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Sevilla FC 3 – R. Madrid 2. Triunfo vital, y más que merecido, para mirar a Europa

Buen partido del Sevilla, que ha superado a un Madrid que, pese a jugar con muchos habituales suplentes, ha alineado un once de mucha calidad, lo que da una idea del plantillón que tiene el equipo capitalino.

Pensaba que era una temeridad alinear a un Nico Pareja que ya ha dejado más que demostrado que está en las últimas. Pero tengo que reconocer que ha hecho un buen partido, al igual que todo el equipo.

Al descanso nos fuimos con un resultado que ni soñado: 2-0, con goles de Ben Yedder y Layún. Yedder, como suele ser habitual cuando juega el partido completo, marcó, pero también falló una de esas ocasiones que no se pueden fallar en la vida.

El tercer gol, que daba cierta tranquilidad (con jugadores de la calidad del Madrid y con Mateu Lahoz de soplapitos no se sabe nunca), fue obra de Mercado, con muy poco ángulo y con bastante fortuna, pues tocó en Sergio Ramos y en el poste antes de cruzar el balón la línea de gol.

No me gustó el paso atrás que dio el Sevilla con la entrada de otro central, Carriço, porque además no sirvió para nada. Un centro al área fue suficiente para que Mayoral rematara a placer para acortar distancias. Una gracieta de Mateu, pitando el segundo penalti a favor del Madrid, dejó el marcador definitivo. Por suerte, ya no había tiempo para más, que si no, habría llegado el empate casi con toda seguridad, pues los jugadores del Sevilla estaban exhaustos.

Temí la expulsión de Mercado, que tuvo que jugar muchos minutos con tarjeta amarilla. Estuvo torpe al caer en la provocación de Theo, en el segundo penalti, porque, evidentemente, era ponerle las cosas fáciles a Mateu, que estaba loco por ayudar a hacer posible la remontada, y que sólo vio lo que quiso ver en esa jugada, donde los dos jugadores se empujan.

No entendí las prisas, cuando el equipo estaba ganando 2-0, por poner en juego el balón. Está bien buscar el tercero, pero siempre siendo conscientes del potencial del rival y de que el cronómetro jugaba a nuestro favor.

La clave hoy quizás ha estado en el gran partido que han hecho Nzonzi y Pizarro. El argentino ha estado sensacional y puede que haya hecho su mejor partido con la camiseta del Sevilla. Incluso Franco Vázquez, jugador que no es de mi devoción, no me ha desagradado, a pesar de hacer el primer penalti, de forma absurda, pero que, afortunadamente, Sergio Ramos desaprovechó y no tuvo consecuencias. Habría sido un fuerte mazazo, porque segundos antes Ben Yedder falló un gol cantado.

Europa está al alcance de la mano, pese a la lamentable Liga que estamos haciendo. A pesar de lo que han dicho en Sevilla FC Radio, el Villarreal no tiene la Europa League asegurada. El Getafe puede adelantarles, y nosotros, de ganar el próximo partido, podemos adelantar tanto al Villarreal, al que tenemos el goalaverage ganado, como al Betis, con goalaverage aún por decidir.

No sabemos si jugaremos en la Europa League la próxima temporada, pero sí sabemos que con Caparrós sí vamos a competir y que los jugadores lo van a dar todo. Y eso es mucho. Muchísimo.

Cádiz 0 – Sevilla FC 2. Montella se estrena con victoria

Montella lleva muy pocos días trabajando con el Sevilla, pero ya ha hecho algo muy importante, que es darle plaza de titular indiscutible a Nzonzi. No sabemos si el francés va a estar con nosotros unos días o hasta el final de temporada. Eso dependerá de que su padre encuentre una oferta de 40 millones de euros, o muy cercana. Pero, mientras tanto, tendremos una pieza muy valiosa en el centro del campo, como pudo verse ayer en Cádiz.

Me gustó sólo la primera parte. Confío en que el bajón se debiera a que con el 0-2 se dejaran llevar, pensando en el importante partido del sábado.

En esta primrea parte el equipo jugó con intensidad, con mucha movilidad, y moviendo el balón con más rapidez y verticalidad que a la que estábamos acostumbrados con Berizzo. También se tuvo eficacia en el gol, primero con un buen disparo de Nolito, marca de la casa, sorprendiendo al primer palo, con un disparo fuerte y raso; y después con Jesús Navas, también de disparo fuerte y raso. Pudo quedar más que sentenciada –si no lo está ya– la eliminatoria, si Nolito no hubiera enviado al poste una asistencia de Muriel. Fue lo único meritorio que hizo el colombiano, quien volvió a desaprovechar una ocasión para lucirse.

Ojalá Montella sea capaz de sacar rendimiento a Muriel, aunque sea en la posición en la que jugaba en la Sampdoria, de extremo izquierdo. Lo que está cada día más claro es que no es delantero centro, con lo cual sólo contamos con Ben Yedder y, por tanto, se hace necesario incorporar uno en el mercado invernal. Quiero pensar que los técnicos del Sevilla habrán estado observando a Muriel durante mucho tiempo y que, si decidieron pagar 23 millones de euros por el 80% de su pase, sería porque en los partidos donde le vieron se salió. Si no, no se entiende tal dispendio. Un jugador que cueste ese pastizal, debe tener unas cifras goleadoras muy importantes y marcar las diferencias en los partidos. Y por ahora, no está haciendo ni lo uno, ni lo otro.

También vendría bien, tanto para Ben Yedder como para Muriel, que alguna vez jugaran juntos. Pienso que con Montella es posible que lo veamos, al igual que ver jugar a Geis en su posición natural. Con la baja de Pizarro para el sábado, espero que el alemán sea de la partida, y no se decante por Krohn-Delhi.

El partido de ayer también nos dejó la agradable sorpresa de ver parar un penalti a Sergio Rico. Penalti que fue más que evitable. Primero, porque ninguno de los centrales reaccionó ante el desmarque en diagonal que dejó solo a un jugador cadista, y, en segundo lugar, porque Rico sale tarde y mal. Luego enmendó su error con un paradón, porque el disparo de Salvi era fuerte y Sergio Rico desvió lo justo para que diera en el poste.

Sigue sin gustarme la defensa. Ayer, aparte de Rico, también tuvo un error individual importante Lenglet, que se saldó con tarjeta amarilla porque estaba Kjaer cerca. El danés sigue sin convencerme. Un central indiscutible con su país y que ha costado 13 millones debe ser más contundente y más técnico. No se complica nunca, y abusa del voleón para despejar a saque de banda. Donde parece que más destaca es en su juego aéreo.

Mateu Lahoz, uno de los peores árbitros de Primera División, no hizo de las suyas y pasó desapercibido.

En resumen, noté cierta mejoría en la primera parte, pero también me dio la sensación de que Montella tiene mucho trabajo por delante y que el Sevilla necesita traer dos jugadores más: un central rápido y un delantero centro que complemente a Ben Yedder. Si viene alguien más, bienvenido sea, pero esas dos posiciones me parecen fundamentales.

Yo soy más de Fernando Navarro

Cuando finalizó el partido en el Camp Nou, Fernando Navarro se despachó a gusto. No pudo ser más claro: «Ha sido un robo», para continuar después: «El Barcelona es un gran equipo, pero cuando no puede, tira de otras cosas».

También hay otras formas de encajar los atracos arbitrales, como diciendo esa estupidez, que se ha convertido ya en una frase hecha, de «los árbitros unas veces te dan y otras te quitan», o simplemente callando. Esto último es lo que hace Del Nido y, por tanto, el club. Según nuestro Presidente, no sirve de nada quejarse de los árbitros, porque es peor, de modo que las quejas hay que hacerla en el foro adeacuado. Es decir, que piensa que, si se queja ostentosa y públicamente, los árbitros van a tomar represalias –muy democrático y justo, por cierto– y que, por tanto, lo mejor para el club es quejarse por lo bajini, para que los «señores de negro» no se enfaden.

Pues visto lo visto, parece que la táctica de Del Nido no da resultado alguno. Por supuesto, el quejarse de los árbitros tampoco, pero al menos nos desahogamos y llamamos a las cosas por su nombre. Vamos, lo que se llama el derecho al pataleo.

En este sentido, yo soy más de Fernando Navarro que de Del Nido. Encima de que te dan palos una y otra vez, lo que no pude hacer uno es callarse. Yo, al menos, me subo por las paredes cuando nuestros directivos se muerden la lengua cuando los árbitros nos machacan de manera descarada. A fin de cuentas, ¿qué podemos perder? ¿Nos pueden tratar peor aún? En este punto, conviene recordar que han transcurrido sólamente cuatro jornadas y ya nos han anulado dos goles legales que a buen seguro no se los habrían anulado a los equipos poderosos de nuestra liga. Esos goles nos habrían situado en la zona alta de la tabla, muy alejados del puesto de descenso que ocupamos actualmente. Pero no importa, que esos señores tan buenos y tan justos que dirigen los partidos –nunca mejor dicho– , seguro que ya nos darán lo que nos han quitado. Mientras tanto, yo esperaré sentado, por si acaso.

Resulta evidente que la falta de respeto del estamento arbitral hacia el Sevilla es total, y salta a la vista para todos. Incluso Diario de Sevilla publicaba ayer un artículo titulado «El robo de la marmota«, un título que viene que ni pintado, puesto que en unos días va a cumplirse un año del robo de Mateu Lahoz, en aquel Sevilla 2 – Barcelona 3 de infausto recuerdo. Aquel partido fue idéntico al del pasado sábado. Sólo cambió el estadio y el árbitro. El Barcelona únicamente pudo superar al Sevilla con la ayuda arbitral, siendo el mismo resultado y decidiéndose el partido en el tiempo de descuento.

Me pregunto qué interés tiene para el aficionado del Barcelona o el Madrid ver ganar a su equipo siempre, lo merezca o no. Quizás es que yo tenga espíritu deportista, pero a mí no me gustaría ganar con un gol en fuera de juego o un penalti inexistente. Como deportista, no me gustaría que me regalaran nada. Claro que el fútbol profesional, y más el español, no es un deporte, sino un negocio. Un negocio que apesta a podrido. Cada día que pasa, huele peor.  Y lo más triste es que ni siquiera se vislumbra una solución a esta #ligademierda.

Igualito que Mateu Lahoz. A ver si aprende.

Llama la atención una noticia publicada hoy en L’Equipe, más que nada porque es impensable que algo así ocurra en nuestra liga.

La noticia, titulada «El árbitro pide perdón», dice así:

«Bafetimbi Gomis estaba en posición de fuera de juego cuando el Lyon abrió el marcador el domingo, contra el Lorient (1-1), pero el trío arbitral, encabezado por Saïd Ennjimi, no lo había visto. Advertido de su error, el señor Ennjimi pidió ver a Loïc Fery, presidente del FC Lorient, para pedirle disculpas tras el partido. El mandatario agradeció el gesto, pero sin embargo, ha solicitado a la LFP que estudie la introducción del video en Francia. «Los árbitros son hombres y errar es humano. Aquellos que deseen recibir asistencia del vídeo deben ser escuchados», dijo en la página web de su club el martes».

La liga española apesta a podrido

Nuestra competición es la peor de Europa por muchas razones, y una de ellas es por la baja calidad del arbitraje. Estos señores colegiados, que cobran una barbaridad de dinero, tienen actuaciones difíciles de justificar. Partidos como el At. de Madrid-Betis y el Sevilla-Barcelona de ayer habrían tenido un resultado muy distinto si hubieran estado bien arbitrados.

Nervión no regala puntos, pero los roban. El Barcelona está plagado de jugadores de primer nivel, pero tuvo que recurrir al árbitro para superarnos. La clave del partido estuvo en la expulsión de Medel, cuando ganábamos por 2-0. Cesc Fábregas provoca al chileno y después simula que es agredido. El árbitro no lo ve, pero aún así expulsa a Medel, supuestamente porque alguno de sus asistentes le ha dado el chivatazo. A Cesc ni se le ocurriría hacer esto en una liga seria, como la Premier inglesa, porque se arriesgaría a una sanción de varios partidos por conducta antideportiva. Aquí en España, en una liga de chichinabo, no le ocurrirá absolutamente nada. Es más, seguro que saltará algún lumbreras que dirá que Cesc estuvo listo o pillo e incluso le aplaudirán. Para colmo Cesc es reincidente. Todos nos acordamos de cómo se fue Kanouté para este niñato consentido, que se cree muy valiente porque le protege su camiseta. En España se permiten y se alaban estas actitudes y en otros países se castiga con dureza. Será cuestión de cultura.

Pero el árbitro no se quedó sólo ahí, sino que fue más allá. Sólo tengo palabras de agradecimiento para nuestros jugadores, que se vaciaron durante los 95 minutos que duró el partido. Debe ser durísimo tener enfrente a un rival tan difícil de batir y, sobre todo, a un árbitro que te machaca desde el minuto 1. Un árbitro que no pita faltas, no porque no las vea, sino, sencillamente, porque no le da la gana. Al menos al Barcelona le señalaba alguna de vez en cuando, pero al Sevilla prácticamente ninguna. Tenía que ser clarísima para que la señalara, y ni aún así. Eso mina la moral a cualquiera, y además físicamente es un tormento, porque no te da lugar ni a tomar un respiro. Estando además en inferioridad numérica, lo más normal es que sea decisivo, como así fue.

La otra jugada decisiva fue la clamorosa mano, en las mismas narices del árbitro, de Thiago Alcántara. Mano involuntaria, pero que le sirvió para cortar la jugada, controlar el balón y montar el contragolpe. Es lo de siempre: voluntaria o involuntaria según el jugador que le dé.

Lamentablemente, Mateu Lahoz fue el triste protagonista del partido. Todo lo demás quedó en anécdota: el  trallazo de Trochowski, el golazo de Negredo… todo al garete porque el árbitro de turno no tuvo ni el más mínimo respeto a los profesionales del Sevilla, ni a una afición que asistió en buen número al Ramón Sánchez Pizjuán.

Me gustó mucho mi equipo y el planteamiento. Así se nos irán muy poquitos puntos esta temporada. Lo único que no acabo de entender fue a qué vino sacar a Manu del Moral. No sé qué pintaba sobre el terreno de juego el jiennense, porque es un jugador que no sabe defender –fundamental ayer– y que casi no sabe atacar. Esto último se vio claramente cuando dio el último pase a Navas en un contragolpe, saliendo el palaciego desde nuestro propio campo, con todo el hueco del mundo, y se la dio al defensa del Barcelona. Me dio la impresión de que sacar a Manu en este partido era como estar casi con un jugador menos. Y lo cierto es que no aportó nada.

Ahora habrá que intentar recuperar a los jugadores física y moralmente, e intentar olvidar lo más pronto posible este indignante partido.

Ya debería estar acostumbrado a arbitrajes como el de ayer, porque los he estado sufriendo durante 35 años. Pero tengo que reconocer que me sigo indignando como el primer día. No aprendo.