Míchel se ganó en su día la confianza del Consejo de Administración, pero cada día que pasa tiene menos apoyo por parte del aficionado y, seguramente, también de los responsables de que el madrileño esté ocupando actualmente el banquillo del Sevilla.
Si finalmente Míchel es destituído, no le faltarán razones al Consejo de Administración para tomar una decisión así. Por ejemplo:
– 1.- La catastrófica primera vuelta que ha hecho el equipo. Sólo ha sido capaz de lograr 22 puntos, registros alarmantes y que, de seguir así, puede llevar al Sevilla a la Segunda División. El Sevilla sólo ha sido capaz de ganar en una ocasión fuera de su estadio, al inicio de temporada contra el Deportivo. Esta es la razón más contundente, pues el mismo Del Nido ha afirmado que todos los entrenadores dependen de los resultados. Y Míchel, por supuesto, no iba a ser menos.
– 2.- No ha sabido gestionar la plantilla. Hay jugadores con los que, simplemente, no cuenta, a pesar de que durante mucho tiempo, los titulares no han rendido en absoluto. Los casos más flagrantes son los de Babá, Hervás, Campaña, Bernardo y Luna, que apenas han tenido minutos. Luna y Bernardo han tenido que salir en el mercado invernal –este último sin jugar un solo minuto– y Míchel ya ha declarado que vería bien la salida de Babá si trajeran un sustituto. Campaña y Hervás también tienen muchas papeletas para salir.
Igualmente, de buenas a primeras, decide sentar en el banquillo a Palop y le da confianza a Diego López, quien no está mejorando, en absoluto, las actuaciones del valenciano.
– 3.- No cuenta con la cantera. No contó con Luis Alberto, ni en la temporada pasada ni en esta, y es uno de los responsables de su marcha al Barcelona B. De igual modo, apenas ha alineado a Bryan Rabello y Alberto Moreno, probablemente, nuestros canteranos más prometedores.
– 4.- Aparente pérdida de papeles. En algunos partidos ha realizado cambios difíciles de comprender, como quitar a Kondogbia en el Sevilla-Málaga o a Reyes en el R.Sociedad-Sevilla, cuando estaban siendo los mejores jugadores sobre el terreno de juego. Además, alguna vez ha arremetido contra los jugadores, más o menos veladamente.
– 5.- Parece incapaz de encontrar una solución. Pasan las jornadas y el equipo no sólo no mejora, sino que va a peor. Al principio de temporada el equipo llegó a hacer buenos partidos, creando bastantes ocasiones de gol y dando una buena impresión. Se iban puntos por la falta de pegada, pero ahora la situación ha cambiado completamente. El buen juego brilla por su ausencia, siendo especialmente lamentables el primer tiempo del Sevilla-Osasuna y el Valencia-Sevilla, donde el equipo pareció no tener rumbo, ni ideas, ni calidad. La plantilla del Sevilla tiene muchas carencias, –eso es innegable–, pero nunca para dar una impresión tan paupérrima.
Por todo ello, creo que a Míchel, salvo milagro, le queda muy poquito tiempo como entrenador del Sevilla. Creo que no me equivoco si digo que el partido contra el Getafe puede ser el último.
El problema será encontrar un sustituto de garantías. Yo preferiría que fuera alguien de la casa, porque, si no es así y viniese alguien de fuera, le llevaría un tiempo enterarse de quiénes son los buenos y quienes son los malos. Y, la verdad, el tiempo no nos sobra. Y tampoco es que se confíe mucho en la gente de la casa.
Ojalá que Míchel continúe durante mucho tiempo, porque sería señal de que el equipo ha remontado el vuelo. Pero mucho me temo que no será así.