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Del Nido se equivoca. La liga no es de dos.

No sé por qué razón José María Del Nido se empeña en decir, una y otra vez, que esta liga es una porquería y que es una liga de dos. Desde luego, estoy de acuerdo con que es una porquería, y bien grande, pero en absoluto la liga española es una competición que se disputarán dos equipos. Cuando veo jugar al Barcelona, cada vez veo más claro que esta liga no es de dos, sino de uno. Y por muchos motivos, pero el principal es que tienen al que, sin duda, es el mejor jugador del mundo: Leo Messi.

Cuando uno ve las actuaciones del joven jugador argentino se queda sin palabras para definirle. Mientras se crea un nuevo término, lo primero que se viene a la cabeza es «increíble». Messi lo tiene todo: Es velocísimo, y piensa aún más rápido que corre. Es capaz de regatear al defensa en una loseta –su baja estatura le ayuda en el difícil arte del regate–, es muy buen pasador y se muestra letal ante la portería. Incluso cabecea bien, a pesar de no ser alto. Además, es muy difícil de marcar, por su movilidad y porque no se limita a quedarse en el área esperando ocasiones de gol, sino que baja con frecuencia al centro del campo, donde también es un verdadero peligro, bien por sus arrancadas en velocidad desde esa zona o por los pases de tiralíneas que da.

Pero el Barcelona no es sólo Messi. Se trata de un equipo muy compensado y plagado de internacionales. A pesar de la calidad de sus jugadores, que son superclases, Guardiola ha conseguido que corran, que presionen mucho y bien. Eso me parece complicado de hacer. ¿Cuántas veces hemos oído a un jugador de calidad decir que el que tiene que correr es el balón y no el jugador?

El Barcelona funciona como un bloque compacto. Cuando no tienen el balón, suelen recuperarlo con rapidez, ya que la presión que hacen los jugadores es al unísono y muy efectiva. De hecho, creo que es el equipo que mejor presiona. Una vez que el balón está en su poder, es muy difícil que pierdan la posesión. Su tremendo poder ofensivo hace que el rival se dedique, quizás inconscientemente, principalmente a defender, sabedor de que un segundo de desconcentración puede significar un gol. Además, los centrocampistas –Xavi, Iniesta, Thiago, Keita, Cesc… casi nada– tienen tanta técnica que es casi imposible quitarles el balón, y si se ven en un apuro, siempre tienen dos o tres opciones de pase fáciles. Ésa es otra de las virtudes del Barcelona: ninguno de sus jugadores están estáticos, todos se ofrecen, todos se apoyan, buscan desmarques contínuos… de manera que en el centro del campo, al subir los laterales o al bajar Messi, siempre tienen superioridad, con lo cual suelen manejar los partidos a su antojo.

Resumiendo, para mí el actual Barcelona es el mejor equipo que he visto nunca. Es tácticamente perfecto, y técnicamente no digamos. El 8-0 a Osasuna y el 5-0 al Atlético de Madrid no son casualidades. Su principal rival, el Real Madrid, también tiene buen equipo, pero no llega a su nivel. Los madrileños son mucho más vulverables y perderán puntos en bastantes partidos. ¿Pero quién puede ganar al Barcelona? Ni siquiera uno de los equipos más potentes, el Valencia, pudo vencerles. Lograron un meritorio empate, a pesar de que jugaron muy bien y se encontraron con un gol en propia puerta de Abidal. Y en sus enfrentamientos contra su rival directo, el Madrid, suelen salir ganadores, en ocasiones con suma facilidad.

Pasadas las cinco primeras jornadas, estoy completamente convencido de que Del Nido se equivoca. La liga es del Barcelona, y, seguramente, seguirá siéndolo hasta que Messi eche el freno.

 

Del Nido se equivoca

Dice Del Nido que es imposible hacer un equipo del nivel que el Sevilla que ganó cinco títulos en tiempo record, aquel equipo que vapuleó al campeón de Europa, el FC. Barcelona, en Mónaco. Y yo digo que no, que no es imposible. Reconozco que es muy difícil, pero no imposible.

La fortaleza de aquel equipo venía dada por el juego de equipo tan magnífico que desplegaba y, sobre todo, por las individualidades. Para mí, tenía jugadores de primer nivel mundial, y además en plenitud de forma física, porque la gran mayoría eran jugadores jóvenes.

Estamos hablando de una plantilla donde se unían canteranos de un nivel extraordinario –como Navas, Capel o el malogrado Puerta–, con fichajes nacionales –Palop, Javi Navarro, Martí y David Castedo– y algunos extranjeros que han entrado en la historia del Sevilla por la puerta grande, y que serán difícil de superar en el futuro –Kanouté, Luis Fabiano y Daniel Alves–.

O sea, aquel equipo tenía una gran fortaleza defensiva –gracias sobre todo a Javi Navarro, Castedo y Andrés Palop–, un centro del campo equilibrado, capaz de repartir juego y defender bien –gracias a Maresca, Renato, Martí y Poulsen– y verdaderamente mortal en ataque — gracias al dúo Alves-Navas, que para mí formaban la mejor banda del mundo, y Luis Fabiano y Kanouté, también entre los mejores del mundo, sobre todo el Maliense–. Vamos, que teníamos un plantillón. Difícilmente superable. Es cierto. Pero si hay algo de suerte con los fichajes y vuelven a salir una hornada de canteranos de calidad, como parece que está ocurriendo ahora, ¿por qué no pensar en que se puede repetir la historia? Ya hay una base sólida y eso es muy importante para lograr éxitos.