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Sevilla 1 – Valencia 0. Milagro en el Sánchez Pizjuán

El milagro no es por ganar al Valencia, que es un gran equipo, sino por ese momento fatídico donde nos encontramos con dos jugadores expulsados y un penalti en contra, y con muchos minutos por delante. Entonces piensas: «Para que no perdamos hoy, hace falta un milagro». Y lo hubo, porque el penalti se falló y después hubo una ligera compensación de fuerzas, al ser expulsado Adúriz. El final feliz llegó porque los jugadores se vaciaron, dieron hasta la última gota de sudor, y la grada les dio el aliento suficiente para no desafallecer.

Pero antes de eso, el Sevilla hizo méritos como para llevar una buena ventaja en el marcador. La primera parte fue dominada por el Sevilla, que controlaba un centro del campo donde el Valencia se mostraba lento, impreciso y falto de agresividad –gracias Emery, por no convocar a Albelda y a Pablo Hernández–. El Sevilla mostró una notable mejoría con respecto a partidos anteriores, al estar más entonados Perotti y Navas. Perotti incluso llegó a tirar a puerta con peligro en alguna ocasión, que es algo que parecía que se le había olvidado. Medel estuvo impresionante, y fue un jabato incansable durante todo el partido. El Sevilla jugaba mejor que el Valencia en la primera parte y merecía el gol. El primero tras espectacular chilena de Negredo, se le fue anulado injustamente a Kanouté. Sin embargo, el maliense marcó poco después el que sería el definitivo 1-0, a pase de Navas.

En la segunda parte llegaría el sufrimiento, porque el Valencia salió más enchufado y por las dos amarillas absurdas de Trochowski: la primera innecesaria, y la segunda demasiada inocente. También llegó el clarísimo penalti de Escudé, quien también fue expulsado. Menos mal que Adúriz calló en la provocación de Spahic y también se fue a los vestuarios antes de tiempo.

Descatar por último el sensacional partido de la defensa, donde destacaron Spahic y Fernando Navarro, y, por supuesto, Javi Varas, que sacó dos o tres manos espectaculares que impidieron que volaran los primeros puntos de nuestro estadio.

Lo único que no me gustó fue el papel que hizo Manu del Moral, que se dedicó a deambular por el centro del campo, a la caza de un balón que nunca le llegó. Pero Del Moral ni presionaba, ni se desmarcaba, ni apoyaba a los compañeros… Prácticamente fue un espectador más. Para eso, casi hubiera preferido que Marcelino sacara un centrocampista más. Ya que casi se había renunciado al ataque, al menos se habría fortalecido el centro del campo.

Esperemos que no nos tengamos que acordar al final de liga del gol anulado a Kanouté, que puede cobrar mucha importancia en cuanto al goalaverage con el Valencia, uno de nuestros rivales directos. Se sufrió mucho, pero mereció la pena. La afición estuvo insuperable. Como dice Marcelino, si sigue esta comunión entre afición y equipo, pocos puntos se van a ir del Sánchez Pizjuán.