El Sevilla tiene, al igual que en la pasada temporada una evidente falta de gol. Ya se ha visto en muchos partidos y se seguirá viendo. Antes teníamos a dos delanteros de primerísimo nivel, Luis Fabiano y Kanouté –entre otros–, y ahora sólo tenemos a Negredo y Babá.
De Negredo ya sabemos de lo que es capaz: de lo mejor y de lo peor. Es un buen jugador, pero es tremendamente irregular. Igual te hace dos partidos buenos que se lleva cinco o seis sin rascar bola. A veces busca más la filigrana que la efectividad. Parece que le cuesta un mundo desmarcarse o caer a banda… En fin, un buen jugador pero que, a veces, es desesperante por lo poco que aporta al equipo. Ni ni mucho menos es un superclase, aunque se pagara a precio de oro.
Sin embargo, veo que ahora a la gente le ha dado por crucificar a Babá. Decía uno que estaba situado detrás de mí en el estadio, contra el Levante: «Míchel, saca a Babá, que por lo menos nos riamos un poquito». Hoy un periódico entrevista a Rosendo Cabezas, quien se supone es el máximo valedor del senegalés, casi como buscando un «culpable».
Y digo yo: ¿no sería mejor esperar a ver jugar a Babá y después, si acaso, criticarlo? Porque, ¿quién ha visto jugar a Babá? Se trata de un jugador que ha estado totalmente a la sombra de Negredo. Ni siquiera cuando el madrileño ha estado a un nivel lamentable, Babá le ha quitado el puesto. Tampoco fue titular en la Copa del Rey. Cuando juega, lo hace sólo unos minutos, prácticamente, los de la basura. Fue titular en el Celta-Sevilla, pero fue sustituido para intentar arreglar el experimento que hizo Míchel en la banda izquierda. Lo que le faltaba para darle un empujoncito anímico.
Está claro que Babá no goza de la confianza de Míchel, quien piensa que “a Babá le falta determinación, le falta seguridad. La recuperará cuando marque goles”. Claro, ¿no le va a faltar determinación y seguridad, con lo poco que juega? Si no le sale la ansiedad por las orejas cuando salta al terreno de juego será de puro milagro. Y la ansiedad no es buena consejera para nada, ni siquiera para jugar al fútbol.
Babá tampoco parece un superclase, pero parece que tiene cualidades que pueden ayudar al equipo, como una importante facilidad para el desmarque, y según dicen, un buen juego aéreo. En Portugal hacía goles, ¿por qué no los va a hacer aquí?
Yo lo que quiero es ver a Babá jugar varios partidos seguidos, y no sólo unos minutos. Con que le den la mitad de confianza que le han dado a Negredo o a Reyes, me conformo. Y si después de verlo unos cuantos partidos, queda claro que no es jugador para el Sevilla, pues, si hace falta, lo crucificamos. Incluso yo seré quien ponga los clavos. Pero digo yo que antes habrá que verlo, ¿no? Qué menos que eso.
Nota: No sé por qué, pero de todas las fotos de cruxifixión que he encontrado, la que más me ha gustado es la que encabeza el post.