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El cursillo que necesita Emery

Los últimos minutos del no-derbi creo que han dejado claro que Emery no sabe defender un resultado favorable, ni aunque queden pocos minutos para el final del partido. Y estoy convencido de ello porque no es la primera vez que le ocurre, y, lo que es peor, supongo que no será la última. Y a decir verdad, que te remonten un partido sienta mal; que te remonten un partido en los últimos minutos, sienta muy mal; pero que ya estas remontadas se conviertan en un déjà vu, es que parece una broma de muy mal gusto.

Así pues, creo que bien haría el Sevilla en buscarle a Emery un cursillo intensivo de «Cómo defender un resultado favorable, por lo civil o criminal». Estas artes defensivas siempre las han dominado los argentinos o los italianos. No estaría mal, por tanto, que igual que Monchi se ha ido a Londres a formarse, Emery cogiera el avión y se escapara a Argentina –y que se lleve a Perotti de paso– a recibir algunas clases para que se diera cuenta de que en fútbol es más importante el defender que el atacar.

Y si no puede ser, porque no encuentre un hueco porque su agenda esté muy apretada, pues que Mourinho le dé unas nociones básicas por Internet –Mourinho a pesar de haber digirido plantillones, a veces ha recurrido al típico catenaccio–. O Bilardo cuando se pase por aquí, o  Manolo Jiménez… Prácticamente, cualquier entrenador puede aleccionar a un Emery que ya debería haber aprendido de la lección que nos dio el Estoril en nuestro estadio. Su entrenador, Marco Silva, tiene fama de ser un gran estratega y de sacar un buen rendimiento a sus jugadores, y aquí su humilde Estoril nos demostró cómo debe replegarse y defender un equipo: con presión, contínuas coberturas y, sobre todo, mucha intensidad.

Yo soy un admirador del fútbol ofensivo, pero también disfruto como un enano cuando veo defender bien a un equipo, cuando veo cómo se adueña de la posesión, cómo roba el balón, cómo controla el partido hasta aburrir al rival y dar la sensación de que, aunque durara el partido 180 minutos, jamás crearían una ocasión de gol.

Y a este Sevilla le pasa exactamente lo contrario: puede ser goleado casi por cualquiera. Y eso no se puede permitir. Desde luego, algo habrá que hacer. Porque lo que no puede ocurrir es que venga cualquier equipucho y nos dé la vuelta al marcador casi sin hacer ningún mérito, como ya hicieron el Valladolid, Levante o Málaga.

Y a ver qué pasa con el Barcelona. Miedo me da. Aunque seguramente Emery para este partido se cubrirá bien las espaldas, el problema es que contra el Barcelona eso no suele ser suficiente.

Y el Valencia acechando.

Sevilla FC 1 – Estoril 1. Se veía venir.

Partido aburridísimo el que nos obsequió el Sevilla en la tarde-noche de ayer. Si la primera parte fue mala, la segunda fue aún peor. Pienso que los escasos aficionados que fuimos al estadio nos merecimos, al menos, que viéramos a nuestros jugadores correr tanto como el rival. Sin embargo, el Sevilla pretendía jugar andando, con una falta de intensidad alarmante, quizás confiado en una victoria que se presuponía fácil, máxime cuando el primer gol llegó en el minuto 7, tras sensacional jugada de Reyes, bien finalizada por Gameiro.

Y, prácticamente, eso fue todo. A partir de ahí, nada de nada. Nos dejamos ir, y apenas creábamos ocasiones de gol. Pero este hecho no fue provocado solamente por nuestra falta de intensidad, sino que también tuvo mucho que ver nuestro rival. Daba gusto ver cómo se replegaban los portugueses. Cuando parecía que podíamos salir al contragolpe, en un santiamén ya habían recuperado su posición.

Precisamente, ese orden que tenían los portugueses fue lo que nos faltó en los últimos minutos.  Y con esa falta de orden –fundamental en fútbol–, y también con falta de oficio, pues pasó lo que tenía que pasar y lo que se veía venir: defensa excesivamente atrasada, portero que no sale, pérdida de balón de Jairo… y gol.

El tema de la defensa demasiado atrasada, yo es que no lo entiendo. No entiendo, en primer lugar, por qué los jugadores se echan tan atrás –sobre todo cuando el Estoril ya atacaba a la desesperada–, pero lo que entiendo aún menos es por qué Emery lo consiente, o no lo corrige.

En definitiva, partido nefasto, pero que sirvió para lograr la clasificación para la fase de eliminatorias. Eso sí, ayer quedó claro que tendremos que mejorar mucho, si no queremos caer a las primeras de cambio. Porque ya no será el Estoril al que tengamos enfrente, sino equipos muchos más poderosos.