Por fin se acaba el mes de marzo, donde parece que todo nos sale mal. El panorama no puede ser más desalentador: dos empates y una derrota ante nuestro más mediato perseguidor, el Atlético de Madrid, han hecho que los colchoneros estén a sólos dos puntos y amenacen con arrebatarnos nuestra privilegiada posición. Pero también nos ha eliminado de la Champions uno de los rivales más asequibles que había en el bombo, inversores extranjeros acechan para hacerse con el control del club, hay dos absurdas e injustas propuestas de sanción de cierre parcial del estadio, el estadio sigue siendo un cementerio –el conflicto Consejo-Biris no tiene visos de solucionarse–, tres de nuestros seis internacionales han llegado con lesiones de duración media, la Federación Argentina insiste de nuevo en fichar a nuestro entrenador, quien últimamente, dicho sea de paso, no ha estado muy acertado; y nuestro Director Deportivo, pieza clave de los éxitos de los últimos años, según informan desde Italia, ha firmado con la Roma.
No sé si me dejo algo en el tintero, pero si ahora mismo dijeran desde la NASA que un asteroide se acerca a La Tierra y que no va a quedar títere con cabeza a corto plazo, creo que los sevillistas casi nos sentiríamos aliviados.
De todos estos contratiempos, el que menos me preocupa es el de las propuestas de cierre parcial del estadio, sobre todo si el Consejo de Administración cumple su palabra y está dispuesto a ir a la justicia ordinaria. Y el que más me preocupa, es, sin duda, la marcha de Monchi.
En este sentido, no entiendo un par de cosas. En primer lugar, no comprendo que alguien que se jacta de ser sevillista, decida abandonar el club cuando está en su mejor momento y cuando tiene más medios y facilidades para formar una plantilla a su gusto, a no ser que prime la cuestión económica, que es algo muy humano. Y, en segundo lugar, no entiendo cómo esa salida se puede llevar a cabo de una forma tan desastrosa. Es decir, con la temporada en marcha, en la recta final, donde nos jugamos tantísimo, salta la noticia de la firma de Monchi por otro club.
No sé qué habrá de cierto en todo lo publicado, pero el hecho de que haya periodistas de reconocido prestigio que lo afirmen, preocupa bastante. Además, ha coincidido con un parón en Liga, con lo que los medios, siempre ávidos de noticias cuando hay poco que publicar por la ausencia de fútbol, han tenido y van a tener carnaza durante varios días.
Para colmo, salta nuestro Presidente, José Castro, y dice que él no sabe nada del asunto de Monchi, y que se lo pregunten a él. Pues si el propio Presidente no lo sabe, mal vamos.
Desde luego, a mí no me parece recibo que un trabajador con contrato en vigor –creo que hasta 2020– se reúna con otro club, de espaldas al club que le paga, por mucho que ya haya presentado, por escrito, su deseo de abandonar el club. Creo que no son formas y que no es el momento. Aunque también es cierto que encontrar el momento adecuado es bastante complicado. Tampoco me parece bien que ya no tome decisiones en posibles fichajes como el de Jesús Navas o Jovetic.
También leo hoy, para ahondar más en la preocupación, que no está claro que la marcha de Monchi sea aislada, ya que todos los miembros de la Secretaría Técnica terminan contrato en junio. Habrá qué esperar a la decisión que tome el Consejo de Administración en este asunto.
Lo que está claro es que encontrar al sustituto de Monchi será un asunto peliagudo. Será difícil que el nuevo Director Deportivo logre los éxitos alcanzados por el de San Fernando, sobre todo si hay más bajas en la Secretaría Técnica.
Pienso que el Sevilla también tendrá más dificultades a la hora de fichar. Monchi tiene un prestigio mundial y eso allanaba el fichaje de jugadores que reconocían que era un orgullo que recibir su llamada. También Monchi será un «rival directo», ya que, sin ir más lejos, Il Messaggero asegura que Rodrigo Caio y Ozyakup, jugadores que ya han sonado para el Sevilla, son ya objetivos de La Roma. Es decir, que, entre la Roma de Monchi y el PSG de Emery, vamos a tener competencia en muchos fichajes.
Y ahora viene otro problema, y es que el domingo llega el Sporting de Gijón, y aquí se habla de todo menos del partido. Con el agravante de que el equipo asturiano es uno de esos habitantes de la zona baja que se nos dan tan mal. Están a cinco puntos de la salvación. Es decir, que vendrán a «pegar bocaos». Y a las doce de la mañana, con un calorcito curioso.
Ambos equipos tendrán numerosas bajas, especialmente el Sevilla. En el Sporting están confirmadas las ausencias de Jorge Meré y Douglas, por sanción, y son duda Amorebieta, Borja Viguera y Moi Gómez. Rubí recupera a Cuéllar y Nacho Cases, que han cumplido sanción, y a sus tres internacionales, que parecen que han llegado bien físicamente: Elderson (Nigeria), Čop (Croacia) y Afif (Qatar).
Y ojo, que nos pita Vicandi Garrido, que si no es el peor árbitro de Primera División, es porque está Mateu Lahoz.
Evidentemente, no será un partido fácil, pero si hacemos las cosas medianamente bien, debemos llevarnos los tres puntos. Debemos lograr esa victoria que es el remedio para todos los males.
Quiero acabar el post con lo que, sin duda, ha sido lo mejor de la semana: la estatua que le han hecho a Cristiano Ronaldo en el aeropuerto de su ciudad natal –Ronaldo es de Madeira, como Pinocho–. Dejo algunos memes:
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