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Sevilla FC 4 – Villarreal 2. Paso importante para una Champions que sigue complicada

Importantísima victoria en el día de ayer ante un rival directo por la cuarta plaza. El Villarreal demostró que es un gran equipo pero, a pesar de irse al descanso por delante en el marcador, acabó sucumbiendo tras una muy buena segunda parte del Sevilla.

El choque entre los dos principales aspirantes a la única plaza Champios que queda por disputar, fue un auténtico partidazo, jugado en todo momento con mucha intensidad por ambos equipos, y donde hubo de todo: seis goles –uno de ellos antológico de Konoplyanka, desde 30 metros–, un gol en propia puerta, una expulsión, un gol anulado, dos remontadas en el marcador, un mal árbitro que desesperó bastante…

El Sevilla saltó al césped muy mentalizado, consciente de que sólo valía ganar, si no quería decir, definitiva y prematuramente, adiós a esa cuarta plaza tan codiciada. En los primeros compases del partido el Sevilla dispuso de varias ocasiones de gol que no acabaron en el fondo de la portería defendida por Areola por muy poco. Todas ellas se originaron por la banda izquierda, donde Konoplyanka y Trémoulinas hacían estragos. Hasta que, al final, se abrió la lata tras una sensacional jugada entre Konoplyanka, Gameiro e Iborra, haciendo justicia en el marcador.

Poco duró la alegría, pues el Villarreal, por medio de Bakambu empató el partido, aprovechando un mal despeje de Ever Banega. Fue un duro varapalo, puesto que era la primera ocasión que tuvo el equipo amarillo.

Pero lo que sentó como un tiro, a equipo y afición, fue el segundo gol del Villarreal. No habían pasado ni diez minutos, cuando el mismo jugador, Bakambu, marcó de volea cruzada, a pase sensacional de Adrián. Aquí hay que señalar como culpable a Rami, que no hace la línea de fuera de juego y habilita al veloz delantero francés.

Durante unos minutos estuvimos noqueados, a merced del Villarreal, pero logramos llegar al decanso sin que hicieran más sangre. Era un resultado injusto, porque el Sevilla había sido muy superior, pero el Villarreal tuvo un 100% de efectividad de cara a gol. Y así, claro está, era imposible.

En la segunda parte cambiaron las tornas, porque ya el Villarreal falló las tres ocasiones clarísimas de gol de las que dispuso, y el Sevilla, aunque siguió perdonando algunas ocasiones, acertó las suficientes como para darle la vuelta al marcador.

Una de las claves del partido, desde mi punto de vista, fue la ausencia de Musacchio. El jugador argentino, ex de River, me parece uno de los mejores centrales de la liga, y creo que es el máximo responsable de que el Villarreal, hasta ayer, sólo hubiera encajado 19 goles en 28 partidos. Ni Bonera (34 tacos tiene ya el italiano) ni Victor Ruiz están a su altura, ni de lejos. Ambos sufrieron de lo lindo ante la endiablada velocidad de Gameiro, que fue el mejor del partido, con diferencia. Victor Ruiz no pudo parar a Gameiro en el primer gol y Bonera en el cuarto.

El empate a dos llegó, precisamente, con un gol en propia puerta de Victor Ruiz, al intentar despejar un buen pase de Konoplyanka. El ucraniano fue clave en la remontada, pues marcó un golazo para el recuerdo: un obús desde treinta metros que Areola sólo pudo seguir con la mirada.

Bakambu pudo conseguir un hat-trick e igualar, de nuevo, el partido, pero Rami evitó el gol, corrigiendo la mala salida de Rico. Sin embargo, el guardameta canterano se lució con una parada espectacular a Leo Baptistao, que remató a bocajarro, poco después.

Lo pasaba mal el Sevilla y, para colmo, Banega hizo una absurda entrada, ganándose a pulso la segunda amarilla. Velasco Carballo, un mal árbitro, no tuvo piedad de él, como sí la tuvo con Bonera, a quien perdonó la expulsión. Un doble rasero en faltas y tarjetas que no puede permitirse en arbitrajes de primer nivel.

Quince minutos de sufrimiento por delante, hasta que, ya en tiempo de descuento, Reyes consiguió el definitivo 4-2, al finalizar un contragolpe llevado por Gameiro.

Lo mejor del partido fue la fortaleza mental y física del equipo, que hizo un gran despliegue bajo un fuerte calor. Y lo peor fueron las lesiones, pues N’zonzi y Konoplyanka tuvieron que retirarse lesionados. Es evidente que el equipo está pagando la acumulación de partidos. Es ahora cuando cobra especial importancia tener un buen banquillo.

La victoria ha sido fundamental con vistas a intentar conseguir plaza Champions, porque, además, se le ha ganado al Villarreal el goal-average particular. Pero aún así, es un objetivo que sigue estando muy complicado, sobre todo si seguimos siendo incapaces de ganar fuera del Ramón Sánchez Pizjuán.

Celta 1 – Sevilla fC 1. Sólo un punto, pero muy meritorio

Según Emery, se afrontaba el partido de ayer como una pequeña final, pero, por la alimeación inicial, plagada de suplentes, parece que sus declaraciones eran de cara a la galería. Me parece bien que haga cambios para refrescar el equipo, pero si quieres ir a por los tres puntos de verdad, hay jugadores que no debes dejar en el banquillo, o ni siquiera convocar.

El partido quedó marcado por la temprana expulsión de Fazio. Todo el mundo culpa al argentino, pero a mí me parece más bien un doble error arbitral, o rigurosidad extrema, pues creo que ninguna de las dos acciones eran merecedoras de tarjeta. Desde luego, en la Premier League no lo serían nunca. En ese sentido, a Fazio le pasó lo mismo que N’zonzi, que tras jugar en Inglaterra, comprobó, en su primer partido, con qué facilidad puede ser expulsado un jugador en nuestra liga. Bueno, también depende de quién es el jugador en cuestión. Todos sabemos que Velasco Carballo es muy valiente a la hora de expulsar a Fazio, pero a ese mismo árbitro, jamás se le ocurriría mostrar tarjeta amarilla, y mucho menos la roja,  si enfrente hubiera tenido a Sergio Ramos, Piqué o Godin. Es la misma historia de siempre.

Muy negro se presentaba el panorama, con un jugador menos durante 66 minutos, sin contar el descuento, ante un conjunto como el Celta, que mueve bien el balón. Se aclaró un poco con el gol de Carriço, pero aun quedaba todo el segundo tiempo por delante.

En la primera mitad se controló muy bien la situación, y el Celta apenas tuvo ocasiones. En la segunda parte, Nzonzi cabeceó al poste, en lo que pudo ser el segundo gol, pero después empezamos a pasar apuros a raiz de que Berizzo diera entrada a Guidetti y Marcelo Díaz. Entonces el cansancio empezó a hacer mella y el Celta tuvo ocasiones claras de gol, hasta que llegó la igualada, con mucho tiempo aún por delante.

Daba la sensación de que el Sevilla acabaría ahogándose en la orilla y que tanto esfuerzo no serviría para nada. Y estuvo a punto de ocurrir, si no llega a ser por la extraordinaria parada de Sergio Rico en los minutos finales. Pero, por fortuna, hubo final medio feliz. No ganamos, como ocurre siempre fuera de casa, pero logramos un empate muy valioso, teniendo en cuenta las circunstancias, y ante un Celta que, a día de hoy, es un rival directo.

El mejor del partido fue N’zonzi, con un despliegue físico sensacional, y el peor, una vez más, Fernando Llorente. Supongo que Emery prefiere al riojano porque aún tiene confianza en él y porque dejarlo en el banquillo, con lo que ha costado y le está costando al club, debe ser duro. Pero estoy seguro de que Juan Muñoz aportaría mucho más que Llorente. Como no espabile, no me extrañaría que acabara como tercer delantero.

Ahora a pensar en el jueves y a ganarnos un puesto en la final de la Copa del Rey. El objetivo es muy fácil, pero mal haríamos en confiarnos.

Sevilla FC 1 – Valencia 0. Victoria importantísima, pero ¿y el goal-average?

Gran victoria la del día de ayer, donde el Sevilla dominó por completo a un Valencia que venía con su entrenador en la cuerda floja y al que se le dio el último empujoncito para que cayera al vacío. Fue una victoria fundamental, porque, si no, habríamos caído a tierra de nadie.

Sorprendió el equipo ché por su incapacidad ofensiva, pues no creó ninguna ocasión clara de gol. El rival se presentaba con muchas bajas, pero siguen teniendo un buen equipo y no es excusa para que den una imagen tan lamentable. Sin duda, es el peor Valencia que he visto en el Ramón Sánchez Pizjuán.

El Sevilla superó en todo al Valencia, menos en agresividad. Y es que fueron expulsados, merecidamente, dos jugadores foráneos (Cancelo y Javi Fuego). Y tuvieron suerte, porque Velasco Carballo no quiso expulsar, por segunda amarilla, a Abdennour en el tiempo de descuento, por durísima entrada a Vitolo.

El gol se hizo esperar hasta el inicio de la segunda parte, pero el Sevilla tuvo ocasiones muy claras para haber abierto el marcador antes.

Me gustaron mucho los laterales, tanto Mariano como Escudero, que marcó un muy buen gol, tras sensacional pase con el exterior de Ever Banega.

Por contra, de nuevo los sevillistas tuvimos motivos para la preocupación al ver la nulidad ofensiva de Llorente e Immobile. Ambos deberían aportar mucho más, sobre todo si tenemos en cuenta la alta ficha que tienen.

Pero si hay algo por lo que recordaré este partido, será por la falta de ambición del Sevilla. No logro entender que, estando en una clara superioridad numérica, con dos jugadores más sobre el campo, no se vaya a buscar más goles. Y debe hacerse, en primer lugar, por la propia ambición que debe tener un jugador profesional; en segundo lugar, porque la afición merece una alegría de vez en cuando; y, sobre todo, en tercer lugar, porque debemos mejorar el goal-average total y particular con el Valencia. ¿Es que acaso no consideramos ya un rival directo al Valencia y no nos preocupa el goal-average? Desde luego, muy probablemente, si continuamos dando el espectáculo bochornoso al que nos tiene acostumbrado el equipo en los partidos de fuera, no seremos rivales directos a final de temporada. Pero, en principio, hay que pensar y esperar que sí lo seremos.

La única explicación que se me ocurre es que el Sevilla tuviera un gran respeto por el Valencia y que temiera que, por buscar el segundo gol, nos cogieran en un contragolpe y empataran el partido. Pero el Valencia ayer no hizo lo más mínimo para que se ganara ese respeto.

¿Y dónde dejamos a Reyes? ¿Cómo se puede salir con tan poca concentración? ¿Cómo se puede cometer esa falta tan absurda, en la última jugada del partido, que dio una posibilidad de empatar a un rival que estaba muerto? Para mí, inexplicable.

Lo mejor de ayer es que se ganó y que no hubo lesionados. Lo peor, la falta de ambición y la falta de calidad en punta de ataque.

Y ahora a ver qué hacemos en La Coruña. Miedo me da.

 

Celta 1 – Sevilla FC 1. Un penalti inexistente y un mal partido dejan la cuarta plaza casi imposible

Punto insuficiente el conseguido en el día de ayer con vistas a conquistar la cuarta plaza, que se sitúa ya como objetivo casi inalcanzable, a no ser que al Valencia, que apenas tiene desgaste por jugar sólo una competición durante gran parte de la temporada, le dé por fallar estrepitosamente en los dos partidos que le quedan, ante Celta y Almería, y el Sevilla ganara sus partidos ante Almería y Málaga.

Pero la prioridad, como se demostró en la alineación inicial, y como reconoció Carcedo en rueda de prensa, era el partido de vuelta contra la Fiorentina. Y eso llevó a contar con un once competitivo pero con las suficientes deficiencias como para no poder superar a un Celta que hizo un buen partido.

No pudo empezar mejor el encuentro. Una jugada sensacional entre Aspas y Gameiro fue finalizada perfectamente por este último. El Sevilla se encontraba entonces muy cómodo y pudo lograr el 0-2 en dos ocasiones clarísimas: Gameiro, casi en línea de gol, a pase de Aspas, de nuevo; y un remate de Arribas al poste. Aunque también es cierto que Charles también pudo empatar. El brasileño desperdició un magnífico pase de Santi Mina, que cabeceó fuera, cuando lo más fácil era colarla.

Se llegó al descanso con 0-1, y me quedé con la impresión de que, si en el segundo tiempo entraba Ever Banega, se acabaría el partido. En mi opinión, era el jugador que necesitaba el Sevilla, para dar posesión al equipo y repartir juego, pues tanto a Aspas como a Gameiro apenas le llegaban balones. El Celta se hizo con el control en la zona media, y no es de extrañar porque tiene muy buenos jugadores en el centro del campo, con experiencia y calidad. No parecía un partido propicio para jugar con dos delanteros. Todos los centrocampistas del Celta son internacionales: Augusto (Argentina), Pablo Hernández (Chile), Krohn-Dehli (Dinamarca), Orellana (Chile). A ellos se les sumó otro jugador que me causó muy buena impresión, como es Santi Mina. Me parece que este chaval va a llegar muy lejos. Con sólo 19 años ya se ha hecho con un puesto en el Celta.

Al inicio de la segunda parte empató el Celta por un penalti de esos que sólo le pitan al Sevilla. A Velasco Carballo ni se le pasaría por la cabeza señalar el punto de penalti si el perjudicado hubiera sido uno de los clubes poderosos. Y lo mismo digo con la tarjeta que le enseñó a Sergio Rico en el primer tiempo, por, supuestamente, perder tiempo. Es lo de siempre.

Con el empate se puso el partido cuesta arriba, pues el Celta siguió dominando el centro del campo y fue quien tuvo las mejores ocasiones. Sergio Rico evitó el 2-1 con una gran intervención, desviando un duro disparo raso de Orellana.

Estuve esperando la entrada de Banega todo el segundo tiempo, y me quedé con las ganas. Carcedo siguió empeñado en los dos delanteros hasta el final. Supongo que no se querría poner en peligro al argentino con vistas al importantísimo partido del jueves, en Florencia.

Partidos como el de ayer, como el de San Sebastián, como el de ida ante el Español de Copa… son la demostración de que no hay plantilla para tantas competiciones. Llega un momento donde hay que reservar a jugadores que no tienen sustitutos de calidad –Pareja, Carriço o Banega, por poner unos ejemplos–, y eso significa que se escapan eliminatorias o puntos en partidos que, normalmente, habrían caído de nuestro lado. La misma situación se repitió la temporada pasada, ante el Ahtetic Club, donde nos jugábamos la cuarta plaza, donde reservamos a nuestros mejores jugadores, como Rakitic, con vistas a estar en Turín… y donde perdimos el partido y nuestras opciones.

Ojalá que ocurra como entonces, y también logremos ser campeones de la Europa League. Sería un éxito sin precedentes.

Sevilla – Celta, partido propicio para volver a ganar

Llega el primer partido del año para el Sevilla FC, y hay varios elementos que hacen ver que será más que posible que avancemos de tres en tres y logremos quitarnos el mal sabor de boca que nos dejó el empate a cero contra el Eibar, en el último encuentro del 2014.

Por una parte, tanto el horario como el clima se esperan que sean muy buenos: sábado, seis de la tarde, soleado y unos doce grados de temperatura. Un poco de fresco, pero nada que temer si se va medianamente bien abrigado. Por tanto, no hay excusas para no ir al Ramón Sánchez Pizjuán.

Por otro lado, es más que patente el mono de fútbol que tiene el aficionado sevillista, dado que nuestro equipo no jugó su partido de la última jornada por compromisos del Madrid. Es de esperar que el graderío presente mañana una muy buena ocupación y un gran ambiente. Por cierto, también espero que ese mono de fútbol también lo tengan los jugadores y que, en consecuencia, se esfuercen al máximo, desde el minuto uno hasta el noventa y tantos.

Y lo que es más importante: el Celta de Vigo llega más que mermado. Serán baja por sanción los que pueden ser sus tres mejores jugadores: Larrivey, Nolito y Augusto, a los que se añade Borja Oubiña por lesión. Entra en la lista celtiña Borja Iglesias, delantero del Celta B.

Me gustaría que mañana Emery sacara un once titular lo más parecido a este: Beto; Diogo, Pareja, Carriço, Trémoulinas; Reyes, M’Bia, Krychowiak, Vitolo; Denis Suárez y Bacca.

Deberíamos ir celebrando, desde ya, nuestro 125 cumpleaños –a la vuelta de la esquina– y despedir a M’Bia –importantísima baja– con una victoria que se antoja vital para intentar dejar atrás a algunos compañeros de viaje.

Como siempre, habrá que estar muy atentos a un posible exceso de confianza. Aunque el Celta llegue con importantes bajas y esté atravesando una nefasta racha de juego y resultados, no deja de ser un equipo de Primera División.

El árbitro será Velasco Carballo. Precisamente, es lo único que no me gusta del partido de mañana.

Betis 0 – Sevilla FC 2. El Sevilla se llevó el derbi invisible en un partido muy polémico

El Sevilla se llevó tres puntos importantísimos al vencer en un derbi que llegó casi sin avisar. El principal problema con el que se enfrentaba el Sevilla era que no había tenido apenas tiempo para preparar el partido, al haber disputado recientemente un intensísimo partido ante el Oporto, en Europa League. Lógicamente, Emery debía presentar un equipo en plenitud de facultades físicas, por lo que, prácticamente, estuvo obligado a renovar la mitad del equipo titular. Por contra, el Betis tuvo todo el tiempo del mundo para preparar a conciencia el partido. Salir vencedor del derbi era la única alegría que podría llevarse la afición bética en esta temporada, pero ni por esas.

El partido del Sevilla no fue bueno. Empezó mal, dominando con claridad el Betis, pero sin crear ocasiones de gol. La primera jugada polémica llegé en una entrada, dentro del área de Iborra a Baptistao. Lo vi por televisión, y a  mí me pareció penalti, aunque en las tomas que mostraron no se veía con claridad si el portugués tocó balón o no. El árbitro estaba bien situado y no pitó nada.

El Sevilla sólo inquietó algo en una contra de Gameiro, que se quedó solo ante el portero, pero se dejó ganar la partida por Amaya.

Pero la jugada que decidió el encuentro fue en un penalti polémico. Bacca se quedó solo ante el portero, tras hacer él mismo una obra de arte e irse de varios contrarios, y es derribado por Juan Carlos. Penalti y expulsión. A mí no me pareció penalti, y tras ver la repetición menos aún. Es cierto que el jugador bético derriba a Bacca, pero toca balón.  Pocos minutos antes había ocurrido una falta similar, a favor del Betis, en la frontal del área sevillista. Era una falta peligrosísima, pero inexistente, puesto que Alberto Moreno también tocó balón. Afortunadamente, se lanzó sin consecuencias.

A partir de aquí, Velasco Carballo demostró ser muy mal árbitro. Las dos jugadas polémicas anteriores, los dos posibles penaltis, eran jugadas de apreciación y difíciles de ver, y donde hay que tomar las decisiones en décimas de segundo. Pero tras el 0-1, logrado al transformar Gameiro el penalti, el árbitro, posiblemente por el remordimiento, intentó compensar en cada jugada, a favor del Betis, convirtiendo el partido en una retahíla de errores arbitrales, a cuál más grave.

El doble rasero del árbitro fue vergonzoso. Si enseña tarjeta amarilla a Trochowski por agarrar a un contrario, debe hacer lo mismo si el que agarra es un jugador bético. Y no lo hizo, no en una sino en dos ocasiones. Además, la amarilla que le enseñó a Vitolo fue de chiste.

También perdonó la segunda amarilla a Rubén Castro, en la jugada en que éste lesiona a Alberto Moreno. Y a N’Daye –o como se llame– también le perdonó la segunda amarilla,  hasta en dos ocasiones.

Por si fuera poco, erró al anular un gol a Carriço por fuera de juego inexistente y convirtió un penalti por manos claras y voluntarias en un fuera de juego, que tampoco existió. Aunque en esta ocasión el culpable fue el linier.

Este evidente afán de Velasco Carballo por compensar puso en peligro el resultado, hasta que Gameiro aprovechó un buen pase de Diogo para hacer el 0-2 y sentenciar el partido.

No fue un buen partido del Sevilla, que debió amarrar el partido mucho antes, pero lo importante es que se ganó, nos afianzamos en puestos de Europa League, y,  de paso, seguimos mirando de reojo los puestos de Champions, por si le da al Athletic por pinchar.

El protagonista del partido fue, sin duda, Velasco Carballo. No se puede errar tantísimo en tan poco tiempo. Y eso que es internacional. Si no recuerdo mal, este mismo árbitro fue el que nos birló tres penaltis contra el Valencia, en nuestro estadio.

Ahora, a seguir la racha en liga, ante el Granada y, después, a pensar en el partidazo de Europa League contra el Valencia. Dos partidos vitales donde no podemos fallar.

Sevilla FC 4 – Valladolid 1. Brillante victoria en otro partido plácido

El Sevilla superó sin problemas a un Valladolid que actualmente está a años luz del Sevilla. Quizás nuestro rival de ayer echó mucho en falta las bajas de Álvaro Rubio y Osorio, pero lo cierto es que sólo inquietó algo cuando el balón llegaba a los pies del internacional albano, Rama, quien tuvo la ocasión más clara en el lanzamiento de una falta, o al siempre peligroso Javi Guerra, que fue el autor del único gol vallisoletano.

Aunque a mí lo que más me preocupaba en el día de ayer no fue el Valladolid, sino Nico Pareja. El argentino transmite inseguridad hasta para retrasar el balón al portero y estuvo torpísimo en acciones donde llevaba ventaja sobre el delantero. La verdad, no sé si es mejor que juegue de cetral Navarro o Pareja, pues ninguno de los dos me convence.

Quizás Pareja fuera el único lunar, ya que el resto del equipo estuvo notable. Destacaron jugadores como Marko Marin –ya era hora–, Rakitic o Reyes. Lástima que el utrerano empañara algo su actuación con la pérdida absurda de un balón en la frontal del área, que dio lugar al gol del Valladolid.

Cristóforo también hizo un buen partido, al igual que Gameiro. Lo único que se le puede reprochar al francés es que desperdiciara la espectacular jugada de estrategia que crearon Rakitic y Marin. Tenía toda la portería para él y tira al muñeco.

También Rakitic falló otra ocasión clarísima, tras una sensacional asistencia de Reyes, al rematar demasiado pronto una volea, casi a bocajarro.

Habrían sido dos golazos. Una pena, porque esas ocasiones tan claras no se deben fallar nunca.

El árbitraje me pareció bueno, aunque el segundo penalti a nuestro favor no me pareció tal, ni cuando lo vi en el campo, ni cuando lo he visto posteriormente en televisión. Creo que a Mitrovic le da el balón en el pecho.

En cuanto a Emery, la verdad es que no deja de sorprenderme. Si ayer no cambió a Rakitic ganando 4-0, ¿cuándo lo va a cambiar? ¿Es el único que no se da cuenta de que Rakitic lo está jugando todo y necesita, de vez en cuando, un descanso?

Sin embargo, el peor error de Emery fue sustituir a Iborra –que no podrá jugar el jueves– y dejar en el terreno de juego a Cristóforo. Encima, el uruguayo acabó lesionado, y era el único centrocampista defensivo que teníamos disponible para el partido de vuelta de la Europa League, puesto que M’Bia acaba de salir de una larga lesión. Esperemos que Cristóforo se recupere a tiempo, porque además lo está haciendo bastante bien en los últimos partidos.

La clasificación para la Europa League pinta bien. Tras la victoria de ayer, el Valencia queda a ocho puntos de diferencia. Está bien encaminada, pero aún queda mucha tela que cortar. Sigo sin fiarme ni un pelo del Valencia, y menos teniendo el goal-average perdido con ellos.

Ahora sí, tras habernos deshecho del Valladolid, a pensar en el importante partido del jueves. No pasar la eliminatoria sería un fracaso. Y de los gordos.

 

Seguimos sin lateral derecho de garantías

Por lo visto hasta ahora, parece que una temporada más seguiremos sin cubrir la posición de lateral izquierdo con un mínimo de garantías. A Coke ya lo conocemos: de vez en cuando hace algún gol, pero es fácilmente desbordable en defensa. Estaba por ver la aportación del nuevo fichaje, el portugués Diogo Figueiras, y por ahora, parece que es más de lo mismo. Es decir, que no es capaz de cerrar su banda, aunque se atreva a subir al ataque, con más o menos peligro, en alguna que otra ocasión. Aunque en defensa del portugués está el hecho de que acaba de aterrizar en un fútbol nuevo y puede que aún necesite adaptación. No se explica de otro modo que se dejara robar la cartera por Griezmann en el gol de la Real Sociedad, de manera incomprensible. No sé cómo será en la liga portuguesa, pero en la liga española, siendo el último hombre, no se puede dar ni una milésima de segundo de ventaja a los rivales, porque suele costar puntos, como nos pasó en Anoeta.

Yo no espero que la Secretaría Técnica encuentre otro Dani Alves –aunque es justo recordar que llegó sin saber defender y siendo un coladero–, pero, al menos, me gustaría que encontrara un lateral derecho que supiera defender. Si además, sabe incorporarse al ataque con peligro, pues miel sobre hojuelas. Pero lo primordial, lo más importante en un defensa, es que sepa defender. Y por ahora, ni Coke ni Diego están convenciendo en ese sentido.

Pero en San Sebastián no ganamos el partido sólo por el fallo de Diogo, sino que hubieron más motivos, como por ejemplo, el también casi incomprensible error de Trochowski –Kanouté también falló una así o incluso más fácil– o la falta de ambición del equipo. Me molesta que, cuando se tiene contra las cuerdas a un equipo, no se vaya a machacarlo. En la segunda parte el Sevilla fue a verlas venir, y podríamos habernos ido de vacío, con una nueva derrota como visitante, si la Real hubiera aprovechado algunas de las pocas concesiones –vaya tela el error de Beto. Menos mal que nos salvó el poste– de nuestra defensa.

Me gustó el planteamiento con dos pivotes defensivos y Rakitic –la Real no tuvo espacios para hacer su juego–, aunque eso supusiera el banquillazo, por otra parte merecido, de Marko Marin. Además, Marin tampoco supo aprovechar los pocos minutos de los que dispuso. Falló una clara ocasión y perdió el balón con facilidad, provocando algún que otro contragolpe peligroso, cuando era importante tener posesión.

También me gustó el partido de Jairo, probablemente el mejor del partido. Si este jugador cogiera experiencia, podríamos estar ante un jugador importante. Pero aún está bastante verde y le queda mucho que aprender.

Para finalizar, un tema que me tiene bastante preocupado, porque veo que pasan las jornadas, pasan las temporadas, y seguimos con el mismo plan: la falta de respeto de los árbitros. Me parece inconcebible que el árbitro se cebe con nuestros jugadores, mostrándoles seis amarillas –dos de ellas a Cala– y, sin embargo, a los jugadores de la Real se les permita todo, desde codazos en la boca o cortar contragolpes con dureza. No vieron ni una sola tarjeta, y, desde luego, no faltaron ocasiones para ello.

Pero no quedó ahí el show de Velasco Carballo. La expulsión de Cala fue por un agarrón minúsculo de la camiseta de Seferovic, que no impidió, en absoluto, que el jugador realista avanzara hacia nuestra portería. Seguro que este árbitro no hubiera sido tan valiente si Cala hubiera vestido la camiseta del Atlético, Madrid o Barcelona. Es la misma historia, ya cansina, de siempre.

Y para rematar, por si no fuera poco, el tiempo añadido fue de cinco minutos, cuando el juego apenas tuvo interrupciones.

La verdad es que, a partir de la expulsión de Cala, vi el partido perdido. Pero aún así, tuve la sensación de que el Sevilla, más que ganar un punto, perdió dos.