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Eliminados. Faltó paciencia, experiencia y, sobre todo, calidad

No puedo ser. El Sevilla no encontró el camino del gol  –golazo de Diogo– hasta muy tarde y apenas hizo daño a un ultradefensivo Español, que esperaba agazapado para sentenciar al contragolpe, lo que, por otra parte, era lo esperado.

La afición cumplió, de sobra, y los jugadores lo dieron todo, pero no fue suficiente. Y no lo fue porque faltó:

Calidad. Eché mucho en falta calidad en el centro del campo. Carriço hace lo que puede, pero no deja de ser un central reconvertido, y no tiene las condiciones que debe tener un mediocentro, sobre todo a la hora de construir juego. Como no podía ser de otra manera, en este sentido, se notó una barbaridad la ausencia de tres centrocampistas técnicos, internacionales y específicos, como M’Bia, Krychowiak y Reyes.

Paciencia. Faltó paciencia desde el banquillo y en el terreno de juego. Como decía en mi post de ayer, me habría parecido más acertado jugar con un solo delantero, puesto que teníamos que conseguir, a toda costa, asediar el área de nuestro rival. Y esto se consigue reforzando el centro del campo, máxime cuando sabíamos que el Español iba a venir a encerrarse. Y ya, de paso, también reduciríamos las posibilidades de contragolpe.

Pero Emery prefirió poner a dos delanteros. Esto habría sido lo ideal si hubiéramos tenido un centro del campo compensado y creativo, pero era evidente que no era el caso. Si los dos delanteros hubieran estado medianamente acertados, podría haber salido bien la jugada, pero lo cierto es que aportaron bien poco, sobre todo Bacca. Al menos me hubiera gustado, y pienso que habría sido lo más justo, que uno de esos delanteros hubiera sido Iago Aspas. En mi opinión, se lo merecía, porque ha demostrado tener gol y porque, cuando ha salido, siempre ha hecho un gran despliegue físico y se ha ofrecido con contínuos desmarques. Incluso yo diría que se complementa muy bien con Bacca o Gameiro. Esperaba que, al menos, Aspas tuviera minutos en la segunda parte, pero ni eso. Así que entiendo perfectamente su enfado.

Experiencia. La falta de experiencia se notó en el abuso de balones largos, en la precipitación continua de varios jugadores –principalmente en los más jóvenes– en la absurda tarjeta de Bacca, y, sobre todo, en los minutos finales, con el 1-0 en el marcador, haciendo faltas innecesarias y siendo incapaces de tener la posesión del balón.

Desde mi punto de vista, hemos caído eliminados porque Emery ha planteado erróneamente los dos partidos y porque se ha demostrado que no teníamos plantilla para jugar tres competiciones –que, en realidad, son cuatro, porque tenemos muchos jugadores con compromisos internacionales absolutos o sub-21–. Si en una eliminatoria tan importante, en el partido de ida tenemos que jugar con un lateral derecho en el centro del campo, y en el de vuelta tenemos que recurrir a un central para jugar en esa zona tan vital, está claro que algo falla en la plantilla. Para colmo, tampoco hemos sido capaces, por motivos que se me escapan, de encontrar soluciones en el mercado de invierno.

Hemos puesto fin a una Copa ilusionante con una victoria que sólo servirá para la estadística. Pero ojo, de haber pasado aún teníamos que eliminar al Athletic de Bilbao  –rival nada fácil, por mucho que haya perdido potencial– y, posiblemente, la final será contra el Barcelona.

Ahora, como dice el club, a pensar en los dos próximos y complicados retos: eliminar al Borussia e intentar conseguir plaza Champions en Liga.

Sevilla 2 – Valencia 1. Al menos, se compitió.

No pasamos la eliminatoria. Era lo previsible, dada la ventaja que el Valencia traía del partido de ida y que, hoy por hoy, es un equipo superior a nosotros.

Los pocos espectadores que acudimos ayer al Ramón Sánchez Pizjuán, al menos, pudimos ver que el equipo corrió y luchó todo lo que pudo. Cuando se da todo, nadie puede reprochar nada.

Quedamos apeados de otra competición, y ha sido así porque hemos vuelto a reincidir en los mismos errores de siempre. Hemos vuelto a estar fallones de cara a gol y atrás hemos dado facilidades. El Valencia apenas tuvo ocasiones, pero le bastó aprovecharse de una jugada donde estuvimos muy inocentes. Si tenemos la defensa muy adelantada, excesivamente adelantada, y no presionamos a un muy buen jugador, como es Jonas –Varas hizo un paradón a un tiro lejano suyo– lo normal es que dé un pase al hueco y deje a Soldado, que siempre busca el desmarque, en posición franca de gol. Pues esto que el aficionado al fútbol lo ve como algo lógico, no lo supieron ver los centrales, ni ayer ni ante el Madrid.

Esta es una de las razones por la que me gustaría ver a Cáceres de central. Ya me he mentalizado que me voy a quedar con las ganas, pero Cáceres es mucho más rápido que Spahic y Fazio, y, por supuesto, más técnico, con lo que también ganaríamos en salida de balón. Para jugar con la defensa adelantada, mientras más rápidos sean los defensas, mejor.

Otra de las cosas previsibles era que Soldado aportara más que Negredo. No me explico por qué sigue jugando Negredo. No le espolearon ni la presencia de Del Bosque en el palco, ni las palabras de Emery. No entiendo cómo hay gente que se empeñan en compararlo con Soldado. Éste presiona bien y con sentido, lucha por cada balón, se desmarca con inteligencia, tiene mucha movilidad, y no suele perdonar de cara a gol. Sin embargo, Negredo se limitó a perderse entre la defensa valenciana, estático, sin caer a banda, y nulo en ataque.

Me parece que a Negredo le hace falta un banquillazo. Si es necesario que juegue Hiroshi, pues que juegue, pero tal y como está Negredo, seguro que el japonés aporta más que él.

Y también, por supuesto, era previsible el error de Marcelino, que siempre reacciona tarde. Me llevé desde el inicio del segundo tiempo preguntándome: ¿por qué no entra Kanouté? Y cuando finalizó el partido, ¿por qué no habrá entrado Kanouté antes? El maliense ve con facilidad lo que otros no ven nunca, y siempre se impone por alto. Un lujo tenerlo en el banquillo. Un lujo que no nos podemos permitir.

El árbitro también dió el nivel esperado. No se le pueden pedir peras al olmo. Siempre monta un numerito. Fue un aliado del Valencia, que repartió leña a distro y siniestro y permitió, sin rubor alguno, las continuas pérdidas de tiempo del equipo ché. Para colmo, tuvo la desvergüenza de descontar únicamente los tres minutos de rigor por haberse agotado los cambios. Y lo peor es que su hermano, que es igual o incluso peor que él, nos arbitrará el sábado.

Tenemos que pensar ya en el Espanol. Sólo nos queda el triste consuelo de que, al menos, nos ha eliminado un equipo superior. Ya quisiera tener yo en mi equipo a jugadores como Ramis, Mathieu, Banega, Jonas o Soldado. Todo sería muy diferente.