Excepto los que hayan estado encerrados en un búnker durante los últimos días, todos nos hemos enterado del penalty que se tragó Pérez Lasa en el Bernabéu y de la reacción de Víctor Valdés, que no se cortó un pelo y le soltó al árbitro todo lo que le vino en gana.
Pérez Lasa, quien afortunadamente se retira ya este año, puso en el acta lo siguiente:
«Una vez acabado el partido y cuando aún nos encontrábamos en el terreno de juego, amonesté al jugador del FC Barcelona Nº1 D. Victor Valdes Arribas por dirigirse hacia mi con los brazos en alto y voz en grito recriminándome una de mis decisiones. A continuación expulsé a este mismo jugador por encarárseme a escasos centímetros de mi cara diciéndome con voz en grito y de forma repetida: «os habeis cagado, no tienes vergüenza». Tras ser expulsado este mismo jugador persistió en su actitud y en los mismos términos diciendo repetidamente: «No tienes vergüenza», teniendo que ser sujetado por los compañeros y el delegado de su equipo. Una vez nos encontrábamos en el túnel de vestuarios este mismo jugador persistió en su actitud y con voz en grito repitió los mismos términos anteriores: «no tienes vergüenza, no tienes vergüenza»».
Pero, claro, después llegan las imágenes de televisión y se ve que no sólo se quedó ahí la cosa, sino que Valdés le dijo además al árbitro que era un «hijo de puta», en repetidas ocasiones, y que le «había faltado cojones para pitar penalty», con lo cual queda claro que Pérez Lasa padece el mismo tipo de amnesia que suelen padecer los árbitros que tienen que pitar al Barcelona y al Madrid, puesto que no recogió los insultos más graves en el acta.
Así pues, si yo estuviera en el lugar de los servicios jurídicos del Barcelona, mandaría las imágenes a Competición y dejaría en evidencia a Pérez Lasa, pues se demostraría que Valdés no es que insultase, sino que simplemente se limitó a decir la verdad. Después de todo, Pérez Lasa se puede considerar que se cagó y que no tiene vergüenza, ya que le faltó valor para recoger los palabros más graves inferidos contra su persona. Con lo cual, el acta quedaría desvirtuada y no habría que ponerle sanción alguna al portero azulgrana.
Ya en serio, lo que sí es cierto es que no puedo evitar preguntarme qué habría pasado si la retahíla de insultos la suelta un jugador de un equipo de los normalitos, de los que no tienen detrás un importante respaldo mediático. Probablemente, le habría caído una sanción ejemplar, pues el árbitro seguro que en esta ocasión no habría tenido el ataque de amnesia y habría recogido los insultos con todo lujo de detalles.
Esta diferencia de trato es una de las características que hacen que la liga española sea una de las peores. Es básico que en una competición, sea cual sea, todos los contendientes tengan el mismo trato y usen las mismas reglas. Y eso en la liga española no ocurre. Pero lamentablemente, esto no es de ahora, sino que viene sucediendo desde el principio de los tiempos.
Por lo que se ve, no tenemos remedio.