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De nuevo, el mercado de invierno sólo nos sirve para debilitar la plantilla

Esta mañana no me podía creer lo que leía a través de Twitter: Cala rescinde su contrato y se va. Que conste que, como decía en mi post de ayer, me parece perfecto que Cala no renueve con el Sevilla, pero, por supuesto, daba por seguro que seguiría hasta final de temporada. Pues no, Cala se va a la mejor liga del mundo, y nos quedamos, para lo que resta de temporada con sólo tres centrales. A no ser que desde el cuerpo técnico se tenga una fe ciega en el canterano Luismi, me parece un verdadero disparate dejar el centro de la defensa cogido con alfileres.

Como tampoco ha venido un delantero que sustituya a Rusescu, tenemos el mismo problema en la delantera. Sólo contamos con dos puntas natos para los meses que quedan de competición, que son los más importantes y donde los fallos de planificación pueden costar una temporada. Tendremos que rezar lo que sepamos para que las lesiones nos respeten, porque como tengamos una racha como la de las primeras jornadas, vamos listos.

También nos dejó en este mercado de invierno Rabello y, posiblemente, le seguirá Perotti. Sin embargo, en estos casos puedo entender sus salidas, pues Rabello necesita jugar, y aquí Emery no le está dando ninguna oportunidad. Y Perotti se ha convertido en un lastre que conviene soltar cuanto antes.

Se ha cerrado el mercado de invierno y, lamentablemente, otro año más, sólo ha servido para hacernos más frágiles. Desde mi punto de vista, es un riesgo que no nos deberíamos de permitir, máxime cuando, aparentemente, no hay problemas económicos que obliguen a aligerar plantilla.

No es que estemos haciendo una gran temporada, pero, por ahora, vamos bien encaminados para entrar en puestos europeos. Sólo queda confiar en que la dirección deportiva sepa lo que hace, porque sería una pena que al final nos quedemos fuera de Europa por no tener suplentes de garantías.

Cala, nuestro único central sano

La mala suerte se ha cebado con el Sevilla, de manera que en poco tiempo han caído lesionados de cierta gravedad tres centrales de la plantilla. El último en caer ha sido el controvertido Fazio, que estará alejado de los terrenos de juego durante, aproximadamente, seis semanas. Eso en una primera previsión, porque el club anuncia que el diagnóstico será más certero en una semana, cuando la inflamación haya desaparecido.

Es decir, podemos estar dos meses con sólo un central sano, y precisamente es en el que menos confía Emery. Obviamente, no cuento con Israel Puerto. Le considero un jugador con mucho futuro, pero ahora mismo,  en mi opinión, sencillamente, no tiene nivel, ni madurez, para jugar en Primera División. Creo que esto se ha evidenciado en los pocos minutos que disputó contra el Atlético de Madrid y en el tiempo que jugó en Old Trafford. Pienso que una cesión le vendría de perlas, siempre y cuando, claro está, venga alguien a sustituirle.

Confío que con el dinero proveniente de la huída de Kondogbia –que se ha despedido, como no podía ser de otra manera, «a la francesa«– el club estime a bien el traer a un central. En caso de que no se creyera conveniente por parte de la Secretaría Técnica un nuevo fichaje, Emery tendrá que ir tirando con Cala y M’bia para guardar la vital zona del centro de la defensa durante los dos próximos meses.

Más nos vale que ni se resfríen. No estaría mal que entrenaran con armadura, al menos hasta que el mal fario nos abandone.

Fernando Navarro e Iborra serían otras opciones, pero el primero ya ha demostrado que la posición de central no es la suya, y además él es el primero en afirmarlo. No es el caso de Iborra, quien ya se ha ofrecido a jugar en esa posición. Otra cosa es el rendimiento que sea capaz de dar ahí.

No sé a vosotros, pero estar dos meses de competición con la defensa cogida con alfileres me parece una verdadera temeridad, máxime cuando estamos disputando tres competiciones y M’Bia no se pierde ni una cita con su selección.

Hay dinero y aún queda tiempo, y también hay que tener presente que los puntos que se van ya no vuelven.

Luna también se impacienta

Ayer me encontraba con la impaciencia de Luis Alberto por no jugar,  y hoy me encuentro con la de Luna. No me parecían acertadas las declaraciones del de San José del Valle, pero, sin embargo, pienso que Luna tiene toda la razón del mundo.

Yo particularmente tenía ganas de ver a Luna jugar en el lateral izquierdo de titular algún día, en su estadio, que es el Ramón Sánchez Pizjuán. Creía que ese día iba a llegar contra el Racing de Santander, pero me llevé una desagradable sorpresa cuando veo que Marcelino prefiere poner a Cáceres en el lateral izquierdo. Además de que yo creo que Cáceres es más aprovechable en el centro de la defensa, pensaba que Luna se merecía una oportunidad. Marcelino, al finalizar el partido, en rueda de prensa, dijo que había dado la titularidad a Cáceres en el lateral porque él ponía a los que cree que están mejor. Yo entendí, de esas palabras, que Marcelino no debía estar muy conforme o con el juego o con la actitud de Luna.

Ahora bien, si eso es así, y, por el motivo que sea, no tiene confianza en Luna, ¿a cuento de qué viene el dar el visto bueno para que el canterano forme parte de la primera plantilla? Tras ver su nivel en pretemporada, ¿no hubiera sido mejor cederlo a otro equipo para que tuviera minutos?

No se ha hecho así, y es normal que Luna se esté preguntando el porqué de no jugar ni un sólo minuto. De seguir así las cosas, lo más previsible es que salga cedido en enero. Y yo creo que, dadas las circunstancias, es lo mejor para todas las partes.

También creo que tiene parte de razón Luna cuando dice que «ser canterano te perjudica, en vez de beneficiar». Al menos, en su caso creo que está siendo así. Probablemente, si Luna viniera procedente de otro equipo o fuera extranjero, ya habría dispuesto de muchas ocasiones. Y si hablamos del caso de Cala, no digamos. Cuando jugó, lo hizo a un nivel excepcional, pero, sin embargo, no le sirvió para quedarse en la primera plantilla y tuvo que irse a Grecia a buscarse las habichuelas.

Tampoco quiero olvidar a Diego Capel, jugador que creo que habría sido más valorado, tanto por club como por afición, si no hubiera sido canterano. Su precio de venta me pareció muy bajo, casi ridículo, teniendo en cuenta que se trataba de un jugador joven, de calidad e internacional. Sólo me lo explico si el club necesitara dinero de manera urgente.

Me da la impresión de que, a veces, podemos sacar más provecho de la cantera, pero, en lugar de eso, se prefiere traer a jugadores foráneos que, en algunos casos, no alcanzan el nivel de los de aquí. Sin embargo, el fichaje tiene que jugar, porque ha costado un dinero, pero el canterano –también cuesta dinero, pero menos– puede esperar, se puede ceder a otro equipo para que «se foguee». Y no me parece justo. Además de formarles, hay que darles confianza y oportunidades.

La política de cantera del Sevilla es buena, pero mejorable. Los casos de Cala y Luna son prueba de ello.