Nada, Lopetegui no aprende. Me subía por las paredes cuando volvió a hacer el maldito cambio de Gudelj por Jordán, que es lo mismo que renunciar a sentenciar el partido y dar todas las facilidades del mundo al rival para que bombardeen nuestro área sin piedad. Y si se hace eso, pueden pasar multitud de cosas, pero ninguna buena: un rebote, una buena acción ofensiva del rival (como pasó con el Valladolid), un penalti absurdo… Y eso es lo que ocurrió. Más que absurdo, me pareció criminal. Increíble el penalti que le pitan al Sevilla en el minuto 90. Menos mal que tenemos un porterazo, como es Bono, y salvó los muebles.
El partido no pudo empezar mejor, con En-Nesyri aumentando su cuenta goleadora, aprovechando un buen pase de Navas. Duró poco la alegría, porque nos marcaron un gol de patio de colegio. El gol tonto de la jornada. Como siempre que juega, salió en la foto Sergi Gómez. Aunque para ser justos, después se enmendó e hizo un partido aceptable. Pero el miedo y la inseguridad que da atrás es tremenda. La defensa parecía un flan. Muy malo tiene que ser Rekik para que Sergi Gómez esté por delante de él en las preferencias de Lopetegui. Parece que Monchi no ha acertado a la hora de fichar central, y, desde mi punto de vista, es una de las posiciones que un equipo que aspire a todo debe tener muy bien cubierta, porque ahí es donde radica gran parte del sistema defensivo del equipo.
A los veinte minutos de la igualada, llegó lo mejor del partido: el golazo de Suso, que puso el balón en la escuadra, de tremendo zapatazo, desde bien fuera del área. Uno de esos goles que uno no se cansa de ver nunca. Si es a favor, claro.
El Sevilla contrarrestó su fragilidad defensiva con su efectividad de cara a gol. Fue un partido de pocas ocasiones. Aparte de los goles, apenas ninguna. Por parte del Sevilla, una llegada a línea de fondo de Suso, que tiró a puerta sin ángulo, cuando debió pasar atrás, donde estaba perfectamente situado De Jong; y el gol anulado en propia meta. Bien anulado, porque el balón roza en En-Nesyri. Aunque de manera involuntaria, pero lo roza. Por parte del Alavés, un balón que sacó en el área pequeña Fernando (aunque era él quien habilitaba al rematador) y un cabezazo, de vaselina, que se fue fuera por poco. Hasta el punto de que lo vi dentro.
El arbitraje de Díaz de Mera (días de mierda nos esperan con este árbitro tan malo) me pareció lamentable. Además del grave error de señalar un penalti inexistente en el minuto noventa del partido, tuvo otro igual de grave, que fue no mostrar roja directa a Edgar por una tremenda entrada a Ocampos, que tuvo que abandonar el partido a consecuencia de ella. Un detalle que demuestra lo calamitoso que es este soplapitos es que mostró tarjeta amarilla a Jesús Navas por protestar. Y ya del que estaba en el VAR, ni hablo. Porque supongo que habría alguien. Algún inútil que no fue capaz de avisarle al árbitro de sus errores. En fin…
No me gustó el partido, pero se ganó, que es lo más importante. Sufrí más que un bético en un derbi, pero con los tres puntos soy feliz. Ya llegarán partidos de buen juego y donde ganemos con tranquilidad. O eso espero.