Parecía imposible que ganáramos un partido, porque lo mereciéramos o no, nunca llegaba la victoria. Hoy se han hecho bien las cosas y hemos tenido la pizca de suerte necesaria.
Es evidente que Caparrós, en apenas unos días, le ha dado su toque personal al equipo, en aspectos importantísimos que tanto Berizzo como Montella descuidaban o, directamente, no hacían.
Por ejemplo, se ha notado muchísimo la intensidad que han puesto todos los jugadores. Bueno, casi todos. Tampoco vamos a esperar intensidad en Correa.
También me ha dado la impresión de que Caparros ha insistido en la defensa. Me ha gustado mucho cómo ha defendido hoy el Sevilla: en la zona adecuada, ni muy adelante ni muy atrás; con las líneas muy juntas, con un doble pivote capaz de robar y distribuir, con más intensidad en la marca… En definitiva, un cambio abismal con el Sevilla al que estamos acostumbrados. De hecho, la Real, que es muy buen equipo, con jugadores de mucho talento, apenas nos ha creado ocasiones de gol.
Caparrós se ha dado cuenta de algo que a todos los sevillistas nos parece evidente: que Roque Mesa es mucho mejor jugador que Pizarro. Mesa, además de robar más balones, tiene más capacidad para retener el balón y más rapidez y precisión para distribuirlo. Y eso, a la hora de la verdad, se hace patente en la fluidez del juego.
De la alineación, no me ha gustado que jugara de inicio Nolito, pues aportar bien poco al juego ofensivo, aunque hay que reconocer que voluntad no le falta. Sin embargo, el único gol del partido llegó tras un buen pase suyo, de penalti. Penalti que, desde mi posición, no me pareció. La televisión me sacará de dudas.
Tampoco me gustó ver a Banega tan adelantado. Creo que ahí se desaprovechan sus cualidades. Para jugar en esa posición quizás le vendría mejor un poco más de velocidad. Pero a estas alturas Banega no va a cambiar, porque eso es innato. Lanzó a la perfección el penalti. Con los pocos que nos pitan, como para que lo hubiéramos fallado.
Buen partido de Sandro, que se hartó de correr. A Sarabia no le sale absolutamente nada. Falló algún gol cantado. Espero que el descanso que se ha buscado –provocó descaradamente la amarilla– le venga bien, porque es un jugador que debe ser determinante, si lo recuperamos física y mentalmente.
El equipo lo dio todo, y eso es lo único que le pedimos. Después el resultado depende de muchos factores.
Partido trabajadísimo, con pérdidas de tiempo, luchas metro a metro… angustioso, porque se veía con claridad que había muchos jugadores fatigados, dando la impresión de que los de la Real estaban más frescos.
Tres puntos y a esperar. Hay que seguir sumando, de tres en tres, en esta recta final de temporada.