Partido plácido el del día de ayer. Fue tan cómodo que la goleada pudo ser de escándalo, de no ser porque estuvimos bastante fallones de cara a puerta. Perdonamos, hasta en cuatro ocasiones, esos goles que no se pueden fallar en la vida, puesto que fueron ocasiones donde nuestros jugadores se plantaron solos ante el guardameta rival. Nada más empezar el partido, fue Denis Suárez quien, incomprensiblemente, disparó fuera cuando tenía toda la portería para él. Ya en la segunda parte, Vitolo, en dos ocasiones, también erró cuando lo más fácil era colarla. Y Carlos Bacca falló un penalti.
El Deportivo demostró que, junto con el Córdoba, es firme candidato para volver a Segunda División. Con una defensa que hace aguas por todos sitios –lleva encajados 19 goles en 7 partidos–, apenas inquietó en ataque, de manera que Beto fue un espectador más. Es más, Beto fue un espectador de lujo hasta en el magnífico gol de Medunjanin, porque se movió menos que un muñeco de escayola.
Todos los jugadores hicieron un buen partido, como Trémoulinas –que disparó al larguero–, Carriço, Pareja, Banega… pero destacaron dos: M’Bia y Deulofeu. El primero, como goleador, y el segundo como asistente.
El partido del camerunés fue soberbio, lleno de fuerza e intensidad, y, para colmo, hizo dos goles. Y eso que, debido a una jugarreta del mal árbitro que es Gil Manzano, que le enseñó una tarjeta inmerecidamente a los pocos minutos de juego –no era entrada violenta, ni agarrón, ni cortaba ocasión de peligro–, no pudo emplearse a fondo en tareas defensivas.
En cuanto a Deulofeu, es una pena que este jugador no se implique más a la hora de defender, porque, por lo demás, lo tiene todo: velocidad, calidad, desborde y gol. Demasiado individualista para mi gusto, aunque eso no impidió que diera tres asistencias de gol.
Por otro lado, Emery volvió a demostrar que le gusta jugar con fuego. Yo esperaba que, dado que M’Bia tenía una tarjeta amarilla, en cuanto se pusiera el partido de cara, le sustituiría. Pues no, ni llevando tres goles de ventaja le sustituyó, llegando a jugar el partido completo. Si hubiera sido expulsado y hubiéramos jugado en inferioridad mucho tiempo, con el fuerte calor que hacía, igual hubiera volado algún punto.
En cuanto logramos el 3-1 también me pareció el momento ideal para cambiar a Bacca y darle minutos a Iago Aspas. Pues tampoco. Emery tuvo que esperar a que al colombiano le diera un calambre para sustituírle, ya con el 4-1 en el marcador y después de haber fallado un penalti.
Lo único negativo fue la lesión de Pareja, que tuvo que ser sustituído por un fuerte golpe en el tobillo en un giro. Esperemos que se quede en nada y no haya esguince o distensión, porque de centrales estamos cortitos.
Quedará para la posteridad que Carlos Bacca logró el gol número 3.500 del Sevilla en Primera División, cifra prácticamente inacalzable para muchos clubes.
En definitiva, victoria cómoda y con buenas sensaciones, a pesar de la endeblez del rival. Seguimos con rumbo firme, y de seguir así, es de suponer que estaremos luchando hasta el final por una de las dos plazas de Champions que nos disputaremos con Valencia y Atlético de Madrid. Porque las otras dos, como todos los años, ya tienen dueño.