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Emery, otro que divide al sevillismo

Viendo en las redes sociales los comentarios de los aficionados sevillistas tras la abultadísima derrota del Paris Saint Germain de Emery, puede decirse que el de Hondarribia, al igual que Sergio Ramos, tiene dividido al sevillismo. Bueno, en realidad, el camero ya se ha ocupado él solito de acabar con esa división, con sus actos y declaraciones.

Me llamó la atención el comentario de un periodista, diciendo que no entendía que el sevillismo se alegrara del fracaso de Emery, habiendo conseguido los éxitos que consiguió con el Sevilla. Y es cierto, Emery logró traer títulos y clasificaciones europeas en Liga, pero no es menos cierto que no cumplió su palabra. Dijo que continuaría en el Sevilla, pero a la hora de la verdad, no lo pensó mucho cuando aparecieron los petrodólares del jeque del PSG. Simplemente, dijo que era una oportunidad que no podía dejar pasar. Es evidente que, si quería ganar más dinero y tener más posibilidades de ganar títulos, como una Liga o una Champions, es más fácil de conseguir en el PSG que en el Sevilla.

Hasta ahí, puede entenderse la actitud de Emery. Todo el mundo quiere mejorar, laboral y económicamente. Lo que no puede entenderse es que, como he dicho antes, falte a su palabra, con la planificación ya avanzada, y, para colmo, aprovechándose de esos conocimientos de la planificación, fiche a un objetivo del Sevilla, como Ben Arfa. Tampoco se puede olvidar que se llevó a Krychowiak y que intentó también fichar, cuando ya expiraba el plazo para fichar, a Rami, aunque el francés le dio calabazas. Tampoco tuvo el detalle de despedirse en rueda de prensa, como le ofreció el club y como merecía un entrenador que había traído títulos. Pensaría Emery que ya que se iba por la puerta de atrás, ya de paso la cerraba.

Así que entiendo perfectamente que haya sevillistas que tengan en estima a Emery, por sus éxitos, y también entiendo a los que no lo pueden ni ver. Por mi parte, hay sólo indiferencia. Ya no es entrenador del Sevilla y, la verdad, no le echo de menos. Conseguía resultados pero también me desesperaba, a veces, cuando trataba injustamente a un jugador –Iago Aspas–, hacía un planteamiento de partido cobarde, o retrasaba y retrasaba los cambios, o no los hacía.

Precisamente, ayer vimos una muestra de lo cobardica que puede ser Emery. Para ser honestos, hay que reconocer que nuestro exentrenador no sólo perdió la eliminatoria por un erróneo planteamiento, sino por varios motivos que se concatenaron para que, lo que se presuponía una noche feliz para sus intereses, se convirtiera en una pesadilla que, a  buen seguro, traerá consecuencias para su futuro como entrenador, sobre todo, teniendo en cuenta que ni siquiera es el líder de la Liga francesa, título que sí logró, con muchos puntos de diferencia, su antecesor en el cargo, Laurent Blanc.

A mi modo de ver, estos motivos fueron cuatro, y el mal planteamiento no fue el principal:

1.-  Planteamiento cobarde. No es de recibo que con una ventaja de cuatro goles, y teniendo un verdadero equipazo, saltes al campo con miedo. Sólo así puede explicarse lo excesivamente atrasada que estaba la defensa. Como el PSG estaba tan atrasado y con las líneas tan juntas, cualquier balón que caía rechazado al centro del campo, caía en poder de los jugadores del Barcelona. Y, además, al PSG le costaba un mundo llegar a la portería contraria, porque siempre recuperaban el balón a mucha distancia y casi nunca superaron la fuerte presión del Barcelona. El resultado es que el dominio del Barcelona fue abrumador y las ocasiones se sucedían, porque además, el PSG defendía con poco orden. Prueba de ello es el primer gol, en el minuto 3 –lo peor que te puede pasar en un partido así, que te marquen en los primeros minutos–, donde un defensa rompe la línea defensiva de manera incomprensible.

2.- Mala suerte. La Diosa Fortuna es fundamental en fútbol. Si te da la espalda, lo tienes complicado. Cavani tiró al poste antes de que el mismo jugador marcara el único gol del PSG. Tampoco puede decirse que la suerte acompañara a Emery cuando dos jugadores que pueden considerarse de los mejores del mundo, como Cavani y Di Maria, fallan un mano a mano con el portero, pudiendo lograr un segundo gol que habría sentenciado el partido.

Pero el remate fue el segundo gol del Barcelona, en propia meta de Kurzawa, donde previamente otro defensa se deja robar la cartera. Un gol absurdo, a no poder más.

3.- El nefasto arbitraje del alemán Deniz Aytekin. El arbitraje fue decisivo. Ninguno de los dos penaltis pitados al Barcelona lo fueron. Sin embargo, pudo señalar dos penaltis a Mascherano y no lo hizo. El primero, por unas manos, y el segundo por zancadillear a Di Maria cuando se quedaba solo ante el portero. Incluso Mascherano ha reconocido que fue falta. Podría haber visto incluso la tarjeta roja por esa jugada.

También añadió cinco minutos de descuento. Me pareció desproporcionado ese tiempo añadido.

4.- Exceso de confianza. Este es, a mi juicio, el motivo principal de la derrota. Una vez que Cavani marca el 3-1, se aprecia un exceso de confianza en los jugadores parisinos. Dan por imposible que el Barcelona pueda hacer tres goles, a pesar de la calidad de los azulgrana y de quedar aún media hora de partido –33 con el descuento–, y bajan el pistón. Empiezan a triangular con más confianza, pero arriesgando innecesariamente la posesión en la salida del balón y en zonas cercanas al área. También creo que Trapp puede hacer más en el gol de Neymar de falta. Ni siquiera se tira. Quedaban sólo tres minutos y, probablemente, el guardameta pensaría que era imposible que el Barcelona marcara dos goles más. Pero él no contaba con que no eran tres, sino ocho minutos, con el descuento, y que, además, el árbitro regalaría un segundo penalti poco después.

Al final, se dieron un cúmulo de circunstancias que hicieron posible lo que, a priori, era imposible. Si sólo una de esas cuatro circunstancias no se hubieran producido, estoy seguro de que el PSG se habría clasificado. Fue un buen partido. Fue un partido que todo el mundo recordará, pero, sobre todo, los que no lo olvidarán nunca serán los jugadores del PSG y, por supuesto, Unai Emery.

 

 

 

Se presenta un mes de enero movidito

Este mes de enero tiene toda la pinta de ser bastante entretenido y apasionante. En primer lugar, porque se abre el mercado de fichajes y, en segundo lugar, porque disputaremos seis partidos, entre Liga y Copa, donde nos jugaremos buena parte de nuestro futuro, sobre todo en el torneo del KO.

Como siempre, estoy receloso ante el mercado de enero. Según parece, si nos atenemos a las palabras de Sampaoli y su larga carta a los Reyes Magos, la plantilla va a sufrir una importante remodelación.  Hasta cinco jugadores podrían salir: Trémoulinas, Kolodziejczak, Kiyotake, Krohn-Dehli y  David Soria o Sirigu. Pero vayamos por partes:

Trémoulinas, sigue en paradero casi desconocido. Continúa sin disputar un solo minuto, siguiendo lo que parece, al menos desde fuera, una estrategia para forzar su salida, la cual intentó en verano, pidiendo la carta de libertad para fichar, supuestamente, por su anterior equipo, el Girondins de Burdeos.

También Kolodziejczak ha mostrado su deseo de salir, y hoy incluso L’Equipe, da un nombre del que podría ser su sustituto: el central del Nancy Clément Lenglet, de 21 años.  Este jugador, según la prensa, ya estuvo en el punto de mira del Sevilla y la Juventus en el año 2015. Me parece que 21 años es muy joven para un central. No le he visto jugar, pero sólo viendo los pretendientes que ha tenido y siendo internacional sub-21, supongo que debe tener calidad.

Es evidente que Kiyotake no cuenta, en absoluto, para Sampaoli. A mí no me ha disgustando en lo poquito que le he visto jugar, pero parece que está más fuera que dentro, pues tiene ofertas de Alemania, donde tiene buen cartel, y de EE.UU.

Por otro lado, dada la grave lesión que tuvo Krohn-Dehli y el largo periodo que ha estado ausente de los terrenos de juego, sería una sorpresa que el buen jugador danés se hiciera con un puesto de titular, o incluso de que jugara algún partido esta temporada. Si hubiera que dejar fichas libres, Krohn-Dehli tiene papeletas.

Y por último, no tiene sentido que en la plantilla haya tres porteros. Esta temporada ha sido la de la consolidación de Sergio Rico, que está haciendo grandes partidos. No tiene sentido que Sirigu o David Soria continúen. Ambos necesitan jugar, y Sergio Rico no les está dando opción. Como David Soria no está inscrito en Champions, lo más probable es que sea el canterano el que tendrá que buscarse las habichuelas en otro lado.

Pero mi temor en el mercado de enero no es que no se acierten con los sustitutos de los que salgan, sino que llegue un equipo pudiente de la Premier y pague, por ejemplo, la cláusula de N’Zonzi. O llegue uno de esos equipos chinos y vuelvan locos a nuestros mej0ores jugadores con ofertas que, como decía El Padrino, «no vas a poder rechazar».

Para las altas suenan infinidad de nombres: Bacca, Calleri, Miguel Borja, Lucas Alario, Vangioni, Lenglet, Martial, Depay… Teniendo en cuenta que Sampaoli considera que tiene, según dijo texutalmente, «un problema gravísimo de centrales», espero que, como mínimo llegue un central nato y otro jugador polivalente, que pueda ocupar plaza en el lateral y en el centro de la defensa. También confío en que llegue un centrocampista y un delantero.

Todo lo que llegue será bienvenido para la frenética actividad que nos espera en enero, donde tendremos que eliminar al Real Madrid si queremos levantar un título –la Copa del Rey es el título más factible esta temporada– y jugar en liga ante un rival directo, como la Real Sociedad, de nuevo el Real Madrid –único partido de liga del Sevilla como local–, Osasuna y Español, siendo ya el primer partido de la segunda vuelta.

La eliminatoria contra el Madrid, obviamente, será muy complicada. El Madrid siempre tiene grandísimos jugadores y será fundamental estar a un gran nivel en el Bernabéu y llegar con opciones al partido de vuelta. El árbitro será el que, en mi opinión, es el peor de Primera División: Mateu Lahoz.

Ayer soñé que perdíamos el partido de ida 5-1, y en la televisión era entrevistado Morata, quien había participado en todos los goles del Madrid. Lo bueno es que mis sueños nunca han sido premonitorios. Y  espero que siga siendo así.

La increíble falta de respeto del Sevilla FC hacia Ben Yessef

Cuando se empezó a hablar de la remodelación del Ramón Sánchez Pizjuán, me ilusioné, porque era evidente que ya le hacía falta un buen lavado de cara. Pero, sobre todo, me ilusioné porque se hablaba de mucho más. Se hablaba de hacer un estadio «cinco estrellas». Yo entendía por esto que estaría entre los mejores, en cuanto a comodidad y calidad de las instalaciones. Empezó a escamarme que José Castro no hacía referencia a uno de los aspectos más importantes de un estadio: la cubierta. Todos los estadios nuevos, o previstos de construcción, tienen ya todos los asientos cubiertos.

Y mis sospechas se confirmaron por medio del arquitecto encargado de hacer las obras, Santiago Balbontín, que a la pregunta de si podría estar el estadio totalmente cubierto, contestó en un medio de comunicación: «Sí, es más, está previsto estudiarlo, pero ahora no se puede hacer por la situación económica en la que estamos. Colocar una cubierta en el estadio es como ponerle a un coche viejo las gomas de un Ferrari, no tiene sentido. La misma cubierta que está en Preferencia no se podría poner en el resto del estadio. En esa zona del campo hay un soportal, en el que está apoyada la cubierta, cosa que no hay en las demás zonas. Hoy en día han bajado mucho de precio las cubiertas, hasta más de la mitad. Es algo que todo el mundo reclama, a la gente le da igual que todo esté viejo, pero quiere una cubierta».

Efectivamente, Balbontín tiene razón. La gente puede aguantar unos servicios y unos bares viejos, pero el aficionado lo que de verdad quiere es que haya una cubierta que le proteja del fuerte calor, frío, viento o lluvia. Habría sido todo un detalle, sobre todo para los aficionados más mayores y los más jóvenes, que son especialmente sensibles y vulnerables a las inclemencias del tiempo.

Pero bueno, como mal menor, se está estudiando la posibilidad de construir en el futuro la cubierta y un tercer anillo que se antoja ya totalmente necesario, si queremos mantenernos entre los mejores clubes de Europa. La pasada temporada se produjeron varios llenos y los abonados prácticamente no pueden aumentar porque únicamente quedan algunos abonos libres en Preferencia, donde no todo el mundo puede permitirse ir. Las zonas más baratas, Fondo y Goles, están ocupadas por abonados.

Pero lo que no me esperaba, de ninguna de las maneras, es que el mosaico de Gol Sur o Mosaico del Centenario no se tuviera en cuenta en el proyecto de remodelación. Al principio, daba por hecho que lo trasladarían a la Ciudad Deportiva, ya que el autor lo construyó de forma que fuera posible su traslado e instalación en otro lugar. Pero hace poco me enteré de que ni mucho menos será así. No se destruirá, pero casi. Será tapado por un nuevo escudo. De hecho, ayer mismo empezaron a hacerlo.

Entiendo perfectamente el enfado de Ben Yessef, no ya por tapar su obra, la cual hizo gratuitamente y le llevó dos años de trabajo –el club sólo pagó los materiales–, sino por ni siquiera comunicársele qué se iba a hacer con ella. La obra podrá gustar más o menos, pero tapar una obra de arte me parece una falta de respeto tremenda, indigna de un club como el Sevilla. Además, sinceramente, dudo que el escudo que aparece en el proyecto mejore al mosaico de Ben Yessef.

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Particularmente, me gusta el mosaico del centenario, aunque, evidentemente, no se puede comparar, en cuanto a belleza, con el de Preferencia. Superar al que realizó Santiago del Campo era casi misión imposible, pero, aunque haya defraudado a parte de la afición y al Consejo, no me parece motivo suficiente para que se desprecie tapándolo.

Por cierto, quien no haya visto el vídeo de Escuela Sevillista sobre el mosaico de Preferencia, ya está tardando. Impresdincible.

En definitiva, aplaudo las reformas del estadio. Me parece acertadísimo que se instalen ascensores, que se renueven bares, marcadores, servicios, suelos… incluso que se posponga la visera y un tercer anillo, si es que supone tan alto coste como para poner a prueba la solidez económica del club. Pero considero que es totalmente innecesario y una falta de respeto, tanto el autor como a su obra, el tapar el mosaico de Gol Sur. Desde mi punto de vista, el Sevilla FC, sencillamente, no ha estado a la altura.

Mi experiencia, deportiva y extradeportiva, de la final de Basilea

Ya somos pentacampeones de Europa, que se dice pronto. En esta ocasión tuvimos que vencer a un gran equipo, como es el Liverpool, que llegó a tenernos contra las cuerdas, en determinados momentos de la primera parte.

El partido empezó bien, controlando el juego y viéndose, con claridad, que el Liverpool nos tenía un gran respeto. Pero con el paso de los minutos, el equipo inglés empezó a llegar a nuestra área con relativa facilidad y tuvo un par de ocasiones claras para adelantarse en el marcador. Además, temí que el árbitro pitara una clara mano de Carriço dentro del área, cosa que, por suerte, no ocurrió. En una de esas llegó el gol –golazo más bien– de Sturridge, con un disparo con el exterior que colocó muy bien junto al poste.

A partir de este momento, hasta el final de la primera parte, lo pasó muy mal el Sevilla. Un gol anulado al Liverpool y una ocasión donde el balón se paseó por el área pequeña de Soria, me hizo rezar para que llegáramos con sólo 1-0 al descanso, con la esperanza de que Emery y los jugadores pudieran resetearlo todo, porque parecía que no estábamos jugando una final, sino un amistoso, hasa el punto de que el 2-0 no llegó de milagro, más que por acierto de los reds, por nuestros propios despropósitos. En varias ocasiones perdimos el balón en zonas peligrosísimas, quizás por un exceso de confianza, pero el desajuste fue total y estuvimos cerca de tirar la final a la basura.

Afortunadamente, el Sevilla de la segunda parte no tuvo nada que ver con el de la primera, y eso se vió desde el saque inicial. Apenas 15 minutos tardó el Sevilla en empatar, gracias a una sensacional jugada de Mariano, que casi se burla de Alberto Moreno, y deja el balón para que Gameiro sólo tenga que empujarla. Mazazo para el Liverpool y chute de adrenalina para el Sevilla.

Si el primer gol fue bonito, el segundo lo fue mucho más, al ser una jugada de todo el equipo, con varias paredes, y con una muy buena finalización de Coke, que fue el auténtico héroe de la noche, ya que poco después conseguiría el tercer gol que, prácticamente, dejó visto para sentencia el partido. Como no podía haber sido de otra manera, Coke fue elegido el hombre del partido, pero dicho honor debería haber recaído en Gameiro, de no haber fallado dos ocasiones donde se quedó solo ante Mignolet.

Curiosamente, la famosa pareja Coke-Mariano fueron jugadores claves para imponerse al Liverpool. El primero, asistiendo en el primer gol, y el segundo marcando por partida doble.

Se pasó mal durante varios minutos, pero, al final, la copa se fue para Sevilla, como debía ser. Pase lo que pase el domingo, la temporada será de sobresaliente: nuevo título y clasificación directa para la Champions League.

En cuanto a otros aspectos de la final, tengo que decir que la organización de la final, en todos los aspectos, ha sido nefasta. He estado en todas las finales europeas, a excepción de Varsovia y las Supercopas que no se disputaron en Mónaco, y la de Basilea ha sido verdaderamente lamentable. Como se suele decir, no ha ocurrido una desgracia porque Dios no ha querido.

Dejando a un lado los malos y escasos medios de transportes para desplazarse desde la Fanzone al estadio o desde el estadio al centro de la ciudad –tiene su importancia pero no deja de ser una simple incomodidad–, lo peor tuvo lugar dentro y fuera del estadio. Dentro del estadio no se tuvo la precaución de separar a los aficionados de ambas aficiones, con lo que, en una final, con la tensión que hay, era jugar con fuego. De ahí que hubiera incidentes en la grada.

Pero lo que sí fue extremadamente grave, y pudo acabar en tragedia, fue la mala organización en el acceso al estadio. Yo llegué al estadio una hora y cuarto antes del comienzo del partido, y ya había una multitud importante esperando para entrar. Por delante de esa multitud, había muchos policías antidisturbios y unas vallas, quedando sólo un estrecho espacio para que entraran los aficionados. Es de suponer –yo no lo veía desde mi sitio, bastante alejado de la entrada– que la persona que entraba era minuciosamente registrada. El problema es que el flujo de gente que entraba era ridículo, y hacer eso con las tres mil o cuatro mil personas que estábamos esperando, era totalmente inviable. Y claro, pasan quince, veinte, cuarenta minutos… y ves que aquello no se mueve, y el comienzo del partido se acerca.

Quedaban veinte minutos para el inicio y ya a la gente se le acababa la paciencia: gritos, insultos, empujones, se empezó a tirar vasos de cerveza a los antidisturbios… Pero la policía seguía impasible. Allí no se movía nada. Un antidisturbio estuvo grabando en video, continuamente, a la multitud –lo que enfurecía más a la gente–, y, de vez en cuando, asomaba por encima de las vallas un tipo enchaquetado, que supongo que sería el máximo responsable de seguridad, oteaba el horizonte durante unos segundos y desaparecía entre los silbidos y abucheos de la gente, que cada vez estaba más nerviosa.

La tensión y el peligro era tan palpable que algunas personas empezaron a salir de la bulla, principalmente personas mayores y padres que sacaban a sus hijos. Un padre salía con sus dos hijos de unos 13-15 años, y uno de ellos le protestaba porque llevaban allí mucho tiempo esperando, a lo que el padre le respondió con un contundente «la seguridad es lo primero». La presión de la bulla estaba lejos de ser la que se produce, por ejemplo, cuando pasa una cofradía por la calle Francos y se forman «ríos» de gente, cada uno queriendo ir para una dirección distinta, pero empezaba a ser bastante agobiante. El principal riesgo que se corría era que los antidisturbios cargaran o que se formara una avalancha. Esta última opción parecía la más probable, porque oía por detrás de mí gritos de «avalancha, avalancha».

Por suerte, no pasó nada, pero no me quiero ni imaginar las consecuencias que habría tenido una carga o una avalancha, sobre todo para los más pequeños.

Al final, a falta de quince minutos para el inicio del partido, se impuso la cordura y se abrió más espacio para que pudiera entrar los aficionados, quienes ya casi ni eran registrados. En mi caso, tardaron unos diez segundos en cachearme y registrar mi pequeña mochila, pero hubo mucha gente que ni la registraron. Un exceso de celo en la seguridad no sirvió para nada, sólo para provocar el caos y la indignación, y, verdaderamente, la mala organización que sufrimos hace plantearte si merece la pena desplazarte a ver una final. Eso sí, efectivos policiales hubo de sobra, en el centro y en el estadio. El aeropuerto estaba prácticamente tomado por el ejército –soldados con fusiles de asalto– y dos helicópteros estuvieron dando vueltas todo el día. Pero fallaron en lo básico, hasta el punto de que me llevé la impresión de que Suiza es un país tercermundista donde todo está muy caro.

En este sentido, me quedé impresionado cuando, ya dentro del estadio, se me ocurrió pedir agua. La muchacha me dio un vaso de agua de plastico, que ya tenía allí preparado, de un tamaño un poco menor de medio litro –por tanto, no sé si era agua mineral o del grifo– y me dijo que «eran siete». Siete céntimos me parecía muy poco y siete francos –casi ocho euros– me parecía una barbaridad. Efectivamente, eran siete francos. Pero lo más gracioso fue que me dijo que «si entregaba el vaso, me devolvía dinero». Y cuando lo hice, me devolvió dos francos por entregar un vaso de plástico. Si no llego a estar muerto de sed… No sé qué habrían cobrado por un refresco, pero me lo imagino.

Llegué a mi asiento diez minutos antes del inicio del partido, aún con el susto en el cuerpo y repleto de indignación, pero dispuesto a disfrutar del partido.

Todavía me quedaban más sorpresas, por la mala organización de «Viajes El Corte Inglés» y por el numerito que se montó en el aeropuerto, que volvió a dejar en evidencia que UEFA no escogió la sede adecuada. El aeropuerto de Basilea, simplemente, no tiene la capacidad de dar salida a tantos vuelos ni a acoger a tantas personas. Tuve mucha suerte porque sólo salí con una hora de retraso, pero, sobre todo, porque mi avión no fue el que tenía problemas técnicos y que vio retrasada su salida, sin ni siquiera una hora estimada.

En Basilea viví momentos malos pero que fueron compensados por los buenos: la quinta Europa League del Sevilla FC, ante el Liverpool. Otro momento histórico que tuve el privilegio de disfrutar en vivo y en directo.

Si esto es verdad, el Sporting de Lisboa se lleva a un gran jugador: Alan Ruiz

Ayer oí el rumor de que Alan Ruiz podría fichar por el Sporting de Portugal por 3 millones de euros. Me pareció baratísimo. Y hoy aparece la siguiente noticia.

No sé si el Sevilla tiene ojeadores en Argentina –supongo que sí–, pero me parece una pena que Alan Ruiz se vaya a jugar a Portugal. Es un perfil que creo que encajaría perfectamente en el Sevilla: centrocampista ofensivo, zurdo, joven –22 años–, goleador, rápido, técnico, con un gran disparo a puerta… seguro que también tiene defectos, pero no a simple vista.

Creo que también tiene la nacionalidad italiana, con lo que no ocuparía plaza de extranjero. Pienso que, por menos de 6 millones de euros, es un auténtico regalo.

Otro jugador que también promete mucho es el centrocampista organizador de Rosario Central: Giovani Lo Celso. Sólo tiene 19 años, pero ya le ha echado el ojo el Paris Saint Germain. Hablan los medios de que lo fichará por 15 millones de euros. La única opción que tiene el Sevilla para poder competir con los grandes es adelantarse a ellos.

Es de esperar que la maquinaria de Monchi ya esté rastreando el mercado, porque me da la impresión de que se avecina, de nuevo, una gran desbandada. No me extrañaría que jugadores como Gameiro, Krychowiak, Banega, Konoplyanka, Llorente… no continúen.

Dinero habrá de sobra para reconstruir un nuevo equipo de garantías. Entre ventas programadas, ofertas irrechazables –o fuera de mercado, como gusta decir en el Sevilla– y los nuevos ingresos por TV, se dispondrá de un dinerito llamativo. La cuestión es la de siempre: acertar. Que no es tan fácil, aunque Monchi nos tenga acostumbrados a parecer que sí.

 

Esta noche toca partidazo

Gran partido ante un gran rival. El Celta ha llegado a las semifinales porque tiene un muy buen equipo, repleto de jugadores de calidad: Cabral, Wass, Guidetti y, sobre todo, Orellana, Iago Aspas y Pablo Hernández. También se han unido en el mercado de invierno el francés Beauvue y el chileno Marcelo Díaz, otro internacional chileno, procedente del Hamburgo y que podría debutar hoy, aunque no de titular. Por suerte, no será de la partida Nolito, que en liga sacó mucho provecho de uno de nuestros puntos débiles: el lateral derecho.

Además, Berizzo ha conseguido que el Celta juegue casi de memoria y tienen tanta ilusión, o más, como nosotros por llegar a la final. Su potencial se pudo ver en la anterior eliminatoria, donde se deshicieron del Atlético de Madrid, haciéndole, nada más y nada menos, que tres goles en el Vicente Calderón. Dos de ellos fueron goles de cabeza del argentino, pero internacional por Chile, Pablo Hernández. El Atlético de Madrid sólo había encajado ocho goles en veintiuna jornadas de Liga.

Pero es evidente que el Sevilla también tiene buenas armas, a pesar de la destacada baja de Krychowiak, con lo cual será, previsiblemente, un partido de poder a poder, muy igualado, y donde será fundamental, como siempre, el mantener la portería a cero con vistas al partido de vuelta, donde, casi con toda seguridad, se decidirá la eliminatoria.

Espero que a Emery no caiga en la tentación de poner a Carriço en el centro del campo. Necesitamos al portugués en defensa, junto con Rami. Confío en que el buen juego que están mostrando N’Zonzi y Cristóforo le haga desistir de esa idea que seguro que se le ha pasado por la cabeza, pero que está más que demostrado que no funciona.

El Celta será el primer rival importante al que nos enfrentemos, porque hasta ahora hemos tenido bastante suerte en los sorteos. Nos jugamos mucho, nada más y nada menos que jugar la final ante el Barcelona, porque me da la impresión de que el Valencia no será capaz de remontar la eliminatoria.

El estadio debería de estar hasta la bandera, pero supongo que no será así por el horario –ocho y media de la tarde, en día laborable–, el frío y porque será televisado en abierto.

De cualquier manera, seguro que el ambiente estará a la altura de las circunstancias.

Otro 14 de octubre. 110 años de oficialización

Hoy los sevillistas celebramos que hace, nada más y nada menos, 110 años se oficializó el Sevilla FC, como bien se recoge en la web del club. Es decir, no se celebra su fundación, que, como bien ha dejado claro el equipo de historiadores del club, data de enero de 1890. Lo que no sé es por qué motivo no se celebraron los 125 años de vida sevillista el pasado enero. Se perdió una ocasión única para festejarlo por todo lo alto.

Quizás, el que desde los medios oficiales se hable ya de «oficialización» y no de «fundación», sea el primer paso para que se reconozca el año de 1890 como año de fundación.

En cualquier caso, considero que sólo es cuestión de tiempo el que se haga así, puesto que la historia es la que es. No se puede cambiar, y mucho menos si hay pruebas documentales, como es el caso. Si no lo hace el Consejo de Administración actual, será otro.

 

 

Cristóforo, nuevo gran fichaje

Sólo dos cosas a destacar en el intranscendente partido de ayer contra el AEK de Atenas: el golazo de Reyes y la vuelta de Cristóforo.

El infortunio que tuvo Cristóforo, al destrozarse la rodilla cuando Emery empezaba a contar con él, nos impidió comprobar lo que ya se intuía al verle jugar sólo unos minutos: que es un gran jugador y que, a poco que le cambie la suerte y tenga continuidad, dará mucha gloria al Sevilla FC.

Cristóforo volvió a jugar tras estar muchos meses de baja, y lo hizo con unas ganas que me sorprendieron. Con las penurias que habrá pasado ese hombre, que se quedan para él, y a pesar de tratarse de un partido amistoso, siempre entraba con fuerza y metía la pierna como si le fuera la vida en ello.

Desconozco si el estado físico del uruguayo le permitiría aguantar los noventa minutos, pero si así fuera, yo lo pondría de titular en la Supercopa, con el fin de intentar contrarrestar en el centro del campo el desastre que se avecina en el centro de la defensa.

Lo de la defensa se veía venir. Era muy arriesgado tener en plantilla sólo tres centrales. Ha bastado una lesión muscular de uno de ellos y una tortilla en mal estado para que no nos quede ningún central sano para disputar un título europeo. Es cierto que lo de la salmonelosis era imposible de prever, pero con tan pocos efectivos atrás, era relativamente fácil verse en una situación complicada. Aunque, a decir verdad, yo esperaba que se diera más adelante, con la liga ya en marcha y con más partidos en las piernas.

La única solución que se atisba es situar en el centro de la defensa a centrocampistas, y parece ser que los que tienen más papeletas ahora mismo son Krychowiak y Luismi, a no ser que se recupere a última hora Rami, que no parece que vaya a ser el caso.

Por tanto, habrá que reforzar el centro del campo, jugar con las líneas muy juntas, salir al contragolpe y aprovechar el juego a balón parado. Y por supuesto, rezar para el Barcelona no tenga su día.

El rival, por contra, sólo tiene las bajas de Neymar, que será suplido perfectamente por Pedro, y Jordi Alba, a quien probablemente le sustituirá Mathieu.

A día de hoy, dadas las circunstancias, parece casi un milagro que el Sevilla pueda llevarse la Supercopa de Europa, pues si ya es grave no tener ningún central disponible ante cualquier equipo, si te ocurre cuando tienes que enfrentarte al mejor equipo de Europa y posiblemente del mundo… Mal vamos. Pero lo último que se pierde es la esperanza.

Yo apostaría por la siguiente alineación, de no haber sorpresas en cuanto a las recuperaciones:

Sergio Rico, Mariano, Krychowiak, Luismi, Trémoulinas; Reyes, Cristóforo (Iborra si no está al 100% el uruguayo), Kronh-Dehli, Konoplyanka, Banega, Gameiro.

El máximo respeto al rival, clave para conseguir la cuarta Europa League

Todo el mundo da como favorito al Sevilla FC en la final de mañana. Y es lógico, porque lo es. Sería absurdo negarlo, después de haber conseguido ser campeón en tres ediciones de la Europa League y de haber quedado quinto, aunque muy cerca del tercero y cuarto, en una de las ligas más potentes de Europa.

Pero el ser favorito no indica absolutamente nada. Sólo servirá para las casas de apuestas, pero mal haría el Sevilla en creerse superior al Dnipro, en creerse que va a ganar sólo con la camiseta, pues sólo si el Sevilla se esfuerza al máximo logrará superar al equipo ucraniano, que afrontrá la final cargado de ilusión y con un buen puñado de jugadores internacionales, con experiencia y calidad en sus filas. Entre ellos destaca sobremanera Konoplianka. No le he visto jugar, pero me he quedado impresionado al ver un corto vídeo sobre él. Me parece un jugador muy técnico, rápido y difícil de parar. El conseguir anular a este jugador será muy importante para ser campeones de nuevo.

De cualquier forma, tengo la misma sensación que el año pasado. Cuando el Benfica eliminó a la Juventus, pensé que el equipo italiano habría sido un rival más duro en la final. Y ahora pienso lo mismo. Aun siendo consciente de que no será fácil vencer al Dnipro, lo prefería antes que al Nápoles. Dicen los que vieron el enfrentamiento entre estos dos equipos, que el Dnipro tuvo mucha suerte. Si eso es cierto, entonces eso hace mucho más peligroso a los ucranianos, porque con la Diosa Fortuna de tu lado siempre es más fácil conseguir los objetivos.

Llevo ya varios días con el nervioneo en el estómago, y para esta final será aún peor, porque será la primera a la que no pueda asistir. Tendré que verlo por televisión, y eso me pone mucho más nervioso. Lo que peor llevo es escucharlo por la radio, pero también lo llevo mal el verlo por televisión, porque, además, de tener que aguantar las ridículas observaciones de los comentaristas –si se quita el sonido, también se pierde el sonido ambiente–, la pequeña pantalla no permite seguir los movimientos tácticos de los equipos, que es una de las cosas que más me gusta ver en un partido.

Espero una final muy complicada, donde el Sevilla deberá llevar el peso del partido y estar muy atento para no ser sorprendido al contragolpe o a balón parado. Y por supuesto, deberá correr más que el rival, como si les fuera la vida en cada balón. Sería un gravísimo error menospreciar al Dnipro. Estoy seguro de que Emery no lo permitirá y sabrá concienciar a los jugadores, si es que no lo están ya.

Y también espero, cómo no, que se traigan la copa para Sevilla. Y si no puede ser, agradecerles a esos magníficos jugadores que conforman el Sevilla FC que me hagan vivir partidos como el de mañana, que están marcados con letras de otro en el calendario futbolístico mundial.

Por último, felicitar a nuestros dos nuevos internacionales: Aleix Vidal y Sergio Rico. Vitolo también repite. Me pregunto para cuándo le llegará el turno a Iborra, que también está haciendo méritos para ello.

Invertir en defensa, fundamental para el Sevilla 2015-2016

Supongo que la Secretaría Técnica llevará ya tiempo trabajando en la plantilla de la temporada 2015-2016, y espero en que buena parte de los jugadores que tengan en sus agendas, con vistas a incorporarse a la plantilla, sean defensas, portería incluida.

En mi opinión, la actual plantilla tiene calidad y variedad, excepto en la retaguardia. En el centro del campo y en la delantera, yo diría que estamos sobrados. Por suerte, no hemos tenido que echar en falta la larga ausencia de Cristóforo, aunque ello ha sido debido a la polivalencia de Carriço. Pero a fin de cuentas, ese recurso, en realidad, es desvestir a un santo para vestir a otro, puesto que el portugués es uno de los pilares fundamentales en defensa, junto con Pareja, y si juega en el centro del campo, al no haber recambios de garantías, el potencial defensivo del equipo disminuye bastante.

Si analizamos la defensa, la única posición que parece estar bien cubierta, es el lateral izquierdo, donde Trémoulinas y Fernando Navarro han mostrado un gran rendimiento. Son dos jugadores, además, con condiciones distintas, complementándose bien. Pero Fernando Navarro va a cumplir 33 años y Trémoulinas, muy posiblemente, será una pieza codiciada en el próximo mercado veraniego, dado su rendimiento y que ha vuelto a ser internacional con su país.

Por el contrario, en el lateral derecho, contamos con dos jugadores que dejan bastante que desear, sobre todo en sus cualidades defensivas, que es, obviamente, lo más importante para un defensor. Si además tiene físico y calidad para incorporarse al ataque, pues miel sobre hojuelas, pero lo primero es lo primero. Es decir, creo que debería ficharse a un lateral derecho de calidad, pues ni Coke ni Diogo están a la altura de un equipo que se supone que debe aspirar a todo, esto es, ganar títulos y jugar la Champions League.

Pero es en el centro de la defensa, la zona más importante, donde quizás estemos más escasos. Contamos con dos jugadores de primerísimo nivel, como son Pareja y Carriço, pero después tenemos a un proyecto de jugador, como es Kolodziejczak, y que apunta buenas maneras, y a un jugador, Alejandro Arribas, que parece que, ya desde el principio, no contaba con la confianza de la Secretaría Técnica, pues a pesar de sus 26 años sólo firmó por dos temporadas. Es de esperar que el francés vaya progresando, debido a su juventud, pero Arribas, cuando ha jugado, se ha mostrado muy lento y fallón. El partido que hizo Arribas en San Sebastián, donde tres de los cuatro goles fueron achacables a errores suyos, deja claro que, simplemente, no tiene nivel para el Sevilla. No es que tuviera un mal día. Ojalá hubiera sido eso.

Para jugar cuatro competiciones –Liga, Copa del Rey, Europea y Selecciones Nacionales—necesitamos cuatro centrales de calidad. No nos basta con dos, porque cuando falten, significa que se irán puntos o eliminatorias. Y tampoco se puede olvidar la grave lesión de Nico Pareja, que lo tendrá apartado del equipo unos seis o siete meses, y eso esperando que su recuperación sea perfecta y no ocurra lo mismo que con Cristóforo, quien desgraciadamente aún no ha podido recuperarse.

Y por último, la portería, que es la posición más importante. Resulta que empezamos con Beto y Barbosa. A Beto ya lo conocemos: es capaz de lo mejor y de lo peor. De hecho, casi nos elimina el Zenit por tres errores graves suyos. Se suele comentar que tuvo dos errores graves, pero fueron tres. Uno suele olvidarse porque no acabó en gol, por centímetros. Y una eliminatoria europea, ya pasada la fase de grupos, se cifra en millones de euros.

En cuanto a Barbosa, sorprendió su fichaje, pues era un portero de Segunda División, con treinta años y firmaba, al igual que Arribas, por sólo dos temporadas. Para colmo, cuando le llega el momento de jugar, va y se lesiona, con lo que se tiene que hacer cargo de la portería un chaval de 21 años, como es Sergio Rico. Por supuesto, a Sergio Rico no se le puede reprochar nada. Demasiado bien lo está haciendo, con actuaciones decisivas en algunos casos. Por supuesto que tiene fallos, porque está en formación. Y es precisamente por esto por lo que pienso que no debe ser el titular en el Sevilla, al menos en un futuro próximo. La portería, como dije antes, es la posición más importante, y, por tanto, debemos tener un guardameta de calidad, con experiencia y que salve partidos.

Es decir, que los tres porteros, los dos laterales derechos y un central –no incluyo a Kolodziejczak, por su juventud y progresión—son fácilmente mejorables. Y en mi opinión, un equipo campeón y con importantes aspiraciones debe empezar a construirse desde la defensa. Y si hay dinero, como parece que hay y que habrá, no debe haber excusas para que se invierta una importante cantidad en mejorar la línea defensiva.

Espero equivocarme, pero existe la posibilidad de que este año no se consigan logros mayores por no haber invertido en defensa en la confección del equipo. Y eso, no habiendo problemas económicos, lo considero un error de planificación importante. Nos lo jugamos todo en cinco o seis partidos, dependiendo de si llegamos a Varsovia o no, y a estas alturas no debería estar rezando para que Carriço no se lesione. Y es que no puedo evitar tener la sensación de que algo no se ha hecho bien.

Zenit – Sevilla FC. La ilusión en juego

Llega el final de temporada, y con ella también llegan partidos decisivos; partidos que, si se han hecho bien las cosas, son también ilusionantes. Y el más claro ejemplo es el de esta noche, donde nos jugamos, nada más y nada menos, el pase a una semifinal europea.

Se dice pronto, pero ha costado mucho llegar hasta aquí, y, por supuesto, no será nada fácil eliminar al Zenit. Es más, a priori va a ser harto complicado, ya que la ventaja que llevamos es mínima y el equipo ruso está plagado de grandes y experimentados jugadores. Puede que también el clima sea un obstáculo, ya que a estas horas está nevando en San Petersburgo.

En mi opinión, sería un suicidio el saltar al Petrovsky Stadium con una mentalidad ultradefensiva, tratando de vivir de esa renta mínima conseguida en el partido de ida. Eso sería jugar con fuego, y ya sabemos lo que pasa en esas ocasiones. Por tanto, hay que salir a por todas, desde el pitido inicial, siendo conscientes de que muy probablemente será necesario marcar, al menos, un gol. Si nos eliminan, que sea porque ellos sean mejores, y no por una actitud timorata por nuestra parte.

El partido se presenta apasionante, porque el Sevilla también tiene grandes jugadores, y algunos de ellos en un estado de forma sensacional, como Ever Banega o Aleix Vidal. Pero será necesario mucho más que dos o tres jugadores para superar la difícil prueba de hoy. Hará falta mucha solidaridad, presión continua, intensidad en cada balón y, por supuesto, la efectividad que eché tantísimo en falta en nuestro último partido de liga, en Granada. Quizás también haya que tirar de oficio, en el caso de encajar un gol que nos pusiera por detrás en el marcador. Y si las cosas se ponen feas, será fundamental no perder la fe hasta el final. M’Bia y Palop nos mostraron lo importante que es no perder la esperanza.

No sé qué pasará a eso de las once de la noche. No sé si nos habremos clasificado o no, si lo habremos hecho con apuros o con suficiencia, o si habrá sido una debacle. Pero lo que sí sé es que, más allá de un resultado a favor o en contra, tengo que agradecer al Sevilla FC que me haga vivir partidazos como el de esta noche, porque partidos como el de hoy están al alcance de muy pocos clubes del mundo.

Beto renueva. ¿Hace bien el Sevilla?

Desde mi punto de vista, la respuesta a la pregunta del titular es un “no”. Y la explicación es que yo veo a Beto como un buen portero, pero no es un gran portero. Es decir, hay que tener en cuenta de que la portería quizás sea el puesto más importante de la plantilla. Un guardameta de élite te da muchos puntos a lo largo de la temporada, y con la renovación de Beto desaparece la opción de fichar en verano a un jugador que esté a la altura de, por ejemplo, Andrés Palop, que es el mejor portero que he visto defendiendo la portería del Sevilla, con diferencia.

Entiendo perfectamente que encontrar a un portero de élite es muy difícil, sobre todo a buen precio. Pudiera ser que ante la imposibilidad de encontrar uno, el club se hubiera decantado por dar continuidad a Beto. O que también lo haga con vistas a un futuro traspaso, para no dejarlo ir gratis a final de temporada. En cualquier caso, Beto, con 32 años ya, y con más lesiones de las deseables durante este curso liguero, ha renovado por dos temporadas más, con opción a una tercera.

Otra razón por la que no me parece bien la renovación es porque considero que Sergio Rico está dando un mejor rendimiento que el portugués. El canterano también ha renovado su contrato recientemente, con lo que se supone que habrá una lucha entre ellos por hacerse con la titularidad la próxima temporada. Aunque esa lucha se derimirá cuando Beto esté recuperado, y supongo que será un quebradero de cabeza para Emery, si es que éste no tiene las ideas claras a estas alturas. Particularmente, me convence más Sergio Rico. Aunque aún tiene detalles que corregir, me da más tranquilidad que Beto, sobre todo en el juego aéreo, donde la corpulencia y la altura son características fundamentales.

En cuanto a Barbosa, en realidad aún no sé si se trata de un buen portero o no, porque apenas le he visto jugar. Eso sí, no me ha gustado nada su rendimiento en los pocos minutos que le pude ver cuando jugaba en Las Palmas y en las poquísimas oportunidades que ha tenido en el Sevilla. El hecho de que sólo firmara por dos temporadas y de que ahora mismo sea el tercer o cuarto portero, parece dejar claro que su paso por el Sevilla será fugaz.

Por otro lado, no podemos olvidar a David Soria, nuestro canterano que, según dicen los técnicos,, tiene un gran futuro por delante.

Toda la suerte del mundo para Beto, porque de sus actuaciones dependerá, en gran parte, que se logren los objetivos marcados.

Esperando una nueva tropelía de Antiviolencia

Estamos los sevillistas expectantes ante la denuncia por cánticos ofensivos que la LFP trasladará a Competición y a Antiviolencia. Denuncia que no sólo atañe al Sevilla, sino que también recoge insultos en otros cinco estadios de Primera y Segunda.

Como ya sabemos cómo se las gastan desde Los Madriles, especialmente con los estadios de Andalucía, también nos tememos lo peor. Es decir, que harán como siempre: mirarán para otro lado con lo que ocurre en otros estadios o alrededores (cabezas de cochinillo, botellas de whiskey, asesinatos, mecherazos, botellazos…) e irán a por todas si algo ocurre en los estadios del sur, aunque se tire una bola de papel prensado (nos cerraron el estadio por eso) o, como ahora, se quiera sancionar un simple insulto.

Una cosa que llama poderosamente la atención es la sensibilidad del medidor de insultos que se llevó el chivato de la LFP, puesto que asegura que se entonaron cánticos de «Puta Málaga» por parte de la «gran mayoría» de aficionados del Sevilla FC. Es cierto que, en un momento dado, no sólo los Biris cantaron «Puta Málaga», sino que parte del estadio también se unió. Ahora bien, de ahí a decir que fue la «gran mayoría»… creo que es una exageración e incluso falso. Es más, por la parte donde yo estaba, en la grada alta de fondo, nadie, o casi nadie, cantó «Puta Málaga». Aunque también es verdad que yo no tengo ningún medidor y no sabría calibrarlo con exactitud.

Dice Temprado, el Presidente de la Comisión de Seguridad, Respeto y Tolerancia de la Federación, que van a poner mucho empeño en acabar con el insulto desde la grada. Ahora bien, ¿dónde van a poner el listón? ¿Van a sancionar con multas a los clubes por algo que es imposible de evitar? ¿O serán cierres parciales, o totales? ¿Se va a sancionar si grita una parte de la grada, la mayoría o la gran mayoría? ¿Van a castigar más el insulto dirigido a una afición, a un jugador o a un árbitro? ¿Se hará en todos los estadios? ¿De verdad que en todos? ¿O pasará como en el Vicente Calderón, que siempre da la casualidad de que ningún árbitro escucha los gritos insultando a Antonio Puerta?

En fin, me parece un poco absurdo el querer sancionar el insulto, pero, lamentablemente, estamos ya acostumbrados a decisiones injustas y absurdas –que, curiosamente, generan violencia– en el fútbol español. No obstante, parece que estamos ante una nueva vuelta de tuerca. Habrá que esperar a los próximos días, pero, por si acaso, vayamos preparándonos para lo peor.

Athletic-Sevilla FC. La intensidad será clave

En la matinal del domingo nos espera una auténtica prueba de fuego para este Sevilla que nos está acostumbrando a las alturas: San Mamés. O mejor dicho, el nuevo San Mamés.

Se trata de un feudo de donde históricamente no se nos da bien y donde, además,  no solemos tener «suerte» con los árbitros. Pienso que la razón de los malos resultados allí es por la falta de intensidad de la que solemos hacer gala. Por contra, ellos sí van sobrados en ese sentido. No puede ser de otra forma, pues el empuje de su afición –que protestará cada falta nuestra, por mínima que sea–y la entrega de sus jugadores es, quizás, la principal característica del Athletic.

No dudo de que será un partido duro, puesto que los tres puntos son fundamentales para los dos equipos. Para el Sevilla lo serán para mantener el coliderato o, quién sabe, ser líder. Y para el Athletic, para alejarse de los puestos de descenso, de los que están separados por tres puntos.

Una de los aspectos que me preocupan de este partido es la actitud que tendrá Emery ante este partido. ¿Saldrá con un planteamiento timorato y ultradefensivo, como ante el Altético de Madrid, o, por contra, saldremos de inicio a «pecho descubierto», con cuatro jugadores muy ofensivos, como ante el Villarreal? En mi opinión, en el término medio está la virtud. Yo optaría por salir con un solo delantero y reforzar el centro del campo. Deberíamos aprovechar la baja de Gurpegi –también tienen una segunda baja: Aketxe–, la velocidad de nuestros jugadores ofensivos y la posible ansiedad de los jugadores del Athletic, para hacernos fuertes en la zona media y jugar a la contra.

En San Mamés hay que ser valientes, y más aún si tenemos en cuenta que este Athletic no es el mismo que el de la temporada pasada. Desde mi punto de vista, esto es debido, fundamentalmente, a que no han sabido sustituir convenientemente a Ander Herrera –algo complicado, porque Herrera tiene una gran calidad– y porque están disputando una competición muy exigente, como es la Champions League. De hecho, el próximo miércoles tienen un partido ante un potente rival –el Oporto–, donde se juegan el seguir en Europa, aunque sea en la Europa League.

Si miramos la clasificación, se puede apreciar, claramente, cuál es uno de los principales defectos del Athletic: su falta de poderío ofensivo. Después de 9 partidos disputados, sólo tienen 6 goles a favor, habiendo encajado 12 goles. Obviamente, con esos guarismos, es imposible estar bien clasificado.

En mi opinión, si saltamos concentrados a San Mamés –con especial atención al juego aéreo–, si somos capaces de controlar a sus jugadores más determinantes –Aduriz, Muniain y las llegadas de De Marcos–, y, sobre todo, si ponemos, al menos, la misma intensidad que ellos, nos llevaremos los tres puntos. Ahora bien, si salimos en el plan que salimos en el Calderón, tengo claro que nos van a dar por todos lados.

El árbitro será Estrada Fernández, del colegio catalán.

El Sevilla no rectificó y, de nuevo, largas colas para entrar

Pasó lo que tenía que pasar. Si algo no funciona y no haces nada por arreglarlo, va a seguir sin funcionar. Así que, de nuevo, volvieron a repetirse las largas colas para entrar al estadio. Me parece vergonzoso que se dé este espectáculo en un club como el Sevilla, que debería tratar a sus aficionados mucho mejor de lo que lo hace.

Como en el partido contra el Valencia llegué «sólo» un cuarto de hora antes del comienzo del partido y llegué a mi asiento segundos antes del pitido inicial, ayer me propuse, como aconsejaba el club, llegar antes. Lo conseguí, pues llegué con media hora de antelación. Pero aún así, tuve que esperar más de cinco minutos para entrar. Cuando antes de esta lamentable reorganización, el acceso era inmediato o tras una mínima espera.

En mi caso, tengo que acceder a la grada alta de fondo. El club ha tenido la genial idea de que los miles de sevillistas que vamos a esa zona accedamos únicamente por las puertas número 14, 18 y 19. Tres puertas, pero que, en realidad, son sólo dos, ya que la puerta 18 sólo tiene dos tornos, y la 19 tres. Así que no es de extrañar que se formen colas kilométricas, aun llegando con tiempo más que suficiente.

Ahora bien, tras este nuevo esperpento, ¿recapacitará el club para el próximo partido contra la Real Sociedad o se volverá a tropezar en la misma piedra? Es un problema facilísimo de solucionar. Basta con admitir el error y volver a lo que funcionaba.