Cada día que pasa estoy más perplejo por lo del lanzamiento del plátano a Dani Alves. Entiendo su repercusión, más aún cuando se produjo durante un partido del Barcelona. También entiendo que es un hecho grave, sobre todo en estos días, donde, afortunadamente, parece que la gente está más concienciada con el problema del racismo. Pero lo que no entenderé nunca es que se sancione al Villarreal por esos hechos.
La resolución del Comité de Competición, a mi modo de ver, no hay por dónde cogerla. El Comité reconoce que se trata de un hecho aislado y que el objeto lanzado es de fácil acceso al estadio, pero, a pesar de eso, afirman que merece sanción por la «gravedad de la acción en cuestión y la evidente intención discriminatoria de la misma». De nada le sirve al Villarreal que el Comité considere que «no puede pasarse por alto la presteza de las fuerzas de seguridad a la hora de identificar al autor del hecho», así como «la loable y firme decisión del Villarreal de prohibir la entrada a su estadio del energúmeno autor del hecho».
Y yo me pregunto, ¿qué pude hacer el Villarreal para evitar que alguien tire un plátano al terreno de juego? ¿Acaso pueden prohibir que la gente entre con un plátano o un bocadillo? ¿Y cómo lo controlarían? ¿Van a registrar a todos los aficionados? ¿Acaso hay alguna forma de detectar si alguien es un racista? ¿Y si en lugar de tirar un plátano, el racista imita los gritos de un mono? Pues como es imposible de controlar, la única forma de impartir justicia en este caso es tomar medidas contra el autor de los hechos. Él es el único que merece sanción en todo este asunto, y una bien fuerte. El Villarreal, en mi opinión, ha actuado de forma impecable.
Pero cuando ya me quedo de piedra es cuando leo artículos como este, publicado en El País, donde recogen declaraciones de diversas personas que exigen una sanción más dura para el Villarreal, como el cierre del estadio. Eso, desde luego, sería justísimo: cerrar el estadio, y perjudicar a miles de aficionados y al club, porque a un estúpido se le ocurra tirar un plátano.
La verdad, no doy crédito.