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Caso Vitolo. En juego, prestigio, dinero y respeto

Por fin, el Sevilla FC se pronunció oficialmente sobre el caso Vitolo. Como era de esperar, dadas las pruebas contundentes que, según Castro, tiene en su poder, el Consejo de Administración del Sevilla acordó en el día de ayer denunciar el caso ante los tribunales de justicia. Entiendo que el acuerdo se refiere a los tribunales de justicia ordinaria, aunque tampoco vendría mal denunciar ante la UEFA, pues el Atlético y Las Palmas están intentando burlar una sanción deportiva. En mi opinión, el Sevilla en este caso debería ir a la yugular, es decir, a muerte, a sacar el máximo beneficio económico posible, e intentar que Atlético, Las Palmas, Vitolo y Bahía salgan bien escarmentados de todo este asunto.

Sin duda, será un camino largo, pero el Sevilla debe mantenerse firme hasta el final, pues supongo que tardará en emitirse una resolución, sobre todo si es a través de la justicia ordinaria, y también habrá numerosos recursos hasta que haya una resolución firme, como ya ocurrió con el tema de Antena 3.

Me parece fundamental que el Sevilla acuda a los tribunales, porque en el caso Vitolo no sólo está en juego prestigio y dinero –al menos diez millones de euros de diferencia con el antiguo contrato, sin contar la plusvalía que se podría, o no, pagar a Las Palmas–, sino que también es una cuestión de respeto, el cual, tanto en el mundo del fútbol como en la vida, es muy importante. Una de las frases que se le atribuyen a Rousseau es: «Siempre es más valioso tener el respeto que la admiración de las personas». Ganarse el respeto, y mantenerlo, es esencial en la selva en que se ha convertido el fútbol moderno. Si el Sevilla FC permite la falta de respeto que han tenido todas las partes, especialmente el propio Vitolo, mal haría.

En mi opinión, la decisión que tenía el Consejo ayer era bien fácil. Debía elegir entre ir contra Atlético, Las Palmas, Vitolo y Bahía, o ir contra su propia afición. Pues pienso que ningún aficionado habría perdonado, ni a Castro ni al Consejo, quedarse de brazos cruzados y dejar pasar el tiempo sin hacer nada. De ser así, el Sevilla FC habría quedado en el más absoluto de los ridículos.