Sorprendía hoy Sampaoli con la alineación, sin ninguno de los tres delanteros que tenemos como titulares. No me gustan esas tonterías. Para que salga bien un plan así, creo que hay que tener unos jugadores con características muy concretas: centrocampistas con mucha técnica, movilidad, velocidad y, por supuesto, gol. Precisamente, todo lo que nos falta en la zona ancha.
Eso significa, además, que los defensas rivales están más libres para incorporarse al ataque, al estar menos presionados, pues el único jugador avanzado era Lamela. Antes de los diez minutos podríamos habernos puesto con un 2-0 en el marcador, de no haber sido por dos extraordinarias intervenciones de Super Bono, quien, además fue salvador, una vez más, en la recta final del partido, al evitar un gol a bocajarro que acabó sacando Marcao bajo palos.
La primera parte del Sevilla fue calamitosa. No tiró a puerta ni una sola vez. Lo mejor fue que nos fuimos al descanso sin encajar gol, algo que es primordial si queremos ir a Europa esta temporada. Al menos, defensivamente, más o menos se cumplía.
En la segunda parte, más de lo mismo, con la diferencia de que a Gudelj le dio por colarla por la escuadra, de tremendo zapatazo, desde 30 metros. Golazo impresionante que, seguramente, no volverá a repetir el serbio en lo que le queda de vida deportiva. Aunque una vez oí decir a un periodista de los medios oficiales del club que Gudelj tenía un buen disparo lejano, lo cierto es que se prodiga muy poquito.
Sorprendentemente, el Mallorca, durante unos buenos minutos no se fue al ataque para intentar empatar el partido, sino que siguió como si nada, lo cual aprovechó gustoso el Sevilla. Pero a falta de quince minutos para el final sí fueron ya los locales a por todas, y el Sevilla pasó apuros. El árbitro también puso su granito de arena, añadiendo seis minutos de añadido, que luego convirtió en siete, no se sabe muy bien el motivo. También, como suele ser habitual, tuvo diferente rasero a la hora de sacar tarjetas. A Mafeo, por ejemplo, le pudo expulsar perfectamente por dos entradas fuertes por detrás, sin posibilidad de jugar el balón, y ni siquiera fue amonestado. Sin embargo, el Sevilla en la primera parte se cargó de tarjetas. Prácticamente, cada falta era tarjeta. En fin, como digo, suele ser lo habitual.
Al final, final feliz, a pesar del mal partido. El resultado es lo único que cuenta, y si ganamos, aunque sea sufriendo y jugando mal, estoy contento. Soy así de conformista. Me conformo con ganar y punto. Y más estando, como estábamos, en posición de descenso.
Próximo partido será contra el Valencia, en nuestro estadio, jugándonos tres puntos que nos pueden acercar a la zona Europa League.