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Getafe 5 – Sevilla FC 1. Derrota durísima, pero lógica.

Derrota de las que duelen, ya que evita que lleguemos a los puestos europeos, metemos a un rival más en la lucha y nos destroza el goal-average. Además, nos pone casi imposible la Champions League, que estaba al alcance de la mano. El Getafe ha vuelto a demostrar que puntuar en su estadio es complicado, ya que han caído allí los mejores equipos de nuestra liga.

El partido tuvo una fase de dominio sevillista, donde Negredo marcó su golazo y donde pudimos conseguir el segundo gol, por medio de clarísimas ocasiones de Navas y Luna. Pero, desgraciadamente, no sólo no ocurrió así, sino todo lo contrario. El Getafe empató el partido en un córner tras despeje fallido de Coke. El Sevilla, a partir de ahí, se vino abajo, y no fue capaz de recuperarse del mazazo recibido. En ese momento, deseé que fuéramos capaces de llegar al segundo tiempo con el 1-1, porque veía que el Getafe estaba cerca de conseguir el segundo.

La segunda parte ya fue otra historia totalmente diferente. El Getafe, simplemente, bordó el fútbol y fue muy superior a nosotros. El Sevilla nunca fue capaz de detener a sus hombres claves. Como ya comenté en mi anterior post, el Getafe tiene jugadores de bastante nivel, como Diego Castro, Miku, Pedro Ríos, e incluso añadiría a Gavilán. Todos ellos hicieron un gran partido en el apartado ofensivo. En el defensivo destacó, como siempre, el Cata Díaz. A ver si Monchi ficha un central que, al menos, se parezca un poquito a este argentino que dicen estuvo a punto de recalar en el Sevilla.

Puede dar la impresión de que el Sevilla salió a pasearse en la segunda parte y que no fue a por el partido, pero yo creo que no fue así. Sencillamente, los jugadores arriba mencionados hicieron una exhibición de cómo se debe jugar al fútbol: presionando, con continuos apoyos, desmarques, moviendo con rapidez el balón, y con una precisión que asustaba, tanto en el pase como en la definición. Cuando un equipo juega así, es muy difícil de parar. Y si a eso le sumamos que el Sevilla defendió rematadamente mal, entonces la goleada se ve como lo más lógico del mundo.

Ayer volvimos a cometer errores graves en defensa, tan graves como los que hicimos contra el Zaragoza, Bilbao, Mallorca, Granada… Con la diferencia de que ayer el rival sí acertó con nuestra portería.

La clave de nuestra endeblez defensiva, sin duda, estuvo en la falta de contundencia de toda la línea defensiva, que además estuvo muy adelantada y lenta. Todos en defensa jugaron fatal, pero, destacaría  el terrible partido que hizo Escudé. El francés estuvo lentísimo y fue fácilmente desbordado por la velocidad y habilidad de Miku y Pedro Ríos. La defensa se quebraba por el centro y las bandas, y así cayó la que cayó. Tampoco me gustó nada la actuación de Javi Varas. Un portero debe imponerse por alto y no quedarse debajo del larguero, porque, si no, le acabarán rematando desde el área pequeña, como ocurrió en más de una ocasión.

El Sevilla también se mostró débil en cuanto a mentalidad. El equipo no puede caerse por encajar un gol. Hay que saber parar el ritmo de juego a conveniencia y ser conscientes de que noventa minutos dan para mucho. No se puede perder el orden como se perdió ayer.

Hay que analizar por qué caemos, año tras año, en Getafe. Quizás sea porque nos creemos que porque el equipo se llama Getafe, que es un pueblo de Madrid, pues no tiene buenos jugadores, y como nosotros nos llamamos Sevilla, que estamos acostumbrados a jugar en Europa, pues debemos de ganar allí casi sin bajarnos del autobús. Y no es así. El Getafe es un equipo de Primera División. Con sus deficiencias, por supuesto, pero tiene capacidad de sobra para ganar a equipos como el Valencia, Atlético de Madrid, Barcelona y, ahora, al Sevilla.

No tiene sentido darle vueltas a esta derrota. Hay que olvidarla, y cuanto antes mejor. Entre otras cosas, porque el sábado nos espera otro rival directo, otro rival que tampoco tiene nombre pero que también tiene unos cuantos jugadores que deciden partidos, otro rival que muchos piensan que tenemos que ganar e incluso golear.

El Sevilla-Levante, otro partido decisivo, que hay que ganar como sea, pues no hay que olvidar que después visitamos al Madrid, y eso son ya palabras mayores.

Sevilla 3 – Zaragoza 0. Gran paso adelante.

Se preveía un partido complicado, pues el Zaragoza ha mejorado bastante desde que es entrenado por Jiménez, pero no fue así, ni mucho menos. La clave estuvo en que Fazio logró cabecear a la red un corner magníficamente lanzado por Luna muy prontito, antes del «minuto Puerta». Se encarriló antes de la media hora, por medio de Negredo, que aprovechó un buen pase de Del Moral, y se sentenció antes del descanso, tras el doblete de Negredo.

Pudo complicarse el partido si el árbitro hubiera visto cómo Escude agarraba a un zaragozista en el borde del área cuando se quedaba sólo ante Palop. El valenciano fue el principal culpable de esta jugada, porque tenía ventaja de sobra para llegar antes que el delantero, pero frenó su salida y reculó, dejando la resolución en manos de Escude. Si Fernando Teixeira hubiera visto el agarrón, habría supuesto la expulsión del francés. Ya íbamos ganando 2-0, pero qué duda cabe que estar cerca de una hora con un jugador menos podría haber supuesto un serio inconveniente. El árbitro no dejó contento a nadie, pues también perdonó tarjetas clarísimas a Mateos y Álvarez, y en ocasiones daba la impresión de que señalaba faltas al azar.

Otro grave error lo cometió Del Moral, al ceder el balón a Palop y no percatarse de que Postiga estaba unos metros por delante del guardameta. Afortunadamente, Postiga desperdició el regalo, lanzando el balón fuera. Por último Escudé se dejó que le robaran la cartera y otorgó una ocasión que no fue gol por milímetros. Como suele ser habitual, cometimos errores graves atrás –tres ayer, nada más y nada menos– que pudieron poner el partido cuesta arriba. Esto y la gran cantidad de ocasiones de gol que no fuimos capaces de materializar, es lo único que no me gustó del partido.

A destacar, el gran partido de Fazio, Negredo y Navas. Eché en falta que, ya con el partido decidido, tuvieran minutos Luis Alberto y De Mul.

Enorme paso adelante, aprovechando los tropiezos de Español, Levante, At. de Madrid y Málaga. Pero aún quedan muchos partidos importantes. El más cercano, contra el Getafe. De ganar, posiblemente entraríamos ya en zona europea. De perder, incluiríamos al Getafe en la lucha, ya que tendría los mismos puntos.

Si ya es importante el partido contra el Getafe, más aún lo será el siguiente, contra el Levante. Después de estos dos partidos, ya sabremos con absoluta certeza si tendremos posibilidades de luchar por plaza Champions o no.

Como siempre, no podemos –o no debemos– fallar.

Sevilla 1 – Valencia 0. Milagro en el Sánchez Pizjuán

El milagro no es por ganar al Valencia, que es un gran equipo, sino por ese momento fatídico donde nos encontramos con dos jugadores expulsados y un penalti en contra, y con muchos minutos por delante. Entonces piensas: «Para que no perdamos hoy, hace falta un milagro». Y lo hubo, porque el penalti se falló y después hubo una ligera compensación de fuerzas, al ser expulsado Adúriz. El final feliz llegó porque los jugadores se vaciaron, dieron hasta la última gota de sudor, y la grada les dio el aliento suficiente para no desafallecer.

Pero antes de eso, el Sevilla hizo méritos como para llevar una buena ventaja en el marcador. La primera parte fue dominada por el Sevilla, que controlaba un centro del campo donde el Valencia se mostraba lento, impreciso y falto de agresividad –gracias Emery, por no convocar a Albelda y a Pablo Hernández–. El Sevilla mostró una notable mejoría con respecto a partidos anteriores, al estar más entonados Perotti y Navas. Perotti incluso llegó a tirar a puerta con peligro en alguna ocasión, que es algo que parecía que se le había olvidado. Medel estuvo impresionante, y fue un jabato incansable durante todo el partido. El Sevilla jugaba mejor que el Valencia en la primera parte y merecía el gol. El primero tras espectacular chilena de Negredo, se le fue anulado injustamente a Kanouté. Sin embargo, el maliense marcó poco después el que sería el definitivo 1-0, a pase de Navas.

En la segunda parte llegaría el sufrimiento, porque el Valencia salió más enchufado y por las dos amarillas absurdas de Trochowski: la primera innecesaria, y la segunda demasiada inocente. También llegó el clarísimo penalti de Escudé, quien también fue expulsado. Menos mal que Adúriz calló en la provocación de Spahic y también se fue a los vestuarios antes de tiempo.

Descatar por último el sensacional partido de la defensa, donde destacaron Spahic y Fernando Navarro, y, por supuesto, Javi Varas, que sacó dos o tres manos espectaculares que impidieron que volaran los primeros puntos de nuestro estadio.

Lo único que no me gustó fue el papel que hizo Manu del Moral, que se dedicó a deambular por el centro del campo, a la caza de un balón que nunca le llegó. Pero Del Moral ni presionaba, ni se desmarcaba, ni apoyaba a los compañeros… Prácticamente fue un espectador más. Para eso, casi hubiera preferido que Marcelino sacara un centrocampista más. Ya que casi se había renunciado al ataque, al menos se habría fortalecido el centro del campo.

Esperemos que no nos tengamos que acordar al final de liga del gol anulado a Kanouté, que puede cobrar mucha importancia en cuanto al goalaverage con el Valencia, uno de nuestros rivales directos. Se sufrió mucho, pero mereció la pena. La afición estuvo insuperable. Como dice Marcelino, si sigue esta comunión entre afición y equipo, pocos puntos se van a ir del Sánchez Pizjuán.