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Decepcionante Supercopa de Europa

Soy realista, y sé que era prácticamente imposible ganar la Supercopa de Europa. El Real Madrid, como no puede ser de otra manera es muy superior. Baste el dato de que el costo de uno de sus fichajes multimillonarios, de esos que repiten cada año gracias al dinero robado a los otros clubes de la Liga, supera el presupuesto del Sevilla. Así pues, para ganar la Supercopa era necesario hacer un gran partido, lleno de concentración y acierto.

Pero no fue eso, no mucho menos, lo que presencié. Lo que vi fue un Sevilla timorato, demasiado consciente de su inferioridad, e incluso con falta de garra. Y sobre todo, un Sevilla falto de calidad, sobre todo en la zona ancha y en los laterales . Sus mejores jugadores fueron Denis Suárez, Fazio y Beto, a pesar de que éste último debió atajar el segundo gol.

Denis Suárez parece un buen jugador –habrá que verlo más–, pero no puede ser, en ningún caso, el que tire del carro. Es un chaval muy jóven y falto de experiencia. Tiene una gran visión de juego, pero físicamente no es muy fuerte, lo que le hace perder la gran mayoría de balones divididos.

Desde luego, esperaba mucho más del Sevilla en el día de ayer. Esperaba que salieran a morder y se lo pusieran mucho más difícil al Madrid. Quizás el equipo de la capital viera allanado el camino por el planteamiento de Emery, demasiado defensivo.

Por otro lado, no acabo de ver a Carriço en el centro del campo. Creo que ahí no es donde mejor rinde el portugués. Encima, Bacca estuvo desaparecido, lento y, posiblemente, bajo de forma.

También esperaba que para la Supercopa estuviera el sustituto de Rakitic. A diez días del primer partido de liga, aún no ha llegado. Aún hay tiempo, pero ya muy poquito. Monchi no puede dormirse en los laureles, y menos ahora, que hay dinero fresco, al volar otro canterano rumbo a la Premier League, la mejor liga del mundo.

Tiene mucho trabajo Monchi, porque ayer se vieron muchas carencias, sobre todo en la creación de juego.

Mucho que mejorar y, además, en poco tiempo. Pero Monchi ya ha demostrado de lo que es capaz, y estoy seguro de que volverá a acertar.

Mis sensaciones de cara a la Supercopa de Europa

Se aproxima una de las citas más importantes del año, la Supercopa de Europa, y mis sensaciones son muy parecidas a las que tuve cuando jugamos la Supercopa contra el Barcelona. Aquel Barcelona era impresionante, y reinaba en Europa con una facilidad pasmosa. Lo normal era que goleara a sus rivales. Yo viajaba a Mónaco convencido de que era casi imposible traernos la copa, a no ser que hiciéramos un gran partido, de principio a fin. Y se hizo. Vaya si se hizo. Y porque el Barcelona tuvo suerte. Recuerdo especialmente el jugadón de Antonio Puerta. Si llega a entrar… se cae el estadio.  La zona de los sevillistas, claro, porque la de los culés parecía un funeral.

Para el partido del día 12, contra el Real Madrid, tengo la misma sensación. Este Madrid no es tan buen equipo como aquel Barcelona, pero igualmente está a años luz de nuestra plantilla. Con lo cual, lo normal y lo lógico es que salgamos derrotados de Cardiff. Mi esperanza es que en el fútbol no siempre la lógica se impone.

Me encanta que no aparezcamos en las noticias absolutamente para nada. Creo que nos vendrá muy bien pasar desapercibidos, como si fuéramos totalmente inofensivos y no contáramos para nada. Ojalá sea así hasta el día del partido. Por tanto, no me ha gustado nada que salga Emery advirtiendo a quien quiera oírle: «Este equipo es capaz de ganar al Real Madrid». Pues claro que es capaz de ganar al Madrid, y a cualquiera, siempre que se hagan las cosas bien.

Veremos a ver qué equipo ponemos en liza en Cardiff. Seguro que será lo suficientemente competitivo como para, al menos, dar un quebradero de cabeza al actual Campeón de Europa. Parece que el equipo está fuerte en defensa y funciona como conjunto. El juego en equipo debe imponerse ante las individualidades del Madrid. Aunque aún tenemos bastante que mejorar, nuestro rival tiene el mismo problema.

Me habría gustado que ya estuviera en el plantel el centrocampista ofensivo, pero parece que habrá que esperar aún bastante para verle enfundado con nuestra camiseta.

Estuve en las dos anteriores Supercopas, pero, lamentablemente, no podré estar en esta. No tendré más remedio que verlo por la televisión, donde se sufre más. Probablemente le quitaré el sonido, para no tener que escuchar tonterías y comentarios parciales.

El día 12 tenemos un partido para saborear. Hay que ir a por ellos desde el principio, pero con nuestras armas: trabajo, concentración y un mínimo de acierto. Será un gran éxito conseguir un nuevo título, pero si no fuera así, no debería considerarse un fracaso. Jugar una Supercopa está al alcance de muy poquitos equipos.

Suerte a los que vayáis, y que disfrutéis del partido, del ambiente, de Cardiff, y, cómo no, de nuestro Sevilla.

Derechos de TV: Real Madrid y Barcelona pretenden seguir robando

El Real Madrid ha sacado a concurso su nuevo contrato televisivo y rechaza, como es lógico y era de esperar, el reparto centralizado de los derechos de televisión.

Entiendo perfectamente la postura de Madrid y Barcelona, puesto que no quieren perder sus privilegios económicos. Es normal que quieran seguir cobrando 140 millones de euros sólo en concepto de derechos de televisión. También es normal que únicamente tengan en cuenta sus propios intereses y quieran hacerlo a costa de los demás equipos, los cuáles, en el peor de los casos, tienen que hacer encajes de bolillos para poder subsistir, y, en el mejor de los casos, vender a sus mejores jugadores para cuadrar presupuestos.

Es normal que a los dos pudientes les dé lo mismo que tal o cual equipo desaparezca o pierda la categoría. Lo que no veo normal, en absoluto, es que los 18 equipos restantes no se planten en serio y amenacen con no jugar la liga hasta que haya un reparto de derechos televisivos justo. Es evidente que Madrid y Barcelona deben cobrar más que el resto, pero no tantísimo.

No me cabe en la cabeza que los Presidentes de esos 18 equipos no reclamen lo que es suyo. Si lo hicieran, y siempre que supieran gestionar los nuevos ingresos, podrían aspirar a grandes logros. Posiblemente, cualquier equipo de mitad de la tabla, con un poco de ambición y acierto, podría ponerse como objetivo entrar en Europa. Tal y como están las cosas actualmente, eso es imposible. Sólo pueden aspirar  a mantener la categoría y a tener la menor pérdida económica posible… hasta que bajen  a Segunda.

Mientras tanto, esos Presidentes contemplan, atónitos y timoratos, cómo Madrid y Barcelona se gastan todos los años 70,  80  o más de 90 millones de euros en sólo un jugador. Y lo peor es que parece que les da igual, puesto que no son capaces de mover un solo dedo para cambiar la situación establecida. ¿No se dan cuenta de que gran parte de ese dinero que se llevan por la cara Madrid y Barcelona, les corresponde?

De no cambiarse la situación, seguiremos estando condenados a la ya conocida Liga de mierda, donde Madrid o Barcelona pelean por superar los 100 puntos, mientras diez equipos pelean por mantener la categoría y sólo unos cuantos por las restantes plazas europeas. Esta temporada pasada ha habido una excepción, pero considero que ha sido totalmente casual. El Atlético ha ganado la liga porque se han empeñado en meter a un tercero en discordia, a base de favores arbitrales, y, sobre todo, porque tanto el Madrid como el Barcelona se han desinflado en las últimas jornadas, haciendo un final de liga verdaderamente lamentable. Obviamente, el Atlético tiene un gran equipo, pero no lo suficiente como para ganar la liga. Sólo un cúmulo de circunstancias, que será complicado que vuelvan a darse,  lo ha hecho posible.

Si queremos tener una liga de primer nivel, al estilo de la Premier inglesa, donde cada partido es un espectáculo, sólo hay una opción: que los 18 equipos restantes, o una gran mayoría de ellos, se planten y amenacen con no empezar la competición hasta que haya un reparto de los derechos televisivos justo.  Está más que demostrado que contra los dos grandes –grandes ladrones, diría yo–las buenas maneras no sirven. Sólo una posición de fuerza y contundencia los puede «convencer» de que la máxima competición nacional no puede seguir siendo una pantomima.

¿Hasta cuándo vamos a seguir así? Porque el cambiar la situación, aunque pueda parecer lo contrario, no depende de los dos equipos más laureados de la liga, sino de los otros 18 restantes.

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El Sevilla FC se alza con la primera Copa del Rey de Felipe VI

Nuevo título conseguido por los juveniles, División de Honor, del Sevilla FC. En el día de ayer consiguió su sexta Copa del Rey.

Dio igual que el partido no fuera en terreno neutral, dio igual las numerosísimas e importantes bajas con las que el Sevilla afrontaba el encuentro, dio igual la excesiva juventud de nuestros jugadores, muchos de ellos aún en primer año, aunque parecieran veteranos sobre el terreno de juego… Al final, los chavales se trajeron un nuevo título para Sevilla.

No fue un buen partido. Desde mi punto de vista el Madrid fue mejor y llevó el peso del partido, aunque tampoco dispuso de muchas más ocasiones que el Sevilla. Claro, que esto fue mérito del buen planteamiento táctico del partido y del gran esfuerzo físico de nuestros jugadores. No era nada fácil maniatar a los jugadores madridistas, de gran calidad técnica muchos de ellos.

El gol sevillista fue conseguido, ¡cómo no!, por Juan Muñoz, el Goleador Mayor del Reino, al rematar una falta lateral perfectamente botada por Antonio Romero.

Ya en la segunda parte, el Madrid logró empatar, con gol de Aleix, prácticamente a la jugada siguiente de haber podido casi sentenciar la final el Sevilla, puesto que Matos estrelló el balón en el guardameta madridista, tras sensacional slalom por la banda.

Con los dos equipos rotos físicamente, se llegó a la tanda de penaltis, donde el héroe fue de Benacazón, y no de Soria, como dice su apellido. Nuestro portero Soriano hizo dos paradones que, unido al acierto de nuestros lanzadores, fueron suficientes para traernos la Copa.

Leí que en el once titular del Madrid había tres andaluces y tres jugadores madrileños. Por contra, en el once inicial del Sevilla todos eran andaluces, y ocho jugadores de la provincia de Sevilla. Sin duda, otro triunfo rotundo de nuestra cantera.

El árbitro no estuvo mal. En mi opinión, barrió, cuando pudo, para el Madrid, pero, más que nada, en faltas en el centro del campo que, felizmente, no fueron determinantes. Al menos, no fue como en la semifinal, donde el Sevilla tuvo que superar a un buen Barcelona y a un mal árbitro.

Lo único lamentable, y mucho, de la final fue la actitud de la Federación Española y de Mediapro.

Por parte de la Federación Española, por obligar o proponer que el partido se disputara en Las Rozas, no ofreciendo un terreno de juego neutral. Y por parte de Mediapro, por su actitud en la retransmisión del partido. La retransmisión de la señal no fue gratuita. Tanto el Madrid como el Sevilla tuvieron que pagar a Mediapro para que las aficiones pudieran ver el partido, pero parecía que allí sólo estaba el Madrid. Continuamente sacaban a Florentino y Butragueño en el palco,  y sólo al final, en la entrega de medallas –y supongo que porque no habría más remedio–, ya enfocaron a José Castro, Monchi y Emery.

Pero bueno, todo esto lo único que hace es que la alegría sea aún mayor.  Porque ¡vaya caritas que tenían algunos en el palco!

Felicidades, chavales. Felicidades, Sevilla. La fábrica de campeones sigue funcionando a todo ritmo.

La final de la Champions, un castigo divino

El paripé en el que se han convertido la Liga española y, en estos últimos años, la Copa del Rey, me ha llevado a ver muy poquito fútbol, aparte del Sevilla Fútbol Club. Las excepciones son la final de la Liga Europa y los partidos de Champions, en su fase de eliminatorias. Y también la final de la Copa del Rey, siempre que no sea un Madrid-Barça.

Así que este sábado me senté a ver una de las finales de Champions menos atractivas para mí, puesto que se enfrentaban dos de los tres equipos que no soporto de la liga española. El otro es el Barcelona. Se supone que, como soy sevillista, al que no podría ver ni en pintura es al que dicen que es nuestro eterno rival: el Betis. Pues no, mi estómago se revuelve cuando nos tenemos que enfrentar al Madrid, Barcelona o Atlético de Madrid. Por este orden.

O eso, al menos, creía yo. Creía que mi equipo más odiado era el Madrid, quizás porque he visto, desde pequeño, cómo nos robaban partidos, de manera descarada y escandalosa; o quizás porque históricamente nos han quitado a nuestros mejores jugadores, y haciéndolo además con el dinero de la TV que pertenece, o debería pertenecer, a los demás equipos. O puede incluso que sea porque se han propuesto meternos al Madrid hasta en la sopa. Da la impresión de que aparte del bipartidismo político, también parece que se quiere imponer al Barça o al Madrid. La televisión nos bombardea todos los días con muchos minutos de información de estos dos equipos, por muy nímia y ridícula que sea. Menos mal que está el  mando a distancia como aliado para ayudarnos a evitar esta ingente y malintencionada información. Estoy seguro de que en ningún país ocurre lo que en España. No me imagino en Alemania, por ejemplo, que se lleven 10 o 15 minutos del Telediario –o como se llame allí– hablando del Bayern de Munich. En fin, supongo que tenemos lo que nos merecemos, como se suele decir.

El partido en sí, me pareció bastante malo. En ningún momento daba la impresión de que uno de ellos fuera a proclamarse como el mejor equipo de Europa. Se trata de un partido tenso, con muy pocas ocasiones de gol, al que sólo salvaba la emoción por el resultado. Incluso el 0-1 llegó tras una estrepitosa cantada de Casillas, en la que fue, si no recuerdo mal, la única ocasión que tuvo el Atlético de Madrid.

Pero lo que más me llamó la atención es que me vi queriendo que ganara el Madrid el partido. Y eso era verdaderamente impensable para mí. Obviamente, no podían perder los dos, y entre uno y otro, prefería que se llevara la Copa el Madrid. Era la constatación de que, hoy por hoy, es el Atlético de Madrid el equipo que menos soporto.

Lógicamente, ahora tenía que buscar la explicación, el porqué de ese odio. Puede que sea porque el Atlético es un club que históricamente también ha disfrutado de favores arbitrales –como en la liga que nos birlaron– . O puede que sea porque es cómplice necesario de esta pantomima de liga, o liga de mierda, donde se permite que Madrid y Barcelona arramplen con la inmensa mayoría de los derechos televisivos, condenando al resto de los clubes a pasar penurias o hacer encajes de bolillos para salvar su economía. O quizás sea por los cánticos de «sevillanos, yonquis y gitanos», o el infame  e inhumano «ea, esa, ea Puerta se marea», que, por supuesto, queda, año tras año, impune, con la venia arbitral, que hace oídos sordos y nunca –qué casualidad– los recogen en las actas de los partidos.

Hay que admitir que el Atlético de Madrid tiene un buen equipo y un buen entrenador. Aunque Simeone cometió un error gravísimo en la final de Champions, al darle la titularidad a Diego Costa –el jugador más antideportivo de la liga, junto con Pepe–, sabiendo que estaba lesionado. Eso llevó realizar el primer cambio a los ocho minutos de juego. Y eso, aunque en ningún sitio se critique, en un partido donde puede haber prórroga y penaltis –como así ocurrió–, es un error imperdonable. Pero Simeone es un buen entrenador. Tampoco es que sea una maravilla. Su mayor virtud es que ha sido capaz de hacer que sus jugadores se esfuercen hasta la extenuación y jueguen como equipo. Si ha ganado la liga es porque Diego Costa y, sobre todo, Courtois –para mí, el mejor portero del mundo– le han sacado las castañas del fuego en muchísimas ocasiones. Y tampoco podemos olvidar que una de las claves de que el Atlético ganara la liga es que alguien se ha empeñado en que esta liga 2013-2014 no fuera cosa de dos. Y ese invitado, ese tercer aspirante al título, ha sido el Atlético, que a base de favores arbitrales fue capaz de llegar con opciones al título de liga.  Claro que con lo que nadie contaba es que, tanto Madrid como Barcelona, hicieran un final de temporada tan desastroso, incapaces de ganar partidos clave, a pesar de tenerlo todo a favor.

El Atlético de Madrid hizo una final de Champions muy digna, se esforzó al máximo, como es habitual en ellos. No hicieron un buen partido, pero eso  no es necesario para ser campeón. Defensivamente estuvieron bien, pero el Madrid, en líneas generales, fue superior.

Merecida o inmerecidamente, lo cierto es que el Atlético de Madrid llegó al minuto 93 por delante en el marcador. Y cuando parecía que ya había un campeón, cuando parecía que esos magníficos centrales y portero, como son Miranda, Godín y Courtois, despejarían cada balón que rondara el área, llegó el gol del Madrid. Y llegó precisamente por obra y gracia de un yonqui y de un gitano, por obra y gracia de un amigo de Puerta.

No me cabe en la cabeza mayor dolor deportivo –ni siquiera un descenso– que estar acariciando con los dedos el título deportivo más importante, la Champions, y perderla en el último suspiro. Es cierto que después quedaba la prórroga, pero estaba claro que, con el mazazo anímico que se había llevado el Atlético y el hecho de que estaban fundidos físicamente, serían presa fácil para el Madrid, que además se había mostrado superior.

Al Atlético se le fue el título más deseado cuando más fácil lo tenía, y por las formas y por el autor del gol que daba vida a uno y mataba al otro, no pude evitar pensar que era un justo castigo. Un castigo divino.

¿Cómo se dice «vete a la mierda» en croata?

Porque eso es lo que yo le diría al hermano de Rakitic, e incluso a Rakitic –al final se hace lo que él diga–, si lo que publica hoy Muchodeporte es cierto.

Es decir, hay acuerdo total con el representante y con el jugador, a falta de firma. Se mete el Madrid por medio, y ahora Dejan Rakitic dice aquello de «Donde dije digo, digo Diego». Pues no. Mal haría el Sevilla en renegociar lo ya negociado. Si Dejan Rakitic no sabe lo que es la seriedad, el Sevilla debe ser un ejemplo de ello. O se firma lo acordado, o no se firma nada. Se olvida la renovación y se trasapasa a Rakitic en verano, que es algo que todos sabemos que acabará sucediendo, haya renovación o no.

Supongo que no sería un problema encontrar un buen comprador para el croata, dado el sobrasaliente rendimiento que está dando esta temporada. Apuesto la mano derecha de otra persona –jamás lo haría con la mía– que a final de temporada se pelearán varios clubes, de los mejores de Europa, por nuestro jugador. Sé que Rakitic está en su último año de contrato, por lo que, a priori, el Sevilla no cuenta con la mejor posición para negociar una venta. Pero también sé que una subasta entre equipos de alto poder económico alcancaría cifras escandalosas. Y a esta clase de equipos no les gusta esperar ni un mes, así que mucho menos un año. Sólo hay que ver la barbaridad que pagó el equipo de Florentino por Illarramendi: 38’9 millones.

La pregunta que surge es evidente. Si Illarramendi costó 38’9 millones, ¿cuánto cuesta Rakitic? En mi opinión, si Rakitic va finalmente acaba recalando en el Madrid, si el traspaso no supera esa cantidad, sería una mal venta.

Yo este tema lo veo claro: o se firma lo ya pactado, o no se renueva y se vende a Rakitic en verano, sin tener que atenernos a una cláusula de rescisión absurdamente baja.

Y a Rakitic, y a su representante, que le vayan dando.

 

Final de la Copa del Rey Madrid-Barcelona, tal y como quería la Federación

Últimamente le ha dado a la Real Federación Española de Fútbol por manipular el sorteo de la Copa del Rey, con la finalidad de que ni Madrid ni Barcelona se enfrenten entre ellos, hasta llegar a la final. Dado el poderío deportivo y económico de estos dos clubes, junto con las cada vez más descaradas ayudas arbitrales que reciben un partido sí y otro también, hubiera sido un milagro que la final de la Copa del Rey no fuera un Madrid-Barcelona.

Esta manipulación a mí me indigna sobremanera y es la culpable de que haya perdido la ilusión en un torneo que me ha hecho pasar grandes momentos en las finales de Madrid (contra el Getafe) y Barcelona (contra el Atlético de Madrid). Por ese motivo, tampoco me preocupó en demasía que nos eliminara el Racing, puesto que este Sevilla es muy complicado que fuera capaz de eliminar a Madrid o Barcelona a doble partido, por las circunstancias que todos sabemos.

Lo que es evidente es que a la Federación lo único que le interesa es el dinero. Esto ya quedó meridianamente claro cuando Villar quiso llevar la final de la Supercopa de España a China. Y si esto no se llevó finalmente a cabo, fue únicamente porque ni Madrid ni Barcelona dieron su visto bueno.

Como se puede ver en este artículo del diario Expansión, el principal ganador, a efectos económicos, de una final entre los dos mastodontes del fútbol español es la Federación. Aunque el artículo en cuestión data de 2011 –hace poco más de tres años–, verdaderamente se puede decir que nada ha cambiado desde entonces. Si acaso, en que las cifras a percibir serán mayores.

Por supuesto, no vi el partido de ayer entre Real Sociedad y Barcelona, pero me ha llamado la atención lo que publicó en Twitter Diego Ifrán, el jugador de la Real Sociedad:

“Qué impotencia siento, por la ilusión que había con la afición, con el equipo dando todo, etc, etc, esto es imposible. Hasta que no cambie la mentalidad (?) o no sé cómo llamarlo de los árbitros será imposible, o un equipo lleno de estrellas que no lleven los escudos de Barcelona o Madrid. No entiendo la mentalidad de los árbitros de pitar siempre “ante la duda a favor de los mismos, qué es miedo? Están obligados? Están comprados? Son hinchas? No entiendo, pena siento por eso y por el gran esfuerzo y deportividad que han mostrado mis compañeros plantando cara contra todo eso!! En fin… A seguir luchando contra todo eso… Orgulloso de que dejaron todo jugadores y afición hasta el min.90”.

Pues Diego, yo te diría que, probablemente, la actitud de los árbitros será motivada por todo lo que tú dices: los habrá que estén untados, los que tengan miedo o los que sean hinchas. La cuestión es que siempre salen ganando los mismos, y eso seguirá ocurriendo hasta que el resto de equipos no hagan frente a Madrid, Barcelona y a sus protectores: la Federación de Fútbol y la Liga de Fútbol Profesional. Es decir, que nada va a cambiar, al menos a corto plazo.

Por mi parte, haré lo único que, humildemente, pudo hacer: no veré la final de la Copa del Rey. Desde luego, para mí no es ningún esfuerzo, pues sólo veo las que juega el Sevilla. Y por supuesto, una final entre Madrid y Barcelona no me interesa en absoluto. Una lástima que no puedan perder los dos.

El Chelsea nos muestra el camino

Hay que partir de la base que ganar al Madrid en el Bernabéu va a ser poco menos que imposible. Eso es ser pesimista, sino realista. Y es que las diferencias entre ambos equipos es abismal, máxime cuando el Sevilla tendrá bajas importantes. Por supuesto, tampoco debe dejarse de lado el tema arbitral, que en caso de duda, favorecerá al de siempre. Todo ello convierte en casi una quimera el traerse los tres puntos de Madrid.

Ahora bien, ayer el Chelsea nos mostró lo efectivo que puede ser un catenaccio ejecutado con maestría. Es verdad que también tuvieron muchísima suerte, tanto en el partido de ida como en el de vuelta, pero  no es  menos cierto que, sin un poquito de suerte, en fútbol no se va a ningún sitio.

Sin complicaciones: todo el equipo dedicado en cuerpo y alma a defender e intentar salir al contragolpe, y si suena la flauta en algún corner o falta, pues eso que nos llevamos. No es que sea un sistema brillante ni vistoso, no es espectacular, pero, al menos, probablemente, en el peor de los casos no encajaríamos media docena de goles que nos harían pedazos el goal-average. Y tampoco podrían decir que es un sistema de equipo pequeño, puesto que grandísimos equipos lo han utilizado a lo largo de la historia. Sin ir más lejos, el mismísimo Mourinho con su Inter de Milán.

Sea cual sea el sistema y los jugadores a emplear, lo que no acabo de explicarme es por qué están  Negredo y Navas disponibles para el Bernabéu. ¿No tendrían que estar cumpliendo sanción? ¿No deberían estar disponibles para los tres partidos que nos quedan y que sí podemos ganar?

Seguro que hay una explicación, pero a mí se me escapa.

Y nosotros tenemos que seguir soportándole

Tengo que reconocer que no he visto ninguno de los dos partidos que han jugado el Madrid y el Barcelona en la Copa del Rey, pero por lo visto, Teixeira no estuvo nada acertado, y no gustó a ninguno de los dos equipos. O sea, se dio el caso más lógico: que un mal colegiado arbitre mal. O muy mal, como suele ser en su caso.

Lo hizo tan mal que el Comité Técnico de Árbitros, presidido por Sánchez Arminio –otro que fue un mal árbitro–  ha decidido ponerlo en «la nevera», que es como se conoce coloquialmente a sancionarlo sin arbitrar.

Me parece muy bien que se castigue a los árbitros cuando lo hacen mal. El problema es que sólo se considera que lo hacen mal cuando perjudican a Madrid y Barcelona. Se vuelve a demostrar que estos dos clubes juegan con reglas distintas o cuentan con privilegios de los que los demás carecen.

Seguramente, Teixeira no será aún consciente del error tan grave que ha cometido. ¿A quién se le ocurre perjudicar al Madrid? Ya se dice que no volverá a pitar al Madrid en esta temporada y de que se puede ir olvidando de llegar a ser árbitro internacional, que es algo que, aunque parezca verdaderamente increíble por el bajo nivel de este árbitro, esperaba conseguir.

El resto de equipos, sin embargo, tendremos que seguir soportando las absurdas decisiones de Texeira, o de su hermano, que es tan malo o más que él. Claro que el nivel de los demás… tampoco es para tirar cohetes.

Y no hablemos ya de los insultos de Mourinho al árbitro, que seguramente quedarán impunes, ya que no crearán alarma social. Como todo el mundo sabe, «alarma social» sólo se crea cuando se escandalizan en Madrid por algún motivo. Y, por tanto, si hace algo Mou o Pepe, o cualquier otro madridista, nadie se alarmará.

La mejor liga del mundo. Eso dicen. Y a mí me sigue entrando la risa floja cuando lo oigo.

Nefasto sorteo de Copa

No hemos podido tener peor suerte. Para empezar, el Valencia, jugándose la vuelta en el Sánchez Pizjuán. Si superamos esta difícil prueba, nos espera un rival asequible, pues saldrá del enfrentamiento entre el Alcorcón y el Levante. Pero el problema, y de los gordos, viene después, porque, supuestamente, si ambos superan a sus rivales, como es lo normal, en semifinales nos enfrentaríamos a Madrid o Barcelona.

Así que este año conseguir alzar la Copa va a estar complicadísimo, tanto por los rivales que nos esperan como por el pobre nivel que estamos mostrando hasta ahora.

Los horarios, otra arma más

Está claro que la liga española no es una competición limpia, pero el problema es que, no sólo no se hace nada por adecentarla, sino que va a peor. Los grandes, que para mí son el Madrid y el Barcelona –y ninguno más– juegan con las cartas marcadas, de manera que se les asegura el éxito. Por si fuera poco con la enorme diferencia en cuanto a ingresos económicos –reparto de los derechos de televisión, abonados, publicidad, patrocinadores, taquillas—, los favores arbitrales –en algunos casos, más que descarados–… ahora, se le suma el tema de los horarios, que se ha convertido en una desigualdad más, ya que no se aplica a todos los clubes.

Curiosamente, la absurda idea de poner partidos a las 12 de la mañana o a las cuatro de la tarde fue promovida por Madrid y Barcelona, ya que, según ellos, la liga española podría ser seguida por millones de aficionados de países orientales, como China. Han bastado sólo unas cuantas jornadas de liga para darse cuenta de que, al final, pringan los mismos. Es decir, ni Madrid ni Barcelona van a jugar a las 12 de la mañana, ni un lunes por la noche. Faltaría más. Según el sinvergüenza de Roures, estos equipos no tienen tradición de jugar a esas horas. ¿Y los demás sí?

Así que los dos grandes, como siempre, salen beneficiados. Ellos disfrutarán de los mejores horarios y, por tanto, tendrán las mejores audiencias de televisión y sus estadios llenos. Sin embargo, en el Ramón Sánchez Pizjuán, cuando haya un partido un lunes por la noche, lógicamente, se verán huecos en la grada. Y es que no todo el mundo puede ir a ver un partido y llegar a su casa a la una de la madrugada –o más–, teniendo que trabajar al día siguiente. Y no digamos ya, cuando al lumbreras de turno se le ocurre poner un partido al mediodía, en el mes de septiembre, en Sevilla.

Tiene razón Del Nido cuando dice que los horarios pueden acabar con los aficionados en los estadios y anclarlos ante el televisor. Es más, yo creo que ese proceso de cambio del estadio por el televisor ya ha comenzado. La cuestión es conseguir que no vaya a más, y para eso es básico acabar con los horarios intempestivos. En defitiniva, hay que intentar que haya algo de lógica en el fútbol, que es algo que debería ser fácil de lograr, pero, al estar el dinero de las televisiones de por medio, cada vez parece más difícil de conseguir.

Del Nido se equivoca. La liga no es de dos.

No sé por qué razón José María Del Nido se empeña en decir, una y otra vez, que esta liga es una porquería y que es una liga de dos. Desde luego, estoy de acuerdo con que es una porquería, y bien grande, pero en absoluto la liga española es una competición que se disputarán dos equipos. Cuando veo jugar al Barcelona, cada vez veo más claro que esta liga no es de dos, sino de uno. Y por muchos motivos, pero el principal es que tienen al que, sin duda, es el mejor jugador del mundo: Leo Messi.

Cuando uno ve las actuaciones del joven jugador argentino se queda sin palabras para definirle. Mientras se crea un nuevo término, lo primero que se viene a la cabeza es «increíble». Messi lo tiene todo: Es velocísimo, y piensa aún más rápido que corre. Es capaz de regatear al defensa en una loseta –su baja estatura le ayuda en el difícil arte del regate–, es muy buen pasador y se muestra letal ante la portería. Incluso cabecea bien, a pesar de no ser alto. Además, es muy difícil de marcar, por su movilidad y porque no se limita a quedarse en el área esperando ocasiones de gol, sino que baja con frecuencia al centro del campo, donde también es un verdadero peligro, bien por sus arrancadas en velocidad desde esa zona o por los pases de tiralíneas que da.

Pero el Barcelona no es sólo Messi. Se trata de un equipo muy compensado y plagado de internacionales. A pesar de la calidad de sus jugadores, que son superclases, Guardiola ha conseguido que corran, que presionen mucho y bien. Eso me parece complicado de hacer. ¿Cuántas veces hemos oído a un jugador de calidad decir que el que tiene que correr es el balón y no el jugador?

El Barcelona funciona como un bloque compacto. Cuando no tienen el balón, suelen recuperarlo con rapidez, ya que la presión que hacen los jugadores es al unísono y muy efectiva. De hecho, creo que es el equipo que mejor presiona. Una vez que el balón está en su poder, es muy difícil que pierdan la posesión. Su tremendo poder ofensivo hace que el rival se dedique, quizás inconscientemente, principalmente a defender, sabedor de que un segundo de desconcentración puede significar un gol. Además, los centrocampistas –Xavi, Iniesta, Thiago, Keita, Cesc… casi nada– tienen tanta técnica que es casi imposible quitarles el balón, y si se ven en un apuro, siempre tienen dos o tres opciones de pase fáciles. Ésa es otra de las virtudes del Barcelona: ninguno de sus jugadores están estáticos, todos se ofrecen, todos se apoyan, buscan desmarques contínuos… de manera que en el centro del campo, al subir los laterales o al bajar Messi, siempre tienen superioridad, con lo cual suelen manejar los partidos a su antojo.

Resumiendo, para mí el actual Barcelona es el mejor equipo que he visto nunca. Es tácticamente perfecto, y técnicamente no digamos. El 8-0 a Osasuna y el 5-0 al Atlético de Madrid no son casualidades. Su principal rival, el Real Madrid, también tiene buen equipo, pero no llega a su nivel. Los madrileños son mucho más vulverables y perderán puntos en bastantes partidos. ¿Pero quién puede ganar al Barcelona? Ni siquiera uno de los equipos más potentes, el Valencia, pudo vencerles. Lograron un meritorio empate, a pesar de que jugaron muy bien y se encontraron con un gol en propia puerta de Abidal. Y en sus enfrentamientos contra su rival directo, el Madrid, suelen salir ganadores, en ocasiones con suma facilidad.

Pasadas las cinco primeras jornadas, estoy completamente convencido de que Del Nido se equivoca. La liga es del Barcelona, y, seguramente, seguirá siéndolo hasta que Messi eche el freno.

 

Más complicado que el misterio de la Santísima Trinidad

Sigo dándole vueltas a la patética reunión que tuvo lugar en la LFP, y la verdad es que estoy más liado que San Agustín con el misterio de la Santísima Trinidad (ver al final del post). Y es que no llego a comprender cómo dos Presidentes de clubes, por muy poderosos que sean, tienen asustados a muchos otros Presidentes, pero de humildes clubes de fútbol, los cuáles, supuestamente, tienen pánico a bajar de categoría o a entrar en concurso de acreedores.

No entiendo ni a los Presidentes de los clubes que están en la cuerda floja, ni a los de los clubes poderosos, como el Valencia y el Atlético de Madrid. Estos dos últimos han llevado una gestión desastrosa en los últimos años, pero, además, yo me pregunto: ¿Es que el Valencia no quiere volver a ganar la liga? ¿Es que el At. de Madrid quiere seguir siendo el segundo equipo de Madrid por los siglos de los siglos? Porque está claro que el Espanyol no quiere ser un segundón en Barcelona.

Y los equipos humildes, ¿a qué temen? ¿Porqué tienen tanto miedo de Madrid y Barcelona? ¿Con qué les amenazan? Si es con no cederles jugadores, lo entiendo menos aún, porque si van a pasar de ganar 12 millones anuales a más de 30, con esa diferencia se pueden comprar varios jugadores de nivel.

Y cuando llegue la asamblea de todos esos clubes que ceden a las pretensiones injustas de los dos abusones, supongo que los aficionados les preguntarán por qué motivo no quieren duplicar los ingresos por conceptos de televisión. ¿Qué van a responder? ¿Cómo serán capaces de justificarlo?  Si es que se puede justificar algo así. La verdad es que tengo curiosidad por saberlo.

Al único que entiendo es a Florentino. Al hombre se le pasará por la cabeza que si, jugando sucio, no son capaces de ganar títulos, y no digamos ya la liga, qué demonios van a hacer jugando limpio. Creerá, con razón, que a lo mejor ni siquiera son capaces de clasificarse para la Champions, a poco que otros clubes lo hagan medianamente bien. De ahí que se haya actuado como un energúmeno en la asamblea de la LFP.

Lo dicho, que por más que lo pienso, no encuentro ninguna explicación plausible.

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La historia de San Agustín:  Se dice que un día San Agustín paseaba por la playa pensando en Dios y el la Santísima Trinidad y vio un niño cogiendo agua del mar con un cubo y vaciándolo en un agujero en la arena. El santo le pregunta: “¿Qué haces?”. El niño dijo: “intento poner toda el agua del mar en este agujero”. El santo respondió: “¿No ves que esto es imposible?”. El niño replicó: “Pues más difícil es que tú puedas entender el misterio de la Trinidad”.

Nadie dijo que fuera a ser fácil

La batalla para conseguir un reparto de los derechos televisivos justos se ganará, pero parece que va a costar mucho más de lo previsto. Después de escuchar las contundentes palabras de Jose María Cruz, parece, más o menos, que estamos solos o con muy poca compañía en esta lucha.

Llama la atención, sobre todo, cuando dice que ha habido clubes que incluso han pedido disculpas  a Madrid y Barcelona por haber asistido a la reunión que se celebró en el Estadio Ramón Sánchez Pizjuán. Lástima que no haya querido decir de qué clubes se tratan. Pero, ya hay que ser servil, cobarde, rastrero e indigno como para hacer algo así.

Me ha sorprendido mucho cuando ha dicho que sólo Espanyol y Betis, de manera elogiable, han defendido al Sevilla. ¿Qué pasa entonces con el Villarreal y el Athletic Club de Bilbao? Se supone que eran nuestros principales aliados. ¿También se han bajado los pantalones como seguro han hecho el Valencia y el At. de Madrid? Si es así, me parece incomprensible y desleal.

Por último, Cruz me ha dado esperanzas cuando ha dicho que «vamos a seguir peleando en todas las esferas posibles por algo que consideramos totalmente injusto». Supongo que se buscarán nuevos aliados en clubes europeos y en la UEFA, porque si tenemos que confiar en una pandilla de presidentes miedicas, vamos aviados.

Ya sabemos que los tentáculos de Madrid y Barcelona son largos y poderosos, que están acostumbrados a hacer lo que les venga en gana en la liga española –que es su cortijo particular–, que algunas veces actúan con una desfachatez más propia de la mafia rusa que de un club de fútbol… Pero alguién tendrá que pararles los pies, tarde o temprano. Esto no puede seguir así mucho tiempo y alguien les tendrá que poner freno. Si no son los propios clubes españoles, tendrá que ser desde Europa. Es de justicia y, sobre todo, de lógica.

Fernando Navarro y Daniel Alves

Los dos jugadores han dado su opinión sobre las diferencias entre Madrid-Barcelona y el resto. Como no podía ser de otra manera, ambos tienen una visión muy distinta de la situación, y es que todo depende con el cristal con que se mire. O más bien, de a qué equipo se pertenezca.

Fernando Navarro ha dicho que «esta temporada va a ser más emocionante ver la lucha por el descenso y los puestos Champions que por el título, debido al dominio de Barcelona y Real Madrid». Y continúa Navarro diciendo que «la diferencia entre Barça y Madrid se nota más. Si sumas a los del año pasado dos o tres retoques que les faltaban, cada vez se hace más imposible, se convierte en una liga de dos. La prueba está en un Villarreal que quedó cuarto y juega la Champions y no opuso resistencia en Barcelona. Pero son las cosas de la Liga, las cosas mal hechas tienen sus consecuencias».

No le falta razón a nuestro jugador. Yo, sin ser adivino, pongo la mano en el fuego a que la liga la ganará el Barcelona, y el Madrid quedará segundo, y, por tanto, volverá a fracasar. Y la ganará porque tiene mejor equipo que el Madrid y, además, tiene a Messi. Sólo considero aspirante al título al Madrid si el argentino se perdiera muchos partidos por lesión. En todo caso, el título es algo que se decidirá tras el partido de la segunda vuelta entre Madrid y Barcelona, que no tengo ni idea cuándo es. Pero a partir de esa fecha, está claro que será complicadísimo, casi imposible, que estos equipos pierdan puntos, con lo que el ganador de liga se sabrá con bastante antelación, por mucho que alguno absurdamente intente agarrarse al tan manido «matemáticamente aún es posible» o «el Madrid luchará mientras queden puntos». Porque cuatro puntos entre el Sevilla y el Villarreal, a lo mejor no es mucho, pero si el Barcelona le saca esos mismos cuatro puntos al Real Madrid, es un mundo. Porque, ¿con quién va a perder esos cuatro puntos el Barcelona, si, además, lo normal es que gane sus partidos por goleada?

Lo que no me atrevo a pronosticar es quién acabará la liga en puestos europeos y quién descenderá. Porque eso sí que está emocionante.

En cuanto a Alves, no se le ha ocurrido otra cosa que decir que no cree que el problema de la liga sea por culpa de los derechos televisivos. «He estado en el otro lado y sé que es muy difícil competir con el Real Madrid, y sobre todo con el Barcelona, pero no porque sea una liga de mierda, sino porque tienen jugadores que otros no tienen. El Barça tiene muchos jugadores de calidad y una cantera espectacular».

Lo que no ha dicho Alves es que el Barcelona y el Madrid pueden permitirse tener a «esos jugadores que otros no tienen» porque tienen varias decenas de millones de euros más que sus competidores, tanto para ficharlos como para pagar sus millonarias fichas. Un detalle éste que ha pasado por alto el brasileño.

Lo que hay que escuchar a estas alturas.