Archivo diario: 04/05/2019

Sevilla FC 0 – Leganés 3. Justa derrota ante un Leganés muy superior

Derrota importantísima, porque se une a la de Gerona y, muy probablemente, a la de la próxima jornada. Mucho tiene que cambiar el Sevilla para que no muerda el polvo ante el Atlético. Tendrá que hacer un partido perfecto, o casi, no ya para ganar, sino para puntuar.

La decepción de esta noche ha sido tremenda. Esperaba a un Leganés correoso, encerrado para salir al contragolpe, como hacen casi todos los equipos que visitan el Ramón Sánchez Pizjuán, pero se ve que Pellegrino nos ha estudiado bien. Los madrileños salieron a presionar desde el minuto uno a nuestra débil defensa –cómo se nota que no está Carriço– con una línea de tres muy adelantada. Nuestros defensas, por su escasez de calidad técnica, se veían negros para enlazar con el centro del campo, donde también nos presionaban sin parar, con una defensa adelantada. Esa presión provocó un robo, en una mala entrega de Promes –muy mal hoy–, con muchos atacantes del Lega arriba, llegando el primer gol.

Este gol, lógicamente, sentó como un mazazo, a pesar de que ya nos habían dado un par de avisos. El Sevilla no supo sobreponerse, jugando con precipitación y siendo incapaz de dominar el centro del campo. Y esto fue debido a dos motivos: en primer lugar, la perfecta colocación de los visitantes, hasta el punto de que daba la impresión de que estaban en superioridad numérica, unido al gran despliegue físico que hicieron, incansables en la presión. Y en segundo lugar, a que nuestros jugadores estaban negados. Todos jugaron a un nivel muy inferior al habitual. No se salva ni Jesús Navas, y con eso lo digo todo. Tampoco Sarabia dio una a derechas y Ben Yedder tuvo que bajar a recibir al centro del campo varias veces. Tampoco tenía mucho sentido que se quedara en el área, rodeado de las torres que tienen los pepineros en defensa.

El Leganés olió sangre y ambicionaba el segundo. La velocidad y fortaleza de sus delanteros En-Nesyri y Braithwate daban mucha sensación de peligro. Este último, excompañero de Ben Yedder en el Toulouse, casi dejaba el partido sentenciado con un buen gol. Aún tenía la esperanza de que algún cambio táctico y de alineación de Caparrós diera resultado, porque aún quedaban setenta minutos por delante para arreglar el entuerto. Pero no sólo no fue así, sino que el Sevilla incluso empeoró en la segunda parte. Se perdió el orden y, de no haber sido por Vaclík, el 0-3 habría llegado al inicio de esta segunda mitad y no casi al final de ésta.

Caparrós recurrió al Mudo, pero volvió a hacer un partido pésimo, muy malo, siendo incapaz tanto de distribuir juego con eficacia como de contener en la zona media. Por cierto, Rog tampoco hizo nada de nada. No me explico qué vieron en este jugador. Supongo que en el pasado mostraría otro nivel, porque el Nápoles no se habría gastado entonces un buen dinero en él, ni habría sido internacional con su país. Pero, desde luego, en el Sevilla no está haciendo méritos para que se planteen su fichaje a final de temporada.

Tampoco Gonalons fue la solución. Con él se mejoró algo, pero sin poner en apuros al Leganés en ningún momento.

El Leganés, a mi modo de ver, hizo un partido completísimo. Presionó con maestría durante todo el partido, con velocidad en las contras, con contundencia en defensa y eficacia en ataque. A eso se le añadía que al Sevilla no le salía nada –todos los rebotes se los llevaban los visitantes y las pocas ocasiones que tuvimos, algunas claras, las fallamos– y que Undiano Mallenco estuvo al nivel que nos acostumbra: desastroso. No influyó en el marcador, pero quizá nos habría ayudado algo el que no hubiera perdonado varias tarjetas amarillas clarísimas al Leganés. Era desesperante ver cómo advertía, una y otra vez, a los jugadores que a la próxima habría tarjeta. El rival se aprovechaba cortando por la tremenda cualquier posibilidad de desborde del Sevilla. También permitió que se perdiera todo el tiempo del mundo. En fin, tampoco vamos a descubrir a Undiano Mallenco ahora.

El palo de hoy ha sido gordo. En dos jornadas, con dos bochornosas derrotas, hemos pasado de encarrilar la plaza Champions a temer que no haya clasificación europea.

Lo que sí ha quedado claro hoy es que Monchi tiene muchísimo trabajo por delante. Empezando por fichar físico, en todas las líneas, pero principalmente en defensa –aquí también se necesita velocidad– y centro del campo. Y arriba se echa en falta un delantero centro como el que se hartó de pedir Machín, que en partidos como el de hoy nos habría venido de perlas.

La sensación ahora mismo, al menos la que yo tengo, es que un «virgencita, que me quede como estoy» sería un gran éxito.