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Lo admito: No entiendo la polémica sobre los cánticos

A mí todo lo que se está hablando de posibles futuras sanciones de cierre parcial o total al Ramón Sánchez Pizjuán, de verdad, se me escapa. No entiendo absolutamente nada, pero desde ninguna de las tres perspectivas.

Desde la Liga de Fútbol Profesional, de buenas a primeras, a raíz de otro asesinato del Frente Atlético, deciden que hay poner fin a la violencia. Y me parece de lo más lógico. Pero se quiere hacer desde la improvisación, con la temporada ya empezada, y sin una norma que regule posibles sanciones. Desde la pasada temporada, de forma chapucera, se decide que se va a mandar a un informador o chivato a los estadios, y éste recogerá en un informe los cánticos ofensivos y cualquier acto violento que ocurra en la grada. Es decir, quieren evitar lo que es inevitable: que alguien insulte. Entre 45.000, 60.000 ó 90.000 personas,  estos señores de la LFP se llevan las manos a la cabeza porque a algún grupo le dé por insultar a quienes crean oportuno. A ver qué forma sensata hay de evitar eso. La única que se me ocurre es mejorando la educación en los colegios, pero ésa es a muy largo plazo. Desde luego, no se soluciona multando a un club o cerrando una grada. Otro tema sería si se sancionara directamente al aficionado que insulta, pero eso ni se plantea.

Si no entiendo la postura de la LFP, menos aún entiendo la del club, que ha decidido ir en contra de su afición o parte de ella. Me llama la atención que José Castro o Jose María Cruz sean tan inocentes como para creerse que sólo se insulta en el Ramón Sánchez Pizjuán. ¿De verdad que no se insulta en ningún otro campo? ¿No estuvieron en Málaga, en la primera jornada de liga? La realidad es que se insulta en muchos estadios. Yo diría que en todos, o en casi todos. Otra cuestión es que los informadores sólo recojan los insultos en el Ramón Sánchez Pizjuán, que es lo que está ocurriendo. En cualquier caso, yo no pagaría ni un solo euro en multas, ya que no está en mano del club el poder evitar que alguien insulte. Y por supuesto, iría a la justicia ordinaria, si fuera necesario, para evitar que cierren el estadio por ese motivo. Es evidente que el cierre sería una gran injusticia, pues pagarían justos por pecadores, aparte de que no se mediría a todos los clubes con el mismo rasero, aunque, desgraciadamente, a eso ya estamos más que aconstumbrados en la liga española.

Y por supuesto, tampoco entiendo la postura del que insulta. ¿Qué se gana con eso? Y menos aún ahora, cuando hay amenazas de sanción.  Desde luego, no se anima más por insultar.

Lo dicho. Mire por donde lo mire, sólo veo un gran disparate que parece no tener solución.

Rakitic, tan hábil y tan torpe

Se acabó el culebrón de Rakitic. Al final, como es normal, el jugador de salió con la suya y jugará en el FC Barcelona, tras unas negociaciones que se han extendido más de lo deseado, pero que han tenido un final feliz para todas las partes: el jugador podrá jugar en un equipo superpoderoso, donde tendrá fácil el ganar títulos y mucho dinero; el Barcelona tendrá a un jugador de primer nivel por una módica cantidad –18 millones más 3 en incentivos–, y el Sevilla conseguirá un importante ingreso con el que intentará conseguir un sustituto de garantías y la incorporación de una joven promesa: Denis Suárez.

En mi opinión, el Sevilla ha conseguido hacer una buena venta. Y no lo digo por la cantidad del traspaso, puesto que Rakitic está valorado en mucho más, sino por el hecho de haber conseguido el fichaje de Denis Suárez y, sobre todo, porque el Sevilla tenía las manos atadas tras la jugarreta que ha hecho el ¿señor? Rakitic, al haberse comprometido con el Barcelona, a pesar de haberle prometido la renovación a José Castro.

Sin conocer todos los detalles, da la impresión de que la gestión que ha hecho el Sevilla en todo este tema ha sido sensacional: económicamente hablando, ha apretado todo lo que ha podido al club comprador y a los hermanos Rakitic, y, por el lado deportivo, ha reforzado la plantilla con un jugador de calidad.

No he visto nunca jugar a Denis Suárez. Tengo que admitir que sólo he visto el vídeo que está rondando por Internet. Es imposible conocer a un jugador por un vídeo de unos minutos, pero si la Secretaría Técnica del Manchester City, el Barcelona y el Sevilla han confiado en él, por algo será. Parece que se trata de un jugador con un estilo de juego de los que gusta por aquí: de los que piensan rápido, con velocidad, calidad, desborde y visión de juego. Ya tendremos tiempo de verle con detenimiento, ya que estará, al menos, dos años con nosotros. La pena es que el Barcelona se guarda una opción de recompra, pero eso lo consideraba inevitable, puesto que el jugador quiere triunfar, a toda costa, en el club catalán. La buena noticia es que, para ello, tendrá que hacerlo muy bien en el Sevilla, y la mala noticia es que sólo le costará al Barcelona recuperarlo tres millones de euros. Una minucia, en los tiempos que corren y más aún para un club tan poderoso económicamente.

En cuanto a Rakitic, la parte principal de la operación, ha dado una de cal y otra de arena. Por un lado, durante el tiempo que ha estado en el Sevilla, ha sido un gran profesional: se ha esforzado al máximo y ha dado un gran rendimiento –lo cual, dicho sea de paso, era su obligación–. Pero, por otro lado, su paso por el Sevilla ha sido decepcionante. Y es que no se puede entender que Rakitic se dé golpes en el pecho, dándoselas de sevillista –que es algo totalmente innecesario–, de estar implicado por el club, y después, a la hora de la verdad, faltar a su palabra y engañar, en reiteradas ocasiones, tanto a Monchi como al Presidente del Sevilla.

Me pregunto cómo es posible que un jugador sea tan hábil con el balón en los pies y tan torpe en las formas de tratar a un club y a su afición. A mi modo de ver, Rakitic lo tenía bien fácil. De haber renovado, con una cláusula relativamente baja, como era su deseo, habría salido del Sevilla de igual forma, pero por la puerta grande, y no por la puerta de atrás. No había ninguna necesidad de reírse del Sevilla, no había necesidad de llegar a acuerdos si no había intención alguna de cumplirlos.

A partir de ahora, cuando Rakitic nos visite, enfundado en su camiseta azulgrana, encontrará, mayoritariamente, silbidos y abucheos. Normal. A la gente no le gusta que le engañen.

Por mi parte, sólo habrá indiferencia.

La ambición de José Castro

No pude ver, en su totalidad,  la entrevista a José Castro en la televisión del club, pero, de lo que vi, me llamó la atención la ambición que mostró nuestro Presidente, en todo momento. Cada vez estoy más convencido de que es la persona indicada para llevar las riendas del club, pues a su sevillismo, se une su experiencia en el mundo del fútbol, capacidad de mando, ambición y humildad. Como es lógico, cometerá sus errores, pero estoy seguro de que serán mínimos.

Una de las cosas que más me gustaron de sus palabras fue cuando dijo que se haría un esfuerzo para conformar un equipo «potente y competitivo», aunque inmediatamente añadió que «sin hacer locuras», puesto que la prioridad será siempre mantener la solvencia del club. Y lo dijo como si el Sevilla no fuera ya un equipo potente y competitivo, como si no fuera un equipo que hubiera logrado recientemente ser campeón de la Europa League.  Aunque también es verdad que no se sabe cómo quedará la plantilla tras las tentaciones, en forma de ofertas irrechazables, que recibirá el Sevilla de equipos más potentes, da cierta tranquilidad que la idea sea la de reforzar el equipo para aspirar a todo. Y yo entiendo por «todo», aspirar a Champions y lograr otro título.

Uno de esos jugadores que podrían no continuar en el proyecto es el capitán, Rakitic. Yo este tema lo veo claro: Rakitic no quiere seguir, porque, si no fuera así, ya habría firmado. Y la verdad es que, por mí, puede largarse. No me parece serio que aún no haya firmado, después de varios meses de haberse alcanzado un acuerdo. En mi opinión, Rakitic se está riendo del club. Es más, lleva mucho tiempo riéndose del club. Y eso es intolerable. Del Sevilla se han ido muchos jugadores más determinantes que Rakitic (Súker, Kanouté, Luis Fabiano, Navas…) y no ha pasado nada. Así que no se acabará el mundo si Rakitic se va. La cuestión, como siempre, es venderlo por el máximo dinero posible, preferentemente a un club extranjero, e invertir bien ese dinero en su sustituto.

Sólo hubo una cosa de las que dijo Castro que no me gustó, y fue la confirmación de que no se remodelará el estadio. Dijo que no es el momento, y que tampoco era necesario por cuestiones de aforo. Yo estoy de acuerdo en esto, pero, sin embargo, sí considero necesario que esté cubierta toda la grada, y no solo Preferencia. No sé cuánto sería el coste, aunque supongo que no sería desorbitado. Cubrir toda la grada sería una mejora estética y, sobre todo, un gran detalle con la mayor parte de los asistentes al estadio, que tienen que aguntar el tipo los días de fuerte calor, frío o lluvia. Es algo que agradecerían, sobre todo las personas de avanzada edad. Algunos de nuestros socios y aficionados más mayores dejan de ir al estadio porque lo ven más cómodo por televisión, sin tener que soportar las inclemencias del tiempo ni incómodos desplazamientos. Incluso yo, que soy un adicto al Sevilla, he pensado quedarme en casa un día de lluvia torrencial. Y muchos no lo piensan, sino que además lo hacen. Por tanto, creo que sería un gran acierto acometer esa inversión. Porque si no es ahora el momento, señor Castro, ¿cuándo lo será?

José Castro, el mejor Presidente posible para el Sevilla FC

Tras escuchar las primeras declaraciones y entrevistas del nuevo Presidente del Sevilla –el 33º Presidente de la historia–, tengo la misma sensación que cuando fue elegido Roberto Alés o José María Del Nido: que sería un gran Presidente.

En mi opinión, Castro tiene todas las características que debe tener un Presidente:  ilusión, conocimientos, confianza y, sobre todo, un sevillismo que está fuera de toda duda. También está sobrado de experiencia, pues lleva muchos años como Vicepresidente, y no ocupando una Vicepresidencia cualquiera, sino la de Jose María Del Nido, que ha sido uno de los mejores presidentes de los casi 124 años de historia sevillista.

Estoy seguro de que Castro se dedicará en cuerpo y alma al Sevilla fútbol club y de que, si se rodea de personal cualificado y de su confianza, volveremos a conseguir éxitos deportivos en pocos años. En este sentido, sería muy importante que lograra convencer a Jose María Cruz para que formara parte del nuevo proyecto. Ya ha sido capaz de convencer a Monchi, quien tenía clarísimo que había llegado su momento de dejar el Consejo. Pero al de San Fernando su sevillismo le ha vuelto a dejar sin «credibilidad» y se ha echado para atrás, incapaz de negarse a la petición de Castro. Yo, particularmente, después de esto sigo creyendo más aún en Monchi de lo que ya creía. Para mí, tiene toda la credibilidad del mundo. Para mí es una tranquilidad y una alegría que una persona como Monchi siga en el Consejo y, sobre todo, a cargo de uno de los departamentos más importantes de la entidad: la Secretaría Técnica.

Con quien no ha podido contar Castro es con Manuel Vizcaíno. En este caso, a pesar de las alabanzas que recibía de Del Nido, no me parece que la marcha de Vizcaíno sea un inconveniente. Desde fuera, me da la impresión de que es perfectamente sustituíble, pues ha tomado decisiones que creo que no han sido acertadas y que incluso han dividido al sevillismo, como pueden ser la supresión del carnet infantil, la polémica con los escudos –que para mí no es tal–, el banquillo de las chalchichas o la incapacidad de encontrar un patrocinio para las camisetas.

A Castro ya sólo le falta un poquito de suerte, que es totalmente necesaria para triunfar en el fútbol. Y ojalá que la encuentre, porque sus triunfos serán los de todo el sevillismo.