciones, consiguiendo además numerosos títulos con el Sevilla y con el Manchester City. Sin duda, el mejor y más talentoso canterano que ha dado la carretera de Utrera, superando, en mi opinión, incluso a Reyes y Luis Alberto. He tenido la gran suerte de ver jugar a los tres con el Sevilla Atlético, y no había que ser un lince para saber que llegarían al primer equipo y triunfarían con total seguridad. Aunque, por desgracia, Luis Alberto lo ha hecho fuera del Sevilla.
A Navas únicamente cabe darle las gracias por los servicios prestados, su total dedicación y profesionalidad, y desearle la mejor de las suertes donde quiera que vaya. Y por supuesto, homenajearle como se merece. Si es que los incapaces de nuestros dirigentes tienen a bien hacerlo, pues ni siquiera le han dado un recuerdo de sus 500 partidos en Primera con el Sevilla, y según dicen –aunque no quiero creerlo–, ni le han ofrecido la renovación.
Esto da lugar al tercer motivo de preocupación.
3º.- El vestuario queda huérfano. Una vez confirmada la marcha de Navas, no queda nadie que sienta al Sevilla de verdad y tenga cierta veteranía. Ramos también se irá –al menos eso asegura la prensa–, y ya se han ido otros jugadores importantes, como Rakitic o Fernando. Cuando pinten bastos no habrá un líder que tire del carro.
Hay un cuarto motivo de preocupación, pero contra ese no hay nada que hacer, ya que no depende de nosotros. Y no es otro que la falta de respeto del estamento arbitral hacia el Sevilla FC. Y es algo que se ve en cada partido: en los diferentes criterios que hay a la hora de sacar tarjetas amarillas o rojas, penaltis, o a la hora de aplicar o no aplicar el VAR. Por ejemplo, el tercer gol del Villarreal, el fin de semana pasado, fue de traca.
Lo cierto es que hemos esquivado el descenso dos veces ya, y hay mucho temor entre la afición, visto lo visto, que a la tercera puede ir la vencida. Porque por muy mal que se haga algo, siempre cabe la posibilidad de hacerlo peor, como, por desgracia, nos estamos empeñando en demostrar.
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