Ayer fue un día de consternación para la afición sevillista. La noticia de la marcha de Monchi sentó como un mazazo, como cuando te das un buen golpe en la cabeza, que no sabes ni qué te ha pasado y tienes que esperar unos segundos o minutos para reaccionar. La repentina e inesperada decisión de Monchi cogió a todo el mundo con el paso cambiado. Todo lleva a pensar que hay un equipo de fuerte potencial económico interesado en nuestro Director Deportivo para su proyecto, sobre todo, cuando el mismo Monchi ha sido quien ha solicitado que no se le tenga en cuenta la cláusula de rescisión de su contrato, de 5 millones de euros. Se especula con equipos de la Premier League, como el Manchester City, Everton o Manchester United. Desde luego, Monchi debe de haber recibido una buena oferta como para conseguir que se le vaya la ilusión de un día para otro, o más bien en horas.
Ahora mismo, el sentimiento que queda es el de decepción, y es que Monchi ha defraudado tanto por las formas, como por el momento. Probablemente, por eso el Sevilla le está obligando a atenerse a lo firmado en su día. El momento no puede ser más inoportuno, precisamente el más importante de la temporada; es decir, con operaciones abiertas –algunas parece que muy avanzadas– para reforzar y configurar la nueva plantilla. Esto también hace pensar que dejaría el Sevilla para irse a otro club.
Llama también poderosamente la atención la urgencia que ha mostrado Monchi, que le ha llevado a rechazar la petición de Castro de que se tomara un tiempo para madurar su decisión de irse, aun cuando incluso el Presidente tenía que atender asuntos familiares de gravedad.
Tras el comunicado publicado en la web oficial del club, el sevillismo está expectante, porque da la impresión de que esto no ha hecho más que empezar. Se echa en falta, principalmente, que Monchi dé su versión, al menos para que la afición tenga una idea clara de los motivos que le están llevando a actuar de esta forma tan «impactante», como ha declarado Coke. Mientras tanto, la sensación que queda es que Monchi ha hecho un «Juande Ramos», pero incluso peor, porque éste no alardeaba de su sevillismo, y que, por supuesto, hay tensión entre Monchi y el Consejo, ya que el Director Deportivo sigue por obligación y no por convicción.
Puede considerarse que 5 millones de euros es una cláusula ridícula para el que es uno de los mejores Directores Deportivos del mundo, pero, desde mi punto de vista, a priori, era incluso innecesaria para alguien que afirmaba que «estaría en el Sevilla hasta que el Sevilla quisiera», y que «en ningún sitio podía estar mejor que en el Sevilla». Por ahora, esa cláusula es lo que mantiene a Monchi en su puesto. Está por ver durante cuánto tiempo, porque parece imposible que las aguas vuelvan a su cauce y, por tanto, Monchi acabará siendo pasado en el Sevilla FC.
En mi opinión, el Sevilla ha actuado adecuadamente en este espinoso asunto. Ahora habrá que ver si el club es capaz de conseguir que la marcha de Monchi, que, según dicen los medios, parece segura, sea lo menos traumática posible.