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Perotti, una buena venta

Habrá que agradecerle al Génova el que se haya llevado a Diego Perotti, un jugador que no podía estar más devaluado, tras su bajo rendimiento deportivo y su eterno problema con las lesiones.

El Perotti de ahora no se parece en nada al que maravilló a todos cuando llegó a la primera plantilla procedente del Sevilla Atlético. Aquel Perotti era rápido, desbordaba con una facilidad tremenda y parecía que estaba llamado a convertirse en una gran estrella que duraría poco en el Sevilla. Fue un jugador de los más importantes, adueñándose de la banda izquierda y siendo el autor de un gol que nos llevó a clasificarnos para la Champions. E incluso fue convocado y debutó con la Selección Argentina, de la mano de Maradona.

Pero empezó su estancamiento, que se hizo más patente por las continuas lesiones musculares que sufría. Y de ser imprescindible y decisivo, pasó a ser un lastre. Para colmo, tuvo un enfrentamiento con la afición y no fue lo suficientemente inteligente como para pedir perdón. Perotti caía en picado en todos los sentidos: deportivo, físico, anímico y en valor económico.

En su cesión a Boca Juniors, ya en el declive total, no hizo absolutamente nada positivo. Apenas jugó, de nuevo por las lesiones. A pesar de eso, el Génova se interesó por él y supongo que en la Secretaría Técnica del Sevilla verían el cielo abierto. Era una oportunidad única para quitarse una ficha importante de encima, de un jugador que estaba además en su último año de contrato y totalmente devaluado. Por eso me parece una buena venta la de Perotti, aunque haya sido por una cantidad más bien ridícula, si tenemos en cuenta lo que llegó a valer el jugador.

Se dice que la Juventus llegó a ofrecer 14 millones de euros por Perotti. De haber sido cierto, ésa sí que habría sido una venta excepcional, porque, en mi opinión, Perotti nunca llegó a valer esa cantidad.

¿Por qué juega Perotti?

Perotti, junto con Armenteros, es uno de los jugadores que más me está defraudando esta temporada. Recuerdo que cuando debutó mostró una gran capacidad de desborde. Veíamos a un jugador rapidísimo y con buen regate. El argentino, además, daba asistencias y, de vez en cuando, marcaba algún gol. Perotti era entonces una joven promesa, y todo hacía presagiar que iba a durar poco en nuestra plantilla, como oí decir a un aficionado, asombrado de sus habilidades.

Pero ha pasado el tiempo, y ese argentino prometedor no ha ido evolucionando, sino involucionando. Es cierto que no está teniendo continuidad, por culpa de las lesiones, porque cuando sale de una, se mete en otra, pero también es cierto que Perotti ahora no tiene velocidad, ni desborde, ni asiste, ni marca goles.

Una de las causas de su bajo rendimiento puede haber sido su acomodamiento. Ahora no tiene a Capel para disputarle el puesto. Se supone debería hacerlo Armenteros, pero su compatriota está mostrando un nivel muy bajo. Ahora su máximo competidor es Del Moral, que, en mi opinión, pierde potencial en la banda.

Otra de los motivos puede ser las contínuas lesiones que está sufriendo, y además, algunas de ellas repetitivas, en la misma zona. Ahí habría que mirar, quizás, a los servicios médicos. ¿Precipitación? Algo no se debe estar haciendo bien, porque no es normal que un jugador recaiga de una lesión una y otra vez. Así es normal que no coja la forma, no tenga confianza y no le salgan las cosas. Para que un jugador rinda, debe estar en una buena forma física y mental. Debe pensar sólo en fútbol.

En cualquier caso, me pregunto por qué juega Perotti, porque, para mí, está claro que no da el nivel exigido, bien sea por las lesiones o por acomodamiento, o por cualquier otra razón que se me escapa.

La verdad es que no entiendo que Perotti se haya hecho con un puesto de titular, con lo poquito que está aportando. Igual merecería una oportunidad Luis Alberto o cualquier otro jugador del filial. Pero es que hay tan poquitas cosas que entiendo esta temporada…

Fazio

Fazio llevó al Sevilla en la temporada 2006-2007, proveniente del Ferrocarril Oeste argentino, por unos 800.000 euros, que es una cifra ridícula para los tiempos que corren.

Se le fichó para jugar con el Sevilla Atlético, y ahí es donde lo vi por primera vez. Teóricamente, tenía todas las cualidades para triunfar en la posición de central, por su juventud, proyección y altura (1’95). Lo que más me llamó la atención de él fue, precisamente, que, a pesar de su altura, era un jugador que no iba bien por alto. No medía bien los tiempos –saltaba antes de tiempo o después– y tenía un grave defecto, que era que solía despejar a la frontal del área. No le di importancia, porque era un jugador muy joven y acababa de llegar. Tenía todo el futuro por delante.

Fazio fue mejorando, aunque seguía mostrando cierta fragilidad defensiva, y seguía con su manía de despejar a la frontal del área. Subió al primer equipo, donde alternaba su posición de central con la de mediocentro defensivo, e hizo muy buenas actuaciones, llegando a marcar algún que otro gol. También llegó a jugar de lateral. Parecía que Fazio iba a ser un puntal del Sevilla… hasta que llegó la lesión. Y no fue una lesión cualquiera. Su tobillo derecho recaía una y otra vez, obligándole a pasar muchos meses en el dique seco, e incluso una temporada en blanco. Frenazo a su proyección.

Parecía que no se iba a recuperar nunca, desesperándose el propio jugador, cuerpo técnico y afición. Pero se recuperó. No ha gozado de continuidad y sigue alternando su posición de central con la de medio centro. Ha mezclado buenas y malas actuaciones, y tiene a gran parte de la afición en contra, como se demostró en el Sevilla-Athletic de Bilbao, donde el argentino no hizo un buen partido, como casi ninguno de sus compeñeros.

A mí, particularmente, no me convencía mucho el bonaerense, porque jugando de central siempre cometía, al menos, un error grave. A veces nos costaban goles y otras no, pero considero que un central tiene que ser seguro y expeditivo, y no se mostraba así cuando formaba parte de la defensa. Y cuando Fazio jugaba en el centro del campo, tampoco me agradaba, porque, aunque lo gana todo por alto, tácticamente deja mucho que desear, tiene muchos problemas para distribuir el balón, y, a veces, su suficiencia le pierde. Contra el Athletic, por ejemplo, creo que quien debió de jugar fue Salva y no él, porque Salva abarca más terreno, es más fuerte en la marca y pasa más rápido y mejor el balón.

Pero esta temporada también hemos vuelto a ver al mejor Fazio, al que ya maravilló antes de la lesión. Sus partidos contra  Osasuna, Barcelona y Zaragoza fueron bastante buenos y serios, de principio a fin. Ése es el camino que debe de seguir. Si consigue cierta regularidad, seguro que nadie le criticará y se ganará la confianza del entrenador, máxime cuando otros compañeros, como Escudé, están flaqueando.

Como digo, a mi Fazio no me convencía, pero si juega a buen nivel y esos tres partidos no se quedan en una mera anécdota, no tendré ningún problema en cambiar de opinión.  Y estoy seguro que así lo harían el resto de los aficionados a los que no les gusta Fazio, porque, al fin y al cabo, los sevillistas queremos tener en plantilla centrales de garantías, y si provienen de la cantera, mejor aún.

Fazio ahora tiene en su mano la oportunidad de hacerse con un puesto de titular y puede que incluso la de volver a su selección. Espero que no desaproveche las ocasiones que se le presenten, por su bien y por el del Sevilla.