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Levante 1 – Sevilla FC 1. El vértigo de Lopetegui impide sumar de tres en tres

Punto que sabe a poco, porque lo cierto es que el Sevilla hizo un gran partido durante 75 minutos, pero igual de cierto es que en los últimos 15 minutos pudo irse todo al traste, en lo que habría sido un partido calcado al que el Sevilla disputó en Vigo.

El Sevilla hizo lo más complicado, que fue parar a un Levante que tiene buenos jugadores –ganó a Madrid y Barcelona en su estadio–, pero que, sin embargo, no deja de ser un equipo inferior, como así reflejan las plantillas de uno y otro equipo y la clasificación. Por tanto, nunca me parecerá bien esa manía que tiene Lopetegui de, una vez que el Sevilla se ha puesto por delante en el marcador, atrincherarse atrás. Eso tiene lógica si enfrente tienes a un equipo superior y quieres mantener el resultado o sorprender a la contra, pero ante un equipo inferior siempre hay que intentar sentenciar el partido, precisamente para evitar lo que ha pasado hoy. Porque para más inri, Lopetegui además parece que no sabe defender. O al menos, su forma de defender no le está dando resultado. Se supone que su intención, tras acumular jugadores de tintes defensivos, cerca de la portería, era que no pasara nada. Y más bien pasó de todo. Hasta el punto de que, si no llega a ser por Koundé, probablemente nos habríamos ido de vacío.

El gol del Sevilla fue un auténtico golazo. En un visto y no visto, tres toques y a velocidad de vértigo: Diego Carlos, Munir y De Jong a gol.

Y el gol del Levante fue un auténtico churro: centro desde la banda, despeja Vaclík, rebota en Diego Carlos, con tan mala suerte que se cuela medio llorando en la portería. Para nuestra desgracia y para alegría granota, valen exactamente lo mismo. Claro ejemplo de que, en el fútbol, la suerte es determinante. La Diosa Fortuna también nos dio la espalda en el que podría haber sido el 0-2, obra de Diego Carlos, pero que fue anulado por un riguroso Hernández Hernández. Yo al menos no vi ninguna falta, ni siquiera en la repetición. Aunque también es verdad que no soy imparcial. Tan verdad como que a otros equipos no le habrían anulado ese gol.

En fin, una lástima que no se hayan conseguido los tres puntos, y sobre todo, por haberse dejado escapar la victoria de forma tan estúpida, por esa falta de ambición o por exceso de miedo, o por inseguridad, o por cualquiera sabe el motivo, de nuestro entrenador. Pero lo cierto es que es un error del que parece no aprender, porque lo repite una y otra vez. Hasta el punto de que, según he leído, ya nos han marcado nueve goles en los últimos cinco minutos. Y desde luego, eso no es por casualidad. Es incluso lógico. Si te encierras atrás, sin orden, con la última línea demasiado atrasada, dando por tanto, facilidades para que te centren al área, y dando sensación de ser incapaz de sentenciar a la contra, en realidad estás dando vida a un rival que está casi con la soga al cuello. Sobre todo, cuando éste no tiene nada que perder, ya que se va a llevar cero puntos, y decide echar toda la carne en el asador, e incluso ir a la desesperada. Como ocurrió en Ipurua, en Balaídos, y casi como ha ocurrido hoy.

Y lo peor es que el próximo partido es contra el Barcelona, sin público, y probablemente con Messi, con lo que puntuar –y ojalá me equivoque por completo– va a ser bastante complicado.

 

 

Celta 2 – Sevilla FC 1. Sin ambición, sin fútbol, sin ideas, sin gol y sin puntos. Derrota merecida

Pintaba bien el partido cuando En-Nesyri adelantó al Sevilla en Balaídos con un buen gol. O, en realidad, no tan bien, porque no estaba haciendo un buen partido, pero, al menos, tampoco pasaba apuros ante el Celta. Un Celta que estaba, más que nunca, con la soga al cuello, y al que podríamos haber ahogado si Ocampos hubiera tenido un poco de generosidad y se la hubiera pasado a En-Nesyri. Una ocasión de dos contra uno SIEMPRE tiene que acabar en gol.

En la segunda parte, mientras más pasaban los minutos menos me gustaba el partido. El Celta era el único que intentaba buscar portería, el único que tenía verticalidad, el único que intentaba combinar al borde del área y buscar centros… mientras que el Sevilla parecía que no tenía intención de buscar el 0-2. O a mí al menos me daba esa impresión.

En los últimos quince minutos el partido se desmadró. Se perdió el orden en el centro del campo, ofrecimos grandes espacios que el Celta aprovechó para contragolpear y para hacer el empate. Empate que creo que fue en propia puerta de Diego Carlos, más que de Aspas. Un poco absurdo que te hagan un contragolpe cuando vas ganando y el equipo rival está desesperado, pero eso es lo que pasó.

Este gol hizo que el partido se volviera más loco aún. El Sevilla buscó el gol pero sin cabeza, sin sentido, y encontró su merecido castigo de la forma más cruel: con gol en el descuento.

El Sevilla de Lopetegui de las primeras jornadas tenía virtudes y defectos, pero ahora sólo tiene defectos. Una de las virtudes fue la fortaleza defensiva que consiguió con la pareja de centrales Diego Carlos-Koundé (quien además también aporta ofensivamente). Desde que cambió eso, bien con la entrada de Carriço, Gudelj o Sergi Gómez, la defensa se ha vuelto bastante vulnerable. Ya no vale un solo gol para llevarse un partido, sino que ya es necesario hacer, como mínimo, dos, y eso difícilmente lo va a conseguir Lopetegui jugando con un solo delantero y con tantos jugadores dedicados a la resta.

Y lo malo es que Lopetegui, al igual que le ocurrió a Pablo Machín, es de los que mueren con sus ideas, de los que ni si quiera piensan en cambiar de sistema, con lo que el futuro se vislumbra bastante negro. Para empezar, ya hemos salido de los puestos Champions, donde llevábamos muchas jornadas, y tenemos a tiro de piedra a Real Sociedad y Valencia.

Veremos a ver qué pasa, porque yo creo que la plantilla que tiene Lopetegui es para que se juegue mucho más al fútbol de lo que lo hace este Sevilla, y es para que se busque los partidos con más ambición, sea cual sea el rival que tengamos enfrente. Y por supuesto, a un rival como el de hoy, no hay que permitirle ni la más mínima opción, y hoy le hemos dado la vida, por no ir a por el partido de verdad cuando el control era total, por esa falta de ambición tan típica de los perdedores. Me desespera cuando el Sevilla se pone por delante en el marcador y se encierra atrás. Eso es culpa de Lopetegui, y lo ha hecho en muchísimas ocasiones esta temporada. Algunas veces le ha salido bien y otras, como hoy, no. Llegó incluso a quitar a los dos delanteros en un partido en el Sánchez Pizjuán.

En fin, habrá que esperar, pero la temporada pasada también hubo partidos como el que se ha marcado hoy el Sevilla, y fueron el principio del fin del entrenador. Así que vaya tomando nota Lopetegui, porque si había aficionados que estaban con él, era porque se estaban consiguiendo resultados. Si estos siguen sin llegar… es que no vamos ni a la Europa League.

Llega Lopetegui. Ojalá sea Monchi el que acierte y no la afición

La primera vez que leí en prensa que el Sevilla estaba interesado en Lopetegui, creí que era una mala broma. Pero pocos días después no sólo insistían con esa noticia, sino que además lo situaban como claro favorito para ocupar el banquillo. Ayer se hizo oficial, así que no queda otra que esperar a que la apuesta de Monchi sea acertada.

Creo que la mayoría de los sevillistas piensan como yo, es decir, que Lopetegui no ha hecho méritos suficientes como para entrenar al Sevilla FC. Mi aversión hacia Lopetegui no proviene de su desdén a la Selección, cuando negoció con el Madrid, a pocos días del inicio del Mundial, sino de su corta y desastrosa experiencia como técnico. En la Selección es donde, más o menos, ha tenido unos números aceptables, pero en los clubes los números son contundentes:

En el Rayo Vallecano, de 12 partidos sólo ganó 2. Fue cesado.

En el Castilla, de 38 partidos ganó 18. No consiguió el ascenso, que era el objetivo.

Con ese currículum, me extrañó muchísimo que fuera fichado por el Oporto, que es un equipo importante de Portugal y que, lógicamente, suele jugar en Champions y aspirar a ser campeón de la liga, donde únicamente tiene como serio rival al Benfica. Quedó segundo, a tres puntos del Benfica. Eso sí, llegó a cuartos de final de la Champions. En su segunda temporada, fue cesado cuando iba tercero y había sido eliminado de la fase de grupos de la Champions. En el Oporto, de 104 partidos, ganó 68.

Si ya me sorprendió su fichaje por el Oporto, donde fracasó, me quedé boquiabierto cuando fichó por el Madrid. Esperaba que iba a durar dos telediarios, pero me equivoqué. Llegó a jugar catorce partidos, de los cuáles sólo logró la victoria en seis de ellos, a pesar de tener en plantilla muchos jugadores de primer nivel.

Y ahora llega al Sevilla, para preocupación de muchos. Espero que Monchi sea capaz de poner a su disposición un buen ramillete de jugadores, porque, al fin y al cabo, los entrenadores dependen en gran parte de ellos. Pero confianza en él, como técnico, a día de hoy, no tengo ninguna. En el lado opuesto está Monchi, que confía en él plenamente. No se puede explicar de otra forma que se le haya firmado por tres temporadas y con un sueldo de varios millones –he leído cinco brutos–, aunque parece ser que hay cláusulas de rescisión por ambas partes.

En fin, espero que Monchi acierte y, finalmentel, Lopetegui sea un caso parecido al de Juande Ramos, que no era del agrado de la afición pero que acabó siendo uno de los entrenadores que mejor juego y resultados consiguió.