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Betis 0 – Sevilla FC 2. De los derbis más tranquilitos que recuerdo

Esperaba más del Betis, porque tiene dos o tres jugadores importantes que pueden causar problemas si tienen su día. En ningún momento pensé que la victoria del Sevilla –que la esperaba, como siempre– fuera tan plácida y tranquila. Y es que el Sevilla dominó completamente el partido. Desde el pitido inicial se hizo con el balón y no lo soltó. El Betis, mientras tanto, sólo inquietaba a balón parado, en alguna falta o córner. Ni siquiera el gol anulado al Betis, justamente anulado al Betis, me alteró el ritmo cardiaco, ya que me pareció fuera de juego en directo.

Siguió el dominio rojo durante toda la primera mitad, hasta que Guido Rodríguez cortó un prometedor contragolpe sevillista, haciendo falta sobre Rafa Mir y llevándose la segunda tarjeta amarilla de regalo.

Si ya la primera parte pintaba bien, la segunda, en superioridad numérica, a priori, pintaba mucho mejor. Parecía que era cuestión de tiempo que el Sevilla se adelantara en el marcador, y así fue. Ocampos cedió el balón hacia atrás, empalando Acuña el balón sin piedad, que entró, como diría el maestro Araujo, como una exhalación. El portero bético no pudo hacer nada ante lo que sólo puede calificarse como golazo.

Ya con delante en el marcador, si el Sevilla no cometía algún error grave, debía de tener controlado el partido. No obstante, no me gustó cómo gestionó el Sevilla esa superioridad numérica. Me gustó que no arriesgara la posesión del balón, pero pienso que podría haber buscado el segundo gol con más ahínco. Había que tener en cuenta que una segunda amarilla a Diego Carlos, un golpe de fortuna, un error arbitral, o un acierto del rival –que también era posible–, nivelara de nuevo el encuentro. En definitiva, me habría gustado que el Sevilla se hubiera lanzado a la yugular desde el 0-1, sin prisas pero sin pausa, como se suele decir.

En cualquier caso, en una de las llegadas del Sevilla por banda llegó el 0-2, cortesía de Bellerín, en propia meta. Este gol sí sentenciaba ya el partido, a no ser que hubiera un descalabro total, que no ocurrió.

También eché en falta que se fuera a buscar el 0-3. No sé si es que yo soy muy ambicioso o, tal vez, inmisericorde, pero lo cierto es que el Sevilla se dedicó en cuerpo y alma a mantener el 0-2 y no dar pie a que se acabara el partido mirando el cronómetro y que no ocurriera lo mismo que le ha ocurrido al Atlético de Madrid y al Barcelona en esta jornada: que han tirado a la basura dos puntos que tenían «en la buchaca», como diría Caparrós.

Todos los jugadores del Sevilla ha estado a un gran nivel. Me ha gustado mucho el partido de Jordán y Montiel, aunque también Acuña u Ocampos hicieron muy buen partido.

Otro derbi más que cae de lado del club que lleva el nombre de la ciudad. Victoria justa y que permite al Sevilla estar en lo más alto de la tabla, a sólo a un punto del líder, que es la Real Sociedad, pero con un partido menos. Y estaríamos incluso líderes en solitario, y con un partido menos, si no hubieran anulado aquel gol canallesco, en el descuento, obra de Ocampos, por supuestas manos previas de Fernando. Pero bueno, esa historia ya la conocemos de otras temporadas, por desgracia.

El parón de fútbol, por los compromisos internacionales, se hará más llevadero por estos tres puntos. El próximo rival será el Alavés, en casa. No será un rival fácil –ninguno lo es, aunque hoy lo haya parecido–, pero da confianza el mirar la tabla y ver que ya tenemos a seis puntos al quinto clasificado –que es el Betis–, a diez al Barcelona –sí, a diez– y al Valencia, que tiene un partido más que el Sevilla, y a doce al Villarreal. A pesar de que llevemos ya una ventaja considerable al Villarreal, no me fio de ellos ni un pelo. Es más, es al equipo que más temo de los que he dicho.

Más nos vale que ganemos al Alavés, porque después vienen curvas, muchas curvas: Real Madrid fuera, Villarreal en casa, Athletic Club fuera –estadio que se nos da fatal– y Atlético de Madrid en casa.

Mateu Lahoz hizo un buen arbitraje, pero erró gravemente en una supuesta falta de Lamela, donde en realidad no hubo nada, sino que fue Canales que se pasó de frenada. Se habría quedado solo el argentino.

Sevilla FC 3 – Betis 2. El Sevilla se llevó un derbi a la antigua

A mí particularmente me gustaban más los derbis más recientes, donde el Betis se presentaba en el templo sevillista con un equipo plagado de medianías, y donde la duda era si íbamos a ganar por cuatro o por cinco goles de diferencia. No fue el caso de ayer, donde los que reniegan de Sevilla plantaron sobre el césped un ramillete de buenos jugadores, donde destacan en el centro del campo. En esa zona tienen a jugadores de primerísimo nivel, como Guardado (aunque ya tenga una edad), Canales y, sobre todo, Lo Celso, que es un jugadorazo como la copa de un pino, y que no me explico ni por qué no jugaba en el PSG, ni por qué lo ha dejado salir con opción de compra.

Fue una lástima que Gonalons estuviera lesionado, porque, si no, creo que el Sevilla se habría impuesto con más solvencia y no habría sido un derbi tan disputado. Eché mucho de menos la verticalidad y visión de juego del francés. El Sevilla tuvo problemas para crear juego, debido a la presión tan adelantada del Betis, y, posiblemente, con Gonalons sobre el césped, habría sido más fácil bularla.

Fue  muy importante adelantarse en el marcador, como ocurre en todos los partidos, pero más aún lo es en un derbi. Fue una pena que Ben Yedder fallara una ocasión clarísima de gol, que habría supuesto el 2-0, cuando lo tenía todo a su favor, tras pase genial del Mudo Vázquez. El empate llegó en una jugada muy mal defendida y sentó como un jarro de agua fría, pero el Sevilla supo sobreponerse con dos buenos goles. Espectacular el 3-1, de extraordinario disparo de Mudo Vázquez.

El lógico miedo en el cuerpo llegó cuando acortó distancias Tello, de otro espectacular trallazo. No entiendo cómo este jugador no es titular, cuando yo creo que es el mejor delantero que tiene el Betis, pero Setién sabrá.

El Sevilla no estuvo bien en defensa, teniendo que realizar Vaclík varias intervenciones de mérito. Tenía dudas de si era acertado poner al checo de titular, dado que Soriano lo estaba haciendo muy bien, pero hizo un gran partido.

El arbitraje de Hernández Hernández no me gustó absolutamente nada, y, por lo visto, tampoco agradó en la otra acera.

Lo mejor del Sevilla fue su efectividad, con un alto porcentaje de acierto de cara a gol.

El ambiente fue sensacional, con un bonito tifo realizado por los Biris. Sin duda se dio una gran imagen de cara al exterior, pues el derbi se retransmitió a 183 países. Nunca un derbi Sevilla-Betis había tenido tanta difusión, nunca antes tanta gente se había enterado de quién manda en Sevilla. Y fue un gran derbi, un muy buen partido por ambos conjuntos.

La victoria fue importantísima. No ya por el gustazo de ganar el Betis, sino porque dejamos a un posible rival por las plazas europeas a nueve puntos y metemos presión al Getafe y Valencia, que son nuestros más fuertes rivales por la ansiada y valiosa cuarta plaza.

Betis 1 – Sevilla FC 2. Tres puntos más para afianzarnos en puestos de élite

Nueva victoria, en este caso en el Benito Villamarín que sirve para que los conocidos y familiares béticos sigan en silencio y, lo que es más importante, para mantenernos en los puestos de privilegio de la tabla y sacar puntos de ventaja a nuestros rivales directos, ya que Atlético de Madrid y Barcelona se enfrentan entre sí.

El partido tuvo dos partes bien diferenciadas. En la primera, la actitud de los jugadores del Sevilla fue vergonzosa. No se puede jugar con menos ganas, con menos intensidad y con más indolencia, y si tener esa actitud es grave ya de por sí, lo es más aún en un derbi . Entiendo que era la hora de la siesta y no era el mejor momento para jugar al futbol, pero hay que ser profesionales y disputar los tres puntos siempre, independientemente del rival y la competición. Por eso es inadmisible que un equipo netamente inferior, como dicen los 25 puntos de ventaja –ahora 28– en la tabla, nos supere simplemente porque corra a por cada balón y el Sevilla se crea que puede ganar andando. Y ni a un Segunda B, ni a casi ningún equipo se le gana andando.

El Betis, prácticamente, no tuvo problemas para crear tres o cuatro ocasiones claras de gol, como un cabezazo al poste o un rebote que casi se cuela dentro. Hasta que llegó el gol, que también fue reflejo de la desidia sevillista. El gol llegó en una falta –para mí, inexistente, porque creo que N’Zonzi toca balón– lanzada por Durmisi, que se coló por medio de la barrera. He leído en un medio que fue un golazo. Si la llega a meter por encima de la barrera, seguramente para ellos habría sido el gol del siglo.

Lo mejor de la primera parte fue que el Betis sólo fue capaz de hacer un gol y que su desgaste físico había sido enorme. Nos dejó con vida, y eso se suele pagar, sobre todo cuando el perdonado es superior.

Por suerte, la segunda parte fue bastante mejor que la primera. También es cierto que hacer eso era facilísimo, pero cambió la actitud y, sin hacer un futbol primoroso, llegaron las ocasiones y los goles. Ambos fueron al saque de faltas por parte de Nasri. El primero, de Mercado, al coger el rechace del portero, tras remate de Iborra. El segundo fue del propio Iborra, a pase de N’Zonzi, que estaba en fuera de juego. El fuera de juego es lo mínimo que se despacha: por centímetros y saliendo detrás de la defensa, pero fuera de juego al fin y al cabo. Hay que recordar algo que parece que no se tiene en cuenta nunca: en caso de duda, los asistentes del árbitro tienen orden de no señalar fuera de juego. Con tecnología de video se habría visto el fuera de juego. Sin ella es casi imposible.

Se notó mucho la entrada de Iborra, porque sabe vivir los derbis y también por su dominio del juego aéreo. Marcó un gol e intervino en el otro.

El dominio del Sevilla en el segundo tiempo fue total, ya que el Betis apenas inquietó.

Tres puntos muy importantes que nos permiten mantenernos arriba y sacar ventaja a alguno de nuestros rivales directos. Lo malo es que perdemos a tres jugadores, por sanción, para el difícil partido del jueves ante el Athletic: Sarabia, N’Zonzi y Pareja.

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Sevilla FC 1 – Betis 0. Sin buen juego, pero arriba en la tabla

Derbi de los antiguos, de los de mucha tensión y poquísimo juego. Fue la clase de derbi que ya casi tenía olvidado. El de ayer no fue dominado de principio a fin por el Sevilla, ni ejerció una superioridad brutal como para avasallar al rival. Sí fue superior, pero es que el Betis no tiene nada. Me dio la impresión de que el Sevilla le tuvo mucho respeto, demasiado, y ese respeto me pareció injustificado, porque el equipo verdiblanco apenas creó peligro y mostró un fútbol vulgar desde el pitido inicial, con violencia, marrullería y perdiendo todo el tiempo posible. Para ellos, un empate era como una victoria.

No pude evitar acordarme de los que se fueron. Pensé que con Banega, Reyes, Krychowiak y Gameiro, el rival no habría durado ni quince minutos. Hasta ahora, parece que sus sustitutos ni se le acercan en calidad, pero está claro que esto no ha hecho más que empezar y que tendremos que seguir armándonos de paciencia, a la espera de que el equipo se conjunte, de que los jugadores sigan cogiendo su mejor forma y que los llamados a marcar diferencias –Nasri, Ben Yedder, Ganso, Vázquez…– den un paso al frente.

Al menos, mientras esto llega, vamos llenando el zurrón de puntos, que no es poco. Más preocupante sería que no llegara ni el buen juego, ni los puntos. Cinco jornadas y ahí estamos, arriba en la tabla, logrando once puntos de quince posibles.

El partido fue muy malo, por parte de los dos equipos. El Betis salió a hacer su juego, consciente de sus limitaciones, con muchas faltas y perdiendo tiempo a destajo. En el primer tiempo hubo muy pocas ocasiones, disparando sólo el Sevilla entre los tres palos, y sólo una vez. El Betis intentó sorprender al contragolpe y a balón parado, pero sin éxito.

En la segunda parte, el Sevilla puso un pelín de más intensidad y pronto, a los cinco minutos, a raíz de una falta, llegó el único gol del partido. La falta, aparentemente, no tenía peligro, porque era demasiado frontal, pero la defensa bética estuvo muy poco contundente y el balón acabó dentro, a pesar de que Mercado apenas rozó el balón.

El Sevilla siguió insistiendo y pudo conseguir el 2-0 en varias ocasiones, pero los defensas verdiblancos acabaron abortando las ocasiones in extremis. Adán tuvo poco trabajo, pero Sergio Rico se aburrió de lo lindo. Sólo tuvo que hacer una intervención, a disparo de Castro desde lejos.

Parece ser que en todos los partidos tenemos que regalar ocasiones, de forma absurda, en la salida del balón. De haber estado otro equipo enfrente, las pérdidas de Nasri o N’Zonzi podrían haber costado muy caras. Por cierto, Nasri casi la lía. Este chaval no está bien de la cabeza. Se buscó una tarjeta tonta y casi lo expulsa el árbitro por encararse y pegarse frente con frente con un rival. Si el jugador llega a hacer como el impresentable de Cesc Fábregas y le hubiera echado teatro, seguramente nos habríamos quedado en inferioridad.

El árbitro no contentó a nadie. Por el lado bético porque le anuló un gol. Bien anulado, por cierto. Porque,  ¿dónde se ha visto que el Betis le haga un gol al Sevilla? Ya en serio, tienen razón en quejarse, porque el gol era perfectamente legal. Para una vez que nos hacen un gol, van y se lo anulan. Mala suerte.

Por el lado sevillista las quejas llegaron por pitar alguna que otra falta inexistente, por cortar el balón involuntariamente –hasta en dos ocasiones. Curioso que Estrada Fernández no sepa que debe seguir la jugada por detrás del balón–, por perdonar varias tarjetas amarillas y por un penalti no señalado a Iborra.

Derbi para olvidar. Lo mejor es que se consiguieron tres puntos y se mantuvo, una vez más, la puerta a cero, dando sensación de fortaleza defensiva. Lo peor es que el Sevilla sigue sin encontrar su juego, crea muy pocas ocasiones de gol, y sigue perdiendo balones en zonas muy peligrosas del centro del campo.

La próxima visita es en San Mamés, ante un rival que se presupone directo. Está claro que tendremos que mejorar muchísimo si queremos puntuar allí.

 

 

Sevilla FC 2 – Betis 0. Velasco Carballo evitó la goleada

Otro derbi sin sorpresas. El Sevilla volvió a mostrarse muy superior al que dicen que es su eterno rival, y bien pudo ganar por más diferencia. Con sólo haber aprovechado algunas de las numerosas ocasiones que tuvo el Sevilla en la primera parte, o si Velasco Carballo hubiera señalado el claro penalti que le hicieron a Kevin Gameiro. Y por supuesto, si el asistente no hubiera anulado el gol a Krychowiak, cuya posición era totalmente legal. Pero bueno, aunque el arbitraje sí influyó en el marcador, al menos los puntos se quedaron en casa, que era lo importante.

A pesar de la clara superioridad, al descanso tuve mis dudas de que el Sevilla pudiera ganar el partido. Y es que últimamente al Sevilla le sale todo mal, y ya nos demostró la Real Sociedad –con un tiro a puerta consiguió dos goles–, y otros muchos equipos, que no hay que hacer gran cosa para marcarnos. Además de que el equipo está mal físicamente –quizás por la sobrecarga de partidos–, de que el fuerte calor no ayudaba, y del nefasto arbitraje –Velasco Carballo hasta colocó mal la barrera en una peligrosa falta en la frontal del área–, Banega parecía estar pensando más en el Inter que en otra cosa, Krychowiak estaba desaparecido, muy por debajo de su nivel, y Reyes y Gameiro no parecían estar al cien por cien. Al francés se le notó falto de velocidad en alguna que otra acción. Creo que Emery arriesgó mucho dándole la titularidad, estando recién salido de una lesión muscular y estando a las puertas del partido de ida de una semifinal europea. Por fortuna, la apuesta de Emery salió bien, ya que Gameiro añadió otro gol a su cuenta.

El Betis apenas inquietó. Creo recordar que sólo tuvos dos ocasiones de gol. Muy flojo en todos los aspectos, sobre todo a partir de que el Sevilla se adelantara en el marcador. El segundo gol, más bien golazo, de Coke, dejó más que sentenciado el partido.

Por lo visto, Merino dijo, en rueda de prensa, que el Sevilla actual está varios escalones por encima del Betis. Emery no quiso valorar esas declaraciones, posiblemente para no crear una posible polémica, pero es obvio que es así. Eso es capaz de verlo hasta el más bético de los béticos. Hoy por hoy el Sevilla es uno de los mejores equipos de España y de Europa, y el Betis está luchando por no descender, aunque muy posiblemente mantendrá la categoría aunque no gane ni un solo punto más.

Importante victoria la de ayer, ya que nos permite asegurar, prácticamente, la séptima plaza, y nos permite encarar lo más importante –la semifinal europea– con mejor ánimo. Pero no nos engañemos, el Shakhtar Donetsk no es el Betis. En Ucrania tendremos que hacerlo mucho mejor que ayer para sacar un buen resultado para la vuelta.

Contra el Betis, bienvenidas las rotaciones

Me llama la atención que haya sevillistas a los que no les parece bien el que haya cambios y se queden algunos titulares sin convocar. A mí me parece perfecto, puesto que hay que ser conscientes de que la eliminatoria está prácticamente sentenciada y, además, el sábado tenemos un importantísimo partido ante un rival, el Málaga, que nos va a exigir mucho más que el Betis. Tendremos que dar lo mejor si queremos superar a los malacitanos, porque tendrán tanta o más motivación que el Betis, por esa tirria que nos tienen, y porque tienen bastante mejor equipo. Nos jugaremos tres puntos vitales si queremos meternos de lleno en la zona noble de la tabla.

Así pues, siempre que a Emery no le dé por dejar a Banega en el banquillo, me parecerán bien los cambios que haga. Konoplyanka, Reyes, Kakuta o Llorente, a pesar de no estar siendo de la partida últimamente, son más que válidos. Es más, ya los querría el Betis, o muchos equipos de Primera, en su plantilla.

Desde mi punto de vista, sólo un exceso de confianza por nuestra parte –imperdonable y poco profesional– o una jugada decisiva –como un penalti y expulsión–, podría poner en peligro la eliminatoria. Y me baso en que considero que la diferencia entre las plantillas es abismal, de manera que veo a un Betis como serio candidato al descenso, y a un Sevilla que debería estar luchando por la Champions, de no habernos «obsequiado» con tantos esperpentos fuera del Ramón Sánchez Pizjuán.

Si no se rota contra este Betis, ¿contra quién entonces?

 

Betis 0 – Sevilla FC 0. El derbi debió quedar sentenciado en los primeros minutos

El derbi de ayer fue el peor derbi, que yo recuerde. Poquísimas ocasiones de gol, cuatro, como mucho, y todas a favor del Sevilla. El Betis no tiró ni una sola vez a puerta. Así que las declaraciones de Maciá, al final del partido, deben entenderse como un toque de humor. No se le ocurrió otra cosa que decir que el Betis fue mejor y que creó más ocasiones de gol.

Lo cierto es que el derbi debió quedar sentenciado muy pronto, si el árbitro se hubiera atrevido a enseñar roja directa a Molinero, por su brutal entrada sobre Trémoulinas –también le perdonó la segunda amarilla en la segunda parte–, y si Gameiro hubiera batido a Adán al inicio del partido. Es extraño ver a un árbitro expulsar a un jugador en los primeros minutos, y, posiblemente, se salvó por eso. Yo sólo lo he visto una vez: en un Sevilla-Sporting de Gijón, hace muchos años, en una entrada parecida a la de ayer. Fue tras el saque inicial, y el árbitro no lo dudó ni un momento. Sólo estuvo segundos sobre el césped.

Gameiro preocupa. El francés no se parece al del año pasado. Al igual que hizo en Málaga, falló un mano a mano con el portero, cuando lo tenía todo a su favor. Adán ni siquiera salió, se quedó bajo palos. Parecía batido, pero Gameiro, en vez de fusilar, tiró flojo y al guardameta, cuando tenía toda la portería para él.

Al inicio de la segunda parte, Gameiro también tuvo una ocasión clara, pero esta sí era más complicada de finalizar, porque estaba más forzado, escorado y el portero tuvo tiempo para salir a cubrir hueco.

Lamentables las maniobras del Betis de intentar evitar que el Sevilla jugara con su segunda equipación y la de poner la megafonía a tope, con el himno del Betis, incluso cuando ya había finalizado el partido. El ya famoso Estilo Betis. En realidad, ¿de qué nos vamos  a extrañar a estas alturas?

El derbi fue para olvidar, con muchísimas faltas que impedían ver un juego fluido. Pero el único que lo intentó fue el Sevilla, que perdió dos puntos. Pocas veces va a encontrarse el Sevilla con un rival tan inoperante arriba. Y el sevillismo no puede evitar preguntarse: Si no ganamos ni al Betis, ¿dónde vamos a ganar fuera?

 

Por supuesto que hay un favorito para el Euroderbi, y es el Sevilla F.C.

Yo alucino cuando oigo que al derbi llegan los dos equipos igualados y que no hay favorito.  Para dilucidarlo, no hay que remontarse a épocas pasadas, ni a títulos conseguidos, ni a las estadísticas, simplemente hay que mirar a la actual clasificación, y nos encontraremos con el dato, completamente demoledor, de que el Sevilla le saca 23 puntos de ventaja y de que la diferencia de goles es de +5 en el caso del Sevilla y de -33 en el caso del Betis.

Ahora bien, tan importante es tener claro que el Sevilla es favorito como que ese favoritismo no sirve absolutamente para nada. Si acaso, para las casas de apuestas y para que el Betis se encierre sin ningún pudor en su área, con el único objetivo de sorprender al contragolpe.

Y, por supuesto, el que el Sevilla sea favorito no garantiza el éxito. Cualquier equipo nos puede hacer daño si no se hacen las cosas bien, como ya hemos visto esta temporada en múltiples ocasiones.

Si logramos contener la euforia y no afloran los excesos de confianza, no creo que tengamos problemas para superar al Betis. Pero ya sabemos lo caro que puede salir el despreciar a un equipo inferior, pues tenemos aún reciente el caso del Racing, los tres goles que nos hizo el Maribor u otros partidos de liga.

Hoy por hoy, afortunadamente, el Betis está a años luz del Sevilla, en todos los aspectos, pero eso no cuenta para eliminatoria que comienza mañana. Lo único que vale es lo que se haga sobre el césped. Pero, por favor, ¿cómo no va a haber un favorito para el partido de mañana? Y, además, jugando en casa. El favorito es el mismo que el de todos los derbis: el Sevilla FC, que todo el mundo sabe que nació para dominar no sólo esta ciudad, sino Andalucía entera.

Piedad para los béticos

De todos es sabido que después de un derbi llega el típico cachondeíto entre las aficiones. Por suerte, casi siempre el resultado nos favorece, pero, muy de vez en cuando, salta la liebre y el Betis sale victorioso. Es entonces cuando salen béticos hasta debajo de las piedras, ávidos de resarcirse de tanta angustia acumulada. La verdad es que se ponen tan pesados que llegan a ser insoportables, de manera que entiendo perfectamente al sevillista que hace lo mismo, a modo de venganza. Yo, sin embargo, no soy de esos, y prefiero disfrutar del post derbi con mis amigos sevillistas. Y no soy de esos, por tres motivos:

En primer lugar, porque si lo hiciera, sería igual que ellos. Y yo no quiero parecerme a ellos en nada. A pesar de compartir la misma ciudad –aunque ellos están empezando a renegar de ella, diciendo «Ciudad del Betis»–, Sevilla y Betis son dos clubes y dos aficiones muy diferentes. Y me parece estupendo que siga siendo así.

En segundo lugar, porque, en el fondo, son dignos de lástima. Hay que entender que el Betis siempre ha estado a la sombra del Sevilla, y muy probablemente lo seguirá estando, salvo que se presente un magnate o jeque y ponga muchísimos millones de euros en lo «arto de la mesa».  Actualmente, la supremacía del Sevilla es evidente, y lo ha sido también históricamente. Pensándolo bien, eso debe de ser durísimo, especialmente en el caso del Betis como entidad –que se fundó para enfrentarse al Sevilla–, y en el caso de los aficionados más acérrimos y antisevillistas, que deben estar pasándolo verdaderamente mal.

Y en tercer y último lugar, porque cada día estoy más convencido de que ganar al Betis no tiene mérito. Es así de simple. El mérito sería en el caso contrario, es decir, que el Betis ganara. Es decir, reconozco que me lo pasé muy bien con la victoria del domingo –me pasa igual con todas las victorias de mi equipo–, pero mi alegría habría sido mucho mayor si el rival goleado hubiera sido el Madrid o el Barcelona. Ésas sí habrían sido victorias de mucho mérito, pues tienes que superar a unos jugadores extraordinarios y, casi con toda seguridad, al trío arbitral, con lo cual la victoria es complicadísima. ¿Pero ganarle al Betis? Pues no, la verdad es que no le veo mérito alguno.

Así que tened un poquito de piedad y no seáis demasiado malos con ellos.

Según L’Equipe, el Sevilla humilló al Betis

L’Equipe también dedica unos párrafos al derbi del domingo, aunque sin explayarse tanto como The Guardian.
La noticia del diario francés dice así (pincha aquí para leer el original):
El derbi, para el Sevilla FC.
El Sevilla FC ha humillado al Betis (4-0) este domingo en el derbi andaluz. Stéphane Mbia ha inscrito su primer gol en Liga.
Recientemente goleado por el Real Madrid (3-7), y tras ser vencido a domicilio por el Celta de Vigo (0-1), el Sevilla FC está recuperándose un poco. Quince días después de haber batido al Español de Barcelona (3-1) en Cataluña, el club andaluz se ha llevado fácilmente este domingo el derbi sevillano, frente a su vecino, el Betis (4-0). (Este enlace lleva al comentario en directo del partido, que finaliza con la siguiente frase –marcada en rojo–): «Superior en todos los lances del partido, y en superioridad numérica antes del descanso, el Sevilla FC se ha llevado el derbi sevillano (4-0), frente a sus vecinos del Betis. Esta victoria permite a los compañeros de Gameiro el acercarse a las plazas europeas»
A pesar de una primera parte bastante normal, el equipo de Unai Emery llegó al vestuario con una ventaja de dos goles. Tras un buen pase de Reyes, Carlos Bacca ha abierto el marcador en la primera ocasión del partido (minuto 2). El Colombiano ha inscrito su sexto gol de la temporada en Liga. Después, justo antes del descanso, el Betis ha perdido a Paulao, expulsado tras haber recibido una segunda tarjeta amarilla (minuto 42). Y enseguida es el ex jugador del Marsella, Stéphane Mbia quien ha conseguido el segundo de cabeza (minuto 43), su primer gol en Liga.
Justo antes de la hora de juego, el Sevilla FC ha continuado con un tercer gol, firmado por Victor Vitolo, el cual se ha beneficiado de un soberbio pase de Bacca, por encima de la defensa rival (minuto 59). Al final del partido, Iborra ha machacado (minuto 88). Con esta victoria, el Sevilla FC deja la segunda mitad de la clasificación y se posiciona en octavo lugar (19 puntos). El Betis queda más aún como farolillo rojo, con sólo nueve puntos.Redacción

* En los comentarios de los lectores hay uno que se pregunta cómo es posible que el Betis jugara tan bien la temporada pasada y tan mal en esta. Y también otro lector se extraña por el hecho de que Gameiro no esté jugando en el Sevilla.

El Sevilla no pudo conseguir la «full manita». El derbi según The Guardian.

Siempre es interesante ver cómo se vive el derbi desde fuera. Desde The Guardian, Sid Low lo vio así: (Pincha aquí para ver el artículo original, en inglés)

El Sevilla intenta marcar cinco al Betis, a pesar de no conseguir la «manita»

Los aficionados sevillistas querían una manita en el derbi sevillano, pero los cuatro que marcaron resultaron más que suficientes.
 
Sevilla v Real Betis

El Sevilla celebra su segundo gol al Betis en el derbi sevillano.
Fotografía: Jose Manuel Vidal/EPA

Faltaba poco más de un minuto en el derbi cuando el estadio Sánchez Pizjuán silbaba impacientemente a Daniel Carriço. El central había pasado el balón hacia atrás, cuando debería haberlo pasado hacia adelante. El tiempo pasaba y se acababa el partido: minuto 44. En la línea de banda, aparecía el cuarto árbitro y subió el tablón: dos minutos más. «¿Eso es todo? ¡Vamos para arriba!». Los aficionados del Sevilla gritaban a su equipo para que se diera prisa. El ruido era ensordecedor.  Balón al área, consiguiéndose un córner. Desde la grada pidieron a Antonio Alberto Bastos Pimparel –Beto– que subiera a rematar. Beto es el portero. Ya estaban desesperados.

El balón cayó y, por un momento, pareció que podría suceder: el gol que tanto buscaban podría materializarse. El disparo, sin embargo, salió muy desviado. Un enorme «huuuuuy» se oyó en el estadio. Pero cuando se llegó al ‘y’, se transformó en algo más: cuando el árbitro dio el pitido final, se convirtió en una gran alegría. Sí, una gran alegría. Grandes sonrisas y más grandes abrazos. En la tribuna de preferencia bailaban. Desde luego, había decepción –verdaderamente querían ese gol–, pero era más bien irónica. Claro que había desesperación pero había algo de farsa en ella, fingida y graciosa. Mayoritariamente, había regocijo. El Sevilla había machacado a su rival, el Real Betis Balompié por 4-0.

«El Betis se dirige al matadero de nuevo», rezaba el titular de El Mundo. Un matadero, sí, pero al menos no fueron cinco. Un quinto gol habría sido aún más completo. Otra manita o little hand, un gol para cada dedo, algo que sería verdaderamente para resfregar por las narices. Habría ocurrido como en esta ocasión, hace 12 meses. «Otro año (casi) igual», declaraba Estadio Deportivo. Esos paréntesis tenían importancia. Era la primera vez que el Sevilla ganaba dos partidos de liga consecutivos en nueve meses y era una importantísima victoria. Aún así, después la primera pregunta que se le hizo al entrenador, Unai Emery, fue: «Felicidades… pero ¿faltó ambición para marcar el quinto?».

Los aficionados sevillistas habían empezado a cantar: «¡Queremos otra manita!», tras el tercer gol, marcado en el minuto 49, pero pocos realmente pensaron que podría suceder hasta que Vicente Iborra marcó el cuarto en el minuto 88. Entonces sonó el toque de corneta, una especie de sádica diversión. Ese deseo de redondear el partido, como si verdaderamente pudiera redondearse aún más.

Por octavo derbi consecutivo un jugador fue expulsado. Por cuarto derbi consecutivo, el Sevilla ha marcado en los primeros diez minutos. Y por tercer derbi consecutivo han marcado tres o más goles: la primera vez que ha ocurrido en 70 años. En esta ocasión marcaron cuatro: cuatro goles marcados por cuatro jugadores diferentes – Carlos Bacca, Stephane Mbia, Víctor Machín Pérez (Vitolo, como se le conoce) e Iborra –. Todos ellos jugaron su primer derbi. Y hubo más:  vuelve (de nuevo) el ideal que se resiste: el Sevilla, de repente, a un punto de una plaza europea y el Betis el último de la tabla, con su entrenador cada vez con más problemas.

En los últimos tres derbis el Sevilla ha marcado 12 goles. «¿Realmente son mucho mejores que vosotros?», se le pregunto al entrenador del Betis, Pepe Mel. «Parece que sí», contestó. «No sé si mis jugadores son buenos o malos. Todo lo que sé es que son mis jugadores y tengo que levantarlos»

«Estoy cabreado y lo único que puedo hacer es pedir perdón a los aficionados», admitió el defensor del Betis, Antonio Amaya. El periodista Antonio Felix escribió: «La noche se volvió púrpura, como si se bañara en la sangre del Betis, la cual una vez más corrió en torrentes por Nervión. La sangre de una víctima atrapada en la misma mala pesadilla».

Todo empezó en dos minutos. A decir verdad, olviden eso. Todo había empezado cuatro horas antes. Olía a derbi en la calla Luis Montoto. Olía a fuegos artificiales. El aire teñido de rojo, a medida que las luces azules de la policía atravesaban el humo y las estruendosas sirenas rompían los cánticos. O lo intentaban. Fuera del hotel Los Lebreros estaba el autocar del Sevilla y una multitud se había reunido desde las últimas horas del mediodía. A medida que el saque inicial se acercaba, la multiud crecía y crecía. Cuando el autocar partió, no mucho después de las siete de la tarde, no cabía un alfiler. El hotel está a escasos 100 metros del estadio pero esto supuso un buen viaje. El autocar avanzaba lentamente a través de la multitud, abriéndose paso por la calle, envuelto en humo y escoltado hacia el Pizjuán por aficionados gritando y cantando. Cuando el autocar tomó la curva, los aficionados corrieron para reencontrarse con ellos al otro lado, cantando el himno del club cuando los jugadores entraban.

«Nunca he visto nada igual», decía Bacca. El efecto fue inmediato. «Los aficionados marcaron el primer gol», dijo Emery. Él más tarde tuiteó una foto del autocar del equipo, con el mensaje: «El primer gol lo metimos entre todos«. El balón fue picado, inteligentemente, sobre la defensa y el colombiano se fue de su marcador para marcar. El partido apenas había empezado. «2′ Bacca», rezaba el marcador.

El hombre que había dado el gol fue José Antonio Reyes, de vuelta para su demolición anual del Betis; el hombre que les marcó un gol a los trece segundos, el año pasado, guiando al Sevilla a una victoria por 5-1, volviendo a la alineación inicial por primera vez en tres meses, lo volvió a hacer de nuevo. Hasta ahora, en esta temporada, no había sido titular ni una sola vez y había jugado sólo 11 minutos en liga. «Pensé en la importancia emocional del partido. Lo que vísteis en el primer gol, ese talento, es innato en él», admitió Emery, insinuando lo que todo el mundo estaba pensando: «Reyes es el mejor… cuando él quiere».

Aquí, sí quiso. Para el chico al que se le regaló una camiseta del Betis por su decimotercer cumpleaños, pero que fue criado en el Sevilla, el derbi importa. Él desgarró al Betis. Un periódico lo llamó «una exhibición». «No es suficiente hacer esto una vez», dijo el presidente José María del Nido. El titular de As decía: «Reyes del derbi» –por el jugador Reyes–.  Como José María López dice: «Reyes es un artista, un torero, la clase de persona a la que no le interesa cualquier corrida, pero pon un Miura, el mejor de los toros, enfrente de él y…» El cuchillo ha sido hundido entre los omóplatos del Betis. Todo lo que faltó fue el quinto gol para poner la rúbrica.

Pero si unos afirmaban que Reyes fue fundamental, otros señalaban al defensor brasileño del Betis, Paulao. Incluso el mismo Paulao. Un minuto antes del descanso, derribó a Reyes 10 metros fuera del área. Era una clara tarjeta amarilla –su segunda del partido–. «De niños», lo llamó Mel. Paulao se quedó en la banda, apoyado en las vallas protectoras que llevan a los vestuarios,  con mirada perdida, saltándosele las lágrimas, cuando del libre directo el Sevilla conseguía el 2-0. «El segundo gol nos mató», insistió Mel. «Él sabe que cometió un error». Tras el partido, Paulao dijo: «La derrota es culpa mía, por mi expulsión». Yo soy el único responsable y quiero pedir perdón a mis compañeros. Todo lo que puedo hacer es pedir perdón a los aficionados».

Son algunos de ellos lo que deberían pedirle disculpas. Antes, en el partido, cuando M’Bia cayó en el corner, algunos de los 1.500 aficionados del Betis de la grada alta empezaron a imitar el grito de un mono. El sonido fue claro. Cuando Paulao se iba expulsado, las imágenes de televisión mostraron que algunos de ellos lo hicieron también, dirigiéndole a su propio jugador gritos de mono (en el estadio no estaba claro y era imposible decir cuántos. Tampoco estaba claro si algunos aficionados del Sevilla lo hicieron). Del saque de falta, M’Bia cabeceó el segundo y la idiotez, vacuidad, ignorancia y odio de esos «aficionados» quedó dolorosamente y patéticamente al descubierto. E imitaron de nuevo el sonido del mono, esta vez dirigido a M’Bia.

Dado que las imágenes de televisión son claras, y al menos algunos de los que insultan son fácilmente identificables,  deberían tomarse medidas. Pero no tenga mucha confianza en que ello ocurra. Esta mañana, en los medios, únicamente Isabel Morales, de Estadio Deportivo, hace mención a ello.

Si eso era lo peor, lo mejor estaba por llegar. En esta ocasión Bacca dio una sensacional asistencia y Vitolo esquivó a Guillermo Sara para marcar. El Betis estaba en problemas, el Sevilla dominaba. Un momento después Iborra remató al poste y Vitolo golpeó muy desviado. El Sánchez Pizjuan botaba, gritando y riendo: «¡Que bote Pepe Mel!». El Betis –cantaban– iba a Segunda. La Marsellesa resonó. Reyes se retiró con una enorme ovación, el público venerándole. Bacca y Vitolo le siguieron. «Queremos otra manita», cantaban. Y en el último minuto le gritaron a Beto que subiera a rematar el córner.

El remate se fue desviado y sonó el pitido final: Se tendrán que conformar con cuatro. Los jugadores del Sevilla se abrazaron. Formando un círculo, bailaron dando vueltas y más vueltas. Lo celebraron con los aficionados y el himno del Sevilla, seguramente el mejor del fútbol español, sonó justo como lo había hecho cuatro horas antes, cuando el autocar avanzaba lentamente por la calle Luis Montoto, flanqueado por aficionados y bengalas. El contraste fue cruel. Cuando el autocar del Betis dejó el estadio eran las doce menos cuarto de la noche. Un puñado de aficionados aplaudieron, pero eran pocos. El autocar salió en silencio, hacia la calle Eduardo Dato y la noche, casi inadvertidos. A bordo, los jugadores sentados en silencio, cabizbajos.

Junto a los aficionados béticos, había unos cuantos sevillistas. Sonriendo, levantaban cuatro dedos.

El Betis, claro favorito para el partido de mañana

Este titular es algo impactante, por provenir de un sevillista, pero si analizamos algunos datos objetivamente, creo que el Betis es favorito para el derbi, principalmente por dos razones:

La primera es porque nos saca seis puntos en la tabla. He de admitir que sólo he visto un partido del Betis esta temporada (y perdió 5-1), con lo cual no tengo ninguna base para opinar sobre nuestro rival de mañana. Pero sí es cierto que, si a estas alturas, afrontando ya el sprint final en liga, el Betis está clasificado en séptima posición, no es por casualidad, sino porque tendrá unos cuantos jugadores de calidad y, en general, una plantilla, como mínimo, decente.

Y la segunda razón, que es la más poderosa: el lamentable papel que el Sevilla está mostrando como visitante. De hecho, es difícil hacerlo peor. Es casi milagroso que con 10 derrotas como visitante, 4 empates y sólo una victoria, estemos aún aspirando a conseguir una plaza europea.

Ahora bien, y teniendo en cuenta estos números y nuestra mermada defensa, ¿es posible ganar el derbi? Por supuesto que sí. Faltaría más. Aunque para eso tendremos que mejorar bastante nuestro rendimiento fuera de casa y hacer un partido serio y efectivo en todas las líneas. Más o menos como se hizo en la primera vuelta.

Todos los partidos son impredecibles, y los derbis más aún. Cualquier detalle puede decidir un partido de fútbol, pero creo que nuestra principal baza estará en el centro del campo. Si finalmente se recupera Kondogbia, junto con la brega de Medel y la calidad de Rakitic y Navas podemos hacer bastante daño. Sin embargo, son ellos los que se imponen en el centro del campo, a priori, no tendremos muchas opciones, porque nuestra defensa –sobre todo si finalmente no puede jugar Fernando Navarro– no está para muchos trotes.

Otro detalle que puede decidir el partido –esperemos que no– es el árbitro. El colegiado será Del Cerro Grande, que personalmente no me gusta nada. Curiosamente, es un árbitro que se le da mal al Sevilla y bien al Betis. Al menos, sí tengo la certeza de que no lo podrá hacer peor que el nefasto Mateu Lahoz. A no ser que se esfuerce mucho, claro está.

El derbi se presenta como siempre

Esta noche hay derbi. Nunca me han gustado los derbis, porque son partidos a cara de perro donde el Sevilla tiene siempre toda la presión. Son partidos donde todo lo que no sea llevarse los tres puntos, se considera un mal resultado, y en el Betis, por contra, como lo normal es que pierda, todo lo que sea puntuar es un éxito.

En el partido de esta noche ocurre lo mismo, con el agravante de que si pinchamos de nuevo, por enésima vez, nos despediremos, casi con toda seguridad, de las pocas aspiraciones europeas que aún nos quedan. Verdaderamente, tenemos complicado volver a Europa, pues tendríamos que ganar el derbi, que a priori sería lo más fácil, y los dos partidos que nos quedan, contra Rayo y Español, y aún así no estaría garantizada la clasificación. Nuestro más directo rival, el Atlético de Madrid, nos lleva tres puntos y el goal-average (+5 de ellos por el -1 nuestro), y tienen que enfrentarse a Real Sociedad, Málaga y Villarreal, calendario bastante asequible, excepto el que disputarán contra el Málaga en Madrid. Y no hay que olvidar a Osasuna, que también está por delante y que también tiene un calendario más bien facilón, si exceptuamos el que disputarán contra el Valencia en el día de hoy. Después se enfrentarán a Real Sociedad y Racing, equipos que ya no se juegan nada. Si ya queremos agarrarnos a un clavo ardiendo, también podríamos pensar que el Levante puede notar la ausencia del Koné, «El Desagradecido», y no puntuar más en lo que queda de temporada, pero eso es muy improbable.

Así pues, no sólo tenemos que ganar al Betis, sino que tenemos que hacerlo por goleada, para recortar ese goal-average con el Atlético de Madrid.

El Betis visita el Ramón Sánchez Pizjuán con su objetivo de lograr la permanencia cumplido, y la verdad, no sé si eso es bueno o malo. Por un lado, saldrán sin nervios y sin presión, ya que los puntos para ellos no tienen importancia, pero, por otro lado, eso mismo podría llevarles a no dar de sí el cien por cien. Y es que cuando uno se juega la temporada y los puntos son vitales, se sacan fuerzas de donde no las hay.

Veremos qué ocurre esta noche. Nuestras estadísticas con los rivales de la parte baja de la tabla son para echarse a temblar, pero, en el caso de que no se ganara hoy, tampoco es para hacerse el hara-kiri. No sería el fin del mundo, sino que, simplemente, sería la constatación de que esta temporada se han hecho las cosas rematadamente mal, de principio a fin, y sería cuestión, desde ya, de ir planificando la próxima temporada. Los dramas, los verdaderos dramas, los tienen otros.