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Málaga 2 – Sevilla FC 3. 76 puntos que no sirvieron para plaza Champions

Buen partido del Sevilla, que fue a Málaga a ganar con bastantes titulares. En este sentido, creo que Emery se equivocó, puesto que me parece una imprudencia arriesgar jugadores que no tienen recambio, teniendo uno de los partidos más importantes de la historia del Sevilla a sólo cuatro días. Si conseguir plaza Champions hubiera dependido sólo del Sevilla, lo habría visto lógico, pero tenía que perder o empatar el Valencia en Almería, y es harto complicado que un equipo que está en puestos de descenso por méritos propios gane a un gran equipo, hecho a base de talonario, y que se jugaba, prácticamente, la vida.

De cualquier forma, el Sevilla saltó a la Rosaleda con la idea de ganar y lo consiguió. Para ello, quizás fuera decisiva la tempranera expulsión de Weligton. Aún estando el Sevilla en superioridad, no dominó con claridad hasta la segunda parte, donde ya llegaron los goles, en diez primorosos minutos. Reyes, Banega –golazo el suyo– y Vidal dejaron más que sentenciado el partido.

Con 0-3, el Sevilla se relajó, encajando dos goles, uno de ellos en el descuento y que fue más que evitable, pero ni Sergio Rico ni, sobre todo, Arribas, estuvieron acertados.

Lo más importante es que, a priori, parece que no hay lesionados y que Emery podrá contar con casi toda la plantilla. Eso sí, habrá jugadores que tendrán que hacer un sobreesfuerzo en Varsovia, sobre todo si hay prórroga.

El Sevilla ha puesto hoy un broche de oro a una sensacional temporada, aunque lastimosamente, no ha sido suficiente para estar entre los cuatro primeros. Pero en mi opinión, el Sevilla no ha perdido la plaza Champions hoy, sino en partidos donde se han perdido puntos que jamás en la vida se deben perder.

Ahora sí que hay que pensar sólo en Varsovia. Ahí sí es donde nos lo jugamos todo, donde dependemos de nosotros mismos y donde no podemos fallar.

Sevilla FC 2 – Almería 1. Primer “partido estorbo” superado

El Sevilla consiguió ayer los 73 puntos, récord del club. Nunca se había llegado a esa cantidad de puntos que, paradójicamente, no servirá, salvo sorpresa de última hora, para conseguir plaza Champions. Aún queda la posibilidad de que el Valencia no gane en Almería y de que el Sevilla se lleve los tres puntos en Málaga, pero es algo que considero bastante improbable, ya que el Sevilla tendrá puesta la mente en Varsovia y el Valencia es muy superior al Almería.

La primera parte fue, directamente, para olvidar. Muy poquito se puede destacar del pobrísimo juego del Sevilla, que se vio superado por un Almería que se esforzaba más. Probablemente, entre el fuerte calor y Varsovia, había muy poquitas ganas de jugar.

La segunda parte ya fue otro cantar. El equipo se fue a vestuarios con silbidos desde la grada, Emery apretaría las tuercas a más de uno en el descanso, y sobre todo, lo que pienso que despertó y revolucionó al equipo fueron las fullerías del Almería, que se dedicaba a perder tiempo de manera descarada y antideportiva. Entiendo que es lógico que un equipo inferior pierda tiempo, pero el Almería se pasó un poquito. Ya perdía tiempo con el 0-0, pero a partir de que se adelantara en el marcador, la pérdida era en cada balón, en cada falta, simulando lesiones, en los saques de puerta, en los saques de banda… Y claro, perder tiempo siempre es un táctica arriesgada, porque, ese mismo tiempo que pierdes, luego lo puedes necesitar. Y fue precisamente lo que pasó.

El Sevilla llegaba más al área rival pero sin encontrar el premio del gol. Pudo ponerse el partido casi imposible si Zongo hubiera sido un poco más certero y hubiera logrado el 0-2, pero, por suerte, el palo jugó a nuestro favor. Y ya se sabe que el fútbol suele ser cruel con el que perdona.

El empate llegó como caído del cielo, tras un fallo garrafal de Dos Santos, defensa del Almería, que dejó el gol en bandeja a Iborra, que sólo tuvo que empujar el balón. Tan sólo unos minutos después, el mismo Iborra logró el 2-1, tras una buena jugada de Iago Aspas. Ese gol y la expulsión de Trujillo, que derribó a Gameiro siendo el último hombre, fueron la puntilla del Almería, que veía con impotencia que todo el trabajo se fue por la borda en seis minutos.

El resto del partido fue una sucesión de claras ocasiones donde el Sevilla pudo conseguir el tercer gol que sentenciara el encuentro: Vitolo, Gameiro, Aspas… Pero ese tercer gol nunca llegó.

Ya sólo queda otro “partido estorbo”, ante el Málaga. Pienso que mal haría el Sevilla si arriesgara jugadores titulares para este partido, puesto que habría poco que ganar y mucho que perder, sobre todo cuando la cuarta plaza no depende de nosotros mismos. Me parece una buena oportunidad para dar minutos a suplentes e, incluso, a algún que otro jugador del filial. El objetivo tiene que estar muy claro: Varsovia. Única y exclusivamente, Varsovia.

Sevilla-Fiorentina. Hagamos tanto ruido que se oiga hasta el día siguiente

Decía Sid Lowe, en su crónica del Sevilla-Real Madrid para The Guardian, que en el Ramón Sánchez-Pizjuán el ruido es tan alto que aún se puede oír al día siguiente. Es un poco exagerado, pero es una buena forma de expresar la caldera en la que se convierte nuestro estadio en las grandes citas. También decía que el himno del Sevilla es el mejor del país. Y ahí no exagera en absoluto, porque está claro que El Arrebato se lució e hizo una obra de arte que es reconocida ya en todo el mundo.

El ambiente y la presión del público será nuestra mejor baza, aunque, incomprensiblemente, no habrá lleno en las gradas. Entiendo que la emisión en abierto por TV quita mucho público, pero una semifinal europea no se da todos los días. Es algo que merece la pena vivir. Y no me vale que el precio de las entradas es alto, porque, hoy en día, te tomas dos cervezas y dos tapas en un bar y te sale más o menos por lo mismo que la entrada.

Desde luego, no será nada fácil llegar a la final de Varsovia. Si lo hacemos, no se podrá decir que fue un camino de rosas: Borussia, Villarreal, Zenit y ahora la Fiorentina, que, como todo equipo italiano, será un hueso duro de roer.

El potencial de la Fiorentina es evidente. Es un equipo con experiencia y repleto de jugadores ya conocidos, como Borja Valero, Mati Fernández o Joaquín. También aportan calidad y experiencia Pizarro, Vargas, Gilardino y, sobre todo, Mario Gómez. El hispano-alemán, en mi opinión, es el jugador de más calidad y nuestra principal amenaza. Me preocupa que no sepamos capaces de pararle en los balones aéreos, donde ya mostramos una gran debilidad contra el Madrid. Pienso que es una de las consecuencias lógicas de la ausencia de Nico Pareja. Pero eso ya no tiene solución. Así que habrá que estar atentos y cometer los menos errores posibles, porque está claro que la Fiorentina no los perdonará.

Será vital tener mucha paciencia y no precipitarse. Hay que tener en cuenta, en todo momento, para lo bueno y para lo malo, que habrá un partido de vuelta.

Dicen que la Fiorentina no hace el típico juego italiano, pero lo cierto es que ya se está hablando de que podrían jugar con cinco defensas, renunciando a su habitual estilo de juego.

El objetivo es ir a Florencia con ventaja, aunque sea mínima, como ante el Zenit, porque con casi toda seguridad, la eliminatoria se decidirá en Italia.

Partido grande, partido que hay que disfrutar y, por supuesto, ganar.