El partido del Sevilla en Eindhoven me ha gustado mucho, hasta que a Sampaoli ha vuelto a hacer lo que hizo, hace unos días, en Vallecas: con el partido totalmente controlado, quita al único delantero del equipo, se echa atrás, provocando que el rival empate o, como hoy, gane. Y menos mal que el partido no ha durado cinco minutos más, porque, si no, igual nos empatan la eliminatoria y tenemos que ir a la prórroga, con lo que habría supuesto teniendo que disputar el domingo el que probablemente será un durísimo partido ante Osasuna.
Esa táctica de quitar al delantero y poner a lo que ahora llaman un «falso nueve», no lo entiendo. Porque lo único que se consigue con ello es dar el total dominio del partido al rival, el cual no tiene que ocuparse de marcar a ningún delantero, lo que permite que los defensas puedan incorporarse al ataque sin ningún problema. Porque, además, el equipo se echa atrás. Y para colmo, hoy la táctica resultaba más suicida que nunca porque sólo teníamos un defensa central sano, que era Nianzou.
Por supuesto, el PSV aprovechó el regalo y se dedicó a bombardear nuestro área, y como es lógico, nos pusieron en un gran aprieto, más aún teniendo en sus filas a Luuk De Jong, que su especialidad es el juego aéreo. Nuestro ex jugador marcó el primero e intervino en el segundo.
La tontería del falso nueve –me molesta hasta el nombre que le han puesto– únicamente le veo posibilidad de éxito en el caso de tener un centro del campo de mucha calidad y con jugadores muy rápidos. Y, precisamente, ése no es el caso del Sevilla.
Y lo de los córners es otra cosa que no entiendo. Con lo peligroso que es un córner bien sacado, y nosotros los solemos sacar en corto. A esto sólo le veo sentido si se pretende perder tiempo. Pero encima es que hoy han ido dos jugadores a sacar un córner, como para sacarlo en corto, y después lo lanzan al área, con lo que perdemos un jugador, absurdamente, para el remate o para defender un posible contragolpe.
Pero bueno, como digo, el partido me ha gustado mucho hasta ese fatídico momento donde, en mi opinión, Sampaoli se equivoca gravemente. El dominio fue total y los locales no inquietaron en absoluto. El equipo triangulaba con tranquilidad, con buenos apoyos, con verticalidad, con sentido, con pases al hueco… Este equipo ha mejorado muchísimo tácticamente.
El Sevilla pudo haber sentenciado la eliminatoria en tres ocasiones muy claras: cuando En-Nesyri tiró a puerta, rechazando el portero, tras una buena asistencia de Bryan Gil; Rakitic, que tiró al larguero; y Rafa Mir, cuyo disparo fuerte y raso lo blocó el guardameta local.
El equipo, en líneas generales, ha hecho un gran trabajo, destacando Bryan Gil, que desbordó mucho, sobre todo en el primer tiempo. También Acuña y Nianzou estuvieron a muy buen nivel. Este último, en los minutos finales, evitó el 3-0.
El árbitro, el italiano Daniele Orsato, no me gustó nada. Mostró poca personalidad al enseñar la tarjeta amarilla a Acuña, supuestamente por perder tiempo. Pero fue en el minuto 32, y, prácticamente, a petición del público. Dejarse influenciar por la grada no deja en buen lugar a un árbitro. Aparte de eso, creo que fue muy benevolente con los jugadores locales en algunas faltas.
Misión cumplida. Aunque sufriendo innecesariamente, el Sevilla FC estará mañana en el bombo. Toca recuperarse para el importantísimo partido del domingo. Esos tres puntos tienen que quedarse en nuestro casillero, como sea, para dar cierta tranquilidad en la tabla. Porque, además, después visitaremos el estadio del Atlético de Madrid, y ya nos podemos hacer una idea de lo que nos espera. Y ojalá me equivoque, pero mucho me temo que no.
Por cierto, una maravilla esta bandera. De lo mejor del partido:
