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At. de Madrid 3 – Sevilla FC 1. Otro decepcionante partido y otra lógica derrota

El Sevilla va de mal en peor. Lejos de aprender de la derrota contra el Leicester, ha vuelto a repetir los mismos errores.

El partido pintaba mal desde el principio, desde que Sampaoli volvía dejar en el banquillo a Jovetic y le daba la titularidad a un Nasri que no está absolutamente para nada. Como ya dije en el post anterior, el Nasri de antes de Navidad, merece jugar siempre, pero el de ahora, el que trota por el césped, ralentiza el juego y pierde el balón con facilidad, no merece jugar ni un solo minuto.

Los primeros minutos no pudieron ser más desalentadores, pues el Sevilla se limitaba a encerrarse atrás, pero con total desorden. Juntaba mucho las líneas, defendiendo muy cerca de Sergio Rico y regalando el centro del campo al Atlético de Madrid, dando total facilidad al equipo madrileño para asediar el área del Sevilla. El equipo de Sampaoli daba sensación de tener miedo y de no ir a por el partido, como hizo en Champions hace unos días.

Después se estiró un poco, pero los errores en la entrega eran continuos. Una de los pocas veces que conseguimos enlazar una jugada en condiciones, el Sevilla tuvo una las ocasiones más claras, pero Ben Yedder decidió tirarse a la piscina en lugar de salvar la salida de Oblak. Inmediatamente después llegó el primer gol del partido, en una falta inexistente pero horriblemente defendida. Me pregunto para qué jugamos con tres centrales, si después dejamos rematar a Godín –precisamente el jugador que tendría que estar más vigilado– completamente solo, casi en el área pequeña.

El gol no sirvió para estimuar al Sevilla, que seguía apático y con nula capacidad de creación de juego ofensivo, hasta el punto de que, hasta en dos ocasiones, una en cada mitad, se llegó a la línea de fondo y no se centró al área. En una de ellas, sorprendentemente, fue un contragolpe donde no había ningún jugador del Sevilla en el área para rematar.

En ese plan, no tardó mucho el Atlético en conseguir sentenciar el partido, por obra de Griezmann y Coke, de nuevo en dos jugadas donde se defiende muy mal. En la primera, se derriba a Gameiro en una zona muy peligrosa, y en la segunda, incomprensiblemente, van los cuatro defensores del Sevilla al primer palo, dejando todo el área a merced del Atlético.

También es verdad que, como nos está ocurriendo últimamente, tampoco acompañó la suerte. El primer gol llegó en una falta inexistente, el segundo porque a Griezmann le dio por marcar un impresionante golazo que tardará en repetir, y el tercero tuvo su origen en un resbalón de Iborra. Por cierto, no entiendo los continuos resbalones de los jugadores del Sevilla. Parecían que jugaban sobre hielo.

El equipo, en general, estuvo a un nivel ínfimo. Sólo se salvan Rico, que evitó una bochornosa goleada con paradas de mucho mérito –aunque en el tercer gol desvió al centro del área– y Joaquín Correa, que creó peligro y marcó el único gol del Sevilla que no sirvió ni para igualar el goalaverage.

El parón nos va a venir de lujo. Hay que resetearlo todo, empezando por Sampaoli, que parece que ha olvidado sus ideas y lo ve todo oscuro. Hemos visto en los últimos partidos un Sevilla cobarde y sin intensidad, y así no se va a ningún sitio. Atrás quedó aquello que repetía, una y otra vez, Sampaoli: «Salir a someter al rival, independientemente de qué rival sea», «Presión tras pérdida» o «Dar suma importancia a la posesión».

La tercera plaza se ha complicado bastante, ya que hemos permitido creer al Atlético. Será fundamental para mantenerla el que los principales jugadores del Sevilla, como Nasri o N’Zonzi, alcancen el nivel que mostraron no hace mucho, que Sampaoli no dude tanto y que se vuelva a recuperar el ambiente que tanto impresionaba a jugadores propios y rivales. Aunque esto último parece harto complicado, porque ni a los Biris ni al Consejo de Administración parece importantes el bien del Sevilla. Recuperar el ambiente debe ser una prioridad, porque tenemos que ganar todos los partidos que nos quedan en casa, si queremos aspirar a esa tercera plaza que nos da acceso directo a la fase de grupo de Champions.

La única alegría del fin de semana nos la dio nuestro Sevilla Atlético. Impresionante victoria en Zaragoza, a pesar del árbitro, que hizo todo lo posible para fastidiar a los chavales. ¿O se habría atrevido a pitar lo mismo de haber sido Keylor Navas en lugar de Ondoa?