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A 15 de enero, y el Sevilla sigue sin encontrar solución a unos problemas más que localizados

Es desagradable esa sensación que tiene el sevillista de ver a un equipo que parece no estar capacitado para ganar a ningún rival, por muy endeble que éste sea. Esto ocurre porque el equipo falla en todas sus líneas, por lo que se hace necesario, si no se quiere correr el riesgo de no jugar competición europea la próxima temporada, fichar en el mercado invernal. Todos sabemos que este mercado es difícil, porque los clubes no quieren desprenderse de sus mejores jugadores en plena competición, pero aún así deberían venir entre uno y tres jugadores, con el fin de corregir los tres graves defectos que están convirtiendo al Sevilla en un equipo de lo más vulgar:

1º.- El equipo defiende muy mal.

En mi opinión, se debería empezar por reforzar la defensa. En el caso de que no hubiera mucho dinero o no se quisiera descuadrar el presupuesto, pienso que muchos problemas se solucionarían con un central con experiencia y, a ser posible, que tenga entre sus cualidades la velocidad, ya que el Sevilla suele jugar con la defensa muy adelantada. Kjaer volvió a demostrar ayer que no tiene nivel para jugar en el Sevilla, y yo incluso diría que para jugar en la Primera División española. Si a eso le unimos que Corchia y Carole –otro que aporta bien poco– no destacan por su nivel defensivo y que Escudero parece otro jugador totalmente distinto al de la temporada pasada, no es de extrañar la gran cantidad de goles que estamos recibiendo.

Yo esperaba, iluso de mí, que, teniendo en cuenta las lesiones de larga duración de Carriço y Pareja, que el día 1 de enero ya estaría aquí un nuevo central. Pero sigo esperando, a ver si ocurre un milagro y llega. Porque están sonando nombres de fichajes, pero no de centrales.

Muy preocupante también es el nivel que está mostrando Sergio Rico, que ha pasado de ser un jugador que salvaba partidos, con grandes actuaciones que le llevaron a la Selección, a un jugador que se muestra muy inseguro y que no está parando casi nada. Últimamente, si le tiran entre los tres palos, prácticamente es gol. Ayer, en el gol del Alavés, ni se tiró. El problema es que su posible sustituto, David Soria, no lo mejora, y ya hay buena parte de la afición que le ha sentenciado, señalándolo como el culpable de muchos de los males defensivos.

2º.- Un centro del campo que ni contiene en defensa, ni tiene fluidez en ataque.

La temporada pasada el centro del campo se sostenía defensivamente, principalmente, por el gran nivel que mostró Nzonzi. Pero se quedó a disgusto esta temporada, y está demostrando que el Sevilla le importa un bledo. Su falta de implicación es palpable y ha tenido enfrentamientos con compañeros y Berizzo. Ayer no fue titular, y ha corrido el rumor de que tuvo un nuevo enfrentamiento con otro compañero.

Es decir, tenemos a Nzonzi, que es como si no lo tuviéramos, y a Pizarro, que a lo mejor en la liga mejicana destacaba, pero aquí es un jugador de lo más normalito. Tan normalito, que, por lo visto hasta ahora, tampoco creo que tenga nivel para jugar en el Sevilla.

El único que está dando el callo en la zona media es Ever Banega, y tampoco es que esté sobresaliendo. Con lo cual, tenemos un centro del campo que apenas defiende, con lo que, a veces, nos llegan en defensa en superioridad, e incluso en oleadas, y que no tiene calidad ni para retener el balón cuando es necesario, ni para moverlo con rapidez y fluidez para surtir a los delanteros. Bueno, más bien el único delantero que tenemos: Ben Yedder. A Muriel, por ahora, me niego a catalogarlo de delantero.

Hacemos agua en defensa y también en el centro del campo, que es la zona donde se define quién controla el partido. Podría solucionarse buena parte de los males si se fichara a un centrocampista defensivo, con fortaleza física y con calidad para distribuir el balón. Si se pudiera hacer un segundo fichaje, yo iría a por este tipo de jugador, del estilo de Kondogbia, M’Bia, Roque Mesa…

Tampoco estaría mal que jugadores que están demostrando una baja forma alarmante, como Nolito y Navas, incapaces de desbordar, se vieran más habitualmente en el banquillo, y jugaran más asiduamente, con más continuidad, Correa y Sarabia, que tienen más velocidad, desborde y gol.

Y 3º.- El equipo adolece de gol.

Menos mal que tenemos a Ben Yedder, que lleva dieciséis goles entre todas las competiciones. Recemos pues para que no se lesione, porque, además, es el único delantero de la plantilla.

Ben Yedder es muy buen delantero, y además siempre da lo máximo sobre el terreno de juego. Y hay un detalle a tener muy en cuenta, y es que siempre juega solo, como único delantero, con lo que sus dieciséis goles tienen muchísimo mérito.

Ben Yedder, por su estilo de juego y presencia física, debería jugar junto con  otro delantero como referencia. Me refiero a un tipo de delantero que puda imponerse en el área, de buena estatura y que vaya bien por arriba –tipo Dzeko–. Ben Yedder cae mucho a banda, con el problema de que, al ser el único delantero, en muchas ocasiones no suele haber nadie para rematar los posibles centros al área.

Así es que, si quedara algo de dinero, yo traería un segundo delantero.

Pero estamos a 15 de enero, que se dice pronto, y el equipo sigue sin reforzarse, dando sobre el terreno de juego una imagen paupérrima, impropia de un club de primer nivel. Y lo peor es que, de seguir así, pronto dejaremos de estar en plaza europea.

Y no entro a valorar en profundidad lo del esperpento del cambio de entrenador, donde considero que se ha fallado al elegirse a Montella, un entrenador que no conoce ni la Liga, ni al club, ni a su plantilla, como está demostrando con las alineaciones y con los cambios.

A pesar de todo, aún estamos a tiempo de salvar esta temporada –clasificándonos para la Europa League. Hay que ser realistas–, pero hay que actuar ya, sin más demora. Hay que acabar con esa sensación de que es casi imposible el ganar un partido, porque el equipo es tan débil que, por poco que haga el rival, acaba llevándose el gato al agua.

Defensa muy frágil, centro del campo que no funciona y poco gol son síntomas de equipos que luchan por no descender. Si a eso le unimos la negativa actitud de muchos jugadores, la situación es para echarse a temblar. Incluso reconozco que ayer miré a cuántos puntos estábamos del descenso.

Hay que intentar solventar esta temporada como se pueda y, por lo que se está viendo, se antoja muy necesario hacer una buena limpia la próxima. Y espero que para entonces ya se haya aprendido de los muchos errores cometidos en la presente.

Las dos carencias importantes que llevamos arrastrando

El Sevilla no está donde está por casualidad, sino porque se han cometido errores importantes desde la Secretaría Técnica, algunos de los cuáles llevamos arrastrando varias temporadas.

Es evidente que nos cuesta un mundo ganar partidos porque encajamos muchos goles y tenemos poco poder ofensivo. Con esos dos parámetros, es casi un milagro que salgan bien las cosas.

La defensa es muy frágil, en mi opinión, porque nos faltan centrales con jerarquía y calidad. Escudé cumplió bien durante algunas temporadas, pero era fundamental acertar con el recambio, y pienso que no se ha hecho. Al principio, las sensaciones que me daba Botía eran buenas, pero sus errores en el Zaragoza-Sevilla –imperdonable cómo pierde la posición y ni siquiera estorba a Sapunaru en el segundo gol maño– me dejaron claro que es un jugador al que aún le queda muchísimo por aprender. Cuando no es Botía, es Fazio o Spahic los que comenten los errores. Cala ha jugado bien poco, y cuando lo ha hecho, no ha estado nada acertado. De todos los centrales, Spahic está siendo el mejor, y también ha hecho partidos que son para olvidar.

Con la defensa haciendo aguas no se va a ningún sitio. Eso está claro. Pero el problema se agrava, y mucho, cuando además hay poca mordiente arriba. Durante muchas temporadas hemos tenido el gol asegurado gracias a la tremenda calidad de Luis Fabiano y Kanouté. Para seguir en la élite era clave encontrar recambios de un nivel similar. Y también hemos fracasado en ese punto.

Babá no cuenta en absoluto para Míchel, como hemos podido comprobar esta temporada en multitud de ocasiones, y Negredo… no es que sea mal jugador, pero es demasiado irregular. Hay partidos en los que se sale –pocos– y en otros muchos, como contra Osasuna, anda perdido y apenas aparece. Y eso no nos lo podemos permitir, sobre todo porque Míchel sólo juega con un delantero. Creo que, si sólo ponemos un delantero en liza, éste tiene que aportar mucho más de lo que aporta el vallecano, en cuanto a entrega –presión, desmarques, apoyos…– y efectividad.  Si a ese poco acierto de Negredo le sumamos el hecho de que la segunda línea apenas aporta goles, entonces no es de extrañar que sea casi una odisea ganar un partido.

Al principio de temporada, como otros muchos sevillistas, no lograba entender el porqué de no contratar a un delantero y, sin embargo, se llegaba a saturar la línea de medios. Desde la Secretaría Técnica se aseguraba que era suficiente con Babá y Negredo, porque Míchel sólo jugaría con un delantero. Ahora bien, ¿y sí a Míchel no le acompañan los resultados –como está ocurriendo– y no hay más remedio que cesarlo? Pues nos encontramos con que el nuevo entrenador estará prácticamente condenado a seguir utilizando el mismo sistema y renunciar, por ejemplo, al 4-4-2, que tan buen resultado nos dio cuando teníamos varios delanteros de calidad.

Es difícil corregir estos errores de planificación con la temporada en marcha, por lo que, si no cambian las cosas radicalmente –y lo veo difícil– esta temporada me conformo con no pasar apuros para mantener la categoría, que, como es lógico, es algo básico para que se pueda reconstruir el gran equipo que no hace mucho tuvimos.

No hay que engañarse por el 1-0 ante Osasuna. Ganamos el partido pero durante muchos minutos ofrecimos un nivelito lamentable. Mucho me temo que si el rival hubiera tenido un mínimo de calidad, nos encontraríamos casi al borde del desastre.

Ahora mismo es lo peor que podemos hacer: engañarnos por haber ganado un partido. Eso sí, yo me apunto a ganar los partidos aunque sea jugando mal y sufriendo hasta el final. Porque no hay que olvidar que lo único que importa en el fútbol son las victorias. Lo demás son tonterías.