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Un Sevilla sin Monchi

Es difícil de imaginar un Sevilla sin Monchi. Inevitablemente, ese día llegará. Lo sabemos todos los sevillistas, pero no esperábamos que fuera tan pronto. De ahí que fuera una bomba informativa la noticia de su salida, sorpresiva porque el mismo Monchi había dicho que seguiría en el cargo hasta que el Sevilla quisiera, y porque el momento que está viviendo el Sevilla es el soñado por cualquier sevillista: quinta Europa League recientemente conquistada y con el mayor presupuesto de fichajes de la historia preparado para conformar una plantilla que sea competitiva en la siempre ilusionante Champions League. Por tanto, no parece el momento apropiado para abandonar el barco.

Decía Monchi en su sincera intervención en Sevilla FC radio que se ha dado cuenta de que no hay ningún momento bueno para dejar el Sevilla. Evidentemente, tiene toda la razón del mundo. ¿Cómo va a haberlo si él es el máximo responsable de una década llega de éxitos económicos y deportivos? El Sevilla ha pasado de ser un club del montón a ser uno de los mejores de Europa, y ha sido por su «culpa». Por supuesto que no hay un momento bueno para dejar el Sevilla, pero sí hay un momento menos malo, y ése es el 1 de septiembre, cuando ya se haya cerrado el mercado de verano. O incluso mejor aún, cuando se haya cerrado el mercado de invierno, de manera que aún quedaría media temporada para encontrar un sustituto adecuado.

Afortunadamente, Monchi no escogió el peor momento para anunciar su marcha. Por increíble que parezca, se planteó hacerlo antes de las finales, lo cual ya habría sido el remate. Habría sido de locos afrontar dos finales con la fuerte marejada –más bien tsunami–, que levantó.

También afirmaba Monchi que se había dado cuenta de que la estrategia que utilizó no había sido la más adecuada, porque nadie le había creído. En mi opinión, también acierta de pleno. Posiblemente, el pedir que le liberaran de la cláusula de cinco millones diera pie a que todo el mundo pensara que su idea fuera irse a otro club. Tampoco ayuda el hecho de que escogiera para su anuncio precisamente el momento clave para cualquier Director Deportivo, cuando se tiene que planificar y conformar la temporada. Si además la prensa –no sólo la local– se dedica a inventarse noticias sobre el interés de Manchester United, Real Madrid, PSG…, unido a la escasez de información que llegaba al sevillista, era casi imposible creer la etérea excusa de los problemas personales.

Y llegados a este punto, el de los problemas personales, llegamos al quid de la cuestión. Entiendo perfectamente que Monchi necesite descansar. Aunque parezca que el puesto de Director Deportivo es el ideal, y además está muy bien pagado –eso sí, en otros equipos ganaría mucho más–, también es cierto que debe de dejar muy poco tiempo para la familia, ya que debe viajar mucho y estar pegado al teléfono continuamente. Me cuesta imaginar las veces que sonará su teléfono al cabo del día y de la noche. Además, estamos hablando de un puesto que tiene mucha presión. Si la pelotita no entra, todo el mundo dirigirá sus miradas, en primer lugar, a Emery, y después a Monchi.

Hacía referencia Monchi a los partidos finales de liga, lo mal que se sentía cuando veía arrastrarse al Sevilla –no utilizó la palabra «arrastrarse», aunque es la que mejor definía la actuación del Sevilla en esos partidos– en los partidos ante el Español, Granada y Bilbao. Es algo que no nos gustó a ningún sevillista, y, lógicamente, a él menos, pues, al igual que es el máximo responsable de los éxitos, también es el máximo responsable de que los suplentes del Sevilla ofrecieran tan pobre nivel o rendimiento durante toda la temporada y, en especial, en la recta final del campeonato. Pero tampoco hay que tomarse los errores tan a pecho, sino aprender de ellos, para no volver a cometerlos. Y estoy seguro de que eso será lo que hará Monchi la próxima temporada.

También pedía perdón Monchi a quien hubiera perdido un minuto de sueño o a quien hubiera preocupado por su decisión. Creo que se refería a todos los sevillistas. Yo, al menos, no me había preocupado tanto desde agosto de 1995. Supongo que me sentía de manera similar a cuando a Sansón le quitaron su melena. De imprevisto, el Sevilla perdía su principal fuerza.

El perdón se lo tiene ganado Monchi a pulso. Pero, para otra vez, hazlo con una mejor estrategia. Sin sustos y anunciándolo con tiempo para reaccionar, para que salgas del club por la puerta grande, con todos los honores, y no por la gatera, que es por donde habría salido de no ser por la acertada decisión del Consejo.

Con Monchi todo será más fácil

Me alegró escuchar las palabras de Monchi en el programa «A Balón Parado». de Roberto Arrocha, pues me había preocupado la noticia que saltó a primera hora de la mañana de que nuestro Director Deportivo se estaba planteando abandonar el cargo. Afortunadamente, parece que dicha noticia era sólo un invento más de la prensa, ya que el mismo Monchi reconocía haberse sorprendido cuando la leyó.

De las palabras de Monchi se deduce que seguirá en el cargo, a no ser que el nuevo Presidente cometa el error de no contar con él, lo cual supongo que será harto improbable.

En mi opinión, la continuidad de Monchi es importantísima. En estos momentos de incertidumbre se antoja fundamental que los profesionales más válidos cojan las riendas del club, y, desde mi punto de vista, entre esos profesionales deben estar Pepe Castro, José María Cruz y Monchi.

Al de San Fernando no lo vamos a descubrir ahora. Es cierto que ha tenido errores –¿y quién no?–, pero, desde luego, también ha tenido muchos aciertos. No se puede olvidar que él y su equipo de trabajo fueron los responsables de conformar un equipo campeón, tanto a nivel europeo como nacional. Y eso, teniendo en cuenta las posibilidades económicas del Sevilla, tiene muchísimo mérito.

En esta temporada, Monchi también tiene mi aprobado. Ha conseguido algo que no es nada fácil: ha llevado a cabo una gran reestructuración de la plantilla, teniendo que desprenderse de las principales figuras, y sustituyéndolas por jugadores de futuro. A mi modo de ver, una remodelación tan grande de la plantilla es arriesgadísimo. A pesar de eso, ahí estamos: acercándonos a los puestos europeos y con una plantilla joven y bastante válida, que debe ser la base para formar un equipo que aspire a consolidarse en Europa durante los próximos años, como lo ha estado haciendo sin problemas en la época de Del Nido.

La función del Director Deportivo es de las más importantes en el organigrama del club. A fin de cuentas, de su buen hacer dependerá el potencial deportivo y económico del club. Es imposible ganar títulos y prestigio sin tener buenos jugadores. De su acierto o fracaso depende que el club sea una mina de oro o una ruina, pues los jugadores que destaquen nos los quitarán de las manos a golpe de talonario, y los que no den la talla costará un mundo colocarlos.

Por tanto, respiro mucho más tranquilo si Monchi sigue al frente de esa Dirección Deportiva, ya que, además de su más que demostrado valía, es un trabajador incansable, humilde y, sobre todo, muy sevillista.

Monchi ayer alardeó en muchas ocasiones de su sevillismo. No creo que, a estas alturas, nadie lo ponga en duda. Y si aún quedara alguien, sólo tiene que ver el inolvidable vídeo del descenso del Sevilla en el año 1997, en Oviedo, para convencerse de que Monchi, a pesar de haber nacido en la provincia de Cádiz, es tan sevillista como el que más.

Entrevista a Ramón Rodríguez, «Monchi»

Enlazo la magnífica entrevista que ha realizado Juan Ángel de Tena en su blog Almas Sevillistas. Impresdincible leerla e incluso memorizarla, si es necesario, porque son palabras de uno de los sevillistas que, gracias a su enorme trabajo y dedicación, hacen posible el éxito de nuestro Sevilla FC.

http://almassevillistas.blogspot.com/2011/06/ramon-rodriguez-verdejo-monchi-el-exito.html