Getafe 0 – Sevilla FC 1. La clave estuvo en no perder la concentración

El partido fue un tostonazo, con muy pocas ocasiones de gol por ambos conjuntos, principalmente debido a que Bordalás dispuso un sistema de juego ultradefensivo, con un 4-5-1 con las líneas muy juntas. Eso, sumado al hecho de que el Sevilla movía el balón con su habitual lentitud, de banda a banda, daba como resultado que era casi misión imposible crear ocasiones.

Ganar en Getafe en estas circunstancias era complicadísimo. Los jugadores azulones estaban al acecho, con una presión constante y atosigante, para aprovechar cualquier mínimo error, fuera por medio de contragolpe o a balón parado. De hecho, la mayoría de las pocas ocasiones llegaron así, de falta. La primera, por medio de Jordán, cuyo espectacular disparo, desde muy lejos, se estrelló en el larguero. De falta también pudo llegar el 1-0, de no ser por la intuición de Koundé, que se alejó de la barrera en el último momento, justo para despejar bajo palos un balón que se colaba, tras ser desviado por un compañero. Koundé es tan bueno que ya parece hasta adivinar el futuro.

En la primera parte hubo un gol anulado al Sevilla. No se sabe si correctamente o no, pues, sorprendentemente, no repitieron la jugada por televisión. Algo inaudito. Al menos, yo no lo había visto nunca.

El Sevilla no perdió la concentración en ningún momento, siempre fue a por el partido, sobre todo en la recta final, cuando Lopetegui dio entrada a De Jong y mantuvo en el campo a En-Nesyri. Toda la carne en el asador, y salió bien la jugada. Poco después llegó el único gol del partido, con bastante fortuna, al ser en propia puerta. Un centro perfecto de Suso al área, de esos que, con el más mínimo roce, sale disparado el balón. Son fáciles de rematar y difíciles de despejar si se llega forzado. Y eso es lo que le pasó a Etxeita. No es el gol con el que uno sueña ganar un partido, pero lo importante es ganar, como sea. Y se ha hecho.

Inmediatamente después, evidentemente, pasó lo que pasa siempre que el Sevilla se adelanta en el marcador en la recta final: fuera un delantero (En-Nesyri) y entra Gudelj.

El Sevilla pudo conseguir el 0-2 y sentenciar el partido. Un sensacional pase de Oliver Torres dejó solo a De Jong, quien, con todo a favor, tiró alto. Era una de esas ocasiones que son más difíciles de fallar que marcar. El holandés nos condenó a sufrir unos minutos, más por la incertidumbre del resultado que por el Getafe, que no creó ninguna ocasión clara.

La victoria es importantísima. Una segunda derrota consecutiva en Liga habría sido difícil de digerir. Además, se ha conseguido contra el que probablemente sea el equipo más incómodo y desagradable de la Liga. Admito que la tengo tomada con Nyom. El camerunés es un teatrero de mucho cuidado. Un tipo que mide cerca de 1’90 y que es una mole, se cae al más mínimo roce. Y lo curioso es que los árbitros suelen picar.

El próximo partido de Liga será contra el Valladolid, en casa, de nuevo a la hora de la siesta (16:15). Qué poquito me gusta esa hora para ver fútbol.

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