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Para mantener a nuestros mejores jugadores hay que crecer. Y no es tan fácil, lleva tiempo

Recuerdo que hace algunos años, cuando festejábamos las clasificaciones para la Copa de la UEFA, José María Cruz decía que, para crecer, era necesario conseguir la clasificación europea todos los años, y no sólo uno. Por aquel entonces, parecía una quimera, algo imposible, pero hoy es una bonita realidad. Realmente, muy mal lo tiene que hacer el Sevilla para no estar en Europa.

Ahora seguimos creciendo, con el objetivo marcado de conseguir todos los años la clasificación… no ya para la Europa League, sino para la Champions League. Este objetivo es bastante complicado, ya que Madrid y Barcelona tienen aseguradas las dos primeras plazas, y el Atlético tiene recursos y potencial para tener, prácticamente, asegurada la tercera.  Con lo cual, para entrar en Champions debemos hacer una gran temporada y superar a equipos importantes, como Valencia, Villarreal o Athletic de Bilbao, junto con la típica sorpresa que salta todas temporadas, que en esta última fue la Real Sociedad.

Tener plaza Champions asegurada, año tras año, nos dará un gran potencial, tanto económico como deportivo, pero, no obstante, hay que ser conscientes de que siempre habrá equipos por encima nuestra, a todos los niveles. Por tanto, los sevillistas no deberíamos sentirnos frustrados porque tal o cual jugador no quiera seguir en el Sevilla, o no le podamos pagar la ficha. Me refiero, concretamente, a los recientes casos de Vitolo, N’Zonzi o Jovetic.

Hay que recordar que el Sevilla tiene que cumplir con un tope salarial. A nadie debería sorprender que el Sevilla no pueda pagar una ficha de 3,5 millones de euros, libres de impuestos, que tiene Jovetic. Es más, muy pocos clubes pueden pagarla. Aunque, si bien es cierto que ahora no podemos pagarla, hay que aspirar a poderlo hacer, a corto o medio plazo. Hay que crecer, y eso no sólo pasa por la clasificación anual para la Champions, que es fundamental, sino que también es importantísimo aumentar todos los ingresos, principalmente por derechos de televisión, marketing, abonos y taquillas.

En todos estos conceptos estamos muy… pero que muy por detrás de muchos clubes. Por ejemplo, el Sevilla no tiene patrocinador principal en las camisetas, y ése es un lujo que no puede permitirse. El Manchester United cobra más de 70 millones de euros al año por llevar de patrocinador a Chevrolet. El Chelsea, 55 millones; Arsenal, 40; Barcelona, 35… Nosotros nunca podremos llegar a esas cifras, pero, desde luego, no debe ser de cero euros.

Para crecer, también deberíamos ampliar el Ramón Sánchez Pizjuán. La reforma que ha hecho Castro no está mal, pero llevamos varias temporadas donde el número de abonados está a tope. No se hacen más porque sólo quedan libres los abonos más caros y que no todo el mundo puede permitirse. Las zonas más asequibles están llenas. También, durante la temporada, se llena el estadio en los partidos más importantes. Es decir, llevamos varios años perdiendo dinero. Es cierto que una ampliación del estadio cuesta un dineral, pero pienso que es posible si se hace poco a poco o con un patrocinador. Pero, claro, supongo que si no somos capaces de encontrar un patrocinador para la camiseta, para el estadio ya ni hablamos. Eso sí, la reforma del estadio tendría que hacerse sin riesgos económicos y de manera que el potencial del primer equipo no se viera afectado. Sería imperdonable repetir errores del pasado.

Mientras crecemos, debemos aceptar que haya jugadores, como Vitolo o N’Zonzi, que quieran emigrar a equipos que están por delante de nosotros, y que, por tanto, le pagarán mucho más y donde tendrán más posibilidades de ganar títulos. Lo que sí sería de lamentar es que se fueran por menos de lo que marcan sus cláusulas de rescisión.

Pero no podemos olvidar que, por mucho que crezcamos, siempre habrá clubes que nos superen en masa social, ingresos por TV, marketing, patrocinadores, y en todo tipo de ingresos. Hay que intentar que esos clubes sean cada vez menos, pero eso lleva mucho tiempo. Mientras tanto, bien haríamos en disfrutar del enorme mérito que supone ser el octavo equipo con mejor coeficiente UEFA. Mantener o mejorar ese octavo puesto sólo lo podremos hacer siguiendo el método que tan buen resultado nos está dando: vendiendo por más de lo que compramos, es decir, generando plusvalías. Hay que ser conscientes de que muchos de nuestros competidores nos superan en todo, y sería absurdo no valorar, en su justa medida, lo mucho que se está consiguiendo.

Sevilla FC 2 – R. Madrid 1. El Madrid sucumbe ante el Eterno Campeón de Andalucía

Ayer se rememoraba la consecución del primer título oficial del Sevilla FC. Hace 100 años que se proclamó campeón de la Copa de Andalucía, competición donde mostró una supremacía abrumadora, pues se alzó con el título en 18 de las 21 ediciones celebradas. Por ello se le bautizó como el Eterno Campeón de Andalucía.

Partido entre campeones, intensísimo y disputado el que tuvimos el placer de contemplar ayer en el Ramón Sánchez Pizjuán, en un ambiente espectacular y bastante caldeado, debido a los último arbitrajes sufridos ante el equipo capitalino y al rescoldo de las llamas que encendió Sergio Ramos con su provocadora actitud hace tres días, en el partido de Copa del Rey.

El partido no fue especialmente brillante, en cuanto a fútbol, sobre todo en la primera parte. Ambos equipos eran conscientes de la importancia de los tres puntos y tomaban muchas precauciones en defensa, creándose pocas ocasiones de gol claras. Por parte del Sevilla, hasta el minuto 35 no tiró entre los tres palos, a tiro de Nasri, desde lejos. El Madrid sí tuvo un par de ocasiones claras en esta primera mitad. Cuando más cerca estuvo de inaugurar el marcador fue a poco del descanso, cuando Ronaldo no remató bien un magnífico pase de Benzemá, que fue el jugador más peligroso de los madridistas.

Me llamó mucho la atención el respeto que tuvo el Madrid durante todo el partido, temiendo especialmente el contragolpe del Sevilla. Cuando el Sevilla robaba el balón, era casi imposible sorprender a la contra por la cantidad de jugadores del Madrid que se quedaban atrasados. No es normal ver al Madrid tan encerrado en su área.

En la segunda parte, los dos equipos buscaron con más decisión a por el partido, pero, de nuevo, tampoco hubo muchas ocasiones. Ben Yedder estuvo cerca de hacer el 1-0, en un buen contragolpe, pero lo evitó Keylor Navas. Benzemá tuvo una ocasión clarísima para adelantar al Madrid, en una acción embarullada, pero disparó alto. Y minutos después llegó el penalti. Carvajal se aprovechó de un error de Escudero para plantarse solo ante Sergio Rico, que, en su salida, toca balón pero también se lleva por delante al lateral madridista. Difícil acertar, incluso viéndolo repetido por televisión. El linier, que posiblemente era el que mejor perspectiva tenía, lo vio claro: no era penalti. Pero Hernández Hernández pensaría que «en caso de duda, a favor del Madrid», e hizo caso omiso de las indicaciones de su asistente.

El penalti lo lanzó perfectamente Ronaldo. Sergio Rico no pudo hacer nada ante su tiro fuerte y ajustado a la base del poste. Aparte de que se tiró para el otro lado. Está claro que los penaltis son la asignatura pendiente de Sergio Rico.

Quedaba menos de media hora y había que poner toda la carne en el asador, y Sampaoli dio entrada a Sarabia y a Jovetic, ambos decisivos. Sarabia botó una falta con muchísimo peligro, ya que iba fuerte, con mucha rosca y a la altura perfecta, de manera que el portero no puede hacer nada y es un peligro incluso para los defensas, por la dificultad de despejar. De hecho, ni Varane ni Ramos pudieron hacerlo, y Ramos acabó metiendo el balón en su propia puerta, en lo que parecía un castigo divino a su prepotencia.

Con empate a uno en el marcador, ante un equipo tan fuerte como el Madrid, cualquiera se hubiera conformado. El Sevilla no lo hizo. Fue a buscar el segundo y encontró su premio. Vitolo robó un balón por anticipación en la banda y cedió a Jovetic, que aprovechó que Keylor Navas no estaba muy bien situado para batirle, de tiro ajustado. Aunque el portero tocó el balón, no lo desvió lo suficiente como para evitar el gol. Fue el delirio en la grada y el colofón perfecto a un patido jugado de poder a poder, aunque no haya sido uno de los más brillantes, por parte de ninguno de los dos equipos. En seis minutos el Sevilla había dado la vuelta al marcador y acabó derrotando a un equipo que llevaba 40 partidos sin morder el polvo.

No me gustó ni la alineación ni el sistema. Pienso que el Sevilla ha ofrecido su mejor juego poniendo en liza una defensa con tres centrales y dos delanteros, y no debería cambiar, sea quien sea el equipo que esté enfrente, a no ser que sea obligado por lesión o sanción de jugadores. Curiosamente, fue el Madrid quien jugó con ese sistema. También creo que Jovetic debe ser titular en detrimento de Franco Vázquez, nunca sustituyendo a Ben Yedder, ya que el francés ve puerta con facilidad y también se esfuerza mucho en defensa, incluso bajando a su propia área.

El árbitro, Hernández Hernández no estuvo mal. Nos perjudicó, pero no mucho. El penalti es dudoso, aunque él no dudó en barrer para el poderoso. Lo que más me molestó fue el diferente criterio a la hora de mostrar las tarjetas. Al Real Madrid perdonó dos clarísimas: una entrada por detrás y una patada sin balón. Sin embargo, a la primera que hizo el Sevilla –falta de Iborra cortando un contragolpe cerca del área madridista–, le enseñó la tarjeta. Por supuesto, tampoco vio el balonazo que Ronaldo le dio a Vitolo en los momentos previos al lanzamiento del penalti.

Seguimos en segunda posición. No hay que pensar en ganar la Liga, sino en ganar todos los puntos que se puedan. Si en la jornada 35 seguimos ahí, pues entonces ya, si hay que ir a por ella, pues se va. Pero queda tantísimo aún, que no tiene sentido plantearse ganar una competición que, por muchos motivos, en teoría debe ser para Madrid o Barcelona.

Próximo partido, ante el Osasuna. Que no ocurra como ante el Granada. Miedo me dan estos partidos.