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PSV 2 – Sevilla FC 2. Está claro que la Champions no es nuestra competición

El partido se podría resumir perfectamente diciendo que un nefasto arbitraje evita la victoria del Sevilla en Eindhoven. Porque Orsato y sus asistentes han sido totalmente decisivos en este empate que sabe a, prácticamente, a derrota, por cómo ha sido y cuándo ha sido, en el tiempo añadido.

El Sevilla pasó bastantes apuros en el primer tiempo, sobre todo debido a la velocidad y desborde de Lang, pero lo cierto es que se recompuso y tuvo ocasiones para ganar e incluso sentenciar el partido. Y a buen seguro que lo habría hecho, de no haber sido por dos o tres jugadas decisivas donde el VAR nos machacó.

El partido ha sido trepidante, con bastantes ocasiones claras para ambos equipos. En-Nesyri, por ejemplo falló una en un mano a mano con el portero, rechazando el larguero su disparo. Pero es que inmediatamente después era el PSV el que fallaba también un gol cantado.

Llegó el buen gol de Pedrosa. Todos nos lo prometíamos muy felices, pero el VAR echó por tierra nuestra ilusión. El balón toca mínimamente, quizás, un dedo de Pedrosa, pero en ningún momento controla ni desvía el balón, que de no haberle rozado el dedo, le habría dado en el pecho. De hecho, Pedrosa se lleva las manos al estómago para evitar precisamente la mano, o quizás sea un acto reflejo para protegerse del balonazo. Pero lo que está claro es que señalar mano en esa acción es absurdo, y más aún disponiendo de las imágenes en video, a cámara lenta.

Sin embargo, un buen gol de Gudelj, a pase de Ramos, nos adelantó en el marcador, pero poco después el PSV se encontró con el empate, gracias a un penalti inexistente que, sorprendentemente, no fue corregido por el VAR. Es evidente que el jugador del PSV se resbala.

El partido entonces se vuelve loco, ya que el Sevilla saca de centro y marca un golazo. Sensacional pase de Juanlu –muy buen partido el suyo– y perfecto remate de cabeza de En-Nesyri. Juanlu me ha vuelto a encantar. De seguir así, con esa progresión, no me extrañaría que llegara a la Selección. Lo tiene todo, y si le respetan las lesiones, quién sabe dónde está su techo.

En la recta final había que tener la cabeza fría. Orsato se ve que se quedó intranquilo el hombre, convencido de que podría hacerlo aún peor, y le dio por añadir seis minutos de tiempo extra, cuando apenas se había perdido tiempo.

Y a falta de dos minutos pasó lo que tenía que pasar cuando el partido no está para ti y lo tienes todo en contra: que llegó el empate. Y llegó de una forma inmerecida. Primero, una falta rigurosa, más bien faltita, pero donde Sergio Ramos tendría que haber tirado de experiencia. Es cierto que apenas le hace nada al jugador del PSV. Le pasa un poco la mano por el hombro y el jugador local se tira vilmente, pero también es cierto que lo está haciendo fuera de casa y en las narices del linier. Y si el linier es cortito y más malo que un dolor de muelas, te puede pitar falta. Y la falta era una falta lateral, en tiempo de descuento, con los dos equipos en el área. Por consiguiente, muy peligrosa… Balón muerto que se pasea por el área y, en fin, el empate. Un empate que sabe a derrota. Por muchas cosas.

A olvidar el partido de hoy, porque dentro de poco tenemos, de nuevo, un importantísimo partido ante el Rayo Vallecano. No olvidemos que estamos a sólo dos puntos del descenso. Aunque las sensaciones siguen siendo buenas, los resultados siguen siendo malos.

Borussia Dortmund 1 – Sevilla FC 1. Esto ya es otra cosa

Se percibió ante el Athletic Club y se confirmó esta noche en Alemania. Este Sevilla es diferente, bastante diferente al entrenado por Lopetegui. Por un lado, da tranquilidad el saber que se podrá salir del pozo, pero, por otro, también sabemos que el nivel mostrado en la recién comenzada etapa de Sampaoli pende de un hilo, pues la defensa sigue estando cogida con alfileres. Más nos vale que no se resfríe Marcao, que hoy tuvo un fallo que pudo echar a perder el partido, pero que hizo una exhibición de saber estar, de anticipación, de veteranía, y de fuerza física. Además, tiene buena salida del balón. Espero y confío en que su retirada en los últimos minutos de partido fuera una estratagema para perder tiempo o para coger aire, porque debió de acabar medio muerto.

Pero lo más importante es que, como decía en el titular, esto ya es otra cosa. Ahora el equipo es mucho más vertical, favorecido por la disposición táctica de los jugadores, más escalonados y menos horizontal. Se acabó el juego aburrido de pasar el balón de banda a banda, con lentitud desesperante. Ahora se triangula más, y con más velocidad; hay más desmarques, y no tanto juego estático… En definitiva, se ha dado otra imagen muy distinta, y Sampaoli lo ha conseguido en sólo dos partidos. Y además lo ha hecho con un equipo bastante cambiado con el que logró empatar ante los bilbaínos.

Sin embargo, hoy el Sevilla ha tenido el lastre de contar con algunos jugadores que ahora mismo no están para nada, como es el caso de Suso o de Gudelj. A Suso le salva la grave lesión que tuvo, pero lo cierto es que debe recuperarse a un jugador que, aunque no sea un portento físico, sí tiene mucha calidad técnica y visión de juego. Gudelj es un caso perdido. De vez en cuando hace un buen partido, o incluso excepcional, pero muy de vez en cuando.

El empate, en realidad, no ha sido un buen resultado, porque el Sevilla mereció más. Falló algunas ocasiones muy claras, y tuvo el gran mérito de que el Borussia Dortmund apenas creara ocasiones de gol. Lamentablemente, en una de esas pocas ocasiones, llegó el gol del empate que equilibraba el buen gol marcado por Nianzou, al cabecear a la perfección una falta botada por Rakitic.

Eso indica el buen trabajo general del equipo, pues hay que reconocer que los alemanes tienen un equipazo, con un nivel de plantilla enorme. Los que salieron del banquillo eran tan buenos o mejores como los titulares, y tienen una calidad arriba apabullante, y de muchísimo futuro, con jugadores jovencísimos, como Adeyemi (20 años), Bellingham (19 años) o Moukoko, con sus increíbles 17 años.

Prácticamente decimos adiós a la Champions League, pero este empate probablemente nos servirá para jugarnos el pase a la Europa League ante los daneses del Copenhague, y de paso pillar casi un milloncito de euros (930.000 exactamente), que vendrán muy bien a la supuestamente maltrecha economía del club.

Ojalá Monchi sepa en esta ocasión reforzar convenientemente a la plantilla en el mercado de invierno, y logre, por fin, traer lo que verdaderamente necesita el Sevilla: un cuarto central, un centrocampista que pueda reemplazar a Fernando con garantías, y un delantero goleador.

En cualquier caso, aún queda mucho para el mercado de invierno, por lo que hay que centrarse en el próximo partido liguero, ante el Mallorca. Este partido es fundamental para salir del descenso, dar confianza, y empezar a recortar distancias con los de arriba.

Sevilla FC, fin de una temporada de éxito y fracaso

Concluida la temporada, y teniendo en cuenta las circunstancias, creo que el sevillista debe estar muy satisfecho con la temporada realizada, aunque quede la sensación de que esta temporada, que ha sido buena, al haberse conseguido el objetivo principal, podría haber sido brillante y, con un poco de suerte, haber llegado algún título.

Las circunstancias a las que me refiero es, evidentemente, la inaudita plaga de lesiones que ha asolado a la plantilla durante, prácticamente, toda la temporada. Incluso diría que Lopetegui no ha podido conformar un once a su gusto desde las primeras jornadas. Raro era el partido que no caía uno o varios jugadores, ya fuera debido a lesiones musculares o traumáticas. Especialmente importante, desde mi punto de vista, han sido las bajas de Suso, ya que es uno de los pocos jugadores que tiene desborde y calidad, y también, por supuesto, la de Fernando, que es quien da equilibrio a la plantilla. Se ha notado una barbaridad la ausencia del brasileño en la recta final del campeonato, haciéndose el equipo más vulnerable en defensa y perdiendo capacidad ofensiva.

Ha sido una temporada de éxito y fracaso porque en Liga se ha hecho un extraordinario trabajo pero en otras competiciones la decepción ha sido máxima:

Champions League

En la competición estrella, la que da mucho dinero y prestigio, el equipo ha estado nefasto. Para empezar, creo que se ha cometido el error de subestimar a los rivales. En mi opinión, no me parecía un grupo fácil, como se empeñaba en asegurar la prensa y gran parte de la afición. El Lille era el campeón de Francia, superando al todopoderoso PSG; el Wolfsburgo, uno de los mejores equipos de la Bundesliga, que es un campeonato importante; y el Salzburgo, que era supuestamente la perita en dulce, pero que gana de calle la liga austriaca y tiene una serie de jugadores de bastante nivel. De hecho, su estrella, el joven delantero Adeyemi,  ha sido fichado por el Borussia Dortmund para sustituir a Haaland, pagando 30 M€ más variables.

El mal papel en esta competición, aparte de una gran decepción, ha supuesto también un descalabro económico, puesto que estaba presupuestado pasar la fase de grupos. Además, casi todos los partidos los hemos empatado o perdido, con lo que los ingresos han sido mínimos. Vamos, lo que se dice un desastre. Sin paliativos.

Europa League

Una vez eliminados de Champions, había la esperanza de llegar a la final, que este año se celebraba en el mejor escenario posible: el Ramón Sánchez Pizjuán. Pero, de nuevo, decepción. Sin embargo, en esta ocasión, no lo considero un fracaso, puesto que nos eliminó un buen equipo, como es el West Ham, y sobre todo, porque el Sevilla disputó la eliminatoria muy mermado por las numerosas bajas. Creo recordar que se viajó a Londres con sólo 12 fichas profesionales.

Copa del Rey

Más de lo mismo. Se hizo lo que se pudo. Aquí ya era el más difícil todavía, porque a las numerosas bajas (11) por las lesiones, Covid, y la Copa de África, se sumaba el hecho de que era a partido único, en campo rival, y, por cuestiones de reglamento –edad del tercer portero—tuvimos que jugar con el cuarto portero. Aún así, perdimos por la mínima y estuvimos muy cerca de llegar a los penaltis si el larguero no hubiera repelido el cabezazo de Koundé en el descuento. Por las circunstancias –sin contar el lamentable espectáculo de la agresión a Jordan y la sinvergonzonería de la Federación por obligar al Sevilla a jugar la continuación del partido con el jugador agredido de baja–,  tampoco considero un fracaso la eliminación, aunque fuera ante un rival inferior.

Liga

En esta competición sí que ha estado el equipo bien. Brillante diría yo. Casi todo el tiempo en segunda posición, y podríamos haber estado incluso líderes, de no haber sido por los arbitrajes criminales que ha recibido el equipo. Pero no es sólo lo que nos quitan a nosotros, sino lo que le dan a los demás. No hay más que ver la de puntos que le han regalado al Barcelona antes del mercado invernal (donde se reforzaron bien), con tal de meterlo en Europa primero, y de situarlo en la segunda posición después, para que disputara la Supercopa. O los favores hacia el Real Madrid, que increíblemente ha finalizado el campeonato sin ningún jugador expulsado, pese a que tiene en sus filas a Casemiro, que hace méritos, de sobra, para ser expulsado en cada partido. A mí esto me parece un escándalo, sobre todo porque ya no hay excusas al existir el VAR, que es una herramienta perfecta pero que parece utilizan para manipular los partidos. Esta temporada me he indignado en muchas ocasiones por culpa de los soplapitos, como, por ejemplo, la expulsión de Koundé en Cornellá, los goles anulados por unas supuestas manos que no se ven de manera clara en las imágenes, la no expulsión de Camavinga en el Sevilla-Madrid, por las muchas jugadas polémicas en el Rayo Vallecano-Sevilla, etc, etc…

Es decir, que podríamos haber asegurado los puestos Champions con muchas jornadas de antelación, pero hemos tenido que esperar a la penúltima jornada. No obstante, doy mucho mérito a esta clasificación para Champions porque llegué a pensar que la plantilla no podría superar la plaga de lesiones, el menosprecio arbitral y el cansancio físico, porque me daba la impresión de que el equipo ha finalizado la temporada bajo mínimos. Y no debemos olvidar un dato importante: hemos sacado 11 puntos de ventaja, más el goal-average, al que yo consideraba el principal rival por el cuarto puesto: el Villarreal, que tiene una grandísima plantilla.

La clave para la consecución del objetivo principal ha sido la fortaleza defensiva del equipo, que ha conllevado que Bono sea premiado con el Zamora, como el portero menos goleado. Es increíble que aun habiendo habido partidos donde sólo hemos tenido un central sano, el Sevilla haya sido el equipo menos goleado con sólo 30 goles en 38 partidos. Únicamente hemos mordido el polvo en cuatro ocasiones: ante Granada, Real Madrid en dos ocasiones y Barcelona. Cifras verdaderamente impresionantes y que serán difíciles de repetir, y que demuestra la gran labor defensiva del equipo, recayendo especialmente en  el rombo Fernando-Diego Carlos-Koundé-Bono.

Se acabó una temporada que se me ha hecho eterna, angustiosa por momentos, pero ya estoy deseando de que vuelva la que yo llamo “la peor liga del mundo”, por méritos propios. Evidentemente, el Sevilla 2022-2023 sufrirá una gran transformación, pero ahí estaré una temporada más para apoyarlo.

Atlético de Madrid 1 – Sevilla FC 1. Estoy más contento que unas castañuelas

Objetivo cumplido, que es lo importante. Estoy contentísimo porque llegué a creer que el Sevilla no podría superar la tremenda racha de lesiones y la masacre arbitral a la que le han sometido esta temporada. Pues sí, me equivoqué y se superó todo contratiempo.

La temporada que ha hecho el Sevilla me parece de muchísimo mérito. Porque ha sido una temporada durísima y muy larga. Particularmente, se me ha hecho eterna. Era tremendo preguntarse cuántos lesionados caerían en cada partido. Desde luego, sobrevivir a esto sólo ha sido posible por la calidad de la plantilla que ha conformado Monchi, aunque, a mi modo de ver, ha tenido un error grave de planificación, que nos ha costado puntos y, posiblemente, eliminatorias: tener únicamente tres centrales específicos en plantilla. Espero y deseo que no haya reincidencia en la planificación para la próxima temporada.

El final de temporada ha sido especialmente duro, viendo cómo nuestros rivales nos recortaban puntos, y con el equipo en una forma física lamentable. Barcelona y Atlético nos adelantaron, pero, por suerte, el Betis no dio el nivel –petardazo tremendo ante el Elche– y se quedará con un justo puesto de Europa League. Demasiado premio tuvo ya con la Copa del Rey, trofeo que no habría logrado, con toda seguridad, se no haberse enfrentado al Sevilla FC con once bajas, a partido único y con el cuarto portero defendiendo nuestra portería; en un partido además que pasará la historia por el vergonzoso ataque a Joan Jordan, desde la grada y desde el vestuario y palco verdiblanco. Y, desde luego, no se puede olvidar que también con la connivencia de la corrupta Federación Española de Fútbol obligando al Sevilla a disputar la reanudación del partido con el agredido aún de baja médica. Y lo que es peor, el Sevilla consintiéndolo. No entenderé jamás la actitud del Betis como institución, ni de la Federación, ni del Sevilla. Peor no pudieron actuar las tres partes.

Ha sido una lástima y una vergüenza que el Sevilla haya tenido que esperar a la penúltima jornada para asegurar plaza Champions, porque ha hecho méritos de sobra para afianzarla mucho antes. Habría sido así, sin ninguna duda, de no haber sido atracado por los árbitros y el VAR en numerosos partidos, como en el Madrid-Sevilla (penalti no pitado a Ocampos) y Sevilla-Madrid (expulsión perdonada a Camavinga con 2-0 en el marcador), Barcelona-Sevilla (penalti no pitado por manos de Araujo con 0-0 en el marcador), el Rayo Vallecano-Sevilla, Sevilla-Alavés… etc, etc. No los recuerdo todos, a bote pronto, pero son muchos partidos donde nos han anulado goles muy sospechosos, por supuestas manos que no se ven en ninguna imagen de VAR; penaltis que nos pitan pero que jamás en la vida pitarían a otros equipos… En fin, más vale que «los otros dieciocho» pongan pie en pared y arreglen el VAR, de manera que deje ser un despropósito. Es una herramienta estupenda, pero en malas manos ha quedado como una herramienta más para que los de siempre manipulen los partidos.

Y lo peor no es lo que nos han quitado, sino lo que han dado a los dos privilegiados de siempre. Estaba claro que el Barcelona tenía que acabar en segunda posición, antes incluso de que surgiera el escándalo entre Piqué y su amigo Rubi. Es increíble los puntos que le han dado al Barcelona antes del mercado de invierno, para que se enganchara, como fuera, a los puestos europeos. El ejemplo más claro fue el paradón –que quedó impune, como es lógico– de Piqué en el Villarreal-Barcelona, evitando un gol con la mano. Ya no fueron tan descarados una vez que el Barcelona se gastó una millonada, que no tenía, en reforzarse muy bien en enero. Al final, consiguieron el objetivo de situarlo en la segunda posición, para que fuera a la Supercopa.

Del partido de hoy no voy a decir nada, porque no he podido verlo. Me he tenido que conformar únicamente con el resumen, donde apenas han sacado ocasiones de gol por ambas partes. Supongo que habrán escaseado.

Veremos el Sevilla-Athletic Club con tranquilidad, sin nerviosismos. Habrá que despedir al Sevilla como se merece: con una gran ovación. Porque lo que ha hecho este equipo es muy grande. Ha luchado contra todo y contra todos.

Aún es posible la tercera plaza, pero será difícil que el Atlético no gane a la Real Sociedad.

Sevilla FC – Mallorca. Hay que ponerse en lo peor

Cuando digo que «hay que ponerse en lo peor», no me refiero a que vayamos a perder mañana, aunque tengo clarísimo que, si hacemos las cosas mal, lo haremos. Porque, después de todo, en el Mallorca no hay ningún jugador cojo y, si no recuerdo mal, fueron capaces de ganar al Atlético de Madrid a domicilio. Es decir, que confianzas ninguna. Si no es así, estamos perdidos.

Me refiero a que lo peor es que el Betis gane los dos partidos que le quedan. Y si lo pensamos bien, es bastante fácil que eso ocurra, ya que se enfrentará en casa a un Granada casi salvado y acabará la Liga jugando en Madrid, ante un equipo que únicamente piensa en la final de la Champions. Si ya ante el Atlético de Madrid, que se supone que es un derbi –los madrileños no tienen ni idea de lo que es un derbi–, pusieron a siete u ocho jugadores que son habituales titulares en el banquillo, no cuesta imaginar la alineación que saldrá ante el Betis, a seis días vista de la final.

Es decir, hay que dar por hecho que el Betis ganará los dos partidos que les quedan. Y ante eso, el Sevilla tiene dos oportunidades para estar un año más en Champions: o bien ganamos mañana o en la última jornada ante el Athletic. Aunque también sirven dos empates.

Habréis notado que no soy muy optimista en la única visita que queda, que es ante el Atlético de Madrid. Viendo lo que hay en juego, que el equipo está con el depósito de gasolina en reserva, desde hace mucho, y el trato arbitral con respecto a uno y otro equipo, la verdad es que me cuesta creer que vayamos, aunque sea, puntuar allí.

El puñetero calendario ha querido complicar aún más las cosas, emparejando al Sevilla con dos equipos que se juegan el objetivo liguero y al Betis con dos equipos que no se juegan nada, o casi nada, si pensamos en el Granada.

Confío en que el Sevilla sea tan superior al Mallorca como muestra la clasificación. Para ello sera muy importante que Sergio Rico sea titular en los bermellones. Pero mucho me temo que no será así, y que Aguirre, a estas alturas, le habrá calado y le pondrá en el banquillo. No tenemos suerte ni para eso.

En cualquier caso, lo que sí me gustaría, aunque me parezca imposible, es que el sevillista que acuda a nuestro templo, el Ramón Sánchez Pizjuán, sea consciente de que el encuentro no será fácil y que el equipo necesitará todo nuestro apoyo. Lo que más temo es el ambiente enrarecido que hay por este debate, esa discordia, entre los que están a favor de Lopetegui y los que están en contra. Esa falta de unión puede ser clave, en un momento donde hay que remar todos juntos, en la misma dirección. No es momento de titubear, de dudar, sino de tener confianza, y eso es lo que debe transmitir la grada.

Mañana hay muchísimo en juego. Eso lo ve cualquiera. Sería muy injusto que el Sevilla no se clasificara para la Champions cuando ha estado toda la temporada en esos puestos. Y lo peor es que el único rival que puede privar al Sevilla de ese logro –el Atlético se clasificará, por supuesto–, es el Betis. ¿A qué sevillista le gustaría eso? A ninguno. Por eso, mañana hay que darlo todo en el estadio. Sin excusas que valgan. No entendería otra cosa.

Y también hay que tener bien claro algo: si, por lo que sea, no es posible ganar, hay que empatar. No es lo mismo que en el último partido baste con un empate, a que sea necesaria una victoria. Así que mucha cabeza y temple. Para quejarse está toda la pretemporada. Para estar con el equipo, sólo tres jornadas.

Salzburgo 1 – Sevilla FC 0 . Fracaso en Champions. Sólo se ganó experiencia

Hay que aprender de la experiencia. No queda otra. A mi modo de ver, el grupo no era nada fácil. Es más, yo creía que el Salzburgo era el más débil del grupo, pero no conocía a jugadores como Adeyemi, que es un extraordinario jugador, llamado a acabar en uno de los equipos pudientes de Europa. Los austriacos también tienen otros buenos jugadores, como Okafor, Sucic o Camara. En resumen, que son un buen equipo, y contra los que hemos estado muy desafortunados, tanto en el partido de ida como en el de vuelta. Hoy, por ejemplo, habría cambiado mucho el panorama si Munir no hubiera cabeceado al larguero con todo a favor. Y encima, prácticamente, a la jugada siguiente nos hacen el 1-0. Y Jordán comete la estupidez, probablemente por falta de experiencia, de cometer una más que evitable falta que supuso su expulsión. También pudo ser expulsado Ulmer, por una durísima entrada, pero al árbitro sólo le pareció amarilla y la jugada no fue revisada por el VAR. Hoy no salió nada.

Ha sido una fase de grupo extraña, con muchos errores graves e innecesarios, y donde tampoco nos ha acompañado la suerte en varias decisiones arbitrales que podrían haber decantado algunos partidos.

Pero no se puede ocultar la realidad, y es que el Sevilla ha estado muy por debajo del nivel que se le esperaba. No sé si ha sido falta de concentración, de experiencia de muchos jugadores, o simplemente que no han salido las cosas. También me parecen clave las numerosas e importantes lesiones. Hoy la baja de Acuña ha sido muy importante, al igual que la de En-Nesyri, al que he echado y estoy echando muchísimo de menos. Es un jugador que marca diferencias y se nota una barbaridad su ausencia en el ataque.

El Lille también tiene un equipazo. No ganó la liga francesa por casualidad. Su fuerte es el ataque, con jugadores de primerísimo nivel, como Jhonathan David, Yilmaz, Renato Sánchez, Weah, Ikoné, Yazici, Bamba… Dinamita pura. Pero también tiene experiencia y calidad atrás, con jugadores como Botman y Fonte.

Y el Wolfsburgo, que ha quedado último de grupo, no deja de ser uno de los mejores equipos de la liga alemana. No era un grupo fácil, pero esperaba que el Sevilla se clasificara. Tendremos que conformarnos con la Europa League. Al menos nos queda ese premio menor. Y eso es lo grande del Sevilla FC, que ahora la Europa League es un premio menor. Así pues, no nos queda más remedio que ir a por la séptima.

A por ella.

Sevilla FC 2 – Wolfsburgo 0. Todo o nada en el último partido

Buen partido del Sevilla, que ha sido superior al equipo alemán. Dicen que el Sevilla tuvo suerte en el sorteo, pero cada día que pasa estoy convencido de que no fue así, ya que los tres rivales de grupo tienen un gran nivel y muy buenos jugadores. Muchos de esos jugadores a los que nos hemos enfrentado serán traspasados en breve, a cambio de varias decenas de millones de euros.

En la primera parte, el Sevilla dominó el partido, aunque, como suele ser habitual, creando muy poquitas ocasiones de gol. Pero en una de esas nos adelantamos. Un centro sensacional de Rakitic que fue rematado a bocajarro por Jordán.

Poco después llegó uno de los sustos del partido. Un fuerte disparo lo detuvo Bono, pero el balón fue hacia atrás y dio en el larguero. A mí me dio la sensación de que entraba. Nos salvamos por centímetros del mazazo que habría supuesto el empate.

La segunda parte me gustó menos. Mientras más avanzaba ésta, menos me gustaba. Primero porque el Sevilla se tomaba con demasiada parsimonia el partido, no poniendo demasiado entusiasmo en marcar el segundo, con el riesgo que ello implicaba. Y en segundo lugar, porque con el marcador a favor, nos precipitábamos en muchas ocasiones, perdiendo la posesión innecesariamente, lo que era especialmente desesperante en los últimos minutos del partido.

El segundo susto del partido llegó en un despeje de Diego Carlos, que a mí en el estadio me dio la sensación de que fue con la mano. Por lo visto, tras la revisión del VAR, parece que fue con el hombro.

Sufrimiento en los minutos finales, hasta que Rafa Mir remató a placer una asistencia de Ocampos, tras una gran jugada del argentino.

A decir verdad, Bono sólo tuvo que emplearse a fondo en aquella ocasión que dio en el larguero, pero la incertidumbre del resultado, y la importancia de los tres puntos, creaban un ambiente de tensión que hizo que el partido se me hiciera eterno.

En mi opinión, el mejor del partido fue Fernando. Partidazo descomunal.

Nos lo jugaremos todo en el último partido, ya veremos si en Austria o en otro país, por culpa del dichoso virus. Me habría gustado que este decisivo partido fuera intrascendente para el Salzburgo, pero no será así. La última jornada será un todo o nada, no solo para el Sevilla, sino para todos los clubes del grupo. Hay tanta igualdad que todos pueden quedar líderes o últimos.

El próximo partido será en Liga, ante el Madrid. Lógicamente, no se nos suele dar bien, porque o te ganan porque son muy buenos, o por las ayudas arbitrales. Habrá que hacer un grandísimo partido para puntuar.

Ojalá que Diego Carlos no tenga nada importante, pero se retiró cojeando ostensiblemente.

Sevilla FC 1 – Lille 2. Máxima decepción

De verdad que no me esperaba un partido así, un partido tan pésimo, donde ni si quiera hemos sido capaces de controlar el partido. Mucha culpa de ello la ha tenido Renato Sánchez, que ha hecho prácticamente lo que le ha dado la gana.

El Lille, con tres jugadores presionando arriba la salida del balón, dificultaba mucho la creación de juego sevillista. Para colmo, nuestro centro del campo no daba una a derechas.

Aún así, nos acompañó la suerte, y en un afortunado rebote nos encontramos el gol. 1-0, pero el Sevilla seguía sin controlar el partido. Los franceses estaban mejor situados y el Sevilla seguía siendo incapaz de romper la doble línea de presión.

Ni siquiera con el marcador a favor me gustó el Sevilla. Parecía ansioso con marcar el segundo, cuando lo que pedía el cuerpo era ralentizar el ritmo de partido, tocar y tocar, hacer correr un poco al rival e intentar que dejara espacios.

Y entonces pasó lo inesperado y lo inexplicable. Porque no se puede explicar que un jugador con tanta experiencia como delaney haga un penalti tan absurdo, y más aún cuando hay VAR.

El 1-1 fue un mazazo, por las formas y porque fue al final del primer tiempo.

Debió gustarle a Lopetegui la primera parte que hizo el Sevilla –a mí, ni mijita–, porque, sorprendentemente no hizo ningún cambio al descanso.

A los pocos minutos de la reanudación, en una jugada muy mal defendida, se adelantó el Lille. Y lo peor es que todo siguió igual, a pesar de los cambios: el Lille controlando el partido y el Sevilla siendo incapaz de crear ocasiones. Y las poca que tenía, las fallaba, como la que tuvo Lamela.

Como hoy no era la noche, y parecía que todo salía mal, también hubo un lesionado: Jesús Navas. Esperemos que se recupere lo antes posible.

El Lille me pareció muy buen equipo. Muy físico. Se llevaron casi todos los balones divididos. Tiene mucha calidad arriba y, sobre todo, muchísima velocidad. Además perdió todo el tiempo del mundo y más. En mi opinión fue justo vencedor.

La clasificación se pone casi imposible. Habría que ganar los dos partidos que quedan, y eso es bastante difícil. A ver si, al menos, podemos quedar entre los mejores terceros y pasar a la Europa League. Que ya sería un desastre, económico y deportivo, pero nos permitiría soñar con ganar un título.

Sevilla FC 1 – Salzburgo 1. Punto importantísimo

Lo normal cuando haces tres penaltis, a cual más tonto, y tienes que jugar cuarenta y seis minutos en inferioridad numérica ante un equipo Champions es que pierdas, y eso, afortunadamente, no ha ocurrido. Por tanto, este punto, que a priori sería malo, puede ser oro puro cuando se finalice la fase de grupos. Además, económicamente también tiene su importancia.

Los austriacos me han sorprendido, por su planteamiento ofensivo y por la calidad de algunos de sus jugadores, como Adeyemi, Camara o Aaronson.

Me ha dado la impresión de que los jugadores del Sevilla no han salido con la suficiente concentración ante una competición tan importante, donde cada error se paga caro. No puede explicarse de otra forma los absurdos penaltis de Jesús Navas y Bono, o la expulsión de En-Nesyri, aunque a mi modo de ver, ya con el VAR en funcionamiento, me parece incomprensible que el árbitro expulse a un jugador por simular un penalti. Y es que además lo hace hasta mal. Con una amonestación verbal habría sido suficiente, o simplemente, como hacen muchos árbitros, haber dado continuidad al juego y no parar el partido.

A pesar de los palos que recibía el Sevilla cada pocos minutos, lo cierto es que al final incluso tuvo ocasiones para llevarse los tres puntos. Lo mismo le ocurrió al Salzburgo, que si no llega a ser por dos paradones impresionantes de Bono, habría caído una dolorosa derrota.

Me ha gustado mucho Lamela, y me ha parecido evidente que su compatriota Lucas Ocampos está bastante lejos de alcanzar su mejor estado de forma.

La fase de grupos es bien larga y queda mucho recorrido para enmendar la pérdida de estos dos puntos. Pero lo que está claro es que el Sevilla deberá mejorar muchísimo su juego para lograr la clasificación. Jugando al nivel mostrado hoy no vamos a ningún sitio.

B. Dortmund 2 – Sevilla FC 2. Gran partido, pero faltó gol

El equipo lo dio todo, como en la ida, pero no fue suficiente. Faltó gol, ese mismo gol que le sobra al Borussia con jugadores de la talla de Haaland o Jadón Sancho, quien, afortunadamente, fue baja hoy.

El partido del Sevilla ha sido muy bueno, superando al Borussia con claridad, con mucha claridad, como demuestran las estadísticas, pero un error en la salida del balón puso la eliminatoria casi imposible, al obligar a hacer ya tres goles. Una lástima, porque la primera parte fue extraordinaria, pero hay que admitir que el Borussia defendió muy bien durante todo el partido. Los centrales amarillos estuvieron sensacionales, despejando todo lo que les llegaba por arriba y a ras de suelo, que era muchísimo.

El Sevilla mereció al menos marcar algún gol, pero en el fútbol no valen de nada los merecimientos, sino los goles. Y el segundo de los locales llegó en una jugada disparatada, absurda, gracias al VAR. El árbitro turco estaba revisando si anulaba el segundo gol de Haaland, por empujón a Fernando, y resulta que se remonta a una jugada anterior donde Koundé agarra levemente de la camiseta a Haaland y éste se tira a la piscina, descaradamente. Evidentemente, Koundé no debe agarrar a nadie de la camiseta, pero los árbitros deberían de saber un mínimo de física básica. Para parar a una mole como Haaland, y además en carrera, no basta con un simple agarrón de la camiseta, sino que tendría que hacerle prácticamente un placaje. Y por supuesto, habría caído hacia atrás. La caída lógica hacia adelante es si le hubiera empujado, que no fue el caso. Pero bueno, increíblemente señaló penalti. Los paradones de Bono a Haaland no sirvió de nada porque no tenía los pies sobre la línea de gol. Y en la repetición ya Haaland no perdonó.

Era el más difícil todavía. Ya no eran necesario tres goles, sino cuatro para la clasificación y tres para forzar la prórroga. Y la verdad es que se estuvo muy cerquita de lograrlo. Acortamos distancias por un penalti tonto de Emre Can sobre De Jong, perfectamente transformado por En-Nesyri. Y ya en el descuento, un magnífico pase de Rakitic fue cabeceado a la perfección, de nuevo, por En-Nesyri, poniendo el balón en la escuadra. Este gol daba mínimas esperanzas de llegar a la prórroga, porque sólo quedaba un minuto. Habría sido demasiado bonito para ser verdad, pero al menos se intentó, se dio todo, pero no pudo ser. Marcó la diferencia la gran eficacia cara a gol de Haaland, pero el Sevilla hizo una eliminatoria muy digna, siendo bastante superior al Borussia Dortmund en gran parte de la eliminatoria.

Por cierto, el Borussia no es sólo Haaland. Tiene una plantilla extraordinaria: Jadon Sancho, Marco Reus, Reyna, Hummels, Hazard, Emre Can, Guerreiro, Dahoud, Akanji… Meunier es incluso suplente. Vamos, un plantillón.

Ahora ya sólo queda lamerse las heridas, recuperarse físicamente y ponerlo todo en la Liga. No será nada fácil mantener la cuarta plaza, puesto que la Real Sociedad está apretando de lo lindo y tiene una gran plantilla. No descarto incluso al Betis. Y no lo descarto porque está enrachado y le sale absolutamente todo. Gana aunque no lo merezca. Si le ganamos el derbi, donde por supuesto el Sevilla es favorito –aunque eso no sirve para nada, sólo para las casas de apuestas–, prácticamente lo dejamos desahuciado, pero si es al revés… Por tanto, el próximo partido es de vital importancia, como lo son el resto de partidos que siguen. Ya no hay tregua hasta el final.

Sevilla FC – Valencia. A devolverles la jugada

Mañana nos jugamos mucho más que tres puntos, al ser el rival el Valencia. Los valencianistas no son un rival directo, sino directísimo, pues, a mi modo de ver, es el conjunto que tiene más potencial y más exigencia de todos los aspirantes a plaza Champions.

Mañana tendremos la oportunidad de devolverles la jugada de la temporada pasada, donde perdimos casi toda posibilidad de ir a la máxima competición europea al caer derrotados en el Ramón Sánchez Pizjuán. En aquella derrota fue clave la aportación de Kondogbia, que hizo un gran partido. Lamentablemente, se ha lesionado Coquelin. Y digo lamentablemente, porque eso conllevará que su lugar sea ocupado por Kondogbia, quien me parece mucho mejor jugador que su compatriota.

Obviamente, el partido, a priori, será complicadisimo, ya que el Valencia está plagado de grandes jugadores, como Parejo, Cheryshev, Guedes, Garay, Gameiro o el ya mencionado Kondogbia. Por tanto, deben salir de inicio los mejores, y por eso confío en que Caparrós no alinee a André Silva. Prefiero a Munir, que está en mucho mejor estado de forma que el portugués. De igual modo, espero que, ya confirmada la baja de Vaklíc, sea sustituido por Javi Díaz. Pienso que debería jugar Javi porque le ha quitado el puesto a Lucho en el filial y tiene más ritmo de competición.

Es una lástima que se espere lluvia para la hora del partido, porque es tan importante que bien merecería un lleno, y ya sabemos que la lluvia echa a mucha gente para atrás.

Será clave tener paciencia, tanto en el tapete como en la grada, ya que, si no se puede ganar, será fundamental, al menos, no perder. De ganar, dejaríamos al Valencia a seis puntos, con goalaverage a nuestro favor, pero si perdemos, nos igualarían a puntos y tendríamos el goalaverage perdido. Es decir, un abismo entre una posibilidad y otra, con lo que un empate, aunque fastidie, tampoco podría considerarse tan malo.

Para finalizar, una súplica: aprendan de la Premier League y, si van al estadio, llévense un chubasquero y dejen en casa los molestos paraguas.

Bayern Munich 0 – Sevilla FC 0. El Bayern no cometió el mismo error que el Manchester United

El Sevilla puso ayer fin a su brillante recorrido en la Champions League, competición donde, lamentablemente, estará, como mínimo, una temporada ausente.

Había que remontar un resultado muy adverso, que obligaba a marcar al menos dos goles, y eso para este Sevilla es muchísimo. Quizás si el árbitro nos hubiera pitado el penalti, por manos dentro del área, o aquel cabezazo de Correa a la escuadra hubiera entrado, como sí hizo ante el Cádiz –habría sido un gol calcado–, o hubiéramos aprovechado algunas de las contadas ocasiones que tuvimos, habríamos tenido una posibilidad de dar la sorpresa. Pero la mayor dificultad que se encontró el Sevilla en tierras bávaras es que el Bayern no cometió el mismo error que llevó al Manchester United a la eliminación: el exceso de confianza. En Manchester, desde el mismo momento en que se conoció que el Sevilla sería, ya se veían en Cuartos de Final. Sin embargo, al Bayern esta eliminación le sirvió de aviso, y tanto en el partido de ida, como en la vuelta, tomaron muchas precauciones. En ningún momento hicieron declaraciones prepotentes, ni se vieron claros vencedores. Se esforzaron al máximo y mostraron mucho respeto por el Sevilla, tanto que ni en su propio estadio salieron con la intención de sentenciar la eliminatoria por la vía rápida, sino que tenían como máxima prioridad el mantener la portería a cero. De modo que el Sevilla se encontró con muchas dificultades para sorprender a la contra, pues apenas encontró espacios, salvo en un par de entregas fallidas de los jugadores alemanes.

Tampoco ayudó que nuestros jugadores de ataque estuvieran muy desacertados. Sarabia y Correa estuvieron desaparecidos, así como Vázquez, con lo que apenas llegamos a asustar al Bayern. Ben Yedder volvió a jugar solo en punta, lo que no le viene nada bien. El francés no tiene cualidades para ser el único delantero. Ya que había que marcar un par de goles, creo que habría sido acertado por parte de Montella el haber jugado con dos delanteros, o al menos, haber puesto en la banda izquierda a Muriel o a Sandro, que es un jugador que se ha mostrado muy voluntarioso cuando ha salido, y además es muy rápido y tiene desborde.

Sin embargo, en defensa el equipo estuvo muy bien, de ahí que el Bayern no consiguiera hacer ningún gol, lo cual tiene muchísimo mérito. Soberbio también el partido de David Soria, muy seguro en todo momento. Como siga así, le va a ser imposible a Sergio Rico recuperar la titularidad.

El árbitro fue bastante casero, ya que tuvo diferente criterio a la hora de mostrar las tarjetas. De gatillo rápido cuando las faltas las hacía el Sevilla, y todo lo contrario cuando las hacía el Bayern.

Es una lástima la eliminación, sobre todo porque el Bayern no ha sido mejor, pero se le puso la eliminatoria muy de cara con los dos goles en propia puerta de la ida. Hay que quedarse con el buen papel realizado en esta competición tan exigente, donde se ha recaudado muchos millones de euros y se ha ganado en prestigio, pues no es moco de pavo salir imbatido de Anfield, Old Trafford o el Allianz Arena de Munich.

Ahora, a ver si somos capaces de ganar al Villarreal, porque, en mi opinión, la temporada sería un fracaso si no logramos estar en Europa la próxima temporada. Mejor hagámoslo por la vía fácil, que es la Liga, y no confiemos en la vía difícil, es decir, vencer en la final de la Copa del Rey al todopoderoso Barcelona de Messi

Manchester United 1 – Sevilla FC 2. Saca a Ben Yedder, saca a Ben Yedder…

“Saca a Ben Yedder”. Eso es lo que me llevé diciendo ayer durante casi todo el partido. No sólo porque soy de los que están absolutamente convencidos de que Ben Yedder debe ser titular indiscutible en este equipo, sino porque el Sevilla estaba haciendo un buen partido, muy serio, controlándolo a todos los niveles, pero cuando llegaba arriba no hacía nada de daño. Y era lógico, porque tanto Muriel como Mudo Vázquez, nuestros jugadores más adelantados, hicieron un partido desastroso, tanto en el pase como en la definición –Vázquez se salva porque aporta trabajo y tácticamente es bueno–, siendo incapaces de poner a prueba a De Gea ni una sola vez. Se llegaba a las inmediaciones del área con peligro, pero una vez allí, o hacíamos algo parecido a los ensayos de rugby, o tirábamos desviado.

 Y no se puede ir con balas de fogueo a la guerra. Claro que no. Por eso celebré la entrada al campo de Ben Yedder, porque es evidente que es nuestro mejor delantero. No lo digo yo, lo dicen sus cifras, sus estadísticas. Y éstas dicen que tiene mejor promedio de goles que delanteros históricos, como Luis Fabiano, Kanouté, Gameiro… ¿Que podría ser más veloz? ¿Que podría ser más alto? Pues sí. ¿Qué falla goles cantados, como en Moscú o ayer mismo, perdonando el tercero? También, pero eso le ocurre a todos los delanteros. Y por eso precisamente no es uno de los mejores delanteros del mundo, pero sí es nuestro mejor delantero, con diferencia.

Después de este panegírico dedicado al franco-tunecino, decir que me gustó mucho el planteamiento y el juego de mi equipo. En mi opinión, al igual que ocurrió en la ida, el Sevilla fue bastante superior al Manchester United, con un espectacular trabajo en defensa y en el centro del campo, con el único hándicap de que daba la impresión de que el Sevilla tenía demasiado respeto al United y que, en cuanto éste se le perdiera, en cuanto el Sevilla se olvidara de que el Manchester es el equipo más rico del mundo y de que se gasta una auténtica barbaridad de dinero en fichajes, podría ganar el partido. Y así fue.

Lo que no me gustó nada fue la exhibición que hicieron los franceses del equipo. Increíble el partido que hicieron Lenglet –que amargó a la mole Lukaku–, Nzonzi y Ben Yedder. Y no me gustó en el sentido de que la exhibición la hicieron en el gran escaparate del mundo del fútbol, la Champions League, y a buen seguro que habrán tomado buena nota tanto Deschamps  –eso no me importa tanto—como los Directores Deportivos de los equipos más pudientes del mundo. Y eso es un serio problema, si tenemos en cuenta que las cláusulas de rescisión de estos jugadores son bajísimas para esos equipos. Es decir, que nos va a ser casi imposible retener a nuestros mejores jugadores, como nos viene ocurriendo habitualmente. Debemos encontrar una solución a esto, porque la renovación obligada de la plantilla nos impide tener continuidad, formar una base fuerte con jugadores de calidad. El primer paso, desde luego, es poner las cláusulas de rescisión lo más alta posibles, y el segundo es el más complicado: conseguir éxitos deportivos, los cuáles llevan al éxito económico, necesario para poder mantener altas fichas.

También hicieron un trabajo excepcional el resto de jugadores de la defensa: Mercado, Kjaer y Escudero. Sergio Rico hizo de salvador con un par de paradones. No pudo hacer nada en el gol, donde fue fusilado a corta distancia por Lukaku.

Uno de los pocos detalles negativos del partido fue la tarjeta amarilla que vio Banega, algo absurda, por innecesaria, y que le impedirá jugar el primer partido de Cuartos de Final. Sin duda, una baja importantísima.

El éxtasis llegó, como es lógico, con los goles de Ben Yedder. El primero propio de un goleador nato, librándose del defensa y ajustando el tiro al máximo, fuerte y raso, poniéndolo imposible para De Gea. Y el segundo de oportunismo, con un cabezazo que entró por poco, pero lo suficiente para que lo vieran los árbitros.

El árbitro no estuvo mal, pero lo vi muy casero a la hora de mostrar las tarjetas, perdonando varias, bastante claras, a los locales.

Donde ya me quedo sin palabras es a la hora de referirme a nuestra afición. Verdaderamente impresionante, hasta el punto de que, por televisión, parecía que estábamos jugando en el Ramón Sánchez Pizjuán. Sólo se oía a nuestros aficionados, durante todo el partido.

Ahora toca disfrutar de unas horas del partidazo del histórico partidazo de ayer. Y no es para menos, porque hacía 60 años –que se dice pronto—que no alcanzábamos unos Cuartos de Final de la máxima competición europea. Pero ojo, porque en pocos días vamos a pasar del mítico Old Trafford, el llamado “Teatro de los Sueños”, a Butarque. Con todos los respetos para el Leganés, el cambio es total. En Old Trafford no era necesario ganar para conseguir el objetivo. El domingo, sin embargo, todo lo que no sea ganar será un fracaso, porque nos están pisando los talones un par de equipos (Villarreal y Gerona) y después hay otros que, aunque están algo apartados, no están tan lejos (Betis, Eibar y Celta). Tenemos que recibir aún a Madrid y Barcelona, y no nos podemos dormir en los laureles. Ya que no podremos jugar Champions la próxima temporada, hay que estar obligatoriamente en la Europa League.

Maribor 1 – Sevilla FC 1. Clasificados, pero habrá que mejorar mucho para tener opciones de pasar a cuartos

Mal partido del Sevilla ayer en Eslovenia. Se logró el empate, que era lo mínimo exigible, pero, a decir verdad, yo esperaba una victoria, porque considero que el Sevilla es, o debería ser, inmensamente superior al Maribor, por muchos internacionales que tenga. Tampoco es que sean «unos mataos», pero el Liverpool les metió siete en Inglaterra, y nosotros tres en el Ramón Sánchez Pizjuán. De ahí mi decepción con el partido de ayer, donde, dicho sea de paso, tiramos por la borda casi un millón de euros, que es la diferencia entre empatar y ganar en la Champions League.

La primera parte no hubo donde cogerla. Lo mejor fue que sólo nos marcaron un gol, pero pudieron ser más. Como suele ser habitual, el equipo rival no debe hacer gran cosa para crearnos peligro, y en el primer contragolpe nos marcaron. Fue una buena jugada por la banda derecha, con un centro perfecto, con una velocidad y altura que hizo que fuera imposible de atajar por Sergio Rico. Pero lo que no se puede permitir es que el único delantero del equipo esloveno rematara completamente solo en el segundo palo. Esos fallos de marcaje no se pueden cometer en un equipo de primer nivel.

El Sevilla, durante toda esa primera mitad, hizo un fútbol muy simplón, horizontal y lentísimo, con lo que el Maribor, que se encerró descaradamente, con la única intención de sorprender al contragolpe, no pasó ningún apuro para mantener su portería a cero.

En la segunda parte cambiaron algo las tornas, sobre todo a raíz de la entrada de Ganso, que es uno de los pocos jugadores que tenemos en la plantilla capacitado para desenmarañar la red que había trenzado el Maribor, con las líneas muy juntas y con constante presión. Y además de su extraordinaria visión de juego, el brasileño también tiene gol. Ve puerta con facilidad, y ayer no fue una excepción, aunque mucha parte de culpa la tuvo el veterano guardameta Handanovic, que se tragó el balón.

Partido con mucha posesión de balón, pero que no sirve para nada, porque, a veces, se pierde en posiciones peligrosas ,y además se abusa del juego horizontal, con lo que se crean muy pocas ocasiones de gol.

Lo que sí tengo muy claro es que el Sevilla deberá reforzarse bien en enero si quiere tener opciones de pasar a cuartos de final, sobre todo en defensa. En mi opinión, es fundamental fichar un central de calidad, con buena salida de balón y que tenga velocidad, ya que jugamos con la defensa muy adelantada y un equipo de calidad media-alta nos fulmina al contragolpe, como ya han demostrado el Spartak de Moscú, el Liverpool y ayer el Maribor. Si no reforzamos la línea defensiva, será casi imposible superar a los posibles rivales que nos pueden tocar en el sorteo del lunes. Mi orden de preferencia sería el siguiente: Besiktas, Roma, Tottenham, Manchester United, Paris Saint Germain y Manchester City.

Pero vamos, que está claro que nos va a tocar la Roma de Monchi, Perotti y Fazio (o Facsio, como diría el maestro Araujo).

Sevilla FC 3 – Liverpool 3. Partidazo para la historia

Lástima que el partido de hoy lo hayamos tenido que afrontar con una defensa de circunstancias, con un solo central sano, porque si no, podríamos haber visto un partido muy diferente. La mala planificación en defensa ha tenido sus consecuencias. Un partido vital, donde nos jugamos muchísimo, y con la defensa cogida con alfileres. En fin, ojalá se haya aprendido la lección y no se repitan estos errores en el futuro.

No pudo empezar peor el encuentro, porque, como nos está pasando habitualmente esta temporada, los rivales tienen que hacer muy poquito para hacernos daño.Llegó el primer córner y con él el primer gol. Muy buen sacado, nos ganan por arriba, y el segundo palo desierto. Un regalo que aprovechó Firmino para hacer el 1-0.

Por buscar algo positivo, y siendo muy optimistas, lo bueno es que nos quedaban 89 minutos para darle la vuelta. Lo malo, que el Sevilla tenía que arriesgar más y el Liverpool iba a disponer de más espacios para deleite de sus velocistas, como Firmino, Salah o Mane.

El Sevilla reaccionó bien, con raza, yéndose arriba, y pudiendo hacer, hasta en dos ocasiones, el empate. Pero Nolito se encontró con el palo y Ben Yedder falló lo que no se puede fallar nunca. Solo ante el guardameta la tiró fuera. Por muy poco, pero fuera. También está siendo habitual esta temporada que necesitemos muchas ocasiones para marcar, y solemos acabar pagando nuestra falta de acierto.

Y así fue. El segundo mazazo llegó pronto, a raíz de un contragolpe y previo paradón de Sergio Rico, que desvío a córner. Fue calcado al primer gol. Parecía la repetición de la jugada, pero con diferente goleador, que en esta ocasión fue Mané. Segundo córner, segundo gol.

Se ponía muy cuesta arriba el partido, sobre todo porque Berizzo no daba señales de vida. Con 0-2 y no se atrevió a meter un segundo delantero. Ni siquiera lo hizo cuando llegó el 0-3. En mi opinión, en este tercer gol no estuvo acertado Sergio Rico, que debió salir y no recular. Esto fue aprovechado por los tontos de turno, esos que se creen que silbando a los jugadores se arregla todo.

En la segunda parte por fin, ya hizo el primer cambio Berizzo. Vázquez sustituyó a un desaparecido Nzonzi (yo me habría decantado por Pizarro-Muriel, aunque, a la postre, el colombiano no aportó nada). Y, verdaderamente, se notó la entrada del argentino, porque vimos al Vázquez que costó 15 millones de euros y no al que se arrastra con indolencia y lo falla todo. El Sevilla empezó a llegar más, hasta que Ben Yedder cabeceó a la red un balón tras saque de falta lateral de Banega.

Este gol daba algo de esperanzas, pero aún se veía lejos la remontada. Y entonces llegó el penalti. Había que marcarlo. Ben Yedder, especialista en estas artes, no dudó, ni aunque tuviera que repetir el lanzamiento por la gracieta arbitral. No debió repetirse el lanzamiento, ya que entraron ocho jugadores en zona prohibida –área y semicírculo– antes de que lanzara Ben Yedder. De esos ocho jugadores, cinco eran del Liverpool.

Ahora sí se podía creer en la remontada. Porque el Sevilla triangulaba bien, hacía una presión asfixiante y tenía verticalidad. Apareció también el mejor Escudero, Banega se vistió de Capitán General –decepcionante su primera parte– y Vázquez y Sarabia daban muchos problemas a la zaga inglesa, por visión de juego y profundidad.

El delirio y el justo premio llegó en el descuento, al saque de un córner, convirtiéndose Pizarro en el héroe del partido. Minutos antes pudo haber marcado el cuarto el conjunto inglés, tras veloz galopada de Salah.

Partido para recordar. Por el ambiente y porque no todos lo días se remonta un 0-3 ante un equipazo como es el Liverpool.