Nuevo batacazo del Sevilla FC. Está claro que esta temporada no sale nada bien. Una temporada donde todos teníamos mucha ilusión, por la plantilla que se estaba configurando, pero que está teniendo un comienzo de pesadilla. Porque eso es precisamente lo que parecía el partido de ayer: una mala pesadilla.
Pero para nuestra desgracia, lo que estamos viviendo no es onírico, sino real. De nuevo, pudimos ver a un Sevilla sin alma, superado por sus rivales en velocidad, en entrega… en casi todo. El Sevilla volvió a mostrar todos los defectos de un colista: defensa muy frágil, centro del campo vulgar –ni defiende ni ataca con eficacia– y delantera con efectividad nula.
Era desesperante ver cómo el equipo rival daba una gran sensación de peligro cada vez que se acerca al área y, por contra, el Sevilla daba la impresión de que no marcaría ni aunque el partido durara 180 minutos. Y no fue por falta de ocasiones. A pesar del mal juego, creamos bastantes ocasiones de gol, muchas de ellas clarísimas. Coke –en dos ocasiones–, Llorente, Krohn-Dehli, Krychowiak, Gameiro… Pero si de seis o siete ocasiones de gol, no eres capaz de transformar ninguna… Y sin embargo, Las Palmas tiene tres claras y mete dos.
Así es imposible. Los goles encajados fueron muy evitables. El primero, por culpa de Trémoulinas, que no se parece en nada al del año pasado. Y el segundo es totalmente inaceptable. No puede ser que dejen centrar tranquilamente a Araujo, y que Alcaraz entre solo a rematar en el corazón del área. Ningún jugador saltó. Ni le molestaron, si quiera. ¿Y los centrales? ¿Dónde estaban? El defensa más cercano a Alcaraz era Coke.
Ayer también quedó claro que seguimos sin suerte. En esta ocasión, fue Gameiro quien evitó el gol, involuntariamente, cuando se colaba sin remedio el testarazo de Krychowiak. Habría sido el empate a uno, quedando tiempo suficiente para buscar la victoria.
Tampoco nos favorecieron los árbitros, como suele ser habitual. Con 0-0 el linier anuló una jugada donde Immobile se quedaba solo ante el portero. Para una vez que el italiano no recibe el balón en fuera de juego, va el linier y se equivoca.
Digo yo que alguna vez tendrá que cambiar el viento. Alguna vez dará en el poste y entrará, en lugar de salir. Alguna vez serán los defensas contrarios los que cometan los errores, como le ha pasado al Villarreal, que ganó por un gol en propia meta. Alguna vez nos dará por tener una efectividad de, al menos, un 50% de cara a gol. Porque con un porcentaje del 0% es evidente que no vamos a ningún sitio.
Ojalá el cambio llegue en el próximo partido, ante el Rayo Vallecano. El equipo madrileño no es nada del otro mundo, pero lleva dos victorias consecutivas. Y por supuesto, para ganar al Sevilla actual, no es necesario hacer gran cosa. Más bien, basta con hacer muy poquito.