Partido tranquilito el que hemos visto hoy en el Ramón Sánchez Pizjuán. El Sevilla dominó con total claridad el partido, excepto algunos minutos donde el Osasuna nos encerró en el área, pero sin crear apenas peligro. Únicamente recuerdo un córner, y ya en el tiempo de descuento, una pérdida absurda de Koundé que pudo dar un poco de emoción al partido.
El Sevilla pudo incluso haber conseguido una victoria más amplia, de no haber fallado ocasiones clarísimas, de esas que no se pueden fallar nunca, Rafa Mir y Ocampos. El primero falló estrepitosamente un cabezazo en el área pequeña, y el segundo no fue capaz de convertir un mano a mano con el portero, desaprovechando el regalo de Lamela. Llega a levantar un poquito más el balón y habría marcado, porque la parada del portero no fue muy ortodoxa, ya que le dio con la cara.
El primer gol del partido fue de Diego Carlos, al rematar a la perfección un córner muy bien lanzado por Rakitic, a falta de cinco minutos para el final de la primera parte. El segundo lo hizo Ocampos –a pase de Bono, por así decirse–, al aprovechar un mal entendimiento entre el portero y uno de los centrales rojillos, marcando a puerta vacía.
Quedaba aún media hora para el final del partido, y, ciertamente, esperaba mucho más de Osasuna, sobre todo cuando entraron en juego Budimir y Moncayola, aunque Arrasate retiró a Chimi Ávila. Sustitución que no entendí, a no ser que el argentino estuviera lesionado o que ya diera el partido por perdido.
Ambos equipos hicieron muchos cambios con respecto a la jornada anterior, pero, como es lógico, Osasuna lo notó bastante más que el Sevilla, por la diferencia de calidad de las plantillas.
Lo peor del partido fue la lesión de Montiel, y lo mejor la vuelta de En-Nesyri.
El clima, con lluvia y viento, fue un fastidio para los espectadores y para los jugadores, ya que complicaba muchísimo el juego aéreo. Me acordé de toda la familia de Del Cerro Grande cuando decidió dar cinco minutos de tiempo añadido. En ese momento caía bastante lluvia.
En mi opinión, Del Cerro hizo un buen arbitraje. Fue un partido limpio, con pocas tarjetas. Quizás hasta sobró la amarilla a Bono, por perder tiempo. Fue a petición de un jugador rojillo, y, curiosamente, cuando ya había sacado de puerta.
El próximo partido de Liga es el derbi, pero antes está un partido clave contra el Lille, en Champions. Hay que ganar como sea.