Se repitió la historia. Se acarició la Supercopa con la punta de los dedos, pero al final el Sevilla claudicó ante un Madrid que no pudo alinear su equipo de gala por las bajas. Claro que el Sevilla tampoco pudo, pues ni siquiera se sabe aún cuál es su equipo de gala. El Sevilla es un equipo en formación, como quedó ayer bien claro.
El partido del Sevilla no fue bueno, en especial la primera parte, pero una jugada aislada, donde Franco Vázquez ajustó su disparo a la base del poste, permitió equilibrar el golazo de Marco Asensio.
En la segunda se mejoró, pero sin hacer tampoco muchas ocasiones de gol. Vitolo provocó un penalti claro en una buena jugada individual. Konoplyanka, con la frialdad que le caracteriza, adelantó al Sevilla y dio esperanzas de llevarnos el titulo.
No entendí el cambio de Konoplyanka por Vietto. No pareció buena idea jugar sin delanteros. Desde mi punto de vista, eso da mucha tranquilidad al equipo rival y permitirle ir a por todas en ataque. Eché en falta la entrada de Ben Yedder.
Pero si se perdió la Supercopa fue por una falta de oficio tremenda. Me temí lo peor cuando vi cómo se desaprovechaba un córner en el tiempo de descuento. Jugadores con más experiencia, como Luis Fabiano y Renato, por ejemplo, se habrían llevado cinco minutos en ese córner y habrían matado el partido. También faltó calidad para retener más el balón. Por ejemplo, Sergio Rico siempre que sacaba o despejaba, o iba a un contrario o fuera del terreno de juego. Sólo en un par de ocasiones lo hizo bien. O la pérdida absurda de Konoplyanka que dio lugar al 3-2, a falta de 2 minutos para llegar a la tanda de penaltis.
En mi opinión, es necesario gastarse el dinero, de una vez por todas, en defensa y portería. Pareja y Carriço tienen problemas físicos, más o menos continuos, y Kolo falla mucho, demasiado. Ayer nos dejó con diez durante toda la prórroga. Unido a la lesión de Pareja, fue prácticamente la sentencia, porque jugábamos casi con nueve.
Se tiró la Supercopa por no saber defender. Lo bueno es que aún hay tiempo para corregir errores, rematar la plantilla y acoplarse al sistema, que, no se olvide, es completamente nuevo y, por tanto, se necesita tiempo. Un tiempo que, como siempre, no tenemos, ya que asoma la Supercopa de España y el primer partido de liga.
Creo que también faltó suerte, tan necesaria para ganar siempre. Me pareció fuera de juego el 2-2, y, por supuesto, siempre es desafortunado que un jugador se lesione cuando se han hecho los tres cambios.
Aún nos queda la Supercopa de España, pero ésta, a priori, se antoja mucho más complicada de ganar.
Por ahora, del Sevilla de Sampaoli, tengo la impresión de que, al igual que ocurría la temporada pasada, nuestro punto débil es la defensa, con mucha diferencia sobre las otras líneas. Quizás el club debería tomarse más interés en mejorar la primera línea, porque ya hemos visto que cuesta muchos puntos y, lo que es peor, títulos, alguno perdido de forma tan lastimosa y dolorosa como la de ayer.