Me han sorprendido las declaraciones de Álvaro Negredo, en Las Rozas, sobre su excompañero en el Sevilla, Diego López. El delantero del Manchester City, a pregunta de los periodistas madrileños, que siguen erre que erre con su ya manido debate sobre la titularidad de la portería madridista, vino a decir, textualmente: «Diego López lo pasó francamente mal en Sevilla. No le trataron como merecía». Negredo dijo esto en referencia al trato que le dispensó Míchel al ahora guardameta madridista.
Cabe recordar que Diego López empezó el pasado campeonato como titular, pero en Granada, en el primer partido de liga, provocó un penalti que le llevó a ser expulsado. A la siguiente jornada el gran Andrés Palop jugó a un buen nivel, bastante mejor de lo que lo hizo Diego López, de manera que Míchel lo tuvo claro: apostó por el mejor, como lo habría hecho cualquier entrenador.
Diego López tuvo que esperar su oportunidad, y ésta le llegó, pues Palop volvió a recaer de su problema en el gemelo. En mi opinión, no supo aprovechar esta oportunidad que se le presentó, ya que sus intervenciones no fueron nada afortunadas, transmitiendo inseguridad a la defensa –y a todo el mundo–. A pesar de su altura, no se imponía en los balones aéreos, y cuando salía de debajo de los palos –que le costaba trabajo hacerlo–, lo hacía mal o a destiempo. Para un portero de su supuesta calidad, dejaba bastante que desear. Incluso recuerdo alguna que otra cantada importante. Como se suele decir, no paraba ni los taxis.
En ese plan, me sorprendió gratamente que el Madrid se encaprichara de él para sustituir al lesionado Casillas. Son las cosas de Mourinho. Así que me pareció perfecto que saliera en el mercado de invierno con destino a la capital. Lo que no me gustó fue el momento elegido, porque el Sevilla aún no había cerrado la cesión de Beto y tuvo que debutar Julián, que fue un manojo de nervios. Pero, además, al Sevilla le hacía falta dinero y el jugador estaba loco por volver a su Real Madrid. Estaba claro que era lo mejor para todas las partes.
En el Madrid siguió cometiendo alguna que otra cantada importante, pero subió considerablemente el nivel mostrado en el Sevilla. Esto me lleva a pensar que quizás Diego López no haya sido un buen profesional. Igual no se esforzó en Villarreal –donde también falló más de la cuenta en la temporada en que descendió– y en Sevilla tanto como se está esforzando en su nuevo equipo. Ahora resulta que incluso ha sentado en el banquillo al llamado por algunos medios «el mejor portero del mundo» –¿y qué pasa con Neuer, Cech, Courtois…?–, tras la llegada de Ancellotti, y para sorpresa de todos.
Pues nada, que le vaya bien a Diego López, pero yo no lo quiero volver a ver ni en pintura.
Por último, decir que Negredo tiene toda la razón del mundo. A Diego López no le trataron en el Sevilla como merecía, sino mucho mejor de lo que merecía.