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Buscando un poco de oxígeno en Cornellá

El Sevilla buscará esta noche lograr tres puntos que son absolutamente necesarios para los dos equipos. Y, desde luego, no será un partido tan fácil como el 0-3 de la Copa del Rey.

El partido de hoy, a priori, me da mala espina. Y es que la rachita que lleva el Sevilla fuera de su estadio es como para echarse a temblar. Además, seguimos teniendo bajas importantes, como la de Cicinho, que se retiró cojeando en el último partido. Sin embargo, no parece ser ésa la explicación de su no convocatoria.

En el centro del campo es donde más problemas tendrá Míchel para conformar una alineación de garantías, puesto que no estarán ni Maduro ni Gary Medel. Kondogbia, además, está tocado y será duda hasta última hora. Con este panorama, yo habría contado con el canterano Salva, pero se ve que Míchel no confía en él. Así las cosas, tanto Campaña como Hervás tienen bastantes posibilidades de ser de la partida, aunque, teniendo en cuenta el buen papel que desempeñó Rabello contra el Valladolid, tampoco debería extrañar que el chileno tuviera continuidad hoy.

En la delantera, me parecería contraproducente que se forzara la reaparición de Negredo, no vaya a ser que tenga una recaída, y entonces su periodo de baja sería mucho mayor. Babá lo hizo bien en la Copa del Rey, y supuestamente Negredo no estará aún en una buena forma física, por su periodo de inactividad.

Nuestra portería estará defendida por Diego López. Y eso no me gusta nada, porque me da la impresión, en los pocos partidos que le he visto jugar, que el ex del Villarreal está en muy baja forma. Lo que se dice parar, para bien poco. Y contra el Valladolid cometió un par de errores graves que nos podrían haber costado goles. A mí no me transmite seguridad e imagino que a los defensas tampoco. Pero si Míchel prefiere poner a Diego López antes que a Palop será por algo. Sea cual sea el motivo, a mí, desde luego, se me escapa.

Aparte de la racha negativa fuera de nuestro estadio y las bajas, hay otros tres aspectos que me inquietan:

1º. Esta temporada nos hemos propuesto resucitar a todos los equipos con problemas clasificatorios, y precisamente el Español es el colista.

2º. El Español estrena entrenador, con lo que sus jugadores tendrán una motivación extra.

3º. El árbitro será Muñiz Fernández, alias «El repeinao». No sé por qué, pero este árbitro parece que la tiene tomada con el Sevilla. O es eso, o simplemente que tenemos muy mala suerte con él.

Normalmente soy positivo y solemos perder. A ver si hoy, que tengo malas sensaciones, me llevo la sorpresa y el Sevilla se lleva los tres puntos.

A ver qué nos encontramos hoy

El Sevilla ahora mismo es imprevisible. A mi modo de ver, es un conjunto que es capaz de lo mejor –partidos contra el Madrid, Barcelona y Betis– y de lo peor –Athletic de Bilbao, Celta de Vigo, Zaragoza…–. Así que me pregunto: ¿qué pasará hoy? ¿Saltará al campo el equipo ambicioso que se esfuerza en cada balón y que puede con cualquiera o, por contra, veremos de nuevo al equipo pasota, pusilánime e inofensivo que estamos viendo fuera del Ramón Sánchez Pizjuán?

Imposible saberlo. Lo que sí sé es que Míchel está jugando fuerte. Sus declaraciones han sido contundentes poniendo en el punto de mira a los jugadores del Sevilla, dando a entender, claramente, que algunos no sienten la camiseta. Esto es evidente, y es, hasta cierto punto, normal que sea así, puesto que muchos jugadores de la plantilla son extranjeros. Lo que no es normal es que no sean profesionales, que es lo mínimo que se les puede exigir.

Y también juega fuerte al no convocar a Cicinho, quien, para mí, ahora mismo es indiscutible. Espero que, al menos, juegue Cala en su posición, y no demos facilidades dando una oportunidad a Coke. A Coke hay que recuperarlo, porque me niego a pensar que sea un jugador tan malo, pero ya habrá partidos para ello. Ahora creo que no es el momento.

Teóricamente, salvo desastre, debe pasar el Sevilla. Pero lo cierto es que, de tanto dar una de cal y otra de arena, se va perdiendo progresivamente la confianza en el equipo. Y, por supuesto, no hay que olvidar que estamos hablando de fútbol y que todo es posible. Puede que el Español haga el partido de su vida y le salga todo bien, o, simplemente, que haya otra jugada decisiva de penalti y expulsión, como ocurrió el domingo. Pueden ocurrir multitud de cosas, pero lo importante, lo único importante ahora mismo, ni siquiera es ganar, sino pasar la eliminatoria.

Ya llegará el momento de jugar bien  –se ha demostrado que hay calidad para ello, por mucho que algún portal deportivo sevillano afirme lo contrario– , pero ahora hay que ir a lo práctico. Ahora tenemos que quitarnos al Español de enmedio e intentar que no haya más bajas de cara al partido contra el Valladolid.

Por cierto, el Español ha destituido a Pochettino y estará en el banquillo, provisionalmente, Raúl Longhi. A partir de mañana ya se hará cargo del equipo blanquiazul el mamarracho de Aguirre.

Se ganó, que era lo importante

Victoria importantísima, que permite al Sevilla alejarse de algunos de sus perseguidores y a Marcelino respirar un poquito.

Ahora bien, tampoco hay que lanzar las campanas al vuelo, porque la victoria no es que fuera muy brillante. Más bien al contrario. Es cierto que hubo una buena media hora inicial, donde tuvimos ocasiones, dominamos con claridad y nos adelantamos en el marcador, pero después el equipo hizo bien poco, sobre todo, a partir de que saliera Negredo del terreno de juego.

La segunda parte fue desesperante, ya que éramos incapaces de mantener la posesión y estuvimos a merced de un Zaragoza que menos mal que no está para nada. El Zaragoza llevaba una racha tan negativa como la nuestra, y sus  jugadores, debido a la ansiedad, se precipitaban una y otra vez, eligiendo siempre  la opción equivocada. A este equipo, si nosotros estuviéramos medianamente bien, le habríamos goleado.

Hay que pensar en positivo y quedarse con los tres puntos. Lo importante era ganar, y no importaba cómo. Jugar bien no puntúa. Ya habrá tiempo para el juego bonito, pero ése llegará cuando el balón no queme en los piés y los jugadores recuperen la confianza en sí mismos y su estado de forma normal. Porque algunos siguen estando a un nivel más bajo de lo habitual.

Lo que sí debe preocuparnos son las dificultades que tenemos para sentenciar los partidos. Ayer, entre Navas y Campaña fallaron una de esas ocasiones que no se pueden errar nunca. Cuando se perdonan ocasiones como ésa, entra inseguridad y lleva a pensar que pueden volar puntos. No hubiera sido justo, porque el Zaragoza apenas creó ocasiones de gol, y si daba sensación de peligro, era más por deméritos del Sevilla que por méritos propios, que nos empeñábamos en tener pérdidas inocentes del balón y en otorgar faltas tan peligrosas como innecesarias.

Me gustó mucho el partido de Negredo, que es nuestro jugador más importante, y la línea defensiva, principalmente Spahic y Fazio. Ambos hicieron un buen partido, aunque Spahic sigue complicándose la vida, innecesariamente, más de la cuenta.

No entiendo cómo Perotti acabó el partido. No estuvo nada afortunado el argentino, pero, a pesar de ello, no fue sustituido. Ni siquiera fue capaz de retener el balón cuando hacía tanta falta.

El árbitro, Pérez Lasa, estuvo regular. Pitó el penalti clarísimo a Negredo, pero no el que le hicieron a Coke. Expulsó al zaragocista Juan Carlos, en los minutos finales, por dar un codazo, pero, sin embargo, no hizo lo mismo con Paredes, por fuerte entrada a Navas, por detrás y sin opción alguna de jugar el balón.

Ahora, a recibir a un Getafe, que dio la campanada ante el Barcelona y que ya nos ganó la temporada pasada en nuestro propio estadio. Por tanto, no será fácil derrotarles, pero si queremos mantenernos arriba tenemos que hacernos fuertes en casa, y para eso tenemos que mejorar mucho. Si la mejora no llega en juego, al menos que se consiga en resultados, que no olvidemos que es lo único que cuenta.

Hay equipo, ¿pero hay entrenador?

Soy el primero en reconocer que la plantilla del Sevilla ha ido perdiendo potencial, progresivamente, en los últimos años. Sirva de ejemplo, que aún estamos esperando al sustituto de Luis Fabiano. Seguramente, el que llegue no tendrá el nivel del Brasileño, pero deberá ser alguien de calidad. Si no es así, no tiene sentido traer a nadie. Mejor recurrir a la cantera.

No obstante, pienso que, a pesar de esto, hay equipo para, al menos, conseguir plaza de Europa League. Lo de la Champions ya es más complicado, aunque sólo veo superior a nuestro plantilla al Valencia, y, más o menos equiparados con nosotros, al Atlético de Madrid, Málaga y Villarreal.

La cuestión es si hay entrenador. Muchos piensan que Marcelino está bien para entrenar a un equipo pequeño, pero no a uno grande. Yo jamás entenderé eso. Es más, pienso que tiene mucho más mérito hacer jugar bien a un equipo con pocos recursos y jugadores de nivel medio-bajo. En un equipo grande, siempre encontrará más facilidades y mejores jugadores. Es cierto que también encontrará más exigencia, pero no creo que ningún entrenador se amilane por eso. Por tanto, creo que Marcelino sí está capacitado para sacar adelante al equipo, pero también pienso que tiene que dar rápido con la tecla, ya que, yendo a paso de tortuga, nos quedaremos rezagados en la tabla, y, evidentemente, Marcelino, como todos los demás entrenadores, depende de los resultados.

Pero no veo a Marcelino como el único culpable de la situación a la que hemos llegado, ni mucho menos. A mi modo de ver, hay tres circusntancias que nos han llevado a caer en la tabla:

Una mala planificación deportiva. No puede ser que un equipo de altas miras tenga sólo un delantero y medio. Lo del «y medio» va por Kanouté, porque ya se sabía que se iba a perder un buen número de partidos. Creo que hemos perdido varios puntos por tener poca pegada. Y menos mal que Del Moral lleva una media aceptable de goles.

Decisiones erróneas de Marcelino. Desde mi punto de vista de aficionado, creo que Marcelino se ha equivocado, en diversos partidos, tanto en planteamientos, sustituciones y alineaciones. Él mismo lo ha llegado a reconocer en alguna ocasión en rueda de prensa. También creo que Marcelino no está sacando el máximo provecho de la plantilla. Hay jugadores que merecen jugar más minutos. Prácticamente, no cuenta ni con Luna –al que ha dejado desmoralizado– ni con Coke –que si no lo está, le faltará poco–, ni con Alexis –ahí no me meto, porque creo que este jugador no sirve para el Sevilla–. Y a Campaña, que por la baja de Medel se habría hecho la idea de ser titular ante el Bilbao, no lo llevó ni convocado. Es decir, no lleva convocado a un jugador joven, que ha llegado a ser titular y que necesita continuidad y confianza. A mi entender, Marcelino ha tomado decisiones que pueden conllevar el acomodamiento de algunos jugadores, ya que, lo hagan bien o mal, casi siempre juegan los mismos.

Y por último, lo que yo creo más importante: la actitud de los jugadores. No puede ser que todos los rivales corran más que nosotros, presionen más y combinen mejor. Incluso los de la parte baja de la tabla. Si nos esforzamos igual o más que el rival, casi seguro que ganamos. Lo que no podemos pretender es ganar andando. Y eso no es cuestión del entrenador únicamente, aunque sí es él el que debe concienciarlos y motivarlos para que salgan a morder en cada partido.

Lo cierto es que ahora mismo parecemos incapaces de ganar a cualquier rival, y esa mala impresión, como es lógico, sólo puede cambiarse con victorias. Será en Zaragoza donde tengamos la primera oportunidad, y ante un rival que está casi en nuestra misma situación, ya que sólo ha ganado un punto de los últimos quince. El mejicano Aguirre está en la picota.

Seis partidos sin ganar serían demasiados. No podemos fallar más.