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Sin convicción, imposible ganar

Eso es lo que yo vi ayer en el Sánchez Pizjuán. Un equipo, el Sevilla, que saltó al terreno de juego a intentar ganar al Barcelona, al que es uno de los mejores equipos del mundo, si no el mejor. Pero lo hizo sin convicción. Y para ganar a un equipo, cualquiera, el primer paso es estar convencido de que le puedes ganar. Si no, es totalmente imposible.

Esa falta de convicción y ambición se veía en cada balón disputado, en lo pronto que perdíamos el balón, aunque ni siquiera se nos presionara. Eso me hizo pensar que podríamos presenciar un espectáculo parecido al Sevilla-Madrid. No fue así por las prodigiosas intervenciones de Palop y, sobre todo, porque el Barcelona no quiso hacer sangre, posiblemente pensando en próximos partidos.

No entiendo el motivo de la titularidad de Spahic, cuando no ha podido entrenar bien en toda la semana y estaba tocado. Lo único que se ha conseguido es que recaiga de la lesión, con lo cual, posiblemente, no podrá estar contra el Rácing.

Tampoco entiendo cómo se sigue contando con Rakitic. El croata tuvo nula aportación ofensiva y defensiva. Iniesta y Xavi pasaban por su lado como si no estuviera. No se puede tener menos garra. Su mala defensa –si es que a eso se le puede llamar defender– provocó que el Barcelona llegara a nuestro área cada vez que le dio la gana.

A pesar de nuestra clara inferioridad, tuvimos algunas ocasiones para acortar distancias, pero con los delanteros que tenemos, da la impresión de que, aunque duraran los partidos 180 minutos, seríamos incapaces de hacer un gol.

Lo mejor del partido quizás sea la afición, que apoyó al equipo en todo momento, y el resultado. Lo cierto es que podría haber sido bastante más abultado y no se ha incrementado demasiado nuestra diferencia de goles a favor y en contra, que ahora es de -4. Y eso, aunque no lo parezca, puede ser importante de cara al goal-average.

Lo peor, sin duda, la poca ambición de algunos jugadores y imagen de inferioridad que mostró en todo momento el equipo. Fue la constatación de que Monchi y su equipo tiene muchísimo trabajo para el futuro.

Riesgo innecesario

Nada más llegar, ya se ha encontrado Míchel con el primer problema. Hacía muchísimo tiempo que el entrenador no tenía a su disposición a toda la plantilla, pero una pelea estúpida entre Medel y Spahic ha provocado que Míchel no cuente con ninguno de los dos para el importantísimo partido de esta noche.

A mi modo de ver, es una decisión errónea, y deja entrever que quizás Míchel no conoce la plantilla tan bien como él cree. No se explica de otra forma que no cuente con el único centrocampista de cierre que tenemos de garantías. O bien es eso, o bien es que confía muchísimo en Fazio o en un Tiberio Guarente que supuestamente está recuperado, pero que no ha contado, en absoluto, para Marcelino.

Pienso que Míchel se equivoca porque la prioridad, antes que castigar a jugadores por indisciplina, siempre debe ser el bien del equipo, y dudo mucho que dejar a Medel fuera del once titular, o de la convocatoria, vaya a ser positivo. Además, si se quiere dar ejemplo a estos jugadores, bien que se les podría haber sancionado con una fuerte sanción económica.

De entre las decisiones que tenía Míchel para solucionar el altercado, ha optado por la tremenda, y, la verdad, no lo entiendo; entre otras cosas, porque el propio Míchel pide intensidad en los entrenamientos, y a las primeras de cambio, quiere atajar, de manera demasiado contundente, algo que posiblemente sea producto de esa intensidad, como fue la pelea.

Más nos vale que esta noche los jugadores den el callo, porque, como bien ha advertido Montanier, no va a ser un partido fácil. El entrenador galo pondrá en liza un equipo muy luchador, donde destacan algunos jugadores más que interesantes, como Xavi Prieto, Griezmann, Aguirretxe y el mejicano Vela (ex del Arsenal).

La Real Sociedad es un rival que históricamente no se nos da nada bien. Si nos vencieran hoy, nos adelantarían en la tabla, dejándonos con cuatro equipos pisándonos los talones y sólo a tres puntos del descenso. Claro que también es cierto que  una victoria también nos dejaría a tres puntos de la Champions.

Por tanto, de nuevo es vital vencer hoy. Esperemos que se cumpla el dicho de «a entrenador nuevo, victoria segura». Ya no nos podemos permitir más derrotas, porque hasta los equipos de abajo ganan de vez en cuando.

Y si ganamos, Míchel, no hagas más locuras. No hay por qué correr riesgos innecesarios. Por lo que más quieras.

Se ganó, que era lo importante

Victoria importantísima, que permite al Sevilla alejarse de algunos de sus perseguidores y a Marcelino respirar un poquito.

Ahora bien, tampoco hay que lanzar las campanas al vuelo, porque la victoria no es que fuera muy brillante. Más bien al contrario. Es cierto que hubo una buena media hora inicial, donde tuvimos ocasiones, dominamos con claridad y nos adelantamos en el marcador, pero después el equipo hizo bien poco, sobre todo, a partir de que saliera Negredo del terreno de juego.

La segunda parte fue desesperante, ya que éramos incapaces de mantener la posesión y estuvimos a merced de un Zaragoza que menos mal que no está para nada. El Zaragoza llevaba una racha tan negativa como la nuestra, y sus  jugadores, debido a la ansiedad, se precipitaban una y otra vez, eligiendo siempre  la opción equivocada. A este equipo, si nosotros estuviéramos medianamente bien, le habríamos goleado.

Hay que pensar en positivo y quedarse con los tres puntos. Lo importante era ganar, y no importaba cómo. Jugar bien no puntúa. Ya habrá tiempo para el juego bonito, pero ése llegará cuando el balón no queme en los piés y los jugadores recuperen la confianza en sí mismos y su estado de forma normal. Porque algunos siguen estando a un nivel más bajo de lo habitual.

Lo que sí debe preocuparnos son las dificultades que tenemos para sentenciar los partidos. Ayer, entre Navas y Campaña fallaron una de esas ocasiones que no se pueden errar nunca. Cuando se perdonan ocasiones como ésa, entra inseguridad y lleva a pensar que pueden volar puntos. No hubiera sido justo, porque el Zaragoza apenas creó ocasiones de gol, y si daba sensación de peligro, era más por deméritos del Sevilla que por méritos propios, que nos empeñábamos en tener pérdidas inocentes del balón y en otorgar faltas tan peligrosas como innecesarias.

Me gustó mucho el partido de Negredo, que es nuestro jugador más importante, y la línea defensiva, principalmente Spahic y Fazio. Ambos hicieron un buen partido, aunque Spahic sigue complicándose la vida, innecesariamente, más de la cuenta.

No entiendo cómo Perotti acabó el partido. No estuvo nada afortunado el argentino, pero, a pesar de ello, no fue sustituido. Ni siquiera fue capaz de retener el balón cuando hacía tanta falta.

El árbitro, Pérez Lasa, estuvo regular. Pitó el penalti clarísimo a Negredo, pero no el que le hicieron a Coke. Expulsó al zaragocista Juan Carlos, en los minutos finales, por dar un codazo, pero, sin embargo, no hizo lo mismo con Paredes, por fuerte entrada a Navas, por detrás y sin opción alguna de jugar el balón.

Ahora, a recibir a un Getafe, que dio la campanada ante el Barcelona y que ya nos ganó la temporada pasada en nuestro propio estadio. Por tanto, no será fácil derrotarles, pero si queremos mantenernos arriba tenemos que hacernos fuertes en casa, y para eso tenemos que mejorar mucho. Si la mejora no llega en juego, al menos que se consiga en resultados, que no olvidemos que es lo único que cuenta.

La línea defensiva del Sevilla no hay por dónde cogerla.

Tras la segunda jornada de liga, que fue el partido contra el Villarreal, ya saltaron las primeras voces críticas con la defensa del Sevilla. Algunos periodistas decían que nada había cambiado, que hacía aguas y que así no se llegaba a ningún sitio. Habíamos encajado tres goles en dos partidos, pero dos de ellos a balón parado –uno llegó tras una falta inexistente– y sólo en una ocasión nos marcaron de jugada.

Me pregunto qué pensarán esos mismos periodistas ahora, cuando han pasado ya seis jornadas, y seguimos con los mismos tres goles encajados. Sin duda, se precipitaron, al igual que lo haría yo si dijera que la defensa del Sevilla será de las menos goleadas de la liga. Eso lo dirá el tiempo, porque aún es pronto para sacar valoraciones. Es cierto que llevamos cuatro partidos sin encajar goles, pero también lo es que, en esos cuatro partidos, hemos cometido errores graves en defensa. Sin ir más lejos, contra el Atlético de Madrid, tuvimos tres errores que nos pudieron costar caro. Pero también influye la suerte en este deporte, y esas tres ocasiones las desperdiciaron los delanteros rojiblancos. En otro partido, a lo mejor sólo tenemos un fallo, y al delantero de turno le da por colarla entre los tres palos. Es cuestión de acierto y fortuna, tan esenciales en el fútbol.

Pero, por supuesto, que han cambiado cosas en defensa. Ahora el bloque defiende más intensamente, presiona más que antes, se hace mejor el fuera de juego, y se nota mucho la aportación de ciertos jugadores, como Varas –con intervenciones decisivas–, Spahic y Cáceres. También hay que destacar el momento de Fernando Navarro, que quizás esté en su mejor nivel desde que llegó al Sevilla. O el desgaste que hace el incansable Medel.

Como digo, aún es pronto para hablar. Posiblemente, dentro de dos jornadas, que visitamos el Nou Camp, las cifras de goles encajados aumenten más de lo deseado, pero creo que estamos en el buen camino. Y desde luego, no da la impresión de que nada haya cambiado. Ni mucho menos.

Sevilla 1 – Valencia 0. Milagro en el Sánchez Pizjuán

El milagro no es por ganar al Valencia, que es un gran equipo, sino por ese momento fatídico donde nos encontramos con dos jugadores expulsados y un penalti en contra, y con muchos minutos por delante. Entonces piensas: «Para que no perdamos hoy, hace falta un milagro». Y lo hubo, porque el penalti se falló y después hubo una ligera compensación de fuerzas, al ser expulsado Adúriz. El final feliz llegó porque los jugadores se vaciaron, dieron hasta la última gota de sudor, y la grada les dio el aliento suficiente para no desafallecer.

Pero antes de eso, el Sevilla hizo méritos como para llevar una buena ventaja en el marcador. La primera parte fue dominada por el Sevilla, que controlaba un centro del campo donde el Valencia se mostraba lento, impreciso y falto de agresividad –gracias Emery, por no convocar a Albelda y a Pablo Hernández–. El Sevilla mostró una notable mejoría con respecto a partidos anteriores, al estar más entonados Perotti y Navas. Perotti incluso llegó a tirar a puerta con peligro en alguna ocasión, que es algo que parecía que se le había olvidado. Medel estuvo impresionante, y fue un jabato incansable durante todo el partido. El Sevilla jugaba mejor que el Valencia en la primera parte y merecía el gol. El primero tras espectacular chilena de Negredo, se le fue anulado injustamente a Kanouté. Sin embargo, el maliense marcó poco después el que sería el definitivo 1-0, a pase de Navas.

En la segunda parte llegaría el sufrimiento, porque el Valencia salió más enchufado y por las dos amarillas absurdas de Trochowski: la primera innecesaria, y la segunda demasiada inocente. También llegó el clarísimo penalti de Escudé, quien también fue expulsado. Menos mal que Adúriz calló en la provocación de Spahic y también se fue a los vestuarios antes de tiempo.

Descatar por último el sensacional partido de la defensa, donde destacaron Spahic y Fernando Navarro, y, por supuesto, Javi Varas, que sacó dos o tres manos espectaculares que impidieron que volaran los primeros puntos de nuestro estadio.

Lo único que no me gustó fue el papel que hizo Manu del Moral, que se dedicó a deambular por el centro del campo, a la caza de un balón que nunca le llegó. Pero Del Moral ni presionaba, ni se desmarcaba, ni apoyaba a los compañeros… Prácticamente fue un espectador más. Para eso, casi hubiera preferido que Marcelino sacara un centrocampista más. Ya que casi se había renunciado al ataque, al menos se habría fortalecido el centro del campo.

Esperemos que no nos tengamos que acordar al final de liga del gol anulado a Kanouté, que puede cobrar mucha importancia en cuanto al goalaverage con el Valencia, uno de nuestros rivales directos. Se sufrió mucho, pero mereció la pena. La afición estuvo insuperable. Como dice Marcelino, si sigue esta comunión entre afición y equipo, pocos puntos se van a ir del Sánchez Pizjuán.

Spahic, llegada inminente

Tan inminente que France Football ya da el fichaje como oficial (http://www.francefootball.fr/rechercher/#!/news/2011/07/05/151024_spahic-pour-trois-ans-a-seville-off.html), cuando en realidad no es así, ya que no lo han publicado ni el Montpellier ni el Sevilla.

Posiblemente, este retraso en hacerlo oficial será debido al típico tira y afloja de toda negociación, y en concreto a los bonos o pluses que el Sevilla pagará por objetivos.

En cualquier caso, parece que la llegada de Spahic es cuestión de horas, porque la intención es llevarlo a Costa Rica, y como el precio del bosnio es tan bajo, no creo que vayan a marear la perdiz innecesariamente.

Me da la impresión que el fichaje de Spahic va a ser un gran acierto de la Secretaría Técnica del Sevilla, sobre todo si es capaz de controlar esos codos que le han dado tantos problemas en Francia. Para creer esto, me baso principalmente en que Spahic ha sido seguido muy de cerca por el Arsenal y, sobre todo, en la opinión de los seguidores del Montepellier, quienes consideran que Spahic le sale muy barato al Sevilla y que se llevan además a su mejor defensa.

Así pues, parece que volveremos a tener un jefe en defensa, como ya lo fueron Javi Navarro o Pablo Alfaro.

Nota post post:

El Sevilla acaba de hacer oficial, en su página web, el fichaje de Emir Spahic. Sólo falta la firma, que tendrá lugar tras el reconocimiento médico: http://www.sevillafc.es/nuevaweb/actualidad/noticias/21217

Toda la suerte del mundo para este gran central que comienza su andadura en la peor liga del mundo.