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Nueva etapa en el Sevilla FC

Con la llegada de Míchel, se inicia una nueva etapa en el Sevilla FC; etapa que durará, como mínimo hasta junio. O, al menos, ésa es mi esperanza, porque, si no fuera así, significaría que las cosas han ido a peor. Y, ciertamente, empeorar las cifras de Marcelino es bastante complicado.

Míchel llega en unas condiciones que no son las idóneas. Es decir, llega sin hacer las probaturas propias de la pretemporada, donde además puede conocer las virtudes y defectos de la plantilla. Sin embargo, tiene la ventaja de que cuenta casi con una semana para preparar el próximo partido, ante la Real Sociedad, que será el lunes, día 13.

Tengo que admitir que Míchel no es santo de mi devoción. En primer lugar, porque no me caía bien como jugador. Uno piensa en él y, a pesar de haber sido un extraordinario pelotero, no puede evitar acordarse de episodios como el que tuvo con Valderrama, o el famoso «me lo merezco».  Y, en segundo lugar, hubiera preferido a un entrenador con una carrera más dilatada y más exitosa, porque la situación por la que atravesamos es complicada, y la experiencia, en estos casos, puede ser decisiva. Por ese mismo motivo, tampoco era de mi agrado Pablo Alfaro, que sólo ha entrenado al Pontevedra y al Recreativo de Huelva.

Pero lo verdaderamente importante es que Míchel ha sido el elegido por la Secretaría Técnica, y, por tanto, debe tener el apoyo de todo el sevillismo. Ahora es él quien tiene la suerte de ser el entrenador del Sevilla FC. Está ante la oportunidad de su vida, pues nunca ha tenido a sus órdenes una plantilla tan potente como la nuestra. Esperemos que no la desaproveche y que tenga el conocimiento y la suerte que le han faltado a Marcelino.

La «pelea» entre Kanouté y Marcelino

Habría que estar dentro del club para saber si verdaderamente ocurre algo entre Kanouté y Marcelino, pero desde fuera,  o al menos la impresión que a mi me da es que parece más una invención de la prensa que otra cosa.

Por supuesto, como personas que son, cada uno con su criterio propio, es imposible que estén de acuerdo en todo y, lógicamente, tendrán sus discrepancias, pero de ahí a dar a entender que entre jugador y entrenador saltan chispas, hay un trecho largo.

Ciertamente, a los aficionados nos cuesta entender que Kanouté pueda pelearse o discutir airada y abiertamente, ante las cámaras, con alguien, y más aún con su entrenador. Pero si eso ya choca, más lo haría el que un entrenador se la tenga jurada a su mejor delantero. Habría que ser muy torpe, pero que muy torpe, para no alinear a Kanouté estando en forma, cuando precisamente el maliense ocupa una de las posiciones donde más flaqueamos y donde se ha mostrado decisivo en multitud de ocasiones. Kanouté ve el fútbol como ningún otro jugador. Lo difícil lo hace sencillo, y eso es un lujo que un entrenador no puede desaprovechar.

Si Kanouté no juega todo lo que debiera, será porque no esté al cien por cien. De hecho, el propio Marcelino reconoció en rueda de prensa, tras un partido, que Kanouté era un jugador ejemplar y que le habría gustado tenerlo a sus órdenes en una etapa donde estuviera en plenitud física.

Por eso, conociendo a Kanouté, que es un profesional ejemplar, en todos los sentidos, y conociendo las palabras de Marcelino, me cuesta trabajo creer que haya discrepancias entre ellos, hasta el punto de que pueda verse afectado el club.

En cualquier caso, lo cierto es que el tema es de actualidad y está ahí, sea inventado o no, con lo que me parece acertada la decisión del club de publicar una nota intentando aclarar el tema.

Y digo lo de «intentando», porque el que quiera seguir viendo un problema entre Kanouté y Marcelino, lo seguirá viendo por mucho que los interesados publiquen o digan.

Este es un asunto que hay que olvidar ya, porque lo único que importa es el Villarreal. En juego tres puntos que nos pueden dar la vida. Casi nada.

Babá, ¿titular o suplente?

Ya, por fin, está aquí el delantero que tanto necesitábamos. Ahora está en manos de Marcelino el utilizarlo o no.

Nuestro entrenador tendrá que marearse un poquito, porque Babá puede darnos más gol, pero para eso tendrá que sacrificar uno de los elementos que parecen fijos en su actual sistema.

Si Marcelino quiere incluir a Babá en el once inicial y sigue insistiendo en jugar con cinco centrocampistas –incluyo aquí la posición de mediapunta– y un solo delantero, únicamente tiene la opción de desplazar a Reyes a la banda izquierda y situar a Babá en la mediapunta. O, por supuesto, un cambio puro y duro: Babá por Negredo, pero me da a mí que mandar a Negredo al banquillo sería, cuando menos, arriesgado, porque el exvallecano ha mostrado ya su eficacia goleadora –aunque a rachas– y tiene ya ciertos galones.

Y si Marcelino vuelve al 4-4-2 de los inicios de la temporada, igualmente tendría que desplazar a Reyes a la banda izquierda, para formar una delantera Negredo-Babá, situándose el senegalés algo más atrasado que Negredo.

En cualquier caso, Reyes parece que está abocado a abandonar la posición que ocupa actualmente.

Imagino que Marcelino, antes de tomar la decisión de darle un puesto de titular a un recién llegado, tendrá que conocer mejor las prestaciones que pueda dar y otorgarle un tiempo para que pueda conocer a sus compañeros. A no ser, claro está, que a Marcelino le impresione tanto que ni se lo piense y le dé un puesto de titular en La Rosaleda.

El Domingo saldremos de dudas, pero hasta entonces, estoy seguro que Marcelino no parará de darle vueltas a la alineación.

De aprobado nada. Suspenso.

Del Nido ha calificado la primera vuelta que ha hecho el equipo con un «suficiente» o «aprobado ramplón».  Yo entendería esas palabras si, al menos, estuviéramos en posiciones que den acceso a jugar la Europa League, pero es que ahora mismo ocupamos la novena posición, aunque es verdad que empatados a puntos con el Atlhetic y el Atlético.

En mi opinión, la nota que ahora mismo se merecen Marcelino, plantilla y Directiva es la de SUSPENSO. Con todas las letras y en mayúsculas. Y pienso que ésa debe ser la calificación porque se ha hecho una mala planificación deportiva en pretemporada, porque Marcelino no ha sabido sacar el máximo rendimiento a la plantilla que tiene a su disposición, ni aprovechar a los jugadores del filial; y, sobre todo, porque pienso que es inadmisible que a estas alturas tengamos sólo 26 puntos –hemos marcado sólo 20 goles– y que nos hayan adelantado equipos como el Español, Osasuna y Levante.

Estos tres equipos que he mencionado tienen plantillas bastante inferiores a la nuestra, pero, sin embargo, ahí están. Pero no están en posiciones de privilegio porque hayan hecho las cosas bien, sino porque Sevilla, Atlético de Madrid, Málaga y Athletic de Bilbao están haciendo las cosas muy mal. Y no hablemos ya del Villarreal, que es el colmo.

Parece que también se ha olvidado con prontitud la eliminación en la fase previa de la Europa League y la eliminación en la Copa del Rey. Yo no lo olvido, y considero que también deben incluirse en la nota final.

Por supuesto, todavía queda mucha liga –la mitad exactamente–, pero nuestra pésima primera vuelta nos deja poco margen de maniobra. Está en nuestra mano el aplicarnos e intentar sacar un aprobado –sexta plaza, con previa de Europa League–,  un bien –quinta plaza, Europa League–, un notable –cuarta plaza, Champions– o un sobresaliente –tercera plaza y acceso directo a fase de Grupos de Champions–. Pero, por ahora, la nota no puede ser otra que la del Suspenso. O el Deficiente, si lo prefieren.

Entiendo que hemos suspendido un parcial, pero lo que de verdad importa es la nota final. Depende de nosotros.

Difícil, pero no imposible.

Hay que admitir que eliminar al Valencia será muy complicado. Principalmente, porque el Valencia ahora mismo es bastante superior a nosotros, tanto en individualidades como en conjunto, pero también porque tras el partido de ida nos ha sacado una ventaja considerable. En las eliminatorias a doble partido, suele ser decisivo el marcar algún gol en campo contrario, y nosotros no fuimos capaces de hacerlo.

Por lo tanto, tendremos que hacer las cosas muy bien para superar al Valencia: concentración máxima en defensa –ni un gol–, presionar con sentido en el centro del campo y acierto en la delantera. Es de perogrullo que no es tan importante crear muchas ocasiones de gol, sino aprovechar las pocas que se tengan. Lógicamente, es mejor llegar siete veces y marcar seis –como hizo el Madrid– que tener infinidad de ocasiones y sólo aprovechar una, como hicimos ante el Granada.

En todo caso, aparte de mantener la portería a cero, necesitaremos marcar tres goles para estar tranquilos. Parece misión imposible, y más después de ver las dificultades que tenemos para hacer goles esta temporada. Para ello, nos hará falta el mejor Negredo, quien supongo estará extramotivado por las absurdas declaraciones de Emery. Ya hay que ser torpe para decir que prefiere a Soldado antes que a Negredo, precisamente pocas horas antes de enfrentarte al exvallecano.

El partido de esta noche es un examen importante para el Sevilla, pero, sobre todo, para Marcelino, que se la juega. La afición ha tenido mucha paciencia con él, quizás incluso demasiada, y parece que ya se ha acabado. Es de suponer que un nueva mala imagen del equipo conllevaría un grito unánime de la grada, pidiendo su sentencia. Todavía está muy reciente el desastre de Vallecas y podrían saltar chispas.

El partido se presenta completito, pero, por si faltaba algo, el soplapitos será Tixeira Vitienes. Este árbitro parece que tiene su propia ley, y un criterio bastante extraño a la hora de tomar decisiones, y parece que le gusta liarla. A ver cómo se porta el muchacho.

Está claro que me gustaría pasar la eliminatoria, pero confío en que Marcelino se dé cuenta de que el partido de hoy, aun siendo importante, no lo es tanto como el del sábado, ante el Español. No podemos conseguir cero puntos de doce posibles en liga. Hay que ganar, por lo civil o lo criminal, como diría uno que yo me sé. Espero, por tanto, que no se fuerce a ningún jugador. Lo digo, concretamente, por Reyes y Navas, que son piezas importantes y han tenido problemas musculares esta semana. Sería fatal que recayeran y los perdiéramos durante varias semanas. Sería un gravísimo error.

Sobre la media noche sabremos si el Sevilla estará en cuartos, sabremos si Marcelino respira o se ahoga. Apasionante partido ante uno de los mejores equipos de España.

Marcelino no sirve

He llegado a esta conclusión tras ver los últimos cuatro partidos del Sevilla. Hasta ahora había confiado en Marcelino, a pesar de que, en mi opinión, erraba más de la cuenta. Pero esto lo achacaba a su posible desconocimiento de la plantilla y a que también es normal que se cometan errores, ya que no hay que olvidar que todos nos equivocamos, y Marcelino, por supuesto, no iba a ser una excepción.

No obstante, trascurrida ya casi la mitad de campeonato, considero que ya ha tenido suficiente tiempo para conocer, de sobra, a la plantilla. Pero cuando uno ve las alineaciones de Marcelino, da que pensar que sigue sin conocerla, porque vuelve a repetir los mismos errores. Por ejemplo, sigue empecinado en colocar a Fazio en el centro del campo, cuando éste ha demostrado, por activa y por pasiva, su nulidad para distribuir eficazmente el balón y crear juego. Y encima, lo hace en detrimento de Campaña, un canterano con el que cuenta un día pero al que ni siquiera convoca al partido siguiente. Justamente, lo que no se debe hacer con un jugador tan joven.

Pero, como dije antes, han sido los últimos cuatro partidos los que me han hecho ver la luz y disipar, definitivamente, las dudas que tenía sobre la valía de Marcelino.

El encuentro con el Levante era dominado con facilidad del Sevilla, hasta que llegó el primero de los tres goles de chiste que hemos recibido últimamente. A pesar de este dominio, y de que quedaba casi todo el segundo tiempo, a Marcelino no se le ocurre otra cosa que quitar a un defensa y meter a un delantero, manteniendo el mismo centro del campo, con lo cual, ante un Levante dedicado en cuerpo y alma a defender, éramos un blanco fácil para que nos marcarar en 2-0 en un contragolpe. No llegó el segundo gol de milagro, por la incapacidad de los granotas, pero a raíz  del cambio de Marcelino el Levante no tuvo problemas para llevarse el partido.

El partido contra el Madrid me pareció un planteamiento desastroso, ya que Marcelino dispuso la línea defensiva muy adelantada. Teniendo en cuenta los buenos pasadores y los delanteros tan rápidos que tiene el Madrid, equipo que destaca, sobre todo, por su letal contragolpe, la disposición del equipo me pareció un suicidio deportivo. Pero lo peor fue que nuestro entrenador tampoco  fue capaz de aprovechar la superioridad numérica del Sevilla. Volvió a cometer el mismo error que contra el Levante. Metió a un delantero y dejó los mismos efectivos que el Madrid en el centro del campo. Como ellos tenían más calidad en esa zona, dominaban el partido a pesar de tener un jugador menos, e incrementaron aún más su ventaja.

El partido contra el Valencia, fue bastante flojo, aunque al menos hicimos una segunda parte medio decente. Perdimos sólo por 1-0, tras encajar el segundo gol de chiste, y aunque tuvimos ocasiones para marcar algún tanto, el Valencia fue, en líneas generales, bastante superior. Salimos vivos, aunque heridos de gravedad, quedando una pequeña posibilidad de pasar la eliminatoria.

Y el partido contra el Rayo, yo creo que ya fue el colmo. Vuelve a confiar en Fazio –para el centro del campo– y Escudé, dejando en el banco a Campaña, Cáceres y Medel. Encajamos el tercer gol de chiste, pero a Marcelino debió gustarle lo que estaba viendo, porque no hizo un solo cambio hasta que encajamos el 2-0.

Me quedo con la imagen de un Marcelino cabizbajo, que no reacciona, o que, cuando lo hace, lo hace tarde; un Marcelino fallón en planteamientos, alineaciones y cambios; un Marcelino incapaz de conseguir que su equipo haga un juego fluido, incapaz de conseguir un equipo competitivo; un Marcelino que no cuenta con la cantera… En defitiniva, un Marcelino que es todo ilusión y poco conocimiento. Y sólo con ilusión, en fútbol no se consigue nada.

Por último, también tengo que decir, a favor de Marcelino, que creo que no está teniendo suerte. Hay partidos, como el Sevilla-Santander o Sevilla-Granada, que lo normal es que hubiéramos ganado por goleada, y Marcelino no tiene culpa de que fallemos goles clamorosos. Al igual que ocurre con los tres goles de chiste que nos han hecho últimamente, tan ridículos que son difíciles de ver en jugadores profesionales. También puede considerarse mala suerte el llegar al Sevilla y ver que jugadores tan importantes como Navas, Kanouté, Negredo, Rakitic o Perotti estan muy lejos de su mejor estado de forma, los cuáles, además, no acaban de arrancar. Y es que a Marcelino todo le sale mal.

Sea como sea, el Sevilla ha entrado en barrena, y ante tal situación, la única solución posible que veo, lamentablemente, es el cese del entrenador. La grada del Ramón Sánchez Pizjuán decidirá, como siempre. Y parece que lo hará pronto. Ojalá me equivoque, porque eso significará que el Sevilla habrá remontado el vuelo.

Todo sigue igual

Llevo seis días sin Internet –para mí, una eternidad–, por culpa de los ineptos de Vodafone, pero en mi primer post tras mi apagón internauta, tengo que lamentarme de que el cambio de año no haya servido para mejorar, sino más bien al contrario. Vamos empeorando, de tal manera que ya no sé si hemos tocado fondo. En cualquier caso, si no lo hemos hecho, nos queda poco, muy poco.

Ayer por la mañana me sentaba delante del televisor, esperanzado en ver un cambio, ya con Reyes de titular, y a mi equipo ganar tres puntos que se me antojaban fundamentales. La esperanza se me esfumó al transcurrir los pocos segundos que tarde en leer la alineación. Para mi desesperación, Marcelino volvía a contar con Fazio en el centro del campo y con Escudé de central, dejando a Medel y Cáceres en el banquillo. Precisamente, los dos primeros fueron los protagonistas de los dos goles del Rayo.

Fazio fue para mí el principal culpable del primer gol –a no ser que Varas no anunciara su salida–, ya que, ante un balón que era claramente para el guardameta, el argentino salta, tal y como lo haría un delantero rival para entorpecer la salida del portero. La diferencia es que este salto, al ser un defensa propio, coge de sorpresa a Varas, que no es capaz de hacerse con el balón ni de reaccionar a última hora, despejando de puños.

Y el segundo gol, ya lo he visto muchas veces. Incomprensiblemente, Escudé se despista y queda aislado, muy lejos del resto de defensas, y además pierde de vista a Tamudo, que está a su espalda y separado de él varios metros. Demasiadas facilidades para el ex-españolista, que es perro viejo y aprovechó el regalo. Es habitual que el francés descuide lo que ocurre a su espalda, cuando un buen defensa tiene que tener ojos en la nuca.

No sé qué tiene que pasar para que Marcelino se dé cuenta, de una vez por todas, de que en plantilla tiene mejores jugadores que Fazio y Escudé y que estos sólo deben jugar en caso de emergencia. Me da la impresión de que Marcelino y, por consiguiente, el equipo,  están perdidos, desorientados. Las últimas actuaciones no hay por donde cogerlas, y, en mi opinión, se hacen evidentes tres defectos graves, o más bien gravísimos del equipo:

En defensa no hay ni orden, ni contundencia, ni, por lo que parece, concentración. Llevamos encajados tres goles de chiste, tan ridículos que parecen más propios de jugadores aficionados que de profesionales. Uno ve los goles que nos hacen en el Levante-Sevilla, Valencia-Sevilla y Rayo-Sevilla y se le cae el alma al suelo.

En el centro del campo, siguen los problemas tremendos de creación de juego, ayer agravados por la baja de Navas y por la inoperancia en la distribución de juego de Fazio. Influye también mucho la baja forma de Rakitic y Trochowski. El único que se salvó ayer fue Reyes, que para mí fue el mejor del partido.

Y arriba seguimos gafados y sin gol. Dependemos demasiado de Negredo, quien lleva una racha verdaderamente calamitosa. Aparece poco, y, cuando lo hace, es para fallar ocasiones de gol. Kanouté ya no es el mismo, aunque sigue sacando las castañas del fuego de vez en cuando.

 Cometiendo errores importantes en las tres líneas y desde el banquillo, difícil veo que nos clasifiquemos para Europa. Tenemos que cambiar mucho para que la temporada no acabe en desastre, porque, si no somos capaces de ganar a equipos tan inferiores como Levante y Rayo Vallecano, lo tenemos crudo.

Contra el Español de nuevo sólo vale la victoria. Una derrota nos podría meter de lleno, y merecidamente, en tierra de nadie. A estas alturas me parece increíble que sólo llevemos 24 puntos de 54 posibles, y más increíble aún que, a pesar de eso, sólo estemos a un punto de la zona europea. Esto sólo se puede interpretar como un claro síntoma de la mediocridad del Sevilla y, sobre todo, de la Liga española.

San Roque 0 – Sevilla FC 1. Encarrilado, no sentenciado

El partido no está sentenciado, pero casi. Me cuesta trabajo creer que el San Roque nos vaya a ganar en nuestro estadio. Si se diera el caso, sería por una relajación de nuestros jugadores imperdonable.

El partido de ayer era para haberlo ganado con claridad, porque el San Roque es un equipo muy limitado, pero lo cierto es que el Sevilla no estuvo nada acertado y no creó muchas ocasiones de gol, principalmente debido a la nulidad de nuestro centro del campo.

Vaya decepción que me estoy llevando con Armenteros y Trochowski. Ambos se convirtieron ayer en máquinas de perder balones. Y así, claro está, nos costará un mundo crear ocasiones de gol. Esperaba mucho más de ellos. De Armenteros, por lo que recuerdo de él cuando jugaba en el Sevilla Atlético, por la excepcional temporada con el Rayo Vallecano, y por su buena pretemporada; y de Trochowski, porque se trata de un jugador internacional y porque también hizo una buena pretemporada, pero lo cierto es que últimamente no da una a derechas. Ayer ofrecieron muy poquito. Trochowski hizo un buen disparo lejano y Armenteros se limitó a disparar con peligro en la jugada del gol, que remató Kanouté. Por lo demás, estuvieron bastante desafortunados.

Si a eso le sumamos que Navas sigue estando lejos de su mejor estado de forma y de que Negredo está en horas bajas, no es de extrañar que nos cueste trabajo crear ocasiones y, como es lógico, marcar goles.

En defensa no se pararon apuros, salvo en alguna ocasión aislada.

No entiendo cómo jugó Medel, siendo el chileno una pieza muy importante de la plantilla y teniendo el sábado un partido tan importante y tan complicado como el que nos espera. Una vez por delante en el marcador, quizás hubiera sido conveniente haber probado a Hiroshi en lugar de darle más minutos a un Negredo que se supone deberá jugarlo todo. Pero, claro, para eso hay que convocarlo primero.

La actuación de Velasco Carballo no me gustó nada. Parece que no contentó ni a la afición local ni a la visitante.

Espero que, al menos, para el partido de vuelta, Marcelino se digne contar con Luis Alberto, Salva y Guarente. Sería de justicia y un aliciente para un partido que no es de por sí muy atractivo, por el rival y por ser un día entre semana y a las 22 horas.

A quitarnos el mal sabor de boca

Hoy comienza la Copa del Rey, competición que últimamente nos está dando bastantes alegrías, y más que nos habría dado si no hubiera sido por el doble mangazo –partido de ida y de vuelta– que sufrimos en la última edición, por parte, cómo no, del Real Madrid.

El objetivo debe ser la conquista del título, pero para eso hay que empezar desde abajo, por la primera eliminatoria, que es ante el San Roque de Lepe y de Tevenet. El San Roque no habrá mandado técnicos para ver cómo jugamos, porque Tevenet nos conoce al dedillo. Posiblemente, Tevenet incluso tenga más conocimiento de la plantilla que el propio Marcelino.

Por cierto, veo la lista de convocados y no me explico cómo no van incluidos en ella Guarente, Salva y Luis Alberto. Si no cuenta con Guarente para jugar con el San Roque, ¿cuándo le va a dar minutos? Al menos, sí va Luna, que lleva ya tiempo mereciendo una oportunidad.

En cuanto a Salva y Luis Alberto, no sé qué tendrán que hacer para ganarse la confianza de Marcelino. El asturiano se pasa por la ciudad deportiva, para ver al Sevilla Atlético, pero no le debe gustar demasiado lo que ve. Amenaza con volver a poner a Fazio en el centro del campo, y mientras, Salva en casita.

El objetivo hoy es convertir el partido de vuelta en un mero trámite. Sin embargo, ya ha advertido Marcelino sobre el riesgo de salir al terreno de juego faltos de intensidad, que es algo que, sin duda, no faltará en el San Roque.

El de esta noche es un encuentro entre la calidad del Sevilla y la ilusión del San Roque, un Segunda B –cuarto clasificado del Grupo IV– que intentará dar la campanada. Esperemos que el Sevilla sea capaz de plasmar en el campo la enorme diferencia que hay entre los dos clubes y podamos pensar ya, alrededor de las doce de esta noche, en la próxima eliminatoria.

A ver cómo sale el experimento

De nuevo afrontamos un partido vital. Esta vez, no es para no descolgarnos de los puestos Champions, sino para que no nos adelanten varios equipos más y quedemos en tierra de nadie.

Por el entrenamiento de ayer, se barrunta una revolución para La Romareda, tanto en la alineación como en el sistema. Los últimos resultados parece que han hecho mella en Marcelino y ya no considera el 4-4-2 como innegociable. La alternativa será un 4-3-3 que, en la práctica, seguramente será un 4-1-4-1, pero con jugadores ofensivos, buscando un equilibrio defensa-ataque que, hasta ahora, no hemos conseguido.

Arriesga Marcelino, no por el cambio de sistema, sino porque implica el dejar en el banquillo a jugadores como Navas o Negredo, que son de lo mejor de la plantilla, pero que también es cierto que no están pasando por un buen momento. La suplencia de Negredo se explicaría por haber salido el madrileño de una lesión recientemente. También se prescindiría de Spahic y Trochowski, sustituyéndolos por Alexis y Campaña, respectivamente. Además, volverá Coke, ya que Cáceres es baja confirmada.

A ver cómo salen las cosas el Domingo. Esto de hacer experimentos con puntos en juego no me gusta nada, pero si Marcelino no es capaz de implantar su 4-4-2 con éxito, habrá que probar otras opciones. Cualquier cosa, antes que ver a once jugadores del Sevilla corriendo sin ton ni son tras un balón. El rival es propicio, ya que visitamos a un Zaragoza que está al borde del abismo, con muchas dudas y con un entrenador cuestionado.

Sólo falta que seamos capaces de dar unos cuantos pases seguidos y nos dediquemos a jugar un poquito al fútbol.

El Sevilla no cuenta con la cantera

O al menos no cuenta con su propia cantera, porque si hacemos caso a la prensa sí parece que hay interés en jugadores jóvenes de otros equipos: Tiago (Barcelona), Álvaro Vázquez (Español), Álvaro González (Rácing de Santander) o Vicente Iborra (Levante). Y seguro que en poco más de un mes se encargarán de sacar más nombres, ya sean invenciones o no.

Una de las cosas que más me ilusionaba del Sevilla en pretemporada era el gran número de canteranos que había en la primera plantilla, con varios jugadores que hacía poco estaban en el Sevilla Atlético y que contaban con una buena perspectiva de ser jugadores importantes, de disponer de muchos minutos. Pero resulta que  Diego Capel se vende al Sporting de Lisboa por una cantidad irrisoria, Rodri se marcha al filial del Barcelona, Bernardo parte hacia Santander, Cala jugando en Grecia, Luna no ha jugado ni un minuto, Campaña cuenta poco para Marcelino –no fue ni convocado contra el Athletic– , Luis Alberto cuenta menos aún y Salva parece destinado a seguir en el Sevilla Atlético.

Parece que Marcelino sólo cuenta con Fazio –cada vez menos–, Navas, Perotti, Armenteros y Varas. Me parecen muy pocos, y me da la impresión de que, si no fueran canteranos, habría muchos más jugando. Nuestro entrenador parece seguir empeñado en seguir la senda de Manzano, que tampoco miraba hacia la carretera de Utrera, ni aún estando apurado con las bajas.

Yo soy de la creencia que la base del Sevilla debería estar formada por jugadores del filial, y sólo hacer fichajes para cubrir lo que no nos dé l cantera. Si se traen jugadores foráneos deberían ser para marcar diferencias. Es decir, más o menos lo que se hacía cuando entrenaba Manolo Cardo.

Me da la impresión de que mi idea es más una utopía, ya que han cambiado mucho las cosas últimamente en el mundo del fútbol. Parece que a la afición le ilusiona más un jugador traído de fuera que uno de la casa. A mí no,  porque el de fuera suele venir pensando en el dinero y el de la casa suele venir pensando en cumplir su sueño desde pequeño. Y anda que no hay diferencia.

 

¿De verdad es necesario otro centrocampista?

Según la prensa, parece ser que Marcelino ha pedido el fichaje de un centrocampista en el mercado invernal. No sé qué habrá de cierto en esto, pero si esto es así, la verdad es que no lo entiendo.

Es evidente que un delantero es necesario, y, si acaso un central, dado el bajo rendimiento de Escudé, la irregularidad de Spahic, que Cáceres cuenta más como lateral, y que Alexis no convence a Marcelino –ni a mí tampoco–. Y luego está Fazio, quien, en mi opinión, no es válido para el Sevilla. No me gusta ni como central ni como centrocampista, pero, en todo caso, lo veo más como central.

Teóricamente, la llegada de un centrocampista sería necesaria porque no hay sustituto de garantías para Medel. ¿Y qué pasa con Guarente entonces? ¿Y con Campaña?¿ Y qué pasa, sobre todo, con Salva? Porque Salva, para mi, fue uno de los mejores de la pretemporada, y en el Sevilla Atlético lo está haciendo muy bien. Además, es un jugador tipo Medel: incansable, con capacidad para recuperar muchos balones y distribuirlos bien, tanto en corto como en largo. ¿No sería mejor confiar en la cantera, cuando además hay poco dinero en caja, antes que hacer un nuevo desembolso en otra incorporación?

Y si lo que necesitara Marcelino fuera un centrocampista ofensivo, también creo que esa posición también está bien cubierta con Rakitic, Trochowski o Luis Alberto.

Monchi y Del Nido, como siempre, son los que deciden, pero si de mi dependiera, la respuesta sería un «no» rotundo.

Hay equipo, ¿pero hay entrenador?

Soy el primero en reconocer que la plantilla del Sevilla ha ido perdiendo potencial, progresivamente, en los últimos años. Sirva de ejemplo, que aún estamos esperando al sustituto de Luis Fabiano. Seguramente, el que llegue no tendrá el nivel del Brasileño, pero deberá ser alguien de calidad. Si no es así, no tiene sentido traer a nadie. Mejor recurrir a la cantera.

No obstante, pienso que, a pesar de esto, hay equipo para, al menos, conseguir plaza de Europa League. Lo de la Champions ya es más complicado, aunque sólo veo superior a nuestro plantilla al Valencia, y, más o menos equiparados con nosotros, al Atlético de Madrid, Málaga y Villarreal.

La cuestión es si hay entrenador. Muchos piensan que Marcelino está bien para entrenar a un equipo pequeño, pero no a uno grande. Yo jamás entenderé eso. Es más, pienso que tiene mucho más mérito hacer jugar bien a un equipo con pocos recursos y jugadores de nivel medio-bajo. En un equipo grande, siempre encontrará más facilidades y mejores jugadores. Es cierto que también encontrará más exigencia, pero no creo que ningún entrenador se amilane por eso. Por tanto, creo que Marcelino sí está capacitado para sacar adelante al equipo, pero también pienso que tiene que dar rápido con la tecla, ya que, yendo a paso de tortuga, nos quedaremos rezagados en la tabla, y, evidentemente, Marcelino, como todos los demás entrenadores, depende de los resultados.

Pero no veo a Marcelino como el único culpable de la situación a la que hemos llegado, ni mucho menos. A mi modo de ver, hay tres circusntancias que nos han llevado a caer en la tabla:

Una mala planificación deportiva. No puede ser que un equipo de altas miras tenga sólo un delantero y medio. Lo del «y medio» va por Kanouté, porque ya se sabía que se iba a perder un buen número de partidos. Creo que hemos perdido varios puntos por tener poca pegada. Y menos mal que Del Moral lleva una media aceptable de goles.

Decisiones erróneas de Marcelino. Desde mi punto de vista de aficionado, creo que Marcelino se ha equivocado, en diversos partidos, tanto en planteamientos, sustituciones y alineaciones. Él mismo lo ha llegado a reconocer en alguna ocasión en rueda de prensa. También creo que Marcelino no está sacando el máximo provecho de la plantilla. Hay jugadores que merecen jugar más minutos. Prácticamente, no cuenta ni con Luna –al que ha dejado desmoralizado– ni con Coke –que si no lo está, le faltará poco–, ni con Alexis –ahí no me meto, porque creo que este jugador no sirve para el Sevilla–. Y a Campaña, que por la baja de Medel se habría hecho la idea de ser titular ante el Bilbao, no lo llevó ni convocado. Es decir, no lleva convocado a un jugador joven, que ha llegado a ser titular y que necesita continuidad y confianza. A mi entender, Marcelino ha tomado decisiones que pueden conllevar el acomodamiento de algunos jugadores, ya que, lo hagan bien o mal, casi siempre juegan los mismos.

Y por último, lo que yo creo más importante: la actitud de los jugadores. No puede ser que todos los rivales corran más que nosotros, presionen más y combinen mejor. Incluso los de la parte baja de la tabla. Si nos esforzamos igual o más que el rival, casi seguro que ganamos. Lo que no podemos pretender es ganar andando. Y eso no es cuestión del entrenador únicamente, aunque sí es él el que debe concienciarlos y motivarlos para que salgan a morder en cada partido.

Lo cierto es que ahora mismo parecemos incapaces de ganar a cualquier rival, y esa mala impresión, como es lógico, sólo puede cambiarse con victorias. Será en Zaragoza donde tengamos la primera oportunidad, y ante un rival que está casi en nuestra misma situación, ya que sólo ha ganado un punto de los últimos quince. El mejicano Aguirre está en la picota.

Seis partidos sin ganar serían demasiados. No podemos fallar más.

Perdiendo la fe en Marcelino

No la he perdido del todo, porque aún recuerdo partidos de pretemporada muy buenos, donde se salía a ganar desde el primer minuto, donde se presionaba con sentido, los jugadores se desmarcaban, se ofrecían, se daba la importancia a la posesión del balón, se defendía bien  y se hacía un buen juego de ataque.

Después, con puntos ya en juego, se han hecho partidos muy buenos, donde todos los jugadores han dado un buen nivel y han tenido muy buena actitud, como contra el Málaga, el Valencia o el Barcelona.

Pero el partido de ayer me ha dejado muy preocupado. No puede ser que faltando aún media hora para la finalización del partido, y con el marcador 1-1, estuviera deseando que llegara el pitido final, porque veía que el equipo estaba roto y que era un pelele en manos del Athletic; veía un equipo que no era capaz de crear peligro, de dar dos pases seguidos, sin cohesión, sin coraje, sin confianza, sin juego, sin orden… hasta sin suerte.

Me pregunto cómo puede cambiar tanto un equipo. Es difícil de encontrar una explicación, pero la actitud de los jugadores es básica. No entiendo por qué nuestros jugadores presionan poco, y, cuando lo hacen, lo hacen mal. Ni tan poco entiendo por qué están tan inmóviles, por qué no se desmarcan, ni se ofrecen, ni se apoyan. ¿Por qué todos los equipos que llegan aquí corren más que nosotros? ¿Acaso tienen mejor condición física? No creo que sea así, porque esto ocurría ya con otros preparadores físicos.

Por otro lado, hay otras cosas a las que no encuentro explicación. Como, por ejemplo, ¿cómo es posible que, siendo casi todos jugadores internacionales, perdamos con tantísima facilidad el balón? ¿Cómo es posible que no seamos capaces de recuperar el balón en un saque de banda en contra y de no perderlo si es a favor? Es que llegamos a ser tan torpes en este sentido que, prácticamente, un saque de banda es balón para el contrario. ¿No es esto entrenable? Entonces, ¿por qué no se mejora este aspecto?

Me preocupa sobremanera la baja capacidad de reacción de Marcelino. Ayer el Athletic dominó el partido, casi de principio a fin, por varios motivos, pero uno de ellos, además de que Muniaín se movía con absoluta libertad y hacía lo que le daba la gana, era el poco acierto de Trochowski y Fazio. Pues Marcelino dejó sobre el terreno de juego al alemán hasta el minuto 67 y a Fazio durante todo el partido.

No sé que verá Marcelino en Fazio. Posiblemente quedó rendido ante el partidazo que hizo el argentino en Santander, cuando él entrenaba al Racing. Pero los sevillistas sabemos que los partidos buenos de Fazio en el Sevilla se pueden contar con los dedos de una mano, y puede que hasta sobren dedos. En mi opinión, a Fazio le pierde su suficiencia y su escasa visión de juego. Además, se limita a defender y, a la hora de crear juego, es casi nulo. Es de suponer que ayer jugó de titular para marcar a Llorente, pero quizás la mejor forma de anular a Llorente es conseguir que no le lleguen balones, controlando el centro del campo, y seguro que tanto Salva –espectador en el banquillo– como Campaña –espectador en la grada– habrían hecho mejor trabajo que Fazio en ese sentido.

Más vale que Marcelino espabile pronto. A estas alturas, debería haberse dado cuenta ya de que en su plantilla hay jugadores mejores que Fazio, que Escudé está pidiendo un banquillazo a gritos desde hace bastante tiempo, que Trochowki en la izquierda no rendía –y ha jugado varios partidos en esa posición–, y que Cáceres posiblemente aporte más al equipo de central, porque es su posición natural.

También Marcelino debe corregir el sistema defensivo. Nos llegan con mucha facilidad y, para colmo, nuestros centrales no están nada acertados. Ayer una mala entrega de Spahic –está fallando demasiado– nos volvió a costar un gol. Encajando dos goles por partido no vamos a ningún sitio.

Del árbitro, casi mejor no hablar. Ayza Gámez fue, prácticamente, otro jugador más del Athletic. No pudo estar más desacertado. Estos árbitros que utilizan dos varas de medir no me gustan nada.

El de ayer no es un partido para olvidar, sino para tenerlo muy en cuenta. Lo único bueno del partido fue el gol de Navas, la jugada de Rakitic y que no llovió. Si no cambiamos radicalmente, la clasificación para la Europa League será un imposible. En este plan, es absurdo hablar de Champions.

Luis Alberto se impacienta

Vaya por delante que Luis Alberto me parece un gran jugador. De hecho, creo que ya tendría que haber jugado con Manzano bastantes partidos, y también creo que debería de haber jugado más con Marcelino. Pero la cuestión es que, a pesar de que Luis Alberto tiene muchísima calidad, también tiene aspectos que tiene que mejorar. Posiblemente, por eso Marcelino no las tenga todas consigo a la hora de darle minutos.

En mi opinión, Luis Alberto tiene que dar un paso adelante para ser importante en el primer equipo, y ese paso tiene que ser firme. Es decir, tiene que defender, correr y presionar como el que más. No basta con tener calidad y toque, sino que tiene que ofrecerse y aprender a sacrificarse. También tiene que aprender a no acaparar el balón, a soltarlo rápido y en el momento preciso.

Se me viene a la mente la jugada de Mallorca, acabando el partido, cuando llevó bien un ataque y Navas se desmarcaba. Si le llegaba el balón a Navas, sería una ocasión clarísima de gol. Pero Luis Alberto, en lugar de hacer el pase, intentó hacer una vaselina a Aouate. Más tarde dijo que lo hizo porque lo vió claro y, además, no vió a Navas. Y a mí eso no me vale, porque si no vió a Navas, tendría que haberlo visto. No se me olvidará la mirada que Navas le echó a Luis Alberto. El palaciego estaba indignado porque estaba seguro de que le iba a pasar el balón.

Luis Alberto ha dicho que no le sienta bien tener pocas oportunidades y que podría salir en enero, pero también dice que confía en sí mismo y que espera triunfar en el Sevilla.

Si de verdad quiere triunfar en el Sevilla, lo que tiene que hacer es esforzarse más, ganarse la confianza de su entrenador y no quejarse públicamente de la falta de minutos. La impaciencia no le hará ningún bien, y menos aún siendo tan joven.

Confío en que Luis Alberto no se convierta en un nuevo Pineda, jugador éste que tenía todo para triunfar, pero que, al final, se malogró y acabó jugando en divisiones inferiores.

Luis Alberto decide. Y espero que decida bien.