Sencillamente, me ha parecido impresionante el partido que ha hecho el Sevilla FC en la noche de hoy. Sólo así, haciendo un verdadero partidazo desde el minuto 1 al 93, se puede ganar a un gran equipo que tiene entre sus filas a jugadores de la talla de Messi, Dembelé o Griezmann.
Concentración total durante todo el partido, siendo conocedores de que cualquier error, por mínimo que pareciera, podría ser catastrófico. Y gracias a Bono, con dos paradones extraordinarios, ambos a Messi, uno en la primera parte y otro en la segunda, el Sevilla FC sigue estando imbatido en esta ilusionante Copa del Rey.
Mi mayor temor hoy no era ni Messi ni cualquier otro jugador del Barcelona, sino Mateu Lahoz, cuyos antecedentes eran temibles. Afortunadamente, se ha comportado. No ha podido evitar algún ramalazo probarcelonista, como en la tarjeta que le muestra a Jordán, en lugar de a Messi, pero, en líneas generales, como digo, se ha comportado.
Los goles han sido obra de Koundé, en la primera parte, y de Rakitic, en la segunda. Cuando se fue Dani Alves del Sevilla, pensé que probablemente no volvería a ver un lateral derecho de la calidad del brasileño. Ahora, con Koundé, pienso exactemente lo mismo. Por desgracia, muy probablemente Koundé nos dejará a final de temporada, dejando muchos millones de euros como contraprestación. Pero estoy seguro de que no volveré a ver un central como Koundé. Es que es increíble. No es ya cómo se desenvuelve como central, sino en cualquier parte del campo. Siempre he pensado que el jugador que tiene calidad puede jugar donde le dé la gana, y eso es precisamente lo que ocurre con Koundé. Su gol, el que abrió el marcador, parecía obra de un delantero experto. Costaba creer que fuera un central.
En la segunda parte, el Sevilla pasó algo de apuros, pues en la primera controló bastante bien el partido. El Barcelona llegó a apretar bastante, conocedor de que un 1-0 era un resultado peligroso. Sin embargo, al buscar con ahínco el empate dejaba la puerta abierta a un contragolpe que diera lugar al 2-0. Y eso es lo que ocurrió a cinco minutos del final. Rakitic rompió el fuera de juego y fusiló a Ter Stegen.
Se supo aguantar bien lo poco que quedaba de partido, y se queda un panorama de lo más ilusionante. Aún queda muchísimo, noventa y tantos minutos de juego, donde lo pasaremos muy mal, porque enfrente tendremos a un verdadero equipazo como es el Barcelona, pero, desde luego, la ilusión no hay quien nos la quite. Eso sí, tendremos que hacer un partidazo como el de hoy, o incluso mejor, para estar en la próxima final de la Copa del Rey.
Pero esto no para. Próximo partido, Huesca. Cambio de chip. Tres puntos importantísimos para seguir en puestos Champions. Es lo que tiene ser un equipo grande, que no hay tiempo para disfrutar, ni para lamentarse.