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Sevilla FC 0 – Barcelona 3. El Sevilla muestra síntomas de equipo de parte baja de la tabla

De nuevo, esa desesperante sensación de que, aunque el partido dure tres días, el Sevilla es incapaz de hacer un gol. De nuevo, esa desagradable sensación de que cualquier aproximación al área, cualquier balón colgado tiene una alta probabilidad de acabar en gol. Esa dificultad para marcar y esa facilidad para encajar son cualidades que marcan a los equipos de la zona baja de la tabla. Por eso precisamente sólo hemos logrado un punto de doce posibles y llevamos ocho goles encajados en cuatro partidos, es decir, una media de dos goles por partido. Evidentemente, con esos números no vamos a ningún sitio.

El partido de hoy no empezó mal, con dos clarísimas ocasiones desperdiciadas por Rakitic y En-Nesyri. Lógicamente, cuando se falla eso ante un rival de la calidad del Barcelona es que, a la primera que tengan ellos, la cuelan. Y así fue. Se ponía el panorama negro con este primer gol de Rafinha, no ya porque se adelante en el marcador, sino porque que este Sevilla haga los dos goles necesarios para remontar el partido parece algo inviable, a día de hoy.

El segundo gol dejó en evidencia la tremenda fragilidad defensiva del equipo. Un pase desde la banda, de Koundé, no sólo no es despejado por los centrales, sino que Lewandowski pudo controlar con el pecho, con toda tranquilidad, sin que nadie le molestara lo más mínimo, antes de fusilar a Bono.

Partido prácticamente sentenciado en la primera mitad. En la segunda, más de lo mismo, el Sevilla fallando lo que nunca se debe fallar y el Barcelona llegando en tropel y pudiendo dejar un marcador de escándalo. Afortunadamente, ellos también fallaron lo que nunca se debe fallar. Con lo que el 0-3 puede considerarse como un mal menor, para lo que podría haber sido.

Espero que Marcao sea un grandísimo central, porque ahora mismo es la única esperanza que me queda. El objetivo, a día de hoy, debe ser ganar un partido. Cuando se logre, que esperemos que sea el próximo, ante el Español, a ver si mejoran las sensaciones; porque, hasta ahora, no pueden ser peores. Llevamos cuatro partidos. Cuando se disputen diez, tendremos una idea bastante aproximada de las aspiraciones de esta temporada.

Atlético de Madrid 1 – Sevilla FC 1. Estoy más contento que unas castañuelas

Objetivo cumplido, que es lo importante. Estoy contentísimo porque llegué a creer que el Sevilla no podría superar la tremenda racha de lesiones y la masacre arbitral a la que le han sometido esta temporada. Pues sí, me equivoqué y se superó todo contratiempo.

La temporada que ha hecho el Sevilla me parece de muchísimo mérito. Porque ha sido una temporada durísima y muy larga. Particularmente, se me ha hecho eterna. Era tremendo preguntarse cuántos lesionados caerían en cada partido. Desde luego, sobrevivir a esto sólo ha sido posible por la calidad de la plantilla que ha conformado Monchi, aunque, a mi modo de ver, ha tenido un error grave de planificación, que nos ha costado puntos y, posiblemente, eliminatorias: tener únicamente tres centrales específicos en plantilla. Espero y deseo que no haya reincidencia en la planificación para la próxima temporada.

El final de temporada ha sido especialmente duro, viendo cómo nuestros rivales nos recortaban puntos, y con el equipo en una forma física lamentable. Barcelona y Atlético nos adelantaron, pero, por suerte, el Betis no dio el nivel –petardazo tremendo ante el Elche– y se quedará con un justo puesto de Europa League. Demasiado premio tuvo ya con la Copa del Rey, trofeo que no habría logrado, con toda seguridad, se no haberse enfrentado al Sevilla FC con once bajas, a partido único y con el cuarto portero defendiendo nuestra portería; en un partido además que pasará la historia por el vergonzoso ataque a Joan Jordan, desde la grada y desde el vestuario y palco verdiblanco. Y, desde luego, no se puede olvidar que también con la connivencia de la corrupta Federación Española de Fútbol obligando al Sevilla a disputar la reanudación del partido con el agredido aún de baja médica. Y lo que es peor, el Sevilla consintiéndolo. No entenderé jamás la actitud del Betis como institución, ni de la Federación, ni del Sevilla. Peor no pudieron actuar las tres partes.

Ha sido una lástima y una vergüenza que el Sevilla haya tenido que esperar a la penúltima jornada para asegurar plaza Champions, porque ha hecho méritos de sobra para afianzarla mucho antes. Habría sido así, sin ninguna duda, de no haber sido atracado por los árbitros y el VAR en numerosos partidos, como en el Madrid-Sevilla (penalti no pitado a Ocampos) y Sevilla-Madrid (expulsión perdonada a Camavinga con 2-0 en el marcador), Barcelona-Sevilla (penalti no pitado por manos de Araujo con 0-0 en el marcador), el Rayo Vallecano-Sevilla, Sevilla-Alavés… etc, etc. No los recuerdo todos, a bote pronto, pero son muchos partidos donde nos han anulado goles muy sospechosos, por supuestas manos que no se ven en ninguna imagen de VAR; penaltis que nos pitan pero que jamás en la vida pitarían a otros equipos… En fin, más vale que «los otros dieciocho» pongan pie en pared y arreglen el VAR, de manera que deje ser un despropósito. Es una herramienta estupenda, pero en malas manos ha quedado como una herramienta más para que los de siempre manipulen los partidos.

Y lo peor no es lo que nos han quitado, sino lo que han dado a los dos privilegiados de siempre. Estaba claro que el Barcelona tenía que acabar en segunda posición, antes incluso de que surgiera el escándalo entre Piqué y su amigo Rubi. Es increíble los puntos que le han dado al Barcelona antes del mercado de invierno, para que se enganchara, como fuera, a los puestos europeos. El ejemplo más claro fue el paradón –que quedó impune, como es lógico– de Piqué en el Villarreal-Barcelona, evitando un gol con la mano. Ya no fueron tan descarados una vez que el Barcelona se gastó una millonada, que no tenía, en reforzarse muy bien en enero. Al final, consiguieron el objetivo de situarlo en la segunda posición, para que fuera a la Supercopa.

Del partido de hoy no voy a decir nada, porque no he podido verlo. Me he tenido que conformar únicamente con el resumen, donde apenas han sacado ocasiones de gol por ambas partes. Supongo que habrán escaseado.

Veremos el Sevilla-Athletic Club con tranquilidad, sin nerviosismos. Habrá que despedir al Sevilla como se merece: con una gran ovación. Porque lo que ha hecho este equipo es muy grande. Ha luchado contra todo y contra todos.

Aún es posible la tercera plaza, pero será difícil que el Atlético no gane a la Real Sociedad.

Sevilla FC – Mallorca. Hay que ponerse en lo peor

Cuando digo que «hay que ponerse en lo peor», no me refiero a que vayamos a perder mañana, aunque tengo clarísimo que, si hacemos las cosas mal, lo haremos. Porque, después de todo, en el Mallorca no hay ningún jugador cojo y, si no recuerdo mal, fueron capaces de ganar al Atlético de Madrid a domicilio. Es decir, que confianzas ninguna. Si no es así, estamos perdidos.

Me refiero a que lo peor es que el Betis gane los dos partidos que le quedan. Y si lo pensamos bien, es bastante fácil que eso ocurra, ya que se enfrentará en casa a un Granada casi salvado y acabará la Liga jugando en Madrid, ante un equipo que únicamente piensa en la final de la Champions. Si ya ante el Atlético de Madrid, que se supone que es un derbi –los madrileños no tienen ni idea de lo que es un derbi–, pusieron a siete u ocho jugadores que son habituales titulares en el banquillo, no cuesta imaginar la alineación que saldrá ante el Betis, a seis días vista de la final.

Es decir, hay que dar por hecho que el Betis ganará los dos partidos que les quedan. Y ante eso, el Sevilla tiene dos oportunidades para estar un año más en Champions: o bien ganamos mañana o en la última jornada ante el Athletic. Aunque también sirven dos empates.

Habréis notado que no soy muy optimista en la única visita que queda, que es ante el Atlético de Madrid. Viendo lo que hay en juego, que el equipo está con el depósito de gasolina en reserva, desde hace mucho, y el trato arbitral con respecto a uno y otro equipo, la verdad es que me cuesta creer que vayamos, aunque sea, puntuar allí.

El puñetero calendario ha querido complicar aún más las cosas, emparejando al Sevilla con dos equipos que se juegan el objetivo liguero y al Betis con dos equipos que no se juegan nada, o casi nada, si pensamos en el Granada.

Confío en que el Sevilla sea tan superior al Mallorca como muestra la clasificación. Para ello sera muy importante que Sergio Rico sea titular en los bermellones. Pero mucho me temo que no será así, y que Aguirre, a estas alturas, le habrá calado y le pondrá en el banquillo. No tenemos suerte ni para eso.

En cualquier caso, lo que sí me gustaría, aunque me parezca imposible, es que el sevillista que acuda a nuestro templo, el Ramón Sánchez Pizjuán, sea consciente de que el encuentro no será fácil y que el equipo necesitará todo nuestro apoyo. Lo que más temo es el ambiente enrarecido que hay por este debate, esa discordia, entre los que están a favor de Lopetegui y los que están en contra. Esa falta de unión puede ser clave, en un momento donde hay que remar todos juntos, en la misma dirección. No es momento de titubear, de dudar, sino de tener confianza, y eso es lo que debe transmitir la grada.

Mañana hay muchísimo en juego. Eso lo ve cualquiera. Sería muy injusto que el Sevilla no se clasificara para la Champions cuando ha estado toda la temporada en esos puestos. Y lo peor es que el único rival que puede privar al Sevilla de ese logro –el Atlético se clasificará, por supuesto–, es el Betis. ¿A qué sevillista le gustaría eso? A ninguno. Por eso, mañana hay que darlo todo en el estadio. Sin excusas que valgan. No entendería otra cosa.

Y también hay que tener bien claro algo: si, por lo que sea, no es posible ganar, hay que empatar. No es lo mismo que en el último partido baste con un empate, a que sea necesaria una victoria. Así que mucha cabeza y temple. Para quejarse está toda la pretemporada. Para estar con el equipo, sólo tres jornadas.

Celta 3 – Sevilla FC 4. Pesadilla con final feliz

El Sevilla ha ganado, pero no me ha gustado nada, pero nada, absolutamente nada el partido. Me apunto a sufrir tanto como hoy, si al final ganamos, pero partidos como el de esta noche me quitan años de vida.

El partido empezó fuerte. Cinco minutos de caos en las filas del Sevilla, donde no marcó el Celta de puro milagro. Esos minutos de desconcierto, donde parecía que la cabeza de los jugadores del Sevilla estaba en otro sitio, acabaron de la mejor manera posible: con el 0-1, obra de Koundé, a la salida de un córner, botado por Acuña.

A pesar de este gol, siguió sin gustarme el partido, porque el Celta seguía ganando en intensidad y concentración, y sobradamente además, al Sevilla. El resultado fue que el Celta le dio la vuelta al partido, con dos goles, cómo no, de Iago Aspas. Celebraré la retirada de Aspas al máximo, como lo haré cuando haga lo mismo Messi. Los odio.

Empató el partido Fernando, porque todo lo bueno que tiene el Celta en el centro del campo y la delantera, lo tiene malo en defensa. Duró poco la alegría, porque antes del descanso volvimos a hacer un tercer regalo que aprovechó, a la perfección, Brais Méndez, aguantando la salida de Bono y picándole el balón.

Se llegó al descanso con un sorprendente 3-2. Más que nada, porque es difícil que el Sevilla conceda tres goles, y más aún en sólo 45 minutos. Pero era lógico, porque se juntaban las facilidades que dábamos atrás con la calidad que tiene el Celta en la punta de ataque. Mucho tenía que cambiar la segunda parte para que el Sevilla se llevara algo positivo de Balaídos, y se cambió, sobre todo en defensa. No es que defendiéramos perfectamente, pero, al menos, se cometieron pocos errores. Uno de ellos fue gravísimo, de Acuña, pero Diego Carlos evitó el hat-trick de Iago Aspas.

Los goles que dieron la vuelta al marcador, de manera definitiva, fueron obra de Rakitic –muy mala primera parte la suya–, al aprovechar una buena internada de En-Nesyri, y de Papu Gómez, al aprovechar un error clamoroso de central celtiña Aidoo.

Según As, fue gol del Celta, y de Pau Gómez. Pero, afortunadamente, no fue así. Juro y perjuro que fue del Sevilla, y de Papu Gómez.

Admito que no entendí las sustituciones de Lopetegui. Creo que Jordán era más necesario que Rakitic y que En-Nesyri habría sido muy útil con espacios. También es verdad que me pareció que el marroquí estuvo lento, probablemente porque no se haya recuperado totalmente de las molestias que apenas le han permitido entrenar. La cuestión es que la apuesta de Lopetegui salió bien, porque se ganó, que es lo único que cuenta.

Los minutos finales tampoco me gustaron. Considero que el Sevilla, más que buscar el quinto, debió asegurar más el balón en los últimos minutos. Esas pérdidas innecesarias cuando sólo quedan un par de minutos de descuento me matan, porque se da vida a un rival que está muerto, cuando la prioridad no es marcar, sino no encajar un gol que, por la falta de tiempo, ya no tendría solución.

La victoria es muy sufrida, pero valiosísima, ya que pone al Sevilla clasificado para Champions virtualmente. Cuando quedan sólo 24 puntos en juego, llevar 14 de ventaja sobre el quinto clasificado parece, a priori, una diferencia imposible de salvar. Sería un batacazo sin precedentes.

La próxima jornada se visita al Levante.

Sevilla FC 1 – Huesca 0. SuperBono, Munir y tres puntos más

Preveía que el partido de hoy iba a ser complicado, pero, desde luego, no me imaginaba las penurias por las que íbamos a tener que pasar para conseguir los tres puntos. Al Huesca ya le ganamos a domicilio con muchos apuros, y hoy esperaba la misma clase de partido.

El riesgo que corría Lopetegui, al poner de inicio tantos suplentes, era máximo. Todos sabemos que hay una enorme diferencia entre algunos titulares y suplentes, como Fernando-Gudelj, Koundé-Sergi Gómez o De Jong-En-Nesyri. Pero hay un partido importantísimo, en unos días, de Champions y los cambios eran obligados.

La primera parte me gustó bastante, con el Sevilla como total dominador y disponiendo de las ocasiones más claras para marcar. Por contra, el Huesca sólo tuvo un tiro lejano de Rafa Mir, que estuvo a punto de marcar desde el centro del campo. Ciertamente, habría sido un golazo, porque la parábola era tan alta que tendría que haber botado el balón a pocos centímetros de la línea de gol. De otra manera, se habría ido por encima del larguero.

Mereció el Sevilla haberse ido al descanso con ventaja en el marcador, pero no lo logró hasta el minuto 57, al finalizar una buena jugada por la banda derecha. Aleix metió un pase en profundidad a Oliver Torres y éste, sobre la linea, centró al segundo palo, donde Munir cabeceó a la red desde cerca.

Lo que vino después no me gustó absolutamente nada. Se cambió el sistema, que pasó a ser de tres centrales, y se perdió el centro del campo por completo. El Sevilla no tenía el balón y además se encerraba atrás, poniéndonos el Huesca en jaque, continuamente, con centros laterales. Hasta el punto de que, muy probablemente, de haber tenido otro portero, habríamos perdido. Bono paró todo que se podía parar y todo lo que parecía imparable, como el remate a bocajarro de Rafa Mir, picando el balón, u otra parada, también desde muy cerca, con Bono ya en el suelo. Hasta el gran Palop, comentarista en Movistar, alucinaba con las paradas del marroquí.

El agobio a nuestra portería era total, y no cedió ni siquiera con la entrada de jugadores importantes, como Fernando, Koundé, Suso, Jordán y En-Nesyri.

El arbitraje de Medié Jiménez no me gustó. Creo que podría haber expulsado a dos jugadores del Huesca con roja directa. La primera ocasión fue una entrada por detrás a Diego Carlos, con tacos al tendón de aquiles del brasileño, sin posibilidad de llegar al balón. Y la otra en un fuerte plantillazo a Aleix Vidal, que tuvo que ser atendido del fuerte golpe, pero que, por suerte, pudo continuar. Las dos se quedaron en amarilla.

El próximo partido ya es de Champions, ante un rival dificilísimo. A ver si somos capaces de lograr un buen resultado para la vuelta y mantener la portería a cero, lo que cobra especial importancia al tener valor doble los goles en campo contrario.

Gerona 0 – Sevilla FC 1. Victoria infravalorada

A veces, no deja de sorprenderme los comentarios de los aficionados sobre los partidos del Sevilla. Muchos, a pesar de la victoria, sólo se fijan en el juego propio, quizás esperando que ese juego sea brillante, que sea tan espectacular como para que haya goleada. Como si no hubiera otro equipo enfrente que ponga las cosas difíciles.

Pienso que esos aficionados tienen una mentalidad de superioridad a la que yo no encuentro explicación, de manera que creen que por visitar al Getafe o al Gerona, equipos recién ascendidos, le tenemos que meter un mínimo de cuatro goles. Y no, no es así. Pero no es así para casi nadie. Baste recordar que el todopoderoso Barcelona ha ganado esta jornada al Getafe por 1-2, marcando el gol de la victoria a falta de seis minutos, y que el Atlético sólo logró empatar en Gerona, llegando incluso a ir perdiendo por 2-0.

La realidad es que cualquier equipo de Primera División puede complicarte un partido, y más contra el Sevilla, que ya es considerado un grande y, por tanto,  todos los equipos juegan muy mentalizados contra nosotros, entregándose sus jugadores siempre al máximo. Y ayer el Gerona no fue una excepción. El equipo local empezó atosigando, ejerciendo una alta presión y centrando muchos balones al área, que fueron todos rechazados. Nos costó hacernos con el partido, pero lo conseguimos. Casi media hora tardamos en tener nuestra primera ocasión de gol, y a partir de ahí se entró en una fase de dominio alterno, donde hubo muy pocas ocasiones de gol, hasta que llegó la segunda parte, donde ya cambió todo.

Y cambió todo a mejor, excepto el cuarto de hora final, que fue un desastre. Pero hasta entonces el Sevilla estuvo muy firme en defensa, hasta el punto de que el Gerona apenas creó ocasiones de gol. Sergio Rico apenas tuvo trabajo. De hecho, sólo recuerdo, como ocasiones del Gerona, un disparo fortísimo, a raíz de un córner, que salió fuera por muy poco, y la que sacó Lenglet –gran partido el suyo– , ya con 0-1, en el área pequeña, cuando ya se colaba, tras una buena jugada de Mojica, que dio el pase de la muerte.

El Sevilla tampoco es que tuviera una gran cantidad de ocasiones: dos en la primera parte, de Ganso y N’Zonzi, y alguna más en la segunda. En el minuto 68 llegó el gol, obra de Muriel, tras una buena asistencia de Franco Vázquez –tenía ganas de que volviera–, sorprendiendo a Iraizoz, que esperaba el remate al segundo palo. Poco después pudo sentenciar el partido Pablo Sarabia, que, pese a quedarse solo, no logró batir a Iraizoz.

El partido se puso propicio para sentenciar a la contra, porque el Gerona arriesgaba, pero el Sevilla sólo inquietó a balón parado. Muriel tiró dos faltas durante todo el partido. Las dos bastante bien tiradas, pero Iraizoz las atajó bien.

No se pudo sentenciar y la consecuencia lógica es que se sufrió en los minutos finales. Y se sufrió de lo lindo, sobre todo por la banda de Corchia, que no tuvo su día. Pero de nuevo la defensa despejó todo lo que le llegaba…. hasta que llegó la primera «gracieta» arbitral de la temporada. De Burgos Bengoetxea pitó penalti al considerar que Franco Vázquez cometió juego peligroso, cuando ni mucho menos fue así. El despeje del argentino fue perfecto, haciendo contacto plenamente con el balón, sin tocar al jugador local, que le echó teatro al asunto.

Menos mal que el lanzamiento del penalti se estrelló en el larguero, porque los tres puntos eran muy necesarios para mantenerse en la cabeza de la tabla.

Me gustó el partido de Muriel. Aunque falló una clara ocasión, que cubrió bien Iraizoz con su salida, por fin se estrenó en partido oficial. Luchó y mostró velocidad y buen juego a balón parado. Me desconcierta un poco que cuando encara portería, vaya alejándose de ésta, tirando a banda, como en el gol de ayer.

El partido también nos dejó el debut de Carole, que hizo un buen partido.

No me gusta que Berizzo rote tantísimo. Hasta ocho jugadores diferentes con respecto a lo que jugaron en Liverpool. Ni tampoco me gusta que no convoque ni a Navas, cuando el de Los Palacios es mucho mejor que Montoya, y que la mayoría de los que juegan en su posición, hasta jugando cojo. Pero si después de todo eso se gana, pues mejor que mejor.

Diez puntos de doce posibles. Espléndido inicio. Que ante Las Palmas sean doce de quince, porque nuestras próximas salidas son bastante complicadas y, por si acaso, es conveniente llenar el zurrón de puntos: Atlético de Madrid, Athletic, Valencia, Barcelona, Villarreal, Real Madrid y Real Sociedad .

 

Sevilla FC 3 – R. Madrid 3. Otro robo, y el domingo llegará el tercero en once días

No saltó la sorpresa. No pudo ser. El Sevilla se enfrentó a los elementos, puso todo el alma en superar la eliminatoria, pero fue imposible, fruto de los errores propios y de los ajenos. Aunque sería de ilusos considerar las decisiones arbitrales de ayer como errores. En la primera parte, hubo tres fueras de juego señalados al Sevilla, y ninguno lo fue. Uno de ellos fue señalado al quedarse sólo Ben Yedder en posición franca para hacer el 2-0, marcador que habría dado bastante emoción a la eliminatoria, porque todavía quedaba tiempo de sobra y toda la segunda parte, aun cuando habría seguido estando difícil la remontada.

Pero no sólo fueron los fueras de juego, sino también la actitud de Undiano Mallenco, con diferente rasero en las faltas –alguna sólo existió en su imaginación–, en las tarjetas –perdonó a Casemiro la segunda amarilla, por manos voluntarias clarísimas–… en fin, en todo. Pero bueno, al fin y al cabo, era lo esperado. No es de extrañar que lleven cuarenta partidos imbatidos. Entre lo buenos que son y las ayudas que reciben, llegarán hasta donde ellos quieran.

La alineación del Sevilla me pareció lógica. Habría sido absurdo alinear los titulares teniendo en cuenta el partido tan importante que tenemos el domingo, ante el mismo rival. Pero claro, eso implica que quedan al aire los defectos de la plantilla, ya que jugadores como Vietto, Kranevitter o David Soria están bastante por debajo del nivel de los compañeros más habituales. Especialmente mal estuvo Kranevitter, que además hizo un penalti tonto a falta de diez minutos, cuando aún teníamos un finísimo hilito de esperanza de remontar, ya que aún eran necesarios dos goles.

Por contra, me gustó mucho el partido de los debutantes Lenglet y Jovetic. Al francés se le ve con bastante clase, calidad para salir con el balón jugado, buen pase y con anticipación. Habrá que verlo más, evidentemente, pero la primera impresión fue bastante positiva.

Jovetic, como Lenglet, también necesitará adaptarse al fútbol español, pero ayer ya tuvo bastante presencia, dispuso de algunas ocasiones y marcó su primer gol con la camiseta sevillista.

Como suele ser habitual, también jugaron bastante bien Sarabia –un todoterreno que se acopla a cualquier posición y con buen rendimiento–, Escudero o Mercado. Eché mucho en falta el juego de N’Zonzi, jugador fundamental, uno de los más determinantes de la plantilla y que actualmente no tiene recambio de garantías. Así que esperemos que ni se resfríe.

No entendí que con la eliminatoria sentenciada entraran en juego Nasri y Vitolo, ya que son jugadores muy importantes y tendrán que esforzarse el domingo al máximo para que los tres puntos se queden en casa.

Lo que más me gustó del Sevilla fue la intensidad que pusieron los jugadores en todo momento, incluso cuando el marcador estuvo imposible, y que llegaran a poner al Madrid contra las cuerdas durante buena parte del partido. La lástima fue que volvimos a fallar bastantes ocasiones de gol, aunque, en honor a la verdad, también el Madrid erró bastante, principalmente por medio de Morata.

La anécdota la puso Sergio Ramos, quien no acaba de digerir que en el Ramón Sánchez Pizjuán no es bienvenido. Se puede decir que ayer se quitó la careta.

En dos días habrá otro Sevilla – Madrid, donde habrá muchos cambios en los dos equipos. Lo que no hay ninguna duda es que el trío arbitral favorecerá al de siempre. Eso no cambia. Vayámonos preparando para el tercer robo en once días. ¡Qué cruz!

 

 

Primera victoria, pero siguen los síntomas preocupantes

Por fin, llegó la primera victoria. Muy sufrida, muy trabajada, más de la cuenta, pero, al fin y al cabo, se quedaron los tres puntitos en casa, que es lo único que importa.

No obstante, aunque se notó cierta mejoría en algunos jugadores, como en el caso de Trémoulinas, que intervino en dos de los tres goles, el Sevilla aún sigue mostrando síntomas más que preocupantes:

1º.- Falta de intensidad. No sé si es porque la preparación física no es la mejor, o porque falta motivación –no es lo mismo jugar contra el Rayo que contra el Barcelona, aunque para un profesional sí debería serlo–, pero lo cierto es que apenas se presionaba al rival, y cuando se hacía, no era en conjunto, con lo que la presión servía de bien poco. El resultado era que los jugadores rayistas tenían todo el tiempo del mundo para pensar, controlar, pasar… Dando esas facilidades, es especialmente dificultoso parar a jugadores tan rápidos como Lass, que dio problemas en los pocos minutos que dispuso.

2º.- Falta de concentración. Un equipo de primer nivel no puede perder balones con tantísima facilidad en el centro del campo y en defensa. Algunas de esas pérdidas fueron peligrosísimas y totalmente evitables. Hubiera bastado con un poquito de concentración y rigor.

3º.- Falta de contundencia defendiendo. Me parece increíble que el Sevilla permitiera que, hasta en tres ocasiones –si no recuerdo mal–, los jugadores del Rayo tiraran a puerta desde la frontal del área. Pero es que, además,  lo hicieron sin que nuestros defensas y centrocampistas apenas opusieran resistencia. Me pareció una clara prueba de la poca contundencia de nuestro sistema defensivo. En mi opinión, tiene mucho que ver la poca calidad de nuestros defensores y el mal momento de Krychowiak. El polaco está desconocido. Parece que se quedó en Varsovia y el que estamos viendo en liga es un impostor. Está mostrando un nivel tan bajo que no me parecería mal que descansara algún partido. También da la impresión de que Nzonzi aún tiene que mejorar muchísimo y que, a veces, está perdido posicionalmente.

4º.- Incapacidad para sentenciar los partidos. Iborra falló una de esas ocasiones que no se pueden fallar jamás en la vida y que habría supuesto el 3-1. Lógicamente, le dimos vida al Rayo, que poco después logró el empate.

En cuanto a los jugadores, destacar el gran partido de Gameiro, que fue decisivo, marcando un gol y provocando la falta que dio lugar a expulsión de Amaya y al gol de la victoria. El francés están en un momento de forma extraordinario. Es rapidísimo y está muy implicado. Es el que más presiona de la plantilla, con diferencia.

Por el lado negativo, hay que destacar a Sergio Rico. Prefiero al canterano antes que a Beto, pero ninguno de los dos me convencen. Pienso que ninguno de ellos es un portero que dé la seguridad necesaria y tenga calidad para salvar puntos y partidos, que es lo que hacen los buenos porteros. El segundo gol tiene algo de justificación, a pesar del poco ángulo que tenía Javi Guerra, porque era un disparo fuerte que se envenenó, cambiando de trayectoria tras tocar en uno de nuestros defensas. Pero en el primer gol, Sergio Rico se traga el balón. El disparo del portugués Bebé, ex del Manchester United y Benfica, es fuerte y colocado, pero Sergio Rico reacciona tarde.

Pero, como digo, lo único importante es que se ganó, gracias al golazo de Konoplyanka. Me gustaría ver más al ucraniano. Es cierto que quizás sea un jugador que no defienda como a Emery le gustaría, pero es evidente que tiene mucha calidad. Y esa calidad no la puede demostrar desde el banquillo. Además, también parece que tiene facilidad para hacer goles, que no es precisamente algo por lo que estemos destacando esta temporada.

Por cierto, a mí sí me gustaron los cambios que hizo Emery. El partido estaba loco y nuestro centro del campo tenía muchos problemas para hacerse con la posesión del balón. Con veinte minutos por delante, yo prefiero ganar en posesión y orden, y a partir de ahí crear ocasiones de gol, que seguro que iban a llegar. Lo que no podía ocurrir, bajo ningún concepto es que el Rayo, en un contragolpe nos hiciera el tercero. Nunca se sabrá qué habría pasado de haber sacado un segundo delantero, pero no sería la primera vez que veo dos delanteros a los que apenas les llega balones, y los pocos que le llegan no lo hacen en buenas condiciones.

Y ahora, a disfrutar de nuevo de la Champions y a intentar dar la sorpresa en ese Juventus Stadium que me trae tan buenos recuerdos.

 

La próxima temporada podría haber un poco de seriedad en la Liga

Ayer hubo una reunión en Madrid entre la LFP y la AFE. En principio, parece ser que llegarán a un acuerdo para que la próxima temporada no jueguen la liga los equipos que deban cantidades a los jugadores, y, lo que es más importante, que no se atengan al llamado Juego Limpio Financiero (http://es.uefa.com/uefa/footballfirst/protectingthegame/financialfairplay/news/newsid=1585336.html). Esto es, esencialmente, que los clubes no puedan gastar más de lo que ingresan.

Creo que estaría muy bien que se aplicara el Juego Limpio Financiero en España. Así se evitaría, por ejemplo, como ya se ha dado en diversas ocasiones, que un equipo fiche un jugador, no pague el traspaso en su totalidad, y sin embargo este jugador pueda seguir jugando, incluso partidos decisivos ante su anterior equipo. La temporada pasada se dio este problema entre el Mallorca y Ath. de Bilbao  por Aduriz, y este año ha ocurrido lo mismo entre Getafe y Zaragoza por Uche, o en Segunda, entre Betis y Elche por Jorge Molina. Me parece demencial que un equipo se vea obligado a vender a sus mejores jugadores y después no reciba el dinero, con lo cual no tiene ni dinero ni jugador, y, encima, además puede jugar contra su ex equipo.

A ver si hay suerte, no se echan atrás y la próxima temporada podemos disfrutar de una liga… no ya seria, pero si que no sea tan ridícula.