Da lo mismo el entrenador que tengamos. Cuando llega la visita al Nou Camp o al Bernabéu, ya sabemos que el planteamiento va a ser el de perdedor: equipo ultradefensivo y que no nos caigan muchos. Y efectivamente, eso es lo que ha ocurrido hoy. Milagrosamente, hemos llegado con un 0-0 al descanso, gracias a Bono y a los fallos de los jugadores locales, pero la suerte nos abandonó en la segunda parte, como era de esperar.
Me revienta ver al Sevilla con tan poco espíritu, con nula confianza en la victoria. Si el Barcelona es mejor, que lo es, y mucho mejor, nos ganará, pero no debería hacerlo con tantísima facilidad. Pero claro, si ya saltamos al césped derrotados de antemano, ¿qué vamos a esperar? Y el 3-0, vistas las circunstancias, me parece hasta buen resultado, porque lo normal es que en este plan, con una posesión tan nula y, prácticamente, sin tirar a puerta, es que caigan de cuatro para arriba.
Tendremos que esperar a ver una victoria en el Camp Nou. Tendremos que esperar hasta que nos plantemos allí con un equipo con muchísima más calidad que el de hoy y con un entrenador que haga un planteamiento un poquito más ambicioso. Si salimos a por un 0-0, lo más normal es que caigamos derrotados, y además con justicia.
A Montiel a ver si lo podemos largar en verano. Espero que el que sea campeón del mundo ayude. Increíble cómo se desentiende de la jugada en el 2-0. Las plazas de extranjeros deben ser para jugadores que marquen diferencias, y Montiel, a no ser que demuestre lo contrario, es un lateral de lo más normalito.
En fin, a ver qué pasa en el próximo partido, contra el Mallorca, que parece ser que sí es de nuestra Liga. O igual no. Ya veremos. Pero lo que sí está claro es que es un partido vital para alejarnos de los puestos de descenso.